✾| sp; cincuenta y nueve
Narrador Omnisciente
Bonita y preciosa primavera.
Ni tan frío, ni tan cálido, simplemente perfecto. Los abrigos dejaban de mostrarse por las calles, para modelar preciosos vestidos, trajes cortos y más que todo, asombrarse por las flores multicolores que te quitan las tristezas en un segundo.
La presencia de las pequeñas cosas, se hacen extravagantes cada día. Apreciar lo que tenemos para ofrecer, es tan válido a cuándo nos entregan todo, y no nos damos cuenta, por qué a cualquier edad podemos ser capaces de comprender lo que hay en el mundo exterior.
Un edad no define tu madurez, hasta la persona que ha vivido mucho, busca los mejores conocimientos. Pero, hay veces que aquel que su vida apenas empieza, deja sus preocupaciones, no quiere aprender, solo quiere vivir, solo quiere florecer como las flores de primavera.
Detuvo su andar, seguro de lo que haría y que estuvo preparando en los últimos 3 meses, por qué creía que sería la mejor decisión, por qué aunque se avecinara una adversidad, lo único que podía escuchar sus oídos, era a su corazón. No le importaba un futuro, ni un pasado, solo un presente. Más firme que un futuro, Taehyung que pasaría sus últimas noches después de separarse de su amada, llorando con desdicha, no, este Taehyung haría lo mejor para ambos.
—Pero, ¿Volverás pronto?
No sería justo ahora, pero cuándo volviera, lo haría.
—No. Me duele un poco irme cuándo en menos de dos semanas es tu cumpleaños.
Cierto. Tenía conciertos que hacer, era un cantante que aún le quedaba mucho por demostrar.
—Está bien. No pensaba hacer algo ese día.
Tomó la mano de Abril con fuerza, con su cuerpo temblando igual que su corazón.
—Cuándo vuelva, necesito decirte algo —Normalmente, eso parece mala señal, y aunque no lo era, los nervios invadieron el cuerpo de la joven— Escucha, talvez no podamos hablar por qué estaré ocupado, pero cuándo esté aquí, me comunicaré contigo y te diré donde vernos ¿si? Para que no desconfíes, diré que es una sorpresa.
Y por más tímido y avergonzado que era, la confianza que había crecido entre ellos se volvió tan íntima, como dos niños que hacían travesuras y no les preocupa. No, se la pasaban bien, así como ese día; solían pasar tiempo juntos y un día Abril fue a la empresa donde él trabajaba, estaba Jimin y Jungkook -compañeros y amigos de Taehyung-, jugueteaban por la empresa y a la tarde, compraron una pizza. Oh pobre pizza que en paz descanse. Por estar corriendo, Jungkook y Abril chocaron contra Jiimin quién tenía la pizza y la tiró.
Fijó su vista en las pequeñas pecas de la de ojos verdes, le gustaban tanto desde que descubrió que las tenía.
Viviendo una vida tranquila, disfrutando el aire aún frío, los niños jugando en los parques, en la tierra y divirtiéndose. Todo tan apático por fuera, pero por dentro la crisis incrementaba.
No había señales sobre Park Seung. Los agentes lo sabían, así que se mantenían al tanto de cualquier movimiento. Había mucho desnivel, aún George buscaba maneras de darle ideas a su hija sobre irse del país, en cambio, la miraba más animada.
Su cabeza giraba, la idea de tomar a su amigo Yoongi estaba desvaneciéndose. Aquellas veces donde su hija se dedicaba a hablar sobre él, desaparecieron. Sospechó, que habían discutido o algo, pero le sorprendió más su interés hacia el amigo de su amigo, el llamado Taehyung. Bueno, no importaba ahora las amistades de su hija, importaba mantenerla a salvo y sacarla cuándo fuese necesario.
Dejó su vista del ventanal para ir hacia la puerta, quería salir un momento, pero entonces aquella mujer entró, apartándolo del camino.
