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✾| sp; sesenta y dos

Narrador Omnisciente

Cuando no tenemos nada claro, hay una cosa de la que si podemos estar seguros, es de que no estamos seguros de nada. Los planes a largo plazo no son factibles cuándo un mundo entero se derrumba frente a ti y no puedes hacer nada al respecto.

Entonces, la vía escapatoria de un presente extraño, se volvió lejano. Él Taehyung, de 20 años, algún día se iba a dar cuenta de que lo que estaba a punto de hacer, marcaría su futuro de manera extrema, donde para proteger al ser que aprendió a amar, donde él toma el riesgo de salir perdiendo en todo, con el objetivo de salvarla.

No quería llegar a ese sitio, tan tibio por el invierno, que aún no se iba a pesar de estar en pleno marzo. Y si tuviera la oportunidad de olvidar todo y conocer a Abril en otra situación, tal vez dentro de algunos años, siendo más maduros, sin problemas familiares, y que el único problema fuese que se había acabado la pasta de dientes en su casa. Se pensaban ideas locas sobre un futuro prometedor, no, plazo corto que acabaría justo en unos minutos.

Pero a ella, no le importaba que ese día por la mañana, discutió con su padre porque él quería que se fuera de Corea. Le molestó aquella insistencia, tanto que los gritos aparecieron por primera vez en casa, demostrando molestias de ambos, mencionando temas personales e indiferentes a esos. 'Necesito que obedezcas', eso no era una razón que la convenciera. Eso, sumando el hecho de que hace un mes que no miraba a Taehyung, ella no lo comprendía, no estaba en sus cabales como se alejó en ese tiempo.

Caminaba hacia el lugar del encuentro, era un día feliz para ella, no importaba que posiblemente lloviera, su vestido de abejitas junto a ese cárdigan lila le quedaba perfecto, se sentía hermosa y no aguantaba las ganas de qué Taehyung la mirará. No podía ocultar su sonrisa. Tocaba repetidas veces su cabello, arreglando su peinado y tocando su bolso, un mes desde que no lo miraba y apenas podían hablar por teléfono.

Mientras más se acercaba, más visible era ese chico alto, de cabello ahora revuelto y largo color marrón.

Ansiosos por verse. No existía el mundo, nadie a su alrededor. Se sentía contradictorio, yendo a donde su alma se desmoronaría, todo oscuro y lo único que brillaba era el chico. Apresuró sus pasos, llegando hasta él y abrazándolo por la espalda.

Él, sin aun darse vuelta, acarició sus manos que estaban delante de él y las soltó para poder girarse.

—Te eché de menos.

Inocencia o ilusa. Esperó alguna respuesta de él, pero simplemente sintió los labios de Taehyung sobre su frente. Oh, había sido tan extraño y presentía que algo andaba mal, le aterraba por alguna razón.

—Que bueno que pudiste venir.

Dijo, seco, rompiéndose en pedazos, sin saber como decirlo a su manera. Si-hyuk y George contribuyeron con ideas para cortar una relación, pero, él no era capaz de eso. No lo era aún sabiendo toda la verdad de la situación, no quería estar entrometido, quería tomar la mano de la chica que amaba y escapar juntos a algún sitio donde fuesen felices para siempre.

Rasgó su alma, suplicando por un poco de compasión o lástima de alguien, pero estaba solo para rasgar otra alma.

Tenía planeado pasear con ella y al final del día decirle eso, pero si quería ser considerado, aunque sea por todo su amor, debía ser directo, justo como lo fue George con él.

—¿Deberíamos ir a comer helados? Sabes, hay una tienda nueva por aquí. Deberíamos pasar por la cascada también.

Sonrió a pesar de la presión que sentía en su pecho. Los ojos perdidos de Taehyung la desesperaba, mismos ojos que serían iguales años después, llenos de dolor y sin poder dar una explicación concisa de los hechos. Buscó dentro, muy dentro, como hablar.

—Necesito decirte algo. Yo te amo.

Una escena violenta que el cielo empezaba a compadecerse.

—Dime la verdad, dime que pasa. —Tomó la mano del chico, sosteniéndola, espantada. —- No quería ser conspiratoria, pero desde ese día de la fiesta de navidad, estuviste comportándote extraño. ¿Mi padre tiene algo que ver?

—Lo lamento.

—¿Por qué lo lamentarías osito?

Sus labios temblaron, sin ser capaz de abrir los ojos para mirar a la chica que tomaba su rostro, quién esperaba una respuesta que aliviara las dudas más lóbregas.

