✾| treinta y cuatro
Kim Taehyung
La lluvia azotaba el techo del edificio, los estruendosos relámpagos también azotaban, pero mi cabeza. Sentía que el cielo me gritaba culpándome de algo. Los paraguas de diferentes colores circulaban por la ciudad y los coches casi no pasaban.
Me alejé de la ventana porque debía irme ya. La música había empezado, así que apresuré mis pasos. Encontré a los chicos practicando antes de que yo llegara. Seguí el ritmo de ellos, sin que me notaran cuándo fue el momento en que me acoplé.
Varias veces la música se detuvo para volver a empezar, la última fue la definitiva, porque mi cuerpo cayó en el suelo provocando un ruido, llamando la atención de todos. Mis manos tocaron mi tobillo con fuerza por el persistente calambre que había sentido, aunque parecía más que eso por lo doloroso que lo sentía. Jimin llegó más rápido que todos, levantó mi cuerpo con la ayuda de los demás que estaban llegando. Mis manos empezaron a temblar, mis ojos los tenía cerrados y no podía dejar de pensar cuál era el mayor dolor que tenía justo ahora.
—¡Les dije que no podíamos continuar así!
Si tan solo hubiese hecho algo, caminar, tomar su mano y llevarla junto a mí para que nadie pudiese detener nuestro amor. Debo admitirlo, soy un cobarde y siempre lo seguiré siendo. No puedo seguir de esta manera, me siento extraño, vacío por dentro por segunda vez, un sentimiento tan abrumador que atrapaba mi cuerpo para no dejarlo en paz.
Abrí los ojos para encontrarme con los chicos mirándome, el personal detrás de estos mismos y un doctor revisando mi pierna.
—Debes calentar antes de iniciar a bailar, lo sabes bien Taehyung. Esto no es un calambre, fue casi un esguince.
Ayudaron a levantar mi cuerpo, hasta llevarlo a la silla más cercana. El hielo empezó a estorbarme, pero era para que no se inflamara demasiado rápido.
—Entonces ¿Nos vas a decir que es lo que pasa?
—Lo lamento tanto. Prometo que esta noche me quedaré practicando, no seré un estorbo.
—Llevas días mencionándolo, llegando casi tarde a las prácticas, incluso olvidándote de ejercitar antes o hacer estiramientos, sin embargo, hoy cobró factura.
No pretendía decir algo, tenían la razón. No quería seguir más ahí, así que como pude me levanté de la silla y me acerqué hacia la salida del salón. Mi tobillo dolía, sin embargo, no me importaba. Seguí mi camino por los pasillos hasta llegar al garaje, de igual manera ya estábamos por irnos.
En camino a casa, me reservé hasta las miradas incómodas entre nosotros, no quería perturbarlos con mis problemas sentimentales, suficiente tenían ellos con los suyos.
*****
Los días pasaban de una manera abrumante, no podía dejar de pensar en ella, repetir su nombre me hacía más daño ¿Cómo no podría pensar en Abril? ¿Cómo no podría extrañar el tacto de su piel contra la mía, su mirada observando cada parte de mi rostro, sus manos acariciando mi cabello, mientras besa mis labios? Estaba cansado de una situación, misma de la cual yo fui el culpable.
Hoy era viernes, no quería salir de casa, solo esconderme debajo de las sabanas, recordando lo idiota que soy. Existen miles de oportunidades para recuperar a lo que más amas, muchos deciden tomar una a pesar de temer, a pesar de que se juegan todo, pero luego estoy yo, un chico que lo único que hace es mentir, mentir por qué cree que está bien.
Las hojas vuelan tan rápido cuándo una ráfaga de aire se produce, no obstante vuelven al mismo lugar de donde estaban, en el suelo, esperando a ser tiradas a la basura, no sé si considerarme de esa manera; siendo utilizado por una acción buena, que al paso de los días todo sale a la luz y soy desechado con un inmenso dolor.
Tomé mi teléfono que había sonado, era Joy. Había vuelto a tener más contacto con ella, no le había comentado sobre aquella leve separación que tenía con Abril, pero como parecía que tenía más tiempo y me pedía salir a pasear, necesitaba distraerme, por eso no le veía el problema.