Bufó para sí mismo, sabiendo lo interesada que estaba por los papeles del divorcio, que su afirmación de 'cada tres meses vendré para ver como está mi hija', se volvían real. Aparte, esta vez se quedaría un poco más, ya que su hija estaba a punto de cumplir 17, muy poco para su mayoría de edad.
—Iba de salida.
—No me importa, solo vengo a dejarte estos papeles. Son los trámites del divorcio. Como no colaboras en firmar los otros que te di, Mary, mi abogada, ordenó y separó nuestro patrimonio.
Pasó su mano por su frente, cansado. Tenía mucho tiempo desde que no dormía bien. Tenía a la policía vigilando su casa y su oficina siempre, despertar en la madrugada con pesadillas y llamadas perdidas no era lo más agradable.
Vanessa colocó aquella carpeta sobre la mesa, para luego alejarse hacia la puerta, donde estaba un socio de George. No le importaba, así que simplemente lo esquivó para querer salir.
—Iré a visitar a mi hija en unos días —Dijo y luego miró de reojo al otro hombre— Buenas tardes, señor Bang.
Salió de ahí, con ese mismo aura que desprendía su hija, cuándo estaba molesta.
—Vaya. Intenso.
Cerró la puerta después de entrar. George se dedicó a dejar caer su cuerpo sobre el sofá que tenían en la oficina. El día de hoy parecía que no saldría de su cueva, ni a tomar un poco de aire.
—No le daré el divorcio.
—Puede ir a donde un juez a demandarte. Aunque, ella ganaría y se arruinarían todos los planes.
—Lo sé. Necesito que los días pasen tan rápido para que Park vuelva y sacar a Abril de aquí.
Si-hyuk se sentó en la silla que estaba en un costado, mirando a su amigo que cubría su rostro con su mano.
—¿Ya sabes qué harás con tu hija?
—No. No la escucho hablar sobre Yoongi, así que necesito otro plan.
—Deja a mi muchacho en paz y no lo metas en esto. Mejor, dile a tu mujer que venga por su hija.
Se levantó del sofá. Su amigo tenía razón.
—Esperaré.
*
Cada quién decidía cuál era su día favorita o festividad.
Para la chica que anhelaba tanto ver a un castaño de cabello liso, ojos rasgados y sonrisa cuadrada, quería que su cumpleaños pasará pronto, por qué el día después, lo volvería a ver.
No fue un 'fastidio' como solía llamarle, en cambio, le pareció enternecedor ver por todos lados pancartas de Feliz cumpleaños y mensajes curativos por todo el mundo que la conocía. En el instituto, ir de compras con Peyton y escuchar un 'ella está de cumpleaños', llegar a su casa y ver a Jasmine con un pastel recién hecho, que también estaba su padre. Fue un día que jamás olvidaría, o bueno, sería el cumpleaños más divertido, movido y relajante en toda su vida, que esperaba que todos fueran así, pero como siempre, el destino es envidioso, que haría que ese día se olvidara hasta un cierto aviso, hasta que el lo quisiera.
Al día siguiente de su cumpleaños, marcaba 13 de Abril del 2015. Hipotéticamente, era finalmente Abril de 17 años. Como siempre, creía que cuando cumplía años, renovaba su personalidad, volviéndose más sabia por las cosas vividas.
Se levantó, acercándose a su tocador. Sus ojos se desviaron hacia la rejillas donde yacían todas esas fotos, debía actualizarlas.
Fue hasta su cajón al lado de su cama, sacó las fotos que había tomado los últimos 4 meses y las colocó en la cama. Escogió diez de veinte y fue hasta la rejilla, donde quitó otras. Sentía que cuándo las quitaba, no es que perdían algún valor, simplemente, se volvieron un completo recuerdo que ya lo conocía a la perfección, y que ahora le tocaba a nuevos momentos de memorizar para que quedaran intactos en su cabeza.
En medio de todas, colocó una foto que ella tomó con su teléfono y luego Miguel las llevó a imprimir. Se trataba del día del pícnic con Yoongi, se miraba la mitad de su rostro que cubría su sombrero y detrás su pálido, con sus piernas estiradas, riendo avergonzado.
Soltó aire, con nostalgia. Levantó sus brazos para poder estirarse y de pronto la puerta sonó.
—¡¿Abril?! Despierta. Dijiste que hoy debías ir a ver al niño Vernon.
—Estoy despierta Mine, bajó enseguida.
Guardó las otras fotos que quedaron fuera y se dirigió hasta el baño.
Era temprano por la mañana. Las personas corrían apresuradas, tal vez por qué llegaban tarde a su trabajo o tal vez a la universidad. Oh, se preguntaba que cuándo fuese a la universidad, estaría visitando a Taehyung y al fin pudiese hablar con Yoongi. Que le dejara claro a Yein que ella era mejor en el baile y se graduara con honores, siendo feliz. Ilusa. Nada es perfecto, aunque se diga lo contrario.
Sus pies llegaron a su destino. El señor de recepción la reconoció por poco, había pasado mucho tiempo desde que no la veía por ahí.
No sabía como actuar, de repente dejó de verse con un amigo de la infancia, sería complicado, pero ¿no decía ser mayor y lo suficientemente madura? Eso no importaba.
Entró a la sala que le indicaron. 4 chicos, entraron a la vez, sin reconocerla.
—¿Hola?
Días atrás, Vernon y Abril empezaron a hablar, él aprovechó para saludarla por su cumpleaños y le sugirió verse hoy. Pero, ninguno de sus amigos tenía conocimiento sobre ello.
Giraron su cuerpo ante la voz femenina y fueron incapaces de no alegrarse de verla.
Un rubio, con rasgos gatunos, se alteró y fue a abrazarla. Siempre fue amigable con ella.
—¡Hoshi! Demasiado tiempo.
Se sentía como aquel año donde siempre pasaban juntos, donde ellos practicaban hasta que sus piernas temblaran y ella los apoyaba, a la vez aprendiendo sobre el baile. Adentrándose más, se sentaron en unos sofás, mientras que Vernon no pudo ocultar su emoción al verla.
Más o menos, casi dos años de no verse, no por qué no quisieran, pero él tenía demasiado que hacer para convertirse en lo que quería, en un cantante y sabía que era difícil, por eso lo entendía. Pero algo dentro, se quebró, es decir, solo eran dos amigos que se conocieron de muy pequeños y hoy seguían con una amistad, con menos confianza. A pesar de todo, no les impidió hablar mucho, tanto que no paraban de reír al contar anécdotas.
—Por otro lado... en la academia de baile tenemos una actividad y siento que será la última por qué la maestra está a punto de cerrarla —Todos miraron con atención— Al parecer, los alumnos de la academia fueron escogidos como complemento de los bailarines de algún grupo musical.
—¡Eso es increíble!
La maestra tenía una oportunidad en estados unidos para abrir una academia ahí, así que no lo desaprovecharía. Se sentía orgullosa de guiar a buenos bailarines, así que de regalo, los presentó en privado para que sirvieran de bailarines de respaldo en una presentación de premios, junto a grandes artistas. Eso podrían abrirles caminos.
—¿Sabes con qué grupo estarás? —Negó por la pregunta del alto Mingyu.
—Al ser 40 alumnos, escogerán 5 grupos. Creo que ustedes están dentro de la lista.
Un suceso, uno pequeño, sería muy grande para todos, ese día y en unos años.
Todos querían que ella estuviera como bailarina de respaldo, aparte de que Hoshi conocía bien los dotes de Abril, habían bailado juntos muchas veces, así que no tendrían problema.
Un día emocionante, lo sabía. Esa tarde se vería con Taehyung, recibió un mensaje suyo sobre el lugar donde se verían.
Los chicos salieron un momento de la sala, no era una coincidencia. Quedando aquellos viejos grandes amigos, el silencio fue una incomodidad por parte de uno.
—Estuve pensando en este tiempo que estuvimos separados —Era cierto— No pude sacarme de la cabeza lo tonto que fui. Suena tan extraño si lo digo ahora: 'te pediré ser novios cuándo seamos capaces de cumplir nuestros sueños'.
Se burló de sí mismo.
