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✾| sp; cincuenta y uno

Abril Anderson

Una hora, había pasado una hora en esta espantosa sala que apenas constaba con una ventana y el aire acondicionado se había estropeado. Me sentía sofocada, mis manos sudaban, el dolor de cabeza ya empezaba a aparecer, ¿cuándo acabarían de discutir?
Puse mis manos en el tabique de mi nariz al escuchar semejantes tonterías que salían por la boca de la gente de aquí.

Hace una semana, cuándo fui sorprendida con la mejor noticia que jamás creí tener; mi padre me contó sobre que todo esté tiempo estuvo viviendo en Finlandia, fue dificultoso. Ocultar su muerte se volvió cada vez pesado en su moral, trataba de recordarse cada día de aquellas razones que lo llevaron hasta ese extremo. Su notario, quién era aparte como su mejor amigo, le dio asesoramientos todo el tiempo antes y después del anuncio de su muerte. Poco a poco, me di cuenta de varias cosas que mi madre también ocultaba; en estos años tenía al menos cada seis meses una reunión con un juez, quién le indicaba que el testamento no podían verlo, que el notario legal de su esposo fallecido estaba cumpliendo órdenes directas del difunto, ahí entra la razón del porqué los bienes no eran aún procesados para que alguno de sus descendientes o su viuda los obtuvieran. A penas, una cierta cantidad de dinero era ingresado a nuestras cuantas cada tres meses.

El proceso de una demanda, o mejor dicho, de una posible querella parecía adentrarse en la recta final, ya que estaba a punto de quedar desestimada, por el simple hecho de que el fallecido, nunca murió y nunca existió un testamento como cuál, solo un fideicomiso testamentario que un juez determinó como válido al darse cuenta de los hechos del caso.

—¡No lo entiendes! Esto es un delito. —Se levantó de su silla, tratando de acercar su cuerpo a la ventana. Miré como su frente brillaba por el sudor— Hay algo que no os he dicho aún. Ayer, fui a la oficina de Mary, mencionó que una de las posibilidades por las cuales desestiman el caso es, ya que no es válido.

—Cumples todos los requerimientos.

Para ser más específicos, la esposa de del notario de mi padre, era Mary, abogada y amiga de mi madre, tétrico de cierta manera. Ninguno tenía la obligación de contar algo a sus respectivas parejas de casos privados que llevaban, pero Mary empezó a sospechar y se vio obligada a comunicarle a mi madre un par de cosas.

—No es así Harry. ¿Recuerdas cuándo hace un año Mary nos comentó lo que pasaba con el testamento? —Quitó su vista de la ventana para ver a sus tres hijos— Aparte del caso no válido, me comentó que hace una semana le llegó una carta con un aviso de que el fideicomiso testamentario quedaba nulo e Izan, el notario de vuestro padre, dejó de hacerse cargo.

Esto era un poco fuerte para ellos, ya que no entendían nada. Sabían que si había algún movimiento ilegal, la demanda sería perjudicial para él, y que era consiente de cada cargo. Desde aquí, escuché la leve respiración de mi madre. Quería irme, pero como estaba involucrada 100% al ser hija de George Anderson, debía estar aquí, solo que sabía la razón de todo lo que sucedía. Fácil.

—¿Y tú?, ¿No dirás nada?

Sin mover mi cuerpo, dejé de mirar mis manos para elevar mi vista hasta el idiota de Alex, que permanecía sentado, frente a mí. Decidí no contestar, quedarme callada y no cruzar palabras con personas a las cuales no podía ni ver. Suspiré demostrando mi desagrado, tomé mi bolso que yacía a un lado de mi silla, quería irme ya de ahí.

—Deberías quedarte, llamaré a Izan. Necesitamos verlo mañana mismo, lo confrontaremos todos. 4 años sin que nos den la herencia de tu padre, es algo que...

—Cuidado, nos quedaremos en la ruina sin el dinero de mi padre —Noté como Alex quería levantarse al escuchar mi frase con sarcasmo. Harry lo detuvo y simplemente me dirigí a la salida —Tengo muchas cosas que hacer, como trabajar gracias a mis esfuerzos.

La puerta se cerró detrás de mí y caminé por ese pasillo, hasta llegar al ascensor.

Cuatro personas más iban dentro, con carpetas en sus brazos y conversando. Saqué mi teléfono, quería ver un poco los mensajes que mandó mi padre sobre de que efectivamente mañana sería el día en que se enteraría la familia de que estaba vivo y nos contaría la verdad de todo.

—Que te lo digo en serio. Hay...

No logré escuché bien a lo que decía. Susurraban como si no quisieran que yo escuchase. Me encontraba al fondo en una esquina, y ellos cuatro enfrente. Presté atención, era algo relacionado con que habían altibajos en esta empresa -donde mi madre era la presidenta- y que posiblemente la empresa de mi madre se iría a la borda. Entonces, las puertas del ascensor se abrieron, ellas venían al mismo piso que yo.

—Deberían concentrarse más en vuestro trabajo —Sus ojos ni siquiera me miraban— Es algo feo meterse en la vida de los demás.

Salí, pasando al lado de ellos. Guardé mi móvil al leer el último mensaje del señor Claire, quería que estuviera ahí de inmediato ya qué las bailarinas secundarias habían acabado con su práctica y faltaba la mía.

El ruido llamó mi atención, casi estaba por cruzar esa gran puerta que me llevaría hasta un lugar seguro, a un lugar donde no volvería a sentir eso por el momento. Cuándo entramos a la empresa, hay una gran pantalla con vallas publicitarias. Mi estómago se revolvió, sentía granas de vomitar todo lo que había comido esa tarde. Sin importarme los demás, corrí deprisa hasta al baño más cercano, en la recepción.

Abrí la puerta de golpe, espantando a las mujeres de adentro. Tapé con más fuerza mi boca con mi mano, evitando soltar todo de golpe. Me fijé en cada cubículo y al ver uno desocupado, me adentré en ese. Saqué todo, entre lágrimas ahogadas. Tosí hasta sentir ese estorboso ardor en la garganta. Mis rodillas me dolían por la presión en el suelo, pero cuándo acabé pasé la parte externa de mi mano por mis labios, tratando de limpiar algo, caí sentada en el suelo y apoyé mi espalda en la pared del cubículo.

Escuché repetidos golpes en la puerta, pero me limité a cerrar los ojos, tratando de pensar en otra cosa, en otra cosa que no fuera Taehyung en esa pantalla, grabando un anuncio comercial de ropa junto a una chica. Habían pasado exactamente 5 meses con 7 días desde que no miraba el rostro de Taehyung. Cuándo mi padre me habló de él, cuándo me dijo que nunca tuvimos que terminar nuestra relación, no podía pensar en otra cosa, que no fuese en que mi padre estaba vivo, me alejé del pensamiento que me atrajera a Taehyung, tenía miedo, lo evité tanto, estaba sintiéndome mejor... pero... pero ahora todo lo que empezaba a construir está desmoronándose. Hice demasiadas cosas que me arrepiento, traté mal a Taehyung, traté de pensar en mí por una vez, siendo egoísta con todos, pero lo lastimé más que él conmigo.

'Es la señorita Anderson', 'llamen a...','no se escucha nada', '¡Abril!'

Encogí mis piernas, dejando mis rodillas en mi pecho y abrazándolas. Oculté mi rostro en aquel hueco. Debía hacer un par de ejercicios de respiración, no quería tener aquí un ataqué de pánico o algo parecido. Tres veces, inhalar por la nariz y exhalar por la boca profundamente. Aún no, aún no quiero saber de Taehyung... tal vez mañana, cuándo mi padre decida contarnos toda la verdad, cuándo haga que recuerde cosas que aún son nulas en mi pasado.

—¡Hija! ¿Estás ahí?

Mierda.

Levanté mi cuerpo del suelo. Tiré de la cadena para que el vómito se fuera. Abrí la puerta, dejándome ver con varias personas, trabajadores. Mi madre, al ver mi cara, tomó mi cuerpo entre sus brazos, acercándome hasta el lavamanos. Puse mis manos en la cerámica, mientras que ella se encargaba de sacar a todas del lugar, entonces pude ver a Alex y a Harry a fuera, preocupados y queriendo pasar, como no había nadie, lo hicieron. Dejé que el agua cayera sobre mis manos, después limpié con cuidado mi boca, tratando de enjuagarla a la vez.

—¿Qué sucede?

—En los pasillos hablan de esto. Dicen que la vieron correr desde la entrada de la empresa.

Pusieron mi bolso al lado del lavamanos y percibí a Harry, queriendo alguna explicación. Busqué entre mi bolso mi pequeña botella con agua junto a mis pastillas, esta vez, tomé una para los vómitos y otra para el dolor de cabeza, si se enteraba Mine, me mataba.

—Estás loca, ¿qué haces? Debemos hablar con Jasmine y que nos cuente tu progreso. No nos puedes tener sin ninguna información.

Tal cual como lo hice arriba en la oficina, luego de tomarme las pastillas, puse mi bolso en mi hombro dispuesta a salir de ahí, más despacio y por otra salida que me llevara hasta el coche.

—Pueden vivir sin saber mi estado de salud, ocúpense por ahora de vuestros asuntos legales.

*****

Los sermones de Jasmine se detuvieron al no escuchar respuesta de mi parte. Dejó los huevos revueltos sobre mi plato, aunque le dije que no quería más, quería que siguiera comiendo. Tomé algo del zumo que preparó y me quedé ahí, mirando sus acciones. Parecía molesta ya que me dedicaba a a guardar silencio.

Mi madre le llamó para contarle todo lo que sucedió, quería que me cuidara bien, buf, mejor que lo hace Mine, nadie lo hará.

Entiendo lo preocupada que estará, la angustia de saber que no pudo estar a mi lado y ayudarme. Cuándo me pasaban aquellos procesos fue al principio de todo, cuándo empecé a vivir con ella; estaba empezando a desarrollar un trastorno alimenticio, un mes yendo al hospital, vitaminas, noches enteras en el baño vomitando simplemente nada. Habían cambios positivos, y ver que volví como al principio, le daba tiempo, no quería que se sintiera así, ni siquiera que creyera que no le quería decir la razón de todo lo que pasaba, Dios, quería decirle que mi padre estaba vivo.

—Mine —Susurré. No quería contestarme— Jasmine.

Se levantó de la mesa y fue hasta el lavavajillas. Suspiré e hice su misma acción.

—Cuándo salía de la empresa, miré después de tanto tiempo a Taehyung.

Su atención fue a mí. Soltó los platos de golpe, limpió sus manos en su delantal y tomó mis manos con fuerza. Entendía tan bien por el dolor que he pasado, era demasiado claro, era la única que sufría a mi lado, yo por él y ella por como estaba yo.

—Cariño, oh, cielo —Me llevó hasta la mesa para sentarnos nuevamente— Perdón por ponerme así, no consideré que él tuviera algo que ver. Era obvio que podrías volver a verlo. ¿Qué pasó?

—Pasaron mil cosas. Fue como si mi pequeña casa de papel que trataba de formar con esfuerzo se mojara con verlo. Sabes, me dolió volver a verlo.

—Lamentablemente, sigues sintiendo algo por él

Un nudo en mi garganta se formó, no, anoche lloré en silencio, recordando nuevamente todo lo que vivimos, nuestro pasado juntos, como me enamoré de él, calidez, cuándo me sacaba a bailar y éramos jóvenes, tan torpes, tan inmaduros que cualquier incidente podía acabar con nuestra relación.

—¿Crees que él sienta algo aún?

—Ese muchacho estará igual que tú, talvez llevando consigo un gran peso encima. —Parecía que supiera de alguna manera la situación, la verdadera, donde tuvo que soportar, mentirme, verme sufrir, solo por una petición privada de mi padre. Es tan egoísta por mi parte, pero ¿existiría el día en el que superaría nuestro amor?, ¿El día en el que... en el que dejara de amarlo?— Presta atención, no está mal que aún sientas algo por él, pero poco a poco irás olvidando y guardando ese amor como uno bonito y trágico que no pudo ocurrir.

Tenía razón, toda la razón. Limpié la silenciosa y llamativa lágrima que rodaba por mi mejilla. Mine abrazó mi cuerpo, susurrando las frases de siempre, esas que calman todo por un momento 'Estaré para ti hasta que tenga aliento de vida, todo pasará y serás feliz'.

*

Caminé hasta el coche, siendo perseguida por Mine, me subí y la vi apoyándose en la ventana que yacía baja. Puse mi bolso en el asiento del conductor y prendí el motor del coche.

—Que vaya todo bien. Conduce con cuidado. Si sucede algo, avísame.