Me levanté del sofá para buscar a Yeontan que estaba por aquí. Tomé su correa, se la coloqué y cuándo también me puse mi chaqueta, salí de la casa. Cerca de aquí, había una cafetería, así que pediríamos un par para llevar.
—¡Taehyung!
Me di la vuelta y la miré ahí, ya con dos cafés en ambas manos.
—Llegué un poco temprano, así que decidí ir primero.
Me sonrió y se acercó más a mí. Sostuve uno de los cafés y empezamos a caminar. Habían inaugurado un nuevo parque por aquí, así que solíamos ir ahí. Era realmente tranquilo, se tenía tu propio espacio, había varios árboles, mesas, asientos, hasta una pequeña fuente.
Llegamos al sitio y nos sentamos en una de las mesas que estaban cerca de aquella fuente. Dejé libre a Yeontan para que paseara. Joy y yo nos dedicábamos a observarlo mientras jugueteaba. Cruzábamos un par de palabras, casi todas tenían que ver sobre los días de trabajo y como crecía Yeontan.
Sentía mis ojos pesados, el sueño se apoderaba de mí. Mi rostro chocó contra la palma de mi mano, aún observando a mi querido hijo.
—¿Hoy sí me vas a decir que te pasa?
No la miré.
—Hace unos días te lesionaste el tobillo, no has dormido bien y sales más conmigo cuándo sé que utilizabas ese tiempo para estar con tu novia. Taehyung...
—No tiene importancia Joy.
Tomé la correa de Yeontan, me levanté y fui en busca de él. Después de gritarle un par de veces, no venía, me acerqué a donde estaba para sacar un par de golosinas y ya pude contemplar como salió corriendo hacia mí.
—Siento que estás volviendo a hacer lo de hace algunos años.
—¿Podrías dejar de hablar sobre eso?
El tono de mi voz subió, haciendo que ella se sobresaltara. Dejé de mirarla para poder cargar a Yeontan en mis brazos. He estado tratando de no hablar sobre ella con otras personas, sé que si alguien lo sabe solo se dedicará a criticar sin conocer la verdad, algo que no puedo hacer.
—No soy tonta, pareciera que no la amaras.
Suspiré molesto y choqué mi mano sobre la mesa.
—¡Maldita sea! ¿Por qué debes hablar de ella? Esa chica la amo más a que cualquier persona de este mundo. No voy a permitir que alguien hable sobre ello, mucho menos tú.
Despeiné un poco mi cabello. Me estaba comportando como un completo idiota, pero no tenía justo ahora las palabras correctas para decirle que no era el momento ni nunca lo sería.
—La amas de la misma manera en la que yo te amo a ti. Piensa bien con quién quieres estar, porque estoy segura de que ella te dejó y no es justo para ti, porque en verdad no te...
—Me arrepiento tanto haber salido contigo, nunca podemos estar tranquilos como amigos, siempre lo arruinas todo —Empecé a caminar hacia casa, sin verla a la cara, pero en eso, esta me detuvo tomando mi chaqueta por la espalda.
—Lo siento tanto Taehyung, es que Yein me...
—La excusa de Yein era perfecta antes, ahora creo que no —Giré un poco mi cabeza para encontrarme con ella— Deberías alejarte de ella..
—Te preocupas por mí.
—Joy, supongo que sabes muy bien como son las cosas, terminarás herida de nuevo, igual que esa vez en que supuso que tú y yo teníamos algo y te lastimó ¿no es así? —Ella solo bajó la cabeza.
—Debería pensar antes de hablar, lo lamento.
Sus manos pasaron por mi torso, atrapándolo en un abrazo. Bufé por aquella acción. A pesar de todo, éramos muy buenos amigos, no podía dejar que las cosas que no supusiera bien nos afectara. Ella trataba de mejorar mi estado de ánimo aunque yo rechinara. Coloqué una de mis manos en su espalda alta, dando pequeñas palmaditas.
—Tae —No dejé que siguiera hablando, así que revolví su cabello.
