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✾| nueve (II)

Abril Anderson

Los pasillos del edificio de Economía estaban casi vacíos, al parecer ya habían entrado a clases. Mi cuerpo se recostó sobre la pared cerca de los casilleros, esperando a que Peyton acabara de sacar algunos libros. Empezamos a caminar hacia nuestro salón, en verdad este era mi favorito, ya que era el más grande, el salón de conferencia.

Al entrar, al lado izquierdo estaban ya los asientos, así que me acerqué al mío. Saqué algunos libros de mi mochila, hoy tocaba gestión de empresa y significaba estar en mi máxima atención con el maestro. Carolina llegó, se sentó a la par mía, ya que aún no llegaba Dahyun que se sentaba ahí.

—¿Te enteraste? —Me miró y Peyton negó por mí.

En eso llegó Dahyun y Jake y se sentaron en su lugar. Nos miraron confundidos, pensaban que ya nos habíamos enterado, pero estábamos de lo más normal.

—Creemos que Olivia y Casper ya están saliendo, ya sabes, como novios.

Elevé una ceja. Lo que faltaba. De solo cruzarme la cara de él tal Casper por mi mente, me provoca un cierto asco y repulsión, no sé si queda claro que lo odio. Suspiré cansada, no quería poner la mente en eso ahora, debía prestar atención a la clase, hacer lo que nos dejara y así tener tiempo para poder leer un poco lo que saldrá en el examen de la siguiente clase.

Después de tres horas, haber acabado la primera clase y el examen de finanzas, sentí como mi cuerpo se había despojado de un gran peso. La verdad no sería buena en cálculos si mi padre no me hubiese enseñado todo esto de pequeña, discutía mucho con mi madre porque era la nota que siempre tenía baja, matemáticas, pero mejoró con el tiempo.

Estiré mi cuerpo contra el respaldo del asiento, miré como Olivia recostaba su rostro contra su mano. Jake y las demás chicas asomaron su cabeza para mirarla también. Nos levantamos para salir del salón, no quisimos decir nada al respecto de la relación de nuestra amiga con ese tipejo hasta que ella hablara.

—Que horror, espero salir bien en ese examen.

—Si has estudiado, seguro te saldrá bien —Respondí al segundo de escucharla.

—Yo no estudié mucho para salir anoche.

—¿A dónde fuiste?

—Con mi novio.

Rodeé mis ojos fastidiada, no quise expresar nada y me alejé de ellos. Mientras estaba en camino a la cafetería por el hambre que traía que podría ser capaz de comerme un león, en sentido figurado, ¡No dejemos morir a los leones!

Mi concentración era máxima al escoger la comida porque no sentí que alguien se había puesto a mi lado. Miré a Dahyun escogiendo también comida, parecía querer preguntarme algo.

—Abril —Asentí para que hablara— ¿Qué fue lo que pasó? —La miré, no sé a lo que se refería. Hice un gesto para verificar que si era sobre lo de Olivia a lo que ella asintió. Dejé el cucharón con el que estaba cogiendo la comida y le comenté sobre lo que había pasado días atrás con Casper. A decir verdad, a ninguno de nosotros nos agradaba, pero no lo habíamos mencionado porque no nos importaba, hasta que ella comentó que estaban 'enamorados', no quisimos entrometernos porque es su vida, en mi opinión, no quería meterme, pero el hecho de que lastimen a una amiga, como que no es de mi muy gusto. Terminé de colocar mi comida en la bandeja, al igual que ella—. Tienes que contarle a Olivia, esto no puede quedar así.

—No me quiero meter en su vida. Cuando le ocurra algo aprenderá.

Nos dirigimos a la mesa a la cual siempre nos sentábamos a comer, la que estaba cerca de la ventana y se podía apreciar la entrada del campus y a lo lejos la ciudad de Seúl. Empezamos a comer, no obstante Dahyun lucía inquieta, aprendí a conocerla, sé que quiere decirme algo, lo iba a terminar haciendo.

—Sabes, como me has contado esto, es mi obligación contarte algo —Ahí estaba—. El día que fuiste al hospital, pude mirar a Peyton y a tu hermano discutir y escuché tu nombre, pero no les entendí.

