✾| treinta y dos
Estados Unidos; New York.
Abril Anderson
El lugar en el que estaba, era oscuro, no podía ver absolutamente nada, yo me encontraba abrazando mi cuerpo desnudo del frío que se sentía, mi pecho dolía y me ahogaba con las lágrimas. Abrí los ojos y me encontré con un techo blanco, lleno con manchas de que había algo pegado ahí antes. Giré mi cabeza, estaba Peyton algo abrumada tomándome por mis hombros.
—¡Estás bien! Parecías tener una pesadilla.
Sus manos pasaron al rededor de mi cuello, volviendo a sentir aquello de que me ahogaba. La separé rápidamente sin entender la situación. Empezó a hablar sobre que no me movía como antiguamente al tener una pesadilla, pero si estaba hablando sola. Observé todo el sitio en donde estaba, no sé si es que estaba en otra pesadilla.
Tomé mi cabeza con mis manos, me dolía demasiado, retumbaba y más al recordar lo que había pasado con Taehyung. Me senté en a cama cuándo entré en razón. ¿Dónde estaba?
—¿Te vas a quedar callada?
Traté de decir. Esta bajó la cabeza y ella sintió. Bufé cansada y quité la sabana que cubría mis piernas, iba a bajarme de la cama y revisar que donde estaba no era el lugar que creía. Cuándo mis pies tocaron el frío suelo, caí inmediatamente. Peyton se asustó y ayudó a que me levantara. Me senté en la cama y la miré, debía mencionarme que pasaba.
—Tú, te desmayaste. Te llevábamos al hospital, ya que no respondías. Los doctores dijeron que fue una conmoción cerebral, tu presión arterial bajó y más cosas.
—¿Qué más?
—Estuviste inconsciente por varios días —Entiendo, ahora si lo entiendo todo. Estaba en New York, en la casa donde crecí.
Es como si ayer ocurrió lo de Taehyung y justo hoy me mencionan que estoy en mi país. ¿Hicieron lo mismo cuándo ocurrió mi accidente? Apoyé mi cabeza en el respaldar de mi cabeza. Peyton empezó a darme un sermón sobre que debía descansar, comer y tomar mucha agua porque el doctor dijo que estaba muy débil. Vi como salió de la habitación para traer algo.
Me preguntó que pasó después, con él, ¿qué hizo? Justo ahora me encontraba tan lejos y ni siquiera soy consiente sobre la importancia que tengo sobre su vida. Mi paladar estaba amargo, sentía ganas de vomitar, sentía extraño mi cuerpo.
—Traje algo de comer. Necesitas recuperar energías —Dijo entrando a la habitación junto con una bandeja de comida.
—Lo único que necesito es que te largues.
Escuché como suspiró. No la miré, no lo quería hacer. Al final del día sí que hicieron lo que querían conmigo. Esperé a que Peyton se fuera y traté de levantarme de la cama. Por varios segundos caminé por esta habitación que no creí que volvería. El color blanco me hacía sentir como si estuviese en un manicomio, en un hospital encerrada. Mis piernas se fueron acostumbrando, esto era por el tiempo de estar en cama. Registré todo en esta antigua habitación, quería saber si encontraba un móvil, dinero o algo, pero no había nada. Me dirigí al gran armario que siempre estuvo aquí, ahí estaban mis maletas. Las saqué con cuidado y revisó todo, encontré algo de dinero, pero era en wones coreanos. Si no mal recordaba, en la mesita de noche de la habitación de mi madre, siempre había monedas.
Me quité la ropa que tenía y aquella ropa que saqué de la maleta, tomé lo primero que vi y la metí al baño junto conmigo. Me di una refrescante ducha, si estuve tanto tiempo inconsciente, debía necesitarla.
Luego de un rato, lista, fui a la habitación de mi madre y tomé aquel dinero, solo había 5 dólares. Me acerqué a las escaleras, empecé a bajarla en silencio, Peyton estaba en el salón hablando por teléfono, así que salí lo más rápido posible sin que me escuchara.
Caminé mucho, deambulé en busca de un teléfono en la calle, sin embargo, no recordaba muy bien donde había uno. Tampoco es como si tuviera una idea a quién llamar ¿A Taehyung que no dijo nada mientras pasaba aquello? Carolina, Olivia, Jake, ni siquiera sé donde están. Dahyun... sí, la llamaré a ella. Me hizo recordar su número de teléfono.
Mientras seguía caminando miré un local donde dejaban hacer llamadas internacionales, así que me dirigí ahí. Pagué 5 dólares por 30 minutos la llamada. Entré a aquel pequeño cuartito y llamé a aquel número. Después de varios intentos, al fin escuché aquella voz.
▪︎Kim Dahyun▪︎
—No sé quién es,
pero si no sabe, es súper
tarde, buenas noches.
Entré en pánico, estaba a punto de acabar con la llamada.
—¡Espera!
—Abril ¿eres tú?
¿Eres tú de verdad?
—Si, ¿dónde estás?
—En corea,
como siempre.
Teniendo más cosas que preguntar, solo se me ocurrió decir eso. Tapé mi rostro avergonzada y pensé mejor. Me separaron de ellos.
—No sé nada.
—Creí que ya no
querías hablar conmigo.
—¿Por qué mencionas eso?
—Abril... creo que
me mintieron.
Suspiré. No sé qué le habrán dicho, pero sabe que me lo tienen que contar.
—No importa, pero te contaré;
Después de que te desmayaras
tratamos de que recuperaras el
conocimiento, pero nada. Como
siempre, tu familia le echó la
culpa a Tae y el solo estaba allí
parado, llorando, tratando de que
despertarás, lucía desperado.
—Pero como es que...
—Cállate y déjame acabar.
¿Por dónde me quedé?
Bueno, te llevaron al hospital,
estuve allí todo el tiempo.
Por lo que escuché, los doctores
dijeron que tu cerebro de repente
se bloqueó lo cual fue peligroso
y cuando te desmayaste tú
nariz sangró. Pasaron tres días
y no despertabas y nos asustamos.
Taehyung fue todos esos días,
pero tu familia no sabía gracias
a mí.
Al no reaccionar, tu madre
comenzó a arreglar los papeles
de la Universidad, todo sobre tú
diploma ya que quería sacarte
del país para llevarte a New York
por qué dijo que no tenías nada más
que hacer aquí.
—¿Qué pasó con los
demás, con Tae?
—Ese día que te iban a
llevar. Él te fue a ver,
pero tuvo una discusión
fuerte con tu familia. Les
dije que me avisaran cuando
despertaras hasta les di mi
número. Pasaron los días y
no me llamaron. Hace tres días
llamé para saber de ti y me
dijeron que ya habías despertado
y que no querías hablar conmigo.
—Dahyunnie, hace
tres horas aproximadamente
acabo de despertar.
Pude escaparme de casa
para así llamarte, ya que no
encontré mi teléfono.
Por cierto ¿Cuánto tiempo
estuve así?
—Si despertaste
hoy, pues, dos semanas.
—Es por eso que tengo
tanta hambre.
—Exacto, busca algo que
comer. Yo, tenía la esperanza
de que me llamaras,
ahora llámalo a él.
— Claro. Está bien, ahora
trataré de ir a comer.
Te hablaré después de que
encuentre mi teléfono.
Tengo que confesar que me siento, por una parte, aliviada, lo único que me duele es Taehyung. Como bien dijo Dahyun, allí es tarde, pero espero que por lo menos me conteste, lo intentaré. Creo que me quedan algunos minutos de llamada. Si no mal recuerdo el número, lo cliqué bien y marqué unas cuantas veces y al final contestó, ahí estaba, una gruesa voz que cuando la escuchaba mi corazón revoloteaba, se notaba que estaba durmiendo.
—Hola... ¿Quién habla?
Siento como que fue ayer la última vez que lo vi, y recordar todo eso, es como si todo lo que me dijo la última vez pasara por mi mente rápidamente, mis manos empezaron a temblar y cuando me decidí a contestar, escuché a una chica hablar a lo lejos de la llamada.
—¿Quién es? —¿Quién es ella?
—No lo sé. ¿Hola?, responde...
Las dudas nublaron mis pensamientos, cuando trate de controlarme, los minutos de llamadas se habían acabado haciendo que se colgara, ya no tenía más dinero.
—¡Maldita sea! —Mi estómago comenzó a rugir.
Lo bueno que como conozco mi ciudad no me perdería. Seguí caminando por la ciudad, miré algunos restaurantes, pero no sería capaz de comprar algo.
Trataré de, aunque sea pedir algo, quedar con una deuda y prometer que luego pagaría, era obvio que lo haría. Por el hambre, no podía pensar en nada, solo los pequeños rugidos de este. Mientras divagaba con la mirada, miré un restaurante de esquina, me parecía muy lindo, lo mejor era su nombre 'Grandma here' muy adorable. Me aventuré a entrar, cuando lo hice, el local contaba con únicamente tres personas y una señora que estaba en ese momento de espalda.
—Disculpe, podría... —No sabía si me había escuchado, lo dije de una manera suave. Aquella mujer mayor se dio la vuelta mirándome atenta. Mi labio inferior empezó a temblar y sentí que empezaría a llorar— ¿podría darme algo de comer?
Su rostro me daba a entender que no entendía bien la situación. Me analizó de pies a cabeza, se acercó a mí y tocó mi brazo,
—Mírate nada más lo delgada que estas, jovencita. ¿Cuántos años tienes? ¿No tienes familia? ¿Desde hace cuándo no comes? —Solo negué para que me diera comida, soné mi nariz unas cuantas veces antes de hablar.
—Ayúdeme.
Susurré. Mi cuerpo tembló y las lágrimas empezaron a salir. Me sentía vacía, no por mi estómago, sino por alguna razón en otro sitio. El pesar de todo lo que me estaba pasando invadía mi mente hasta nublarlo.
La señora al verme de aquella manera, me tomó por los hombros dirigiéndome a una mesa que estaba a un lado de la entrada. Hizo que me sentara en una silla mientras ella le cobraba a las personas que estaban por irse. Me tranquilicé, limpié mis lágrimas, debía controlarme.
Luego de unos minutos, aquella mujer le dio la vuelta al cartel de la entrada para que dijera 'cerrado', se sintieron enfrente de mí, cubriendo mis manos con las suyas que estaban encima de la mesa, me miró atenta, asegurándose de que me había calmado. Parecía que no podía estarse quieta, porque de inmediato se volvió a levantar para ir a la parte interior del local.
—Tenía pensado colocar esto como nuevo platillo, pero prefiero dártelo a ti —Elevé mi cabeza, ahí estaba ella, con una bandeja en su mano con comida. La dejó en la mesa, se miraba muy rica, era una especie de empanadas, patatas fritas hechas en el lugar, salsas y refresco de... parecía de fresa. Sonreí apenas y la señora me dio una señal con su mano para que empezara a comer —Cómelo todo.
Comí todo como dijo, el alma me volvió al cuerpo, en verdad me estaba saciando. Con la boca llena, me dediqué a admirar el sitio, era realmente lindo, los colores era cálidos, tenía aire que llevaba algunos años en funcionamiento. Cuándo le iba a mencionar algo, sentí que me iba a atragantar.
—Come tranquila que nadie te quitará la comida —Sonrió.
Quería hablar, pero ella negaba, quería que disfrutara su comida, vaya que si lo estaba haciendo. Al fin, había acabado y no había dejado nada en esos platos.
—¡Estaba exquisita! —Dije bufando—. Le prometo que le pagaré por todo esto.
—No me interesa cariño, es un regalo. Lo importante es que te ha gustado la comida. Cuéntame y ¿tu familia?
Una mujer mayor que está dispuesta a darme de su comida, realmente a darme tanta, a no hablar ni siquiera a interrumpirme mientras lo hago, merece de mis respetos, realmente lo merece. Teniendo en cuenta lo anterior, resulta que es raro que yo tenga confianza como siempre estoy cansada de decir, pero esta vez la personalidad de esta señora era increíble que no me hacía dudar.
Comencé resumiéndole mis aventuras por Londres, como que encontraba casi siempre a Taehyung ahí, lo del hospital, como es que me mudé a corea... mientras más hablaba, la señora asentía tan intrigada por saber cómo es que había llegado hasta aquí. Le seguí comentando como es que los encuentros del chico de ojos rasgados se hicieron frecuentes, como es que nos confundimos al saber que los dos nos enamoramos, las discusiones de mi familia, el odio hacia mi novio, y sobre todo, que me mintieron al no declararme que había perdido la memoria, y más cosas...
—Apenas tienes 21 años y me duele tanto todo lo que has pasado —La señora que ahora se encontraba sentada a mi lado, me dio una palmadita en la espalda, sonriendo— Cielo, deja de pensar en los demás y date cuenta de que es lo que dice tu corazón.
—Pero... estoy confundida. Siempre me mencionan lo mismo, pero es que ni siquiera sé lo que me trata de expresar.
—Acaso ¿tienes miedo de descubrir lo que realmente sientes? —Tragué saliva y me limité a no responder, no sabía— Por ahora, enfócate en recuperar el peso que parece que perdiste.
Se levantó de su silla y me miró algo molesta. Ahora que lo supongo, cuando venía en camino me miré por un ventanal, y era algo evidente mi pérdida de peso, hasta las ojeras habían aparecido más grandes.
—Creo que perdí unos cuantos kilos —Reí quitando la presión, pero ella seguía con el semblante serio.
—No bromees, tienes muchas ojeras a causa de eso.
La señora hizo que me levantara de la silla, me dio pequeños empujones hacía adentrarnos en el interior, miré como traía una báscula de peso, hizo que me parara en esa.
—¿Cuánto pesabas antes? —No recordaba.
—Si no mal recuerdo, unos 55 kg o algo así.
—Dios mío hijita, has bajado 7 kilos —Miramos hacia la báscula.
—Pero sigo teniendo un cuerpazo —Sentí que me dio un golpe en el hombro.
—No bromees de esa forma.
—Lo siento —Cuando me quejé para luego reírme, ella se me quedó mirando fijamente.
—El destino es tan impredecible, es claro que eres una Anderson —Me asusté, el cuerpo se me enfrió. Lo que faltaba, ¿en verdad conocía a mi familia?—La sangre no engaña, después de verte bien era obvio de que te recordara.
—¿Ah?
—Cariño, yo cuidé a tu madre desde que ella era toda una bebé rebelde.
Mi boca estaba semi abierta y ella solo se dedicaba a asentir, dándose razón.
Salimos de la mentada habitación, le dije que se sentara, estaba desesperada, me gustaría escuchar más de lo que tiene por decirme.
—Recuerdo cuando quedó embarazada de Harry y su padre se enojó mucho porque Vanessa aún no había acabado la universidad.
—¿Mi abuelo no lo quiso?
—Iba a nacer otro de sus nietos, claro que estaría feliz, pero eso no justifica lo feroz que puede llegar a ser. Se molestó mucho y más al enterarse quién era el padre. Los separó y ese muchachito nunca se dio cuenta de que tenía un hijo.
Seguro que a causa de la amnesia, no recuerdo que me hayan dicho algo de eso. Solo, sé que cuándo Harry tenía 6 años, conoció a su verdadero padre y empezó a visitarlo.
—Cuéntame más, cuándo conoció a mi padre.
Estaba realmente interesada, ella lo sabía, lo notó en mí.
—Al tiempo, conoció a tu padre, George la amaba de una manera muy linda. Se miraban tan tiernos juntos. En verdad hacían buena pareja, tu abuelito estaba feliz y más cuando estaban por casarse. Recuerdo ese día, yo la ayudé a vestirse y portar ese hermoso vestido blanco; ella se miraba realmente bella, sobre todo aquellos ojos azules que resaltaban aún más.
—Cuando quedó embarazada de Alex, ellos trabajan y yo lo tenía que cuidar. Y luego, nació una bella y saludable niña. Recuerdo todas sus travesuras, no le gustaba que la interrumpieran cuando comiera, se hacía la ruda cuando se caía, pero a los segundos venía a mí con la cara llena de lágrimas, amaba el baile aunque muchos le dijeran que no debía hacerlo, sonreí mucho...
Me volví a sentir como una pequeña niña, como si estaba encontrándome con alguien después de tanto tiempo. Así era, la recordé, sé quién es.
—Mine... ¿Eres Mine?
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Buenas noches.
Actualizo no más porque mañana en la madrugada, por fin Bangtan sé encuentra con army y estoy modo devastada.
Cuídense, chaito💜
~Jungherbst
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