—Eres una gran amiga, evita comentar cosas sin sentido. Aléjate de esa chica y ya está.
La separé de mí al sentir que asintió. Tomé la correa de Yeontan que lo había soltado cuándo ella me abrazó. Quería irme ya a casa, así que se lo mencioné. Llamaría a un taxi para que la llevara, ya era algo tarde. Antes de continuar, tuvimos que detenernos porque Joy estuvo a punto de caerse por no atarse los cordones, como llevaba una falda, decidí ayudarle con eso. Me coloqué de cuclillas y tomé los cordones de sus zapatos mientras ella sostenía la correa de Yeontan.
Un frío sombrío llenó mi cuerpo, el viento empezó a soplar de una manera fuerte. Mi cuerpo se detuvo en el momento en que una voz sonó al tiempo en que el viento golpeaba a los árboles y que sus hojas provocaban ruido.
—Olvidas rápido Taehyung.
Levanté mi cuerpo, sin girarme. Miré el rostro de Joy que miraba seguro a la persona que había hablado. Mordí mi labio inferior, tenía miedo ¿qué pasa si no es quién creo? A paso lento, empecé a darme vuelta, nada me importaba solo quería saber quién era, de quién era esa voz y ahí estaba ella.
—Abril...
Mi cuerpo ardía, mis manos temblaban y mi corazón trataba de no salirse. Pensaba que estaba teniendo alucinaciones, estaba realmente extasiado en ese momento, estaba olvidando hasta de respirar. Obligué a mi cuerpo a moverse unos centímetros, pero tuve que detenerme al fijarme que los mismos pasos que hice para ir hacia ella, ella los retrocedió.
—No debería estar aquí.
Su mirada ni siquiera estaba en mí, miraba a Joy y sabía bien lo que estaba pensando.
—¿Qué pasa? ¿Quién es ella?
Negué rápidamente con mi cabeza para que no dijese más, pero ya era tarde.
—Soy Abril Anderson, perdón por interrumpir.
Ahí estaba, sentí su mirada puesta en mí, con aquella decepción de cuándo no me movía para ayudarla cuándo su familia quería alejarla de mí. Me percaté en como llevaba una maleta, le dio vuelta para empezar a caminar. Le hice una mirada a Joy para que tuviera a Yeontan con ella mientras yo perseguía a Abril.
Las ruedas de la maleta resonaba en el suelo, estaba enojada. No acababa de entender la razón por la cual se había puesto así ¿Estaba celosa de Joy? Lo más importante ¡Estaba aquí!
Sin perder más tiempo, tomé su maleta y se la quité. Ella se dio la vuelta furiosa, su ceño estaba fruncido, su cabello parecía más largo, aunque ahora que la tengo así de cerca puedo ver las pequeñas líneas debajo de sus ojos y lo delgada que lucia.
Coloqué aquella maleta detrás de mí, estaba tratando de quitármela.
—Dame la maleta.
—¡Volviste! —Mi cuerpo estaba saltando de alegría a la vez, no podía creer que la tenía frente a mis ojos, despreocupado de aquel dolor que sentía hace unos minutos, con contemplarla todo se solucionó. Necesitaba tenerla en mis brazos, esconderla ahí y prometer que no la dejaría de nuevo, que nada nos separaría otra vez, que era la persona que estaba dentro de mi corazón y que jamás saldría.
—Debería irme ya. Creí que estaba loca, pero es obvio que ella es la chica que escuché cuándo te llamé.
—¿De qué hablas? ¿Eras la persona que me habló y no decía nada? —Claro que recibí llamadas, pero no decían nada, no pensé que sería ella.
—No puedo ni verte a la cara, esperé mucho de ti.
Por distraerme, tomó su maleta y estaba a nada de irse, pero hice que la soltara y tomé su mano.
—¿Por qué no pides explicaciones?
No me mencionó nada, ese silencio me daba a entender que estaba dispuesta a escucharme.
—Si es sobre Joy, ella es mi amiga, ya te lo mencioné algunos meses atrás. Cuándo tú llamaste, ese día se quedó a dormir en casa junto con unas amigas más, estábamos en cuartos separados, pero ella entró al mío. Te aseguró que no ocurrió nada, fue como una pijamada.