Oh no. Abril habría superado esa etapa, tenía seguro todo lo que quería para su vida en su corta edad. Pero, cayó en sí todo lo que no vio, sintiéndose abrumada y acusada por alguien invisible.
<<Tiempo>> ¿Por qué todos le pedían tiempo?, ¿Para cumplir sueños, para ser felices, para sanar, para vivir?, ¿acaso alguien le pediría tiempo para morir también? Dios, su cabeza estaba inestable, perdida en un abismo, dándose cuenta de lo egoísta que fue. Sí, le pidieron tiempo y lo primero que hizo fue cambiar sus sentimientos. Entonces eso no era amor, ¿o si?
Un enredo más y no quería otro. Si se hubiera callado y aceptado lo que dijo el chico, estaría con él, a su lado. Ahora le parecía tan estúpido el '¿acaso crees que los sentimientos no cambian?' Pobre Abril, fue tan ciega y siempre lo fue. Confundía el amor romántico con uno vació, donde solo nacía la amistad, una bonita que empezó desde pequeños, entonces, ¿qué pasa con el de Yoongi? No, con él era diferente.
—Vernon, deberíamos dejar de hablar sobre eso.
Pidió en un susurro.
—¿Por qué? —Se acercó a ella, tomando sus manos como antes hacían, pero ahora todo cambió— Debo decirte que estás hermosa, en serio. Ha pasado demasiado tiempo y yo quería tener una cita contigo.
Separó sus manos. Tan tarde. ¿De quién era la culpa? De nadie.
—Yo, lo lamento, no podría.
—¿Por qué no? —Sonrió, creyendo que era algún tipo de broma. La cercanía le causaba pesadez en su estómago, no quería que se acercara más, así que se levantó del sofá— Abril...
—Me gusta otra persona —Era lo que podía pasar, pero Vernon nunca lo esperó.
—¿Tu amigo Yoongi? Oh, Dios mío. No puedo pensarlo. ¡Solo te pedí tiempo!
—No, no es él y... deja de mencionar lo del tiempo. En primer lugar, nunca fuimos nada y aunque es egoísta, éramos más jóvenes que ahora para considerar un futuro prometedor.
—¿De quién se trata?, Nadie te amaría más que yo.
No era el punto. Podían existir diferentes personas con sentimientos nivelados, hasta Yoongi podría amarla más que la dejó ir, o Taehyung, que haría lo imposible por protegerla.
—Quise volver a estar cerca de ti, como amigos, pero si seguimos así, solo me queda alejarme. Lo lamento mucho, no sabes como, pero no puedo soportar vivir en un bucle de tiempo.
Llegó a pensar, algún día, que le dolería si no volviesen a hablar, pero simplemente dejó las cosas en claras, y cuándo estuviese listo, volverían como amigos o desconocidos.
Salió de ahí, sabiendo que había hecho lo correcto.
Esa tarde, comió con su familia. Eso la hizo salir de sus pensamientos unos minutos, dejando a un Vernon muy atrás.
Su padre quiso estar con ellos. Fueron a comer y pasearon unos minutos. Necesitaba seguir con unos papeleos, así que le sugirió a sus hijos de que fueran a su oficina, nada más para pasar el rato.
Alex tirado en el sofá, mientras que Abril en el otro de solo un puesto, en medio de este. Estaba acostumbrado a ver a sus hijos así, aunque hace años, ambos cabían en un solo sofá.
Tecleó un par de cosas, pero le era inevitable distraerse.
—Oye moco.
—¿Qué quieres?
—¿Hoy sales? —Asintió, sin ver a su hermano. Estaba centrada viendo su teléfono— El mes pasado, tuve un partido y no miré a Yoongi, pero si a Taehyung, ¿acaso es con él quién sales hoy?
La conversación de sus hijos le llamaba la atención, así que los quedó viendo. Se venía una pequeña pelea.
—¿Te interesa?
—Puff, desde que cumpliste años estás in-so-por-ta-ble —Alargó la última palabra de su frase— ¿Son novios ya?
—¡Que te calles! —Tomó el cojín que tenía en sus piernas y se lo lanzó, haciendo que este se lo devolviera al instante.
Su padre sonrió ante aquello, pero un poco fuera de sí.
—Ey, ¿qué pasa?
Aprovecharía el momento para acusar a su hermano y alguna de sus travesuras para que se callara, pero él fue más rápido.
—Papá, Abril va a salir esta tarde con Taehyung, posiblemente se vuelvan novios o talvez ya lo son.
El instinto de papá celoso se encendió y quedó mirando confundido. Abril se sonrojó, bueno, por la vergüenza y enojo que sentía. No los escucharía, así que mejor se levantó del sofá.
—Nuestra pequeña calabacita ha crecido. Bueno, hay que poner un límite. No quiero que llegues tarde a casa, dile al muchacho que a las 9 debes estar en casa, aparte de que si te pide ser su novio, me avisas.
—Ugh, sois unos pesados.
Gruñó. Salió de la oficina, echando humo. George era feliz con tan poco, pero le preocupaba, así que de inmediato mandó un mensaje a Miguel, de que el guardia de Abril no la dejara sola en ningún momento.
En su habitación, en lo más íntimo que tenía, miró su reflejo y estaba orgullosa. Buscó por días el mejor de los vestido que Grace le había regalado y supo que ese de flores era perfecto, combinaban con la hermosa primavera y con el lugar a donde irían.
Arregló su cabello con delicadez, dejando que unos mechones caerán del moño que se hizo gracias a un gancho de pelo. Revisó su pintalabios rosa y el rimer de sus pestañas.
Hermoso vestido blanco, con diminutas flores por todos lados, largo hasta la rodilla y de tirantes. Realmente preciosa que sus ojos no pudieron dejar de verla, su corazón temblaba con cada uno de sus pasos hacia él.
—Hola.
—Hola —se mareó al instante de escucharla hablar, en verdad le gustaba.
—Me alegra mucho volver a verte. Tu cabello se ve lindo, bueno, todo tú también, bueno, tú me entiendes.
El tic en su ojo apareció, dejándola expuesta de lo avergonzada que se sentía.
Se querían sentir mejor, sin prisa, sin incomodidad. Continuaron el sendero que los llevaba a un tipo de bosque, zonas de parque, para acampar, al lado de la carretera, una arena adornada de columpios.
Taehyung tenía la idea de hacer algunos paseos en bicicletas dobles, pero al verla en vestido, cambió un poco el plan. Pasaron de jugar como niños en los columpios, luego arrancar un par de flores hasta ir a un puesto de comida con apenas 5 mesas exactas y a la izquierda se apreciaba una pequeña cascada, muy apetecible para bañarse.
Lo cálido y el bombeo de amor llenó sus cuerpos. Cada minuto sabiendo que era real, sabiendo que sus ojos brillaban a causa de otros y que en ningún momento necesitaban tiempo, ya que eran capaces de compartir los segundos juntos.
Él lo sabía, a pesar de que no tenía la mejor idea para una propuesta. Sentía que las pequeñas cosas a veces son las más preciadas, y un recuerdo tan inocente como este, podría significar más que cualquier regalo.
Sin nadie en el sector de ellos, más que una mujer que les sirvió un helado, se levantaron para acercarse a la cascada. Tan magnífica imagen, la mitad del sol era visible, iluminando el agua clara, tan deseosa.
Risas, travesuras, comidas, helados, experiencias, una imagen grabada en sus cabezas de la naturaleza, un recuerdo, uno que jamás olvidarían, por qué sería el más importante de todos, sería aquel donde empezó a formarse con más fuerza un amor real, un amor romántico, tan consumado.
—Abril —llamó su atención, viéndola, sabiendo que la cascada ahora no era lo hermoso, sino a la chica de ojos verdes que tenía delante— No creo que haya estado más seguro de algo, como lo que diré ahora, entonces, ¿Quieres ser mi novia?
Solo una pregunta, sin malas intenciones, sin pedir tiempo, solo una llena de ilusión y de amor.
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