—-Tenemos que terminar Abril.

La querida aventura de un sube y baja de sentimientos era sinónimo a un romance juvenil, fugaz de un par de meses, aquel donde los protagonistas de su propia historia fueron capaces de descubrir que era el amor, un amor pasional y correspondido.

Se repitió tantas veces, el destino no era justo con nadie. Tiene todo puesto sobre la mesa de como serán las cosas, y el cielo gris, dibujado con las enormes nubes llenas de agua, dispuestas a salir en cualquier momento, como si quisieran disimular las prontas lágrimas de la chica, ojos cristalizados y aguados. Dos corazones rotos y un millón de palabras. Ambos necesitaban comprender la situación de sus vidas y el tiempo egoísta que decidió que todo fuese así.

—No sabía que te gustara bromear. —-El abismo en el cual era incapaz de caer, se volvía más angosto mientras su cuerpo caía con la velocidad de la luz, conociendo que no había doble sentido en sus palabras, claro que no podría haberlas cuándo él resultó ser el primero en llorar, llorar amargamente que la confundía. — Dices que me amas, pero no me das alguna razón para acabar con nuestra relación. Tus lágrimas brotan como si yo te hubiese clavado el peor puñal. ¿Acaso lo hice?

Reprochó, arrastrando sus palabras, buscando sentido a su vida, a todo.

—Jamás hiciste algo malo —Se detuvo, quería abrazar su cuerpo y decirle que si era una broma de mal gusto, que no podría dejarla nunca— Estar contigo, me enseñó tantas cosas, y lo sabes, pero existió algo que no nos completaba. Me refiero a que nuestro romance fue a corto plazo.

—¿Corto plazo? Mierda, ¡¿Me estás diciendo que no somos lo suficiente para ambos?! Hicimos tantas promesas, vi la sinceridad de tu corazón, nuestras almas eran más fuertes que cualquiera que se enamora a primera vista. ¿Me dirás que fui la única que lo sintió?

Y es que quería escuchar todo lo contrario, quería también golpearlo por la broma, pero era muy tarde. Dos minutos, los cuales querían estar más cerca, se convirtieron en dos minutos donde todo acabó.

Expulsó todo el aire, peleando consigo mismo, por qué su cabeza y su corazón estaban de acuerdo que no querían eso, que era mentira lo que iba a decir, así como lo demás.

—Ya no siento nada por ti, se... —Aguantó las lágrima y aguantó nuevamente la respiración— se acabó en algún momento, lo... lo siento.

Se sentía desprotegido, quería que alguien lo detuviera, por más que sabía lo que le dolería a ella, nadie pensó en algún momento como se sentía él, se sentía un miserable, pero no lo era.

Y, en definitiva, esto no estaba en los planes de Abril, quién tenía su rostro rojo, de la impotencia, del enojo, confusión y como esas lágrimas ardían. Era como si hubiese entregado su corazón y cuándo fue tratado bien, lo tiraron al suelo, lo aplastaron y lo rompieron en mil pedazos, sin arreglo, por qué así como fue su primer amor, era la ruptura más profunda que estaba viviendo.

—Ese día que me encontraste llorando, ese día cuando me dijiste que el amor era lindo, pero a veces duraban años, meses o minutos, ¿el de nosotros que fue?, ¿uno a corto plazo? Fue patético e inmaduro. Deberías ahorrarte esas patéticas lágrimas, por qué si en verdad se acabó así, tan fácil, tan rápido, fue miserable.

Sollozó. Temblaba, y ser impulsiva podía hacer que se tirara sobre él para pegarle, para sacarle la verdad que sentía que ocultaba, pero por primera vez decidió no hacerlo y pensar. Su mano fue hasta su bolso, sacando dos trozos de cartón, dos entradas que compró hace un par de semanas. No sería capaz de entregárselas, así que se deslizaron por sus dedos cayendo al suelo.

No podía más, si seguía ahí se echaría a llorar sin explicación. Giró sobre sus talones y caminó, caminó tan lejos de él esperando a que la detuviera, pero entre más avanzaba, sus lágrimas seguían saliendo, preocupando a las personas del alrededor. Quería voltear a ver hacia atrás, pero cuándo lo intentó, estaba en medio de una calle desolada. Desconcertada y sin opción.

Gritó, y el mundo se apiadó de ella, dejándola sola. El mundo se volvió único oyente del desespero de su alma al buscar respuesta al desconsuelo de la joven. Pobre y pequeña joven, sentada en ese banco, pegando golpes a su pecho por amar, por amar tanto.

Amar como la fuerza más aberrante que se pueda imaginar, ¿cómo somos capaces? Se preguntaba el chico arrodillado, quién apretaba con fuerzas las entradas de un concierto de jazz que había comprado Abril. Pegó su frente sobre el cemento, llamando la atención de todos, por qué el mundo no estaba de acuerdo con él y tampoco lo escuchaba, por qué su alma lloraba con él, sin poder consolarlo. Gimió de dolor, cuestionando al cielo su vida melodramática y tan fúnebre.

La benevolencia no escogió a la persona indicada.

*

Tú y yo queremos ser especiales, pero ella ya no lo era.

Embuste. Cada uno somos especiales a nuestra manera y el anhelo profundo de su corazón la nubló de otras cosas importantes. Sus noches se volvieron un infierno, quemando por la tortura de su interior.

La familia Anderson estaba cansada, cansada de los alaridos y no poder hacer nada, de consolar su desamor primerizo. Oh, claro que su padre quería tomar su cuerpo y decirle que todo pasaría, pero al recordar quién fue el verdadero culpable de todo, su pecho se comprimía y se limitaba a guardar silencio, mientras su otro hijo permanecía horas enteras en la puerta de la habitación de Abril.

—Hey —Dijo cansado. Relamió sus labios y pensó bien que historia contar esta vez—, sabes, descubrí que soy alérgico a las nueces, hereditario del abuelo por lo visto, por eso también tenías esas reacciones de pequeña.

Susurró. No podía más. Llevaban así más de una semana. Cuándo regresó de ese encuentro fortuito, se encerró en su habitación, mirándose al espejo y preguntándose si tenía algo de malo, para así quedarse dormida mientras lloraba. Esas 6 noches, despierta hasta tarde, pensando hasta que su cerebro se fundiera, días sin comer (apenas unas frutas que encontraba en su puerta en la madrugada), y esa primera salida que hizo, la volvió aún más necia, arrastrando a alguien más.

—Escúchame, necesito que salgas, ya, por favor —Suplicó.

Un desastre emocional puede transformar, puede cambiar la teoría más lógica, volviéndola ideología de otro.

Pero, cuando las flores estaban por florecer, la más hermosa se había marchitado.

La puerta se abrió, dejando ver a la joven con marcas negras debajo de sus ojos, atuendo deportivo y una coleta alta. No le importó que su hermano sonreía creyendo que había salido por él, en realidad hoy volvería a ir a ese lugar, que se volvió su escondite.

—¿A dónde vas?, háblame Abril.

Fue hasta las escaleras para bajarlas, sabiendo que toda su familia estaba abajo, con dolor de cabeza por no saber qué hacer y odiando a un joven que vivía en pena.

No atendió a ningún llamado, siguió hasta donde sabía debía ir, donde él la esperaba. Y mientras todos la miraban salir de casa, su menta estaba oscura. Las calles se ceñían a su cuerpo, en zancadas para llegar rápido.

La pequeña se estaba autodestruyendo, quería aliviar su dolor, pero la cobardía nublaba el mal juicio que la hundiría en tragedias sin fin.

Encogida en la creencia más torpe, ayudando a calmar sus impulsos. No importaba nada, ni nadie, solo poder ahogarse en todo y olvidar. Se duchaba seguidamente, por qué decía que sentía aún el aroma de su amado sobre su piel, quería deshacerse de alguna manera de algo que la uniera. Tirar esas fotos al bote de basura no funcionaron, por qué las sacó minutos después y las escondió en una caja. Y es que las preguntas que tenía, su nivel intelectual no era capaz de responderlas, necesitaba saber.

Un progreso desigual donde dos caían, arrastrando un tercero. Un bucle de dolor que seguía un ciclo nauseabundo, la pena los guiaba a un campo sin salida. Repetía una y otra vez que sí tuviera un botón para regresar atrás, lo haría, para cambiar la historia y nunca haberlo conocido. ¿Qué significaba? Esto si tiene respuesta, y esa es que Abril Anderson del pasado y del futuro eran incapaces de indagar en lo profundo de sus sentimientos para descubrir la verdad, tenían miedo, miedo por amar tanto por primera vez y equivocarse.

Leer, ver, escribir, la imaginación te guía por un sendero, el cual te hace creer muchas cosas que no son así, esta es la realidad, y hay que respetar, pero no humillarnos, debemos dar la cara, pero eso era algo que la Abril que escuchaba a su padre atentamente en esa oficina estaba entendiendo. Porque sí, a esa Abril de 23 años le regresaban cada memoria perdida con las palabras de su padre.

Cuándo la puerta sonó dos veces, esta se abrió, dejando ver a un chico recién duchado. Ver a la de ojos verdes, lo hizo suspirar de cansancio, permitiéndole entrar luego. Adentrándose en el lugar, fijó su mirada en el sofá y se sentó, colocando sus pies sobre la mesita de enfrente.

—¿Puedes bajar los pies, por favor? —Resopló. Con la ayuda de su mano, llevó su cabello hacia atrás, sintiendo que explotaría en cualquier momento— Deberías estar en tu casa. Dije que mañana nos veríamos, hoy tengo cosas que...

No acabó de hablar, por qué esta se levantó para besarlo arrebatadamente, con ferocidad ahogando todo. Las peores drogas son el desahogo, luego el alcohol y otras veces la escritura, pero Abril cometió el peor error; vaciar su corazón de los sentimientos hacia Taehyung con Yoongi.

Oh, pobre chico, quién sentía que sanaba, pero ese día cuando la vio en su puerta, llorando, despeinada y sin poder hablar, su corazón se rompió. Lo sabía todo, y escuchar la versión de ella le daban ganas de romperle la cara a su amigo ''La dejé para que fuera feliz a tu lado y la dejaste en un vacío eterno'.

—Detente —Pero es que ella ya no era la que besaba, era él quién sostenía el cuerpo de esa débil Abril, quién acariciaba su cabello, quién sentía el sabor de sus labio mientras su alma gritaba que no podía hacerle eso, que se lastimaba más. —Necesito que pares si no...

Tantas veces habían pasado, y algo dentro de él lo alejaba, pero ver como ella se quitaba la sudadera frente a sus ojos, viéndola en sostén, hizo que la apegara más a su cuerpo y le permitiera oler cada fracción de su piel, piel que fue besada por otro chico antes. Qué infortunada situación, que alguien detenga la dolorosa escena y calme el alma de esos dos afligidos.

Cayeron en el sofá, ella debajo de él, tomando su rostro para no romper el beso. Extasiado, bonito si en verdad uno de ellos no pensara en su ex.

El pantalón de ella se deslizó, dejándola en ropa interior. Yoongi tocó sus piernas, acariciando y no dejando pasar ninguna parte para contemplar. Estaba maravillado, jamás creyó tenerla así, amándola como se lo merecía, como tanto lo deseo, pero eso no debía pasar, ni ese día, ni nunca.

La posición cambió, él quedó abajo de ella. Después de besar su cuello, bajó su cuerpo para quedar en la pelvis de Yoongi, y ahí, donde él pudo ver el rostro de esa chica que amó desde que conoció, pálido y con ojeras, entendió que las heridas que empezaba a sanar, se abrieron más grandes que antes, que si no paraba ahora, después sería demasiado tarde.

—Basta —Tomó sus brazos cuándo esta estuvo a punto de tocar el elástico de su pantalón. Apretó sus labios— No podemos.

—Yoon. Tú lo quieres y yo...

—No, no voy a hacer algo de lo que luego te arrepientas. Yo lo que quiero, tanto como mi cuerpo, el respirar y tú, lo haces pensando en Taehyung, por qué lo sigues amando. Estoy harto.

Se sentó en el sofá. Colocó sus codos sobre sus piernas y escondió su rostro sobre sus manos. Los besos de los últimos días le estaban sentir bien, como flotando en una nube, aún sabiendo las consecuencias.

—Yoongi.

—Cámbiate por favor, y regresa casa. —-Se molestó tanto, que bajó del sofá y tomó su ropa para ponérsela rápido— Ve al instituto y no sigas bebiendo, en un mes te graduarás y entrarás a la universidad.

—Tú no sabes nada.

Lo miró con desagrado, no, con pena, no quería aceptar que no pensaba en nadie, solo en ella.

*

Destino, ¿que haces cuándo te aburres?, pues 'ordenar la vida de la gente', solo que esta vez lo hizo de una manera tan cruel, desalmada que ahogaría en agonía a una familia.

Al día siguiente de ir a visitar a Yoongi, no quería pensar, se sentía enfada, fue algo muy tonto. Salió a correr, despejar la cabeza y esa llovizna tímida le hizo sentir nostalgia, nostalgia de New York, sí, se empezó a preguntar que hacía en Corea del Sur.