—Estoy ahí parada desde que ella te abrazó.
—Abril, por favor no te pongas celosa.
La escuché gruñir con rabia, su mano chocó contra mi pecho, pegándole.
—Eres un idiota —Dijo entre dientes, tomé su brazo para acercarla a mí y la escondí en mi pecho, pero comenzó a darme pequeños golpes en este mismo, molesta. Pero me di cuenta de que en verdad estaba enojada, me alejó de ella y sentía que estaba a nada de llorar.
—¿En verdad crees que estoy así por celos? Taehyung, me dejaste ir, dejaste que me llevaran a otro país, me volvieron a mentir, yo...
Sus ojos se cristalizaron. Fui tan tonto, tenía toda la razón. Era obvio que estaría así conmigo, tuvo que haber pasado por muchas cosas por llegar aquí, un dolor hasta mayor que el mío y vengo y le digo cosas tan idiotas.
—Mentí de la misma manera en que lo hace mi familia, sufrí tanto creyendo que no volvería a verte, que no volvería a besarte, que no... —Bajé la mirada— Eres tan cobarde, si tan solo me amaras de verdad lucharas por nuestra relación, una que no sé si seguimos teniendo.
—Trato de hacer lo mejor...—Ella me interrumpió.
—Claro que no, no lo haces. Si tan solamente ese día hubieses tomado mi mano para irnos de ahí, todo eso no hubiese pasado. ¿Tienes miedo a que los medios descubran que tu novia no es coreana? —Las mismas palabras de aquella vez.
—Las cosas no son como tú las ves. Yo en verdad te extrañé de una manera loca, reflexioné sobre las tantas cosas que anhelo expresarte, que quiero tenerte en mis brazos y no soltarte nunca, prometerte que no dejaré que nada nos separe de nuevo.
—Las promesas nada más son palabras vacías.
—Mis promesas no.
La tomé por la cintura para acercarla a mí. Nuestros rostros por fin volvían a estar así de juntos. Relamí mis labios deseoso por volver a besarla. Ella parecía nerviosa, evitaba hacer contacto conmigo.
—Lamento tanto haber hecho que sufrieras de esa manera, ahora solo quiero dedicarme a observarte por mucho, mucho tiempo.
Tomé su nuca y acerqué su rostro para poder tocar bien sus labios. Mis ojos se cerraron y únicamente me encargué de disfrutar aquel momento. Un tipo de explosión de emociones se sintió, mi lengua moviéndose dentro de su boca junto con la suya, mi cuerpo se erizó en cuánto sus manos aparecieron por mi cuello, atrapándolo y dándole más furor a aquello. Sus labios eran tan suaves, tan deseosos que no quería soltarla nunca.
Sentí como ella trató de separarse, antes de hacerlo dejé pequeños besos en sus labios. Era tan hermosa, tan buena para mí que en verdad no la merecía.
—Hablaremos después.
Quitó mis manos de su rostro y sin ninguna reacción, me dio la espalda. No sé si quiera escapar, pero no la dejaré ir, no lo haré. Fui detrás de ella y la atrapé entre mis brazos.
—No te vas a ir de mí de nuevo —Quería soltar mis manos de su cintura, pero no podía. Refunfuñó unas cuantas veces, sabía que estaba molesta, sentí como a pesar de estar detrás de ella, su respiración era agitada.
—¡Suéltame Taehyung! —Solté una carcajada, le di vuelta para quedar cara a cara. Ahí estaba ella, como un tomatito tierno, mi pequeña lovely girl había regresado. Debía volver a besarla, pero esta vez no se separó hasta que yo quisiese.
—Te extrañé de una manera inimaginable —Nuestras narices rozaban mientras acariciaba su bello rostro el cual anhelaba tanto.
—Yo también.
Sus grandes ojos verdes no paraban de verme, brillaban por aquel momento en el que quería llorar, también a causa de que la luna se podía reflejar ahí. No podía expresar lo feliz que me encontraba de que hubiese regresado, no puedo dejarla ir, no por tercera vez.
.
.
.
___________________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro