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✾| sp; cincuenta y ocho

Narrador omnisciente

Los pilares ayudan a sostener una estructura, una casa, un edificio. También esos que unen a una familia. Tener en quién apoyarte para no derrumbarte. Cuándo llega una borrasca, si los pilares no son lo suficiente buenos para sostener todo, lo único que quedara son los cimientos, oscuros y dañados.

Consumido en lo profundo del fuego. Una relación de muchos años podría acabar mal por un tropiezo, cuándo las heridas abren por qué nunca sanaron por completo. Dos jóvenes que se enamoraron, se cuidaron entre ellos, estuvieron juntos, tuvieron dos hijos más, aparte del que ella tenía, nada podía salir mal si era un amor perfecto. Disfrute y gracia de lo más profundo, pero tan desgastado, decepcionado.

—¿De qué hablas?

Sí, podía salir todo mal, por qué se rompía poco a poco.

—Lo que escuchaste, George, quiero el divorcio.

Debatió consigo mismo ante lo que dijo la mujer que ha añorado por años. No podía hacer que cambiar de parecer, ni siquiera sabía como era que Park consiguió todo eso. Estaba desquiciado. No obtuvo suficiente con robar tanto dinero, que quería ver el mundo, arder, bueno, a una familia específicamente, le parecía ligeramente cómico el sufrimiento de otros, como un psicópata.

Vanessa se levantó de aquella silla que yacía enfrente del escritorio de George. Dejó un sobre junto a una carpeta sobre la madera fina.

—No quiero ver esas supuestas imágenes, ni los documentos falsos. Debes creerme.

Bufó para sí misma por las palabras del hombre. Sabía que las fotos eran falsas, pero habían pasado 16 meses desde que todo inició y encontró la verdadera desconfianza en su marido, recordando errores del pasado, sí, como esa vez que apenas tenía 28 años y se enteró de que su esposo había escapado de casa cuándo ella recién descubría su embarazo.

Se dirigió a la salida, sin dar explicación. Dolida, tanto por el hecho de que aquel hombre le mentía siempre, por más que ella quisiera ayudar, donde habían tantos engaños que la lastimaban, se sentía infeliz, como si nunca sintió su amor por qué su corazón lloraba por otra mujer.

—Por cierto, voy a llevarme a Abril —Dijo tomando la manilla de la puerta, pero este no iba a dejar que se fuera.

—Si haces eso, te vas a arrepentir el resto de tu vida Vanessa Grey. No metas a mi hija en esto.

—Ya veo. Pero, si te hubiera importado una milésima tu hija, hubieras estado con ella en los años que más difíciles fueron para mí y ni siquiera la hubieras traído a este maldito país. ¿¡Acaso no lo entiendes?! ¡Está en peligro!

Sus impulso jamás la harían doblegarse, tenía nervios de acero y sentía que si perdía los estribos ahora mismo, no sería ella. El agarre de su marido sobre su mano, la enfadó que lo empujó.

—No sabes nada, ni siquiera sabes todo lo que estoy haciendo por ella.

—No tendrías que hacerlo si aceptaras mi ayuda —Pasó su mano peinando su cabellera rubia y llena de canas— En la carpeta, está los papeles del divorcio, ya están firmados, solo faltas tú.

Nuevamente, se acercó a ella, pidiendo que lo escuchara por última vez, explicándole que no le dejaban decir más, aunque quisiera, que no alejara a su pequeña princesa, pero esa princesa estaba paralizada detrás de la puerta escuchando todo.

Su pulso rondaba más rápido de lo normal, sin creerlo. 'Mis padres, no' pensó.

—¡¿Quieres discutir sobre eso?! Mierda, tienes razón, fui un maldito cabrón que dejó las obligaciones de padre cuándo recordaba al hijo muerto que esperaba años atrás.