Llegó a su casa. Dejaría sus zapatos tirados, iría a la cocina a coger alguna fruta, subiría a su habitación, pondría la música alta y a leer un poco, bueno, eso hubiera sucedido, pero, en cambio, en el portal de la casa se encontró en el suelo con una nota. Adentrándose, la abrió descubriendo en ella las palabras que la harían temblar ''Deberías estar corriendo ahora mismo por qué tu padre está en peligro''.

Su ritmo cardíaco incrementaba y buscó alguna pista más, para encontrarse con una dirección. No lo pensó más, corrió a su habitación para coger el coche que había en el garaje. Su madre y Jasmine habían salido, mientras que Alex tenía entreno. Se reprochó por no encontrar a nadie. Corrió, corrió lo más rápido que pudo, justo como tenía planeado la persona que lo leyó, pero con la persona equivocada.

Abrió la puerta del coche, disponiéndose a sí misma a manejar hasta esa dirección. Encendió el motor y condujo con el máximo cuidado posible. Todo estaba siendo tan repentino, sin sentido. La explicación era simple, ese día, ese día Park Seung llegó a corea del sur, y el plan lo estaban llevando a cabo dejando a Abril de lado, no querían que tuviera algo que ver, pero... fue todo lo contrario.

—¿Miguel?

—¿Todo bien Abril? —Habló preocupado, ya que ella apenas podía hablar.

—Sé que mi padre me tenía localizada con mi movil, hazlo y ven rápido, él está en peligro.

Dejó caer el móvil al ver que estaba llegando. Frenó de golpe, aparcando a una orilla y su cuerpo se erizó. Tan temeroso, siniestro, un cobertizo abandonado, lejos de la ciudad. Tragó saliva y haría lo que estaba destinado a pasar. Se adentró, siguiendo la oscuridad y el ruido repentino del fondo. Gritó, desesperada, buscando señal de vida, si en verdad su padre estaba ahí. Los recuerdos de aquel hombre de ojos verdes, quién le decía que no le temiera a la oscuridad por qué el siempre estaría a su lado, protegiendo a su calabaza, una promesa que jamás rompió.

Un gruñido la alertó, haciendo que tomara una pierda que estaba justo a su lado.

—¿Papá, estás aquí? —Destino, ¿qué culpa tenía una pobre chica para ver la escena con sus propios ojos? Si en verdad George quería cambiar la historia y no ponerla en peligro, ¿por qué su hija estaba ahí, mirándolo en el suelo, sangrando? —¡Papá!

La voz en desesperación de su pequeña hizo que abriera los ojos con dolor, maldijo y reprochó a la mayor divinidad por lo que estaba sucediendo.

Después de sacar a su hija del plan, se puso de acuerdo con Si-hyuk para el verdadero plan. Simple, incoherente. Cuándo Park Seung llegara a Corea del Sur, George se encontraría con él, hablarían y dejarían que le dispararan para fingir su muerte. A esto, se le agrega que podrían sacar a Abril del país, junto a Alex, Park estaría acorralado por qué se enteraría de que la policía tenía pruebas para meterlo a prisión. ¿El fallo? Estaba obsesionado con la joven Abril y envío esa carta a la casa, para poder observarla cuándo llegara al cobertizo.

—¡Ve-vete! —Dijo apenas, apretando la herida debajo de su hombre. Fueron tres disparos, ni uno fue grave por qué ya tenía un chaleco de balas.

Había otro inconveniente. Taehyung era conocedor de todo, así que se dispuso a acompañar a George al lugar, después del disparo salió del coche en el cual habían llegado para buscarlo y sacarlo del sitio como tenían planeado, oh, destino, maldito y estúpido destino.

Su cuerpo permanecía atónito, ahogada en agonía. Quería acercarse, pero él se negaba a que lo hiciera, él sabía que Park lo descubrió.

—Dime que pasa papá, papi, por favor —Sollozo. Cayó al suelo, queriéndose acercar, gateando, débil y confundida.

Lo estaría más, por ese chico que se adentró por la parte de atrás del cobertizo, con una arma que recogió inocentemente, -con un trapo para que no tuviera sus huellas- buscando el cuerpo del hombre mayor, pero eso no fue lo único que encontró.

—Abril... —Susurró. Todo era caos, caos dentro de ella. Un hombre herido, otro con la pistola, uno más uno, dos — Deberías irte de aquí.