Asentí. Metió un poco su cuerpo al coche para darme un beso en la mejilla. Era mi abuela, la proclamé así, ya que mi abuela materna murió sin antes conocerla. La mejor señora de este mundo. La amaba tanto. Me daba algo de temor cuándo se enterará de que mi padre estaba vivo, por lo visto y por lo que me comentó él, mientras nosotros estemos en aquella oficina escuchando los relatos de mi padre, llegaran diferentes cartas a la familia cercana sobre que no estaba muerta entre cosas, por otro lado, la prensa ya estaría sospechando qué 'accidentalmente' enviarán una noticia anónima.

Después de comer con Mine, escuché un mensaje de voz de mi madre, preocupada, decía que debíamos ir todos a la empresa de papá, ya que Izan lo quiso así.






Al haber aparcado el coche, me bajé de este sacando mi bolso a la vez.

Me sentía un poco más cómoda aquí, por el hecho de que casi no habrían rumores de lo que me ocurrió ayer, teniendo en cuenta que mientras he estado viniendo a trabajar a la empresa de mi padre, no he tenido ningún problema.

Entre más me acercaba a la oficina de Alex, más podía escuchar las molestias. Cuándo quería abrir la puerta, los vi a todos salir, estaban listo, sí, listos para algo que no sabían.

Evité decir algún comentario. Mi madre a la cabeza, con su elegante traje, charlando con Mary, mientras que mis dos hermanos atrás, seguro analizando la situación y yo iba detrás de ellos, persiguiéndolos, pensando en como diría todo mi padre.

La puerta de la oficina de reuniones se abrió, mostrándonos el interior, ya había una persona dentro. Entendimos las señales de mi madre y nos sentamos dispersos en una esquina de la mesa, mientras que en el otro estaba una silla de espalda -seguro era papá- y al lado Izan.

—Buenos días, familia Anderson.

—Directo al grano Izan —Miré a Mary cuándo habló, era tan imponente, segura, dejando a un lado de que eran esposos. Una profesional— ¿Qué es lo que sucede? Revisé los últimos documentos, todo es ilegal, sabes que podría demandarte por abuso y entras en ese proceso penal. El testamento no es válido, ¿entonces como obtuviste todo ese dinero para depositarlos en las cuentas de la familia?

—Como quieres ir directo al grano, me veo en la obligación de también hacerlo —Miré enfrente, Alex y Harry estaban atentos a Izan, mi madre seguía corrigiendo unos papeles— Como bien dices, el testamento no es del todo válido, lo reconsideraron como un fideicomiso ¿no? Pero había otro real que no fue entregado a nadie, ya que el supuesto fallecido así lo quiso. Listo, no diré las normas que nos otorgan ciertos derechos por mi administración de un dinero de mi cliente, solo cumplí con una orden judicial. Ningún bien patrimonial podía ser entregada y por ello habían dificultades para que el joven Alex fuese el presidente de esta empresa.

—Izan —dijo mi madre— Estás con rodeos, di la verdad. ¿Acaso George dejó todo a otra persona que desconocíamos?

—El señor George Anderson Phillips está vivo.

Mi madre soltó los papeles y pude ver ese mohín de su labio. Harry se levantó de la silla, exaltado por aquella confesión sin sentimiento, una que ellos querían, pero no esperaban que fuese esta.

—¡Izan! Esto es un insulto para mi familia. El señor George murió el 30 de marzo del 2016, tenemos todos los documentos. ¿Qué pruebas tiene de la blasfemia que acaba de decir?

Me fijé en como tocó la silla de su lado. Todo se volvía bizarro. Sabía la verdad, pero era como si lo volviera a vivir, junto a estas personas que sufrieron lo mismo que yo. Poco a poco esa silla donde mi padre se sentaba miles de veces en el pasado, giraba lentamente, dejándose ver, dejando que todos lo miráramos, que observáramos la verdad y la causa de muchas tragedias.

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Tres cosas: 

- Estamos cerca de la recta final.

- Podéis seguirme en instagram, aviso de nuevas obras, de como van las historias e hacer cositas. 

- Muchas gracias por leer, enserio. Os aprecio mucho. Siempre lo digo cuándo tengo la oportunidad, considero que Jamais vu mejora después de los 10 capitulos, pero trato de entender de que apenas podía hacer mejoras por lo antigua que es y porqué dañaría la estructura de todo. De verdad, gracias por leerla, a pesar de todo, esta historia es parte de mí. 

Cuidense, tomen agua que hay mucha calor. 

herbst~

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