✾| sp; cuarenta y ocho
Kim Taehyung
Dos meses después.
Han pasado dos meses desde que descubrieron la enfermedad que tenía Abril; la anemia en una fase muy grave y a causa de ello entró en coma. Nada ha cambiado desde ese entonces; sigue con una máscara respiratoria, y no mejora. Al no ver signos de mejora ni reproducciones de glóbulos rojos, encontraron a un donante de sangre, así ayudarla. Cada día ella se pone más débil. En estos días, todos seguían yendo a visitarla. Por mi parte, me sentía, sentía tan destrozado, deseaba que nada de esto hubiera sucedido y a pesar de que ya ocurrió, no puedo seguir lamentándome.
Llegué al hospital, a la misma hora de siempre. Faltaba poco para que llegaran a hacerle los chequeos de rutina diarios, así que decidí pasar a verla antes.
Aproximé el banco que estaba al lado del sofá, lo acerqué a ella y me senté mientras miraba su rostro detenidamente. Al principio no me podía acostumbrar a verla así; estaba llena de cables en sus brazos, mascara respiratoria, un cable controlando tanto su cabeza como su corazón, su piel más clara de lo normal, más... débil.
—Abril... —Dije con la voz entrecortada— ¿Recuerdas cuando nos miramos por primera vez?... ese día que tu mirada brillaba tanto —Mi vista se volvió borrosa. Bajé la cabeza mirando el agarre de la mano inconsciente de Abril con la mía. Suspiré tranquilizándome y traté verle nuevamente—. Ahora que lo pienso, me sentía algo avergonzado delante de ti que se me olvidó preguntar tu nombre.
Recordé ese día que nos encontramos en el avión, cuándo empecé a encontrarla en todos los sitios y mi corazón palpitaba veloz.
Limpié otra lágrima que volvió a salir al recordarlo todo y empecé a narrarle en voz alta las veces de nuestras visitas, cuándo le confesé que me gustaba, cuándo estuvimos por primera vez...
—Siempre estabas con una cara de amargada, pero un día sonreíste por un comentario que hizo Yoongi, me di cuenta de que tus dientes eran perfectos. Todo fue tan fugaz
El doctor entró a la habitación.
—Joven, tiene que salir, tenemos que hacerle el chequeo de rutina a la paciente.
Asentí. Limpié mis mejillas para así levantarme. Le di un pequeño beso en su frente y salí de ahí.
Hace dos días desde que fue la última vez que me duché. Las cosas han resultado difíciles, el trabajo, Abril, los problemas se acumulaban cada vez más. Despejé mi cabeza y recordé lo que dijo mi madre; al no haber nadie por aquí en estos momentos, para que se quedara en supervisión, llamé a mi madre para asegurarme de que ella viniera por si pasaba algo y la cuidara.
Encendí el motor del coche y prendí camino a casa.
Tenía un par de llamadas perdidas de Yoongi. En los últimos días, casi no cruzamos palabras, todo tiene que ser relacionado con el trabajo. Me imagino lo difícil que debe ser para él también. Años atrás, el primero en conocer a Abril fue él, se volvieron grandes amigos... pero se sentía química, pero llegué yo como entrometido.
Llegué a mi casa, solo quería tomar una ducha para relajarme, estaría bien.
Entré a la regadera y de inmediato abrí la llave, permitiendo que el agua cayera sobre mi cabeza. Estaba tan fría.
Que crueldad inhumana y desesperada tuve que ser, me he estado culpando tanto tiempo por algo que en verdad no tuve culpa, eso quiero creer, pero cada día las miradas de todos son de odio y resentimiento.
Mis manos subían y bajan por mi cuerpo enjabonándolo. Las lágrimas empezaron a disimularse con el agua de la llave.
Las imágenes en donde podía ver a Abril de 17 años pasaba por mi cabeza, cuándo estábamos tan enamorados, sus vestidos blancos y rosas con flores o a veces con abejitas. Éramos tan inmaduros, tan ingenuos y jóvenes, enamorados por primera vez. Sus manos acariciaban mi brazo cuándo tenía miedo, su nariz se arrugaba al estar enojada y sus mejillas se volvían rojas, aunque eso la hacía ver adorable por sus diminutas pecas.
Abracé mi cuerpo al recordar. Me había prometido tratar de evitar aquellos pensamientos, pero eran inminentes.
Tomé mi bolso que estaba en el mesón. Verifiqué que todo estuviera dentro. Pasé por el salón, así apagar la música suave que sonaba. Fui hasta la salida, tomé mis zapatos y traté de ponérmelos, pero miré esas zapatillas blancas de andar por casa, tenían dos ositos a cada lado, decía que le gustaba llevarlos por qué se acordaba de mí.
Suspiré y despejé mi cabeza, debía ser un tanto más fuerte. Salí de la casa y cerré con llave. A un lado de la puerta había alguien, ahí estaba Yoongi.
—Necesito que me hagas un favor —Alcé mi mirada para ver su rostro y de inmediato bajó para ver lo que tenía entre sus manos— Tengo trabajo justo ahora, te agradecería que le dieras esto a Abril, me refiero, que lo dejes cerca de ella.
Lo supuse desde que vi esa caja roja, sabía lo que habría dentro.
—Lo haré.
Lo tomé para guardarlo en mi bolso. Hice una pequeña reverencia, me encaminé hasta el garaje, dejándolo atrás.
*
Antes de llegar al hospital, me dirigí hasta la empresa para hablar con el jefe, debía plantearle que estaría ausente otra semana más, hasta que notara alguna mejora en Abril. Subí las escaleras del parking, no vi el coche de mi madre, seguro que vino caminando.
Me adentré al lugar, habían enfermeras que parecían reconocerme ya, normal, llevaba dos meses aquí. El problema es que, empecé a escuchar rumores sobre que era el loco novio de la chica en coma, que no dejaba de hablarle. Me avergonzaba, pero por qué estaba así por mi culpa.
Un doctor estaba en la recepción, el mismo que atendía a Abril. Estaba hablando con una enfermera, pero mi madre estaba cerca de ellos, así que apresuré mis pasos.
Parecían ajenas en una conversación. Mi madre no sabía nada -me lo hizo saber por sus gestos-, giré un tanto mi cabeza, estaba la familia de Abril aquí, parecían interesarse también por si decían algo de ella.
—Buenas tardes —Todos respondimos con una reverencia— Tengo noticias. Puedo decir que dos, una es la mala; ayer por la noche, Abril sufrió un ataque severo mientras rechazaba la sangre que estaba recibiendo. Decidimos no decirles nada, ya que estaban agotados y todos dormían, lo bueno es que actuamos de inmediato y descubrimos algo. Allí es donde entra la buena noticia; es que ella no respondía a la sangre, por el hecho de que no seguía siendo compatible por el simple hecho de que su sistema comenzó a generar glóbulos rojos por sí mismo.
Carolina, Olivia, Dahyun, Peyton y Jake venían llegando y se integraron a la conversación. Los hermanos de Abril los pusieron al tanto de lo que había sucedido, mientras que por mi parte sentí el apretón de manos de mi madre.
—Nos dimos cuenta de que la inflamación de su cerebro disminuyó. Le quitamos su mascarilla porque esta mañana pudo respirar por si sola, pero aún está débil.
—¿Cómo está ella ahora?
Dijo Vanessa, la madre de Abril.
—Cuándo le quitamos la mascarilla, fue cuándo ella misma nos confirmó que podía respirar mejor. Sí, apenas abrió los ojos y asintió —Seguro ocurrió cuándo no estaba, maldita sea.
—¿Podemos entrar a verla? —Dijo Alex.
—Lo siento mucho, pero no. Después de todo lo sucedido, le hicimos algunos análisis. Por el momento tiene algo de anestesia y es mejor dejarla descansar —Una enfermera -la misma de antes- se acercó a él para susurrar algo, igual. Luego de unos minutos él sonrió para luego hablar—. Pues quién lo diría. La enfermera acaba de venir a avisarme de que la señorita Anderson acaba de despertar hace un momento.
—Excelente. Entraremos a verla —Vanessa tomó con fuerza su bolso y le dio una señal a sus hijos para que avanzar.
—No, la señorita Anderson dijo que no verá a nadie, excepto a ¿Taehyung?
—Hijo...
Miré a mi madre sorprendido. Mi pecho se hizo en presión al suelo. Asentí y seguí a la enfermera que me llamaba.
Mis oídos dejaron de escuchar, mis ojos solo miraban la cerámica del suelo, las paredes se hacían pequeñas y en mi cabeza rondaba todas las veces en que 'por casualidad' me la encontraba, pero en verdad no eran casualidad.
Respiré profundo antes de entrar. Puse mi nudillos en la puerta, inhalando y exhalando suavemente. Toqué una vez y abrí la puerta. La luz del sol atrapó mis ojos, cegándome un tanto.
La puerta se cerró cuándo la solté, parpadeé unas veces, entonces la miré. Sentada en la camilla mientras su atención era esa ventana que se hallaba en su derecha y fue la protagonista de que entrara ese penetrante sol, que por suerte también le daba a Abril, iluminándola.
—Hola —Dije nervioso, mis manos sudaban. Era como esa primera vez en que hablamos, cuándo conocí mis sentimientos hacia ella. Su vista de la ventana pasó hacia mi. Su mirada era fría, sus ojeras eran oscuras, pero aún se miraba tan hermosa. Acomodó su cabello detrás de sus orejas, sin importancia en su gesto—. Me dijeron que querías verme.
Ella miraba sus manos sin ninguna expresión para luego verme de nuevo.
—Acércate —Su voz apenas eran audibles, ronca y desgastada. Aún estaba en la puerta, tenía miedo de algún tipo de rechazo. Sonreí y me acerqué más. Estuvimos unos minutos en silencio hasta que volvió a hablar—. Dime lo que quieras decir primero.
Sus labios pálidos quedaron entre abiertos, sus ojos no me evitaban en ningún momento.
—La recuperaste, ¿no? —Su mirada me daba escalofríos, tan sombría.
—¿Creíste que no volvería?
Di unos pasos más, quedando enfrente de su cama. Podía verla mejor.
—Jamás te olvidé. Deberás comprender que no quise hacerte daño, el destino hizo que volvieras y fui incapaz de observarte cada vez que podía, de cuidarte en todo momento.
—Fui egoísta, pero tú lo fuiste más. Me hubieras dicho la verdad, Taehyung, aunque sea me hubieras dicho por qué estabas con mi padre ese día.
Miré hacia otro lugar, no sabía qué hacer.
—Ayudé a tu padre en algo, pero no lo maté. —Ella aún no hacia ninguna expresión, solo miró de nuevo hacia la ventana—. Tu padre me pidió el favor de no decirte nada hasta que fuera el momento y aún no sé cuándo lo es. —Estuvimos en silencio.
Tenía miedo, la incertidumbre de lo que pasaría después rompía cada ligamento de mis músculos. Mis pies se movían solos y sabían las consecuencias de lo que ocurriría después. Sus hermosos ojos verdes como la albahaca, esos que me sedujeron, mismos yacen cristalizados.
—Tae... —Su voz era entrecortada. Todo se detuvo justo ahí, justo cuándo su mano tocó la mía—. No podemos estar juntos.
Sentí mi corazón romperse, destruyéndose en mil pedazos, una y otra vez... no era igual a hace dos meses, esta vez dolía más, era tan fuerte, como si la Abril que conocí en el pasado y ahora, me dijera eso.
—Abril...
—Me desperté recordando únicamente algunas cosas, especialmente ese amor que te tuve. Al fin pude descubrir cuánto amé a mi primer amor y cuánto lo amo.
—¿Entonces? —Mis mejillas se humedecieron.
—Hablas mucho del destino, pero no existe. Si en verdad hubiese algo, es obvio que nos separó por alguna razón.
—Pero regresaste, da igual las veces que hayan sido, ese destino quería que volviéramos a estar juntos.
Dije con pesadez, con esperanza de captar algo de inquietud e interés en ella.
—Me gustaría que piensen en ti, apenas estás a la mitad de tus sueños y yo soy un estorbo.
—Los sueños que aún día anhelé, tú siempre estabas junto a mí.
'No luchaste, nunca lo has hecho.' Tiene razón, nunca lo hice como debía. Lo único que he estado haciendo es castigándome por no haber hecho algo antes. Es normal que ella se sienta así, siempre he querido protegerla, siempre la he escuchado y siempre la he amado, pero justo ahora depende de una palabra, de una sola, quiero ser feliz... solo...
Sus ojos estaban en la ventana, el sol estaba cayendo lentamente, al tiempo de esas lágrimas. A los dos nos dolía, tanto que seríamos capaces de todo.
—Abril, por favor... por favor, no quiero alejarme de ti —Tomé su mano sin importarme nada. Miré como ella se sobresaltó y empezó a soltarse con arrogancia y sollozando nuevamente—. Si recuperaste la memoria has de recordar cuando dijiste que me amarías toda la vida.
—Las cosas no duran siempre, te lo dije.
Me sentía desesperado. Su rostro estaba rojo, como si estaba a punto de explotar, por ellos esas lágrimas rebozaban más de lo normal.
—Ya hablamos, ahora, vete... desde este momento te dejo libre y... te perdono para que así no vuelvas más a mí.
—¿¡Es que no lo entiendes?! ¡No quiero ser libre, solo quiero ser la persona con la que estés toda tu vida!
Me exalté sin darme cuenta, mi respiración era desesperada y apreté más su mano. Su mirada sobre mí me hizo dar cuenta del error. No dejaba de llorar, igual o más que cuándo se enteró de la verdad. Tenía razón cuándo una vez dijo que nada más nos hacíamos daño, es verdad.
—Vete ya Taehyung, esto fue un error.
Expulsé un simple 'ja', no sentía nada, simplemente decepción y vergüenza. Pagué por lo que cree. Amé con todas las fuerzas, pero luché como un cobarde.
—¿Error? Ya veo.
—Necesito que te vayas, ahora.
—Bien —Me alejé de la cama y caminé despacio hacia la puerta, con mi corazón en la mano, destrozado, roto en pedazos— Perdón por los errores que cometí, así que aquí acaba todo. Espero que nos olvidemos completamente y que nunca te vuelva a ver.
—Digo lo mismo.
Asentí. No me di la vuelta, tomé la poca dignidad que me quedaba y salí de ahí. Esto era increíble. Me quedé en la puerta después de que se cerrara, contando un par de segundos para evitar volver a llorar.
Lo hice papá, luché como mejor pude, no dije toda la verdad, aun así fue un fracaso.
Di un gran suspiro y empecé a caminar por los pasillos, hacia la sala de estar donde me esperaba mi madre.
Sentí todas aquellas miradas sobre mí, pero solo me importaba ella. Tomé su bolso, dándoselo al instante.
—Vámonos Mamá.
Su agarre hizo que estuviese a punto de llorar nuevamente. Con mi otra mano, saqué la caja que me dio Yoongi y alcé mi mano hacia Harry.
—Dale esto.
—¿Qué te dijo mi hermana?
—Pregúntale a ella.
Dije a Alex. No me importaba nada, así debía ser. Me iba a ir de aquí, no sé cuánto tiempo pasará para que logre hacer lo que dije, ¿olvidarla? ¿No volver a verla? Si nunca la hubiese conocido, no hubiera amado a alguien con tanta pasión. No sé si este sea el final, me aterra que así sea y por más que quisiera rogar, algo dentro de mí me dice que deje de hacerlo, vale la pena, pero de igual terminaremos lastimándonos.
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