—¿Te acuerdas de alguna palabra? —Dije mientras tomaba un poco de mi bebida.

—Creo que 'Estal aquí es mal' —Casi escupo la bebida por lo tierno que lo había mencionado.

—¿Estar aquí, para ella es malo? —Ella asintió de inmediato. Imagino que ellos están expresando lo mismo de siempre.

—¿Qué significa? —Se lo traduje a coreano.

—Gracias por decirme Dahyun.

Continuamos comiendo, sin embargo, tuve que detenerme al fijarme que sus manos empezaron a juguetear y también que su risa nerviosa había salido. Apoyé mi rostro en la palma de mi mano, en señal de que me dijera sin miedo que era lo que pasaba.

—No suelen contarme mucho y eres muy reservada así que no sabía si decirte que, también ese día miré discutir a tu hermano con Kim Taehyung.

—¿Qué? —Alejé mi mano y la choqué contra la mesa por la impresión. Algunos chicos que estaban cerca miraron de reojo.

—Hablaban en inglés creo y lo único que entendí fue que tu hermano le declaró que no lo quería volver a ver en su vida.

Mi estómago se había revuelto y no había sido por el hambre, más bien, ya no quería ni comer, ahora sentía náuseas. Parpadeé un par de veces, ella me miró esperando respuesta, pero no expresé nada y me levanté al igual que ella. No podía seguir esta conversación ahora, me sentía confundida, tal vez después hablamos.

*****

Coloqué mis zapatos y ajusté mi brazalete deportivo. Era sábado y quería salir a correr un poco. Todos estaban durmiendo, era obvio porque aún no amanecía. Antes de salir había tomado un poco de agua y me hice una coleta alta.

Hacía frío, eso hizo que subiera la cremallera de mi chaqueta deportiva hasta el cuello. Estiré un poco y me dispuse a trotar. Decidí incrementar la velocidad. Mi rodilla se estaba ajustando más al ritmo. Llevaba ya unos días haciendo esto, y al parecer no estaba yendo tan mal. El aire helado empezó a chocar contra mi rostro, despertándome más y haciéndome saber por alguna razón que vivía en la realidad, era agradable. Me dispuse a recorrer ciertos sitios por los cuales ya había pasado con los chicos, según mi teoría, salí por el camino izquierdo del campus, iba a dar unas vueltas pasando por ciertos lugares formando un círculo y regresando por el lado derecho.

Me estaba cansando y tenía miedo que me diera un calambre en la rodilla, me detuve un poco cuándo miré que ya estaban abriendo una tienda. Entré para comprar una botella con agua, me la tomé un poco y salí a estirar un poco y seguir corriendo. Bajé unas pequeñas escaleras que hicieron que llegara a un camino que estaba lleno de árboles, ¡Era muy bonito! Se podía apreciar un pequeño lago, por aquí pasaban las bicicletas y también las personas. Detuve mi paso, se volvió lento y me acerqué a unas barandas pequeñas que estaban detrás de unos arbustos, me sostuve ahí y estiré un poco. Me sentía cansada, pero era como si me hubiera liberado de muchas cosas. Acabé de beber el agua de la botella, de verdad que se sentía tan bien.

El aire empezó a soplar con algo de fuerza, era intenso, refrescante. Los árboles estaban moviéndose al ritmo del viento, haciendo que las pequeñas gotas de agua que se almacenaban en estos cayeran, al igual que sus hojas y flores de color rosa cayeran al tiempo. Esto creo que era lo más hermoso que podía presenciar, era lo que más me gustaba ver, me trae tantos recuerdos de los otoños que vivía con mi padre, como tomaba su gran mano y caminábamos por esas calles llenas de hojas marrones y naranjas y alguna amarilla.

Cerré mis ojos y solté un gran suspiro, hasta este momento pienso que los problemas pueden variar de importancia, el hecho de la muerte de mi padre me duele tanto, el hecho de que mi vida sea un misterio. Era tan impredecible porque cada vez que pasa algo no sé si reflexionarlo. No sé por qué, pero también conocer a personas nuevas resultó agradable, porque según recuerdo, eso para mí no lo era, y más con ese chico de ojos rasgados, el de sonrisa cuadrada, parecía una buena persona, no podía descartar el hecho de hacernos amigos si me lo volviese a encontrar.