La pelea se volvía más intensa, más abrumante. Tapó sus orejas con sus dos manos, tratando de pensar que todo era una pesadilla. Hablaban de muchas cosas, dos personas mayores con tantos años de casados tenían tanto porque discutir.

—¡Bien George! ¡Quédate aquí, pero a mi casa no vuelves!

Horrorizada. Tomó la manilla de la puerta para querer entrar, pero alguien la detuvo. Su hermano Alex negaba, con sus ojos cristalizados. La soltó, indicándole que lo siguiera por aquel pasillo que llevaba a recepción. No había nadie, así que sentó a su hermanita en el sofá, para que se calmara.

—Nuestros padres... —Dijo temblorosa.

—¿Qué hacías escuchado? —La jovencita empezó a llorar. Pasó toda su vida creyendo en un amor sólido como el de su padres, no perfecto por qué discutían, ¿pero hasta el punto de divorciarse? — Ah, Abril, no llores. Esto, esto es el amor, un día está y el otro se esfuma.

Suspiró, queriendo abrazarla, pero no quiso prestarle atención. Se levantó y salió de la empresa, sin saber a donde ir, solo caminando, sintiendo como el frío invierno congelaba las lágrimas que salieron anteriormente y congelando su corazón.

La luz del día lo guiaba a la cita que había planeado por varios días, tal vez era su momento para confesarse, pero no se esperaba verse con ella en la cera, sentada, abrazando sus piernas. Dio un par de zancadas llegando a su lado, viendo lo carmesí en su rostro.

No dijo nada, solo se quedó a su lado, esperando a que esta decidiera hablar, pero lo que no sabía que ese silencio lograba tranquilizarla, sí, ese silencio le recordó a su amigo a quién extrañaba, pero no volvería dentro de mucho.

—¿No dirás nada? —Susurró apenas.

—Yo, bueno, esperaba a que tú quisieras hablar.

El castaño acarició su cuello, nervioso y con frío. Abril dejó libre sus brazos, para erguir su espalda, mirando al chico.

La escarcha por la nevada de la noche anterior, adornaba las calles y aquellos árboles enfrente de ellos. Brillaban, eso pensaba él, pero no más que esos ojos verdes que lloraron horas antes. Relamió sus labios, no podía arruinar el momento, ni siquiera ofenderla, así que se quedó ahí, esperando nuevamente.

—El amor es muy tonto.

—No soy un experto, pero podría decirte que es lindo.

Sonrió ampliamente, sin mostrar los dientes. Para él era lindo, como la primera nevada, o cuándo las hoas de arce caen libres de sus árboles helados. Tantos tipos de amores, que no sabía como catalogar todos los que sentía hacia todos.

—Tú eres tonto.

Soltó riendo, pero Taehyung simplemente tocó su pecho ofendido.

—Auch. Lo que sea, piensa que es algo así: En algunos casos el amor solo se va, pero jamás olvidas lo que dejaron en tu corazón. A veces hay amores que podrían durar años, minutos... No sé, quiero creer que ese es el destino de un verdadero amor de verdad.

Su abuelo le dijo esa frase, bueno, una mejor, pero él la completo con cosas que se le ocurrieron en el momento. Se sintió avergonzado de pronto, ella lo miraba con los ojos brillantes, transparentes, se reflejaba en esos verdes hermosos que le estremecían cada parte del cuerpo. No podía controlar la presión de su pecho, esa emoción de verla tan adorable que tuvo que levantarse.

—No sabía que eras tan sabio —Miró a todos los sitios, menos a ella. Sonrió nervioso, pero se descontroló en cuánto ella repitió sus acciones y se puso enfrente de él. —¿Seguimos con nuestra salida?

Supuso que no habría salida por ver su aflicción, pero no negaría pasar un buen rato a su lado.

*****

No, el sol no era más fuerte, no era capaz de derretir aquella nieve. Las nubes hacían en repetidas ocasiones que desapareciera, volviendo el ambiente tan gélido que las dos chaquetas que portaban la población no ayudaría mucho.