Pero lo único que pasaba por su cabeza era ir tras ese chico, golpearlo hasta que sus nudillos sangraran, por qué mató su interior y ahora le había disparado, según ella a su padre.

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué tienes un arma?

—Hija...

—¡¿Que haces aquí?! —Chilló, chilló como si su garganta estuviese desgastada, rasgando por el dolor de su alma.

Tomó la peor decisión de todas, que podrían afectarles un poco, pero que los sacaría de ahí.

—Lo siento —Susurró dejando caer la pistola —Te lo puedo explicar.

—No te muevas —Se levantó del suelo, resbalándose en el intento y recibiendo atención de Taehyung — ¡Qué no te muevas, joder! Voy a llamar a la ambulancia y a la policía.

Ella apenas había cogido el móvil, cuándo mágicamente una ambulancia llegó, ajá, estaba preparada, menos los policías que llegaron después de escuchar el impacto de bala y los gritos de Abril.

Cualquier acto puede derrotarnos en un segundo. El vacío no puede volver a llenarse. La complejidad fue el arte de la escena más extraña, inútil y trágica que Abril Anderson había vivido, chica quién tenía sangre en sus manos por querer ayudar a sus padre, chica que se quedó ahí parada viendo como subían al hombre que más amaba a una ambulancia, creyendo que podría morir, sabiendo que el chico que había destrozado parte de su ser yacía detrás de ella, escoltado por un agente de la policía.

La sombría textura de la razón, nublaba la mente más lucida. El rojo nauseabundo le hizo comprender lo chistosa y rápida que era la vida. El llamado del agente era nulo a sus oídos, por qué sonreía perturbada ante todo lo que había sucedido en menos de un mes.

—Señorita — Lo miró — Nos llevaremos detenido a este joven, parece el único sospecho. Necesitamos que venga con nosotros, no nos dio ninguna licencia de conducir y podría tener cargos por manejar hasta aquí, no hay...

A lo lejos se acercaba Miguel, desesperado por llegar a ella, quién conocía bien el plan y la abrazó. La aflicción inundaba su pecho, sabiendo que Taehyung hizo aquello, para que el plan no se estropeara y por lo menos para que ella tuviera otra razón para irse del país. El agente de policía habló con Miguel, este le explicó algunas cosas.

Le colocaron unas esposas al joven Taehyung y cuándo estaba a punto de entrar, Abril se acercó a él.

—¿Lo hiciste tú? —Su aliento salía pesado, esperando aunque sea la verdad.

—No lo sé.

Entonces, el mundo los acogió a ambos, dándose cuenta del error que cometió al principio; estaban atrapados, atrapados en la desgracia de una vida, del destino cruel, de las mentiras. Y ahí, mientras se podían ver, en silencio, él le pedía perdón y le decía las metáforas más lindas de como se enamoró de ella, pero ella, buscaba la palabra más dolorosa para dedicarle.

—Deseo no haberte conocido nunca.

Y todo se nubló, todo cayó en sí, por qué esa frase se repetiría dentro de unos años. El joven que lloraba todas las noches, reprochándole a la vida de su dolor, que solo quisiera ser feliz con la chica que siempre amó y siempre amará, por qué cuándo la vio nuevamente después de 2 años, su corazón sintió nuevamente la calidez de los viejos recuerdos embriagando su ser, gritándole al destino que gracias por ser un poco generoso, solo que todo se arruinaría nuevamente. 

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Hola, perdón por tardar tanto y... capitulo largo, lo sé :) 

Trabajé mucho en este capítulo. Muchas de las frases mencionadas aquí, anteriormente fueron narradas en anteriores capitulos, espero aprecién los detalles. 

Anhelo con todo mi corazón que hayan podido disfrutar y sentir un poco cada palabra que escribí, siento que es lo mejor que he narrado hasta ahora. Estoy tratando de esforzarme un poco más. 

Como pequeño adelanto, oficialmente estamos en la ronda final. La historia contaría con más capitulos, pero lo reduje hace unos meses y la modifiqué, por ello contará de 64 capitulos y un epilogo. Es así de densa, larga por qué hace un par de años cuándo la inicié no supe organizar todo, pero pude lograr que fuesen 64. Gracias por llegar hasta aquí. 

— Los próximos capitulos serán largos. 

Tomen agüita, no dejen de comer y traten de portarse bien. Dios les bendiga. Muak. <3

~herbst

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