Solté una pequeña sonrisa, era tan absurdo lo que me pasaba que no creía que fuese cierto. Últimamente, las pesadillas se calman y simplemente los puede catalogar como sueños, sueños en los cuales repetía aquel momento del hospital, en donde Taehyung limpiaba mis lágrimas con aquella delicadeza. Moví la cabeza sacándome de nuevo aquella imagen de su rostro preocupado. Giré mirando a mi costado, un perro estaba ladrando.

—¿Qué pasa pequeño? —Lo miré, era un cachorro el cual estaba a todo dar vueltas al lado mío. Me agaché para poder acariciarlo—. A ver, ¿y tú dueño? Eres muy lindo —Cambié mi voz a más adorable mientras el cachorro se notaba alegre—. No creo que todos los perros se parecen, pero te me haces tan conocido, creo que tu ternura no cambiaría.

—¡Yeontan!

Ese nombre resonó de nuevo dentro de mi cabeza, me parecía que ya había escuchado su nombre, no sé si estoy segura de que sea así. Tomé al perrito en mis brazos al mirar que alguien corría hacia nosotros.

—¿Por qué te fuiste tan lejos?

El perrito parecía tan despreocupado a pesar de que al parecer era Yeontan, el perrito de Taehyung. Hay que estar de broma, ¿en serio que él de nuevo? Me lo he encontrado en varias ocasiones, terminé soñando con él, pensando en él, tiene que ver con mi hermano y aun así sigo encontrándomelo.

—¿Tú qué haces aquí?

Pregunté sin estar sorprendida, considero que nada de lo que llegase a suceder podría sorprenderme. El cielo empezó a aclararse poco a poco, el sol estaba iluminando nuestros rostros, en especial el de él. No separé mis ojos de cómo los suyos se habían puesto marrones y sus pupilas estaban dilatadas. Carraspeé mi garganta nerviosa, ya que no decía nada, apartó la mirada de mis ojos y habló.

—Salí a dar un paseo.

—¿Me estás persiguiendo?

—¿Por qué lo tendría que hacer? —Él apartó la mirada hasta Yeontan.

Me sentía como una completa tonta, claro que lo era. ¿Por qué él tendría que perseguirme? Resople resignada y bajé a Yeontan de mis brazos, este corrió hasta Taehyung.

Estábamos parados, uno enfrente del otro sin decir nada. Era algo incómodo la verdad, yo estaba dispuesta a irme de ahí, en verdad no teníamos mucho de qué hablar, ni siquiera alguno de los dos se atrevía. Hice un paso para irme, pero miré un pequeño movimiento de Tae, agachándose para tomar a Yeontan en sus brazos y abrochar la correa que sostenía en sus manos.

—¿Hace mucho que estás en Corea? —Dijo tratando de romper la incomodidad mientras dejaba en el suelo a Yeontan sin soltar la correa. Devolví hacia atrás aquel paso que había dado.

—No, hace poco vine por la universidad.

—¿Dónde nos vimos la última vez? —Asentí.

—¿De dónde eres? Digo, ¿De qué parte de Corea del sur?

Relajé mi cuerpo, por lo menos estábamos entablando una pequeña conversación. Sus ojos al final se encontraron con los míos, algo más seguro que antes; creo que tampoco luzco tan agresiva para dar tanto miedo.

—Daegu, no sé si sabes donde es —Lo miré con cara de ofendida.

—La verdad que no, me gustaría, apenas conozco Seúl —Ahí estaba él de nuevo, esbozando una amplia sonrisa de oreja a oreja, lo hacía parecer como un niño pequeño.

—Tú, ¿De dónde eres?

—Nací en New York.

Me miró sorprendido. Su cuerpo se balanceó hasta quedar cerca de la banderilla de los arbustos, casi a mi lado. Lo miré e hice una media sonrisa ante su gesto cuidadoso. Quedamos en silencio