Los calentamientos iniciaron, hoy era la competencia de baile, versión invierno. Llevaban 5 meses practicando, realizando nuevas técnicas y nuevos estilos que se acoplaran con sus cuerpos. En tres horas comenzaría, era un evento privado donde todos los estudiantes se presentarían delante de un par de jurados, su maestra y algunos invitados -podían llevar a tres de familia u amigos-, pero para la de ojos verdes había sido difícil.

Cambió su ropa. Después de 2 equipos más, le tocaba a ella. Sí, muchos quisieron ir en equipos, pero ella prefirió ir sola a pesar de que una insistente Yein renegara por no poder estar con la magnífica extranjera. Eso causó que empezara a molestarla, a verle mal, a creer que era una completa arrogante.

—¡Siguiente!

Hablaron desde el exterior. Abril se mentalizó que todo le saldría bien, solo debía hacer los pasos correctos a su entrenamientos, combinar los estilos tal cual ha hecho, hacerlo mejor que todos, mejor que nadie. Agitó sus manos, lo lograría. Claro que sí.

Asomó un poco su cabeza en la apertura que había desde el interior del plató, viendo al público. Sí, habían venido las únicas dos personas que no la decepcionarían justo ahora. Su mejor amiga, su hermano y el castaño que en los últimos meses ha estado más cerca que nunca, sabía bien la respuesta ante todo.

La persona que estaba más orgulloso por todos sus logros, no estaba ahí, en cambio, estaba dejando sobre la mesa sus penas más profundas a una persona que también en los últimos meses se volvió un íntimo amigo que lo ayudaría en todo lo que pudiera.

—No te puedo creer que hayan aceptado tu plan.

—¡Oh, vamos George, mejor que el tuyo es!

Rieron a carcajadas. Los de arriba, -como solían llamarle-, aceptaron todo lo impuesto. El agente de policía, que llevaba el caso, recomendó mantenerse en lo bajo por el momento, a pesar de que Park Seung se marchaba del país.

El plan era más fácil que pelar un banano, o eso decían, era:

Park Seung viajó esa misma tarde a unos de los paraísos fiscales que podían existir, por lo visto tardaría un tiempo fuera de corea del sur. Información que fue filtrada por un agente en cubierto dentro de la organización de Park.
En esos meses, se encargarían de ordenar todos los papeles correspondientes para meterlo en la cárcel hasta que se muriera adentro, para ello debían atrapar a un par de sus aliados.
Aunque al principio se negó rotundamente, su hija sería la carnada. Haría que su hija saliera del país un día después de que Park regresara, que el agente encubierto se lo comunicara y saliera a buscarla, sin tener idea de lo que le esperaba, una redada con toda la policía y militares.

—George —Le llamó— ¿Si esto no sale bien...?

—No desconfíes Si-hyuk. El problema es Abril, será difícil sacarla. Ahora que lo pienso, si hablamos con Yoongi, tal vez la convenza.

—¿De qué hablas? — Él no tenía ni idea, no sabía que la hija de su amigo tenía algo que ver con uno de los chicos que trabajaban en su empresa.

*

Yoongi, claro que él podría hacer que ella saliera del país, pero no ahora, no justo cuándo él se autodestruye en las letras de canciones que jamás publicara y solo borrará, sintiendo que son un fracaso, uno tan grande como él.

Santo cielo, santa nieve, santa Navidad. Soltó su lápiz, frustrado por lo 'mierda y más mierda', que había escrito. Se dirigió a la cama, se recostó escondiendo su rostro en el colchón. Si por él mismo fuera, se ahogaría ahí mismo, para quedar sin aliento y no sentir la desesperación de su ser gritando.

Tan mareado, tan fuera de sí. Se levantó de golpe, para poder respirar mejor. Tocó su pecho, apretando la camisa de paso. Lo recordó, hoy era la competencia de baile de Abril, esa la cual él debería ir, pero no, otro chico ocupaba su lugar, diablos, ¿acaso nunca fue el número uno? no, claro que no, jamás fue el número uno para nadie, eso pensaba.

Mordió sin parar las orillas de sus uñas, esa piel lastimada, estaba más herida de lo normal, hasta el punto de notarse el leve rasguño que provocó sus dientes. Estaba desesperado, debía tener una canción lista, pero su cabeza giraba en torno al dolor que sentía, a Abril, a lo decepcionante que era y a su pánico.

Salió del baño luego de lavar sus manos. No necesitaba más distracciones que él mismo, pero el sonido de la puerta principal hizo que saliera de su habitación. Bajó las escaleras mientras secaba sus manos en su pantalón.

—¡Hola!

Una congelada chica, de ojos verdes, estaba enfrente de su puerta. Sí, misma chica que estaba sirviendo de inspiración para escribir. Refunfuñó en su mente, que destino desgraciado, lo hacía perder la razón.

Antes que nada, la dejó entrar observando como temblaba y no quitaba esa gran sonrisa de su rostro. Cerró la puerta, así como cerraba por completo las esperanzas de algo que ni siquiera estaba expuesto.

La chica se había entrado hasta el salón. Los chicos no estaban, unos estaban ensayando, componiendo música en sus estudios, pero él, en casa, como un marginado.

—Yo...

—Si vienes a buscar a Taehyung, deberías saber que fue a tu competencia.

Soltó, mirando en la estantería, aquellas fotos donde estaban ellos siete, dándole la espalda a ella.

La sonrisa de Abril desapareció por completo. Después de la competencia, en la cual quedó en segundo lugar, -Yein le tendió una trampa, un reflector la hizo perder el equilibrio- sus amigos y ella fueron a comer, solo que esta se escapó, sentía las ganas profundas de ver a Yoongi, era su amigo, quería contarle cada detalle.

Segundo lugar, exacto, justo como había quedado él, por su propia causa.

—¡Basta! —Dijo enfadada. Quitó su gran abrigo y lo tiró al sofá— Estoy harta de esto, aunque sea gírate y mírame a la cara.

No podía, no quería hacerlo, si lo hacía todo volvería la inicio. Cometió un error, dejarla ir en cuánto escuchó, que alguien podía hacerla más feliz que él. Se sintió miserable.

—Si quieres que te diga la verdad de algo sin sentido, estás perdiendo tu tiempo.

—¿Te puedes callar de una vez y escucharme? —Se dio la vuelta, mirando su rostro rojo, no sabía si era por la nevada o por el enfado que demostraba— No sabes lo mucho que anhelé verte en la competencia, así que quiero contarte todo, en serio me hace ilusión. Quedé en segundo lugar, todo por la culpa de Yein, exacto, esa Yein. Tengo malos reflejos y ese tipo de luces dañan mi vista, por eso...

—No sigas —Abril que se dedicaba a hablar mientras movía sus manos, explicando concentrada, se detuvo en seco, con dolor— Me estoy lastimando. No entiendes nada Abril, no sabes lo culpable que me he sentido todo este tiempo desde que te conocí.

Se acercó a ella, con sus ojos cristalizados, no quería llorar, no lo haría, pero debía sacarlo todo.

—No sé...

—Déjame hablar ahora. Me sentí asqueroso al darme cuenta de que me enamoraba de ti. Tantos errores que he cometido, tan extravagante y a veces inservible, así me sentía todos los días de mi vida por más que quisiera ayudar —Sus ojos se nublaron— El espacio no estaba de acuerdo conmigo cuándo le declaré mi plan, cuándo le confesé que puedo esperar todos los años necesarios para poder estar juntos y no ser una carga.

—No debías ser una carga, nunca lo has sido. Dios Yoongi, también podía esperarte todos los años posibles para que pudieras recuperarte, pero jamás me hubiera alejado de ti.

—Estás hablando en pasado —Se inmutó, exacto, pasado, por qué sus sentimientos eran diferentes— Absurdo, ilógico y sobre todo, injusto. Cuándo Taehyung me dijo lo que sentía por ti, solo me alejé, sabía que no sería nada bueno para ti. Yo... necesito estar solo.

Giró su cuerpo, no quería que lo viera aún más patético de lo que era. Si no se alejaba ahora, si no tomaba un respiro, un tiempo para abandonar sus sentimientos, se ahogaría solo.

—Lo dijiste; soy muy joven, pero eso no quiere decir que no entienda lo que es el amor. Sabes, mis padres se van a divorciar y aunque no importe en este momento, el día que lo supe alguien me dijo que el amor era lindo —Se acercó a él, tomando su mano. Su pecho se presionó al ver aquellos dedos lesionados—. Dijo también que el amor puede durar años, meses, días o minutos, ¿no te apetece pensar que tuvimos un mutuo sentimiento primerizo que nos llenó de miedo? También lo sentí, pero no fui capaz de hacer algo, creí que tu amor era distinto, pero me equivoqué, todos lo hacemos.

Quería ir ahí, contarle todo lo que pasó, que existiera esos silencios cálidos, consejos, confesarle sus sentimientos hacia Taehyung, pero jamás esperarse de que él también lo tuviese. Cambió de plan, no existiría el castaño por ahora, así que haría algo por primera y última vez, algo que sellaría sus sentimientos hasta un cierto aviso, sellaría lo que sintió todo aquel tiempo y se alejaría de Yoongi, por qué estar a su lado crearía ilusiones, sí, lo pensó maduramente, con razón de que lo amaba tanto para verlo nuevamente mejor.

Tocó el rostro de su pálido, acariciándolo y quitando esas lágrimas.

—Yoongi, si quieres estar solo, pues te respetaré y lo haré, pero antes quiero decirte que jamás has sido ni serás patético, ni siquiera miserable. Te convertiste en mi luna que me ve descansar, pero cubre mis sueños, eras, eres y serás una nube, suave y bonita. Quiero que con el tiempo que esté lejos, te des cuenta de quién eres, y que siempre esperaré por ti de alguna manera, tal vez no como quisieras o como quise meses atrás, pero si como la mejor amiga que podrías tener, por qué te amo.

¡Oh pobre corazón!, tembloroso y viendo la verdad, se estaba sanando poco a poco al entender sus palabras. No, no quería que ella se fuera, pero tenía razón. Fue vulnerable y siempre lo sería, más cuándo con torpeza la de ojos verdes se acercó a él, lento, sin miedo alguno y juntó sus labios contra los de su pálido. Un beso que deseó tanto, su primer beso, siempre creyó que sería Vernon, pero después, sentía en lo profundo de su alma, que debían deleitarse con lo de alguien que amó siempre.

Tan torpe e inexperto como ella, llevó sus manos hacia la espalda de Abril, mientras sus lágrimas salían, sabiendo que debía sanar, amándose tanto como sus seres queridos lo amaban.

Por qué nadie puede amarnos más que nosotros mismos y él debía comprenderlo de alguna manera, gracias a quién esperó y esperaría siempre. 

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Hola. Espero estéis bien.
Este capítulo lo tuve que subir el martes, pero se me olvidó. Perdón. Así que, este finde habrás más de una actualización. Esto es, porque fijé un día exacto para subir el final de la historia, les aseguro que no falta nada.

Por el momento, empecé mi último año de carrera (una formación), y es complicado llevarlo, pero haré mi mayor esfuerzo. Sigan leyendo. Gracias.

— Los capítulos siguientes, serán un poco más largos que los anteriores. Espero comprendan y apoyen.

Tomen agüita, no dejen de comer y traten de portarse bien. Dios les bendiga. Muak. <3

~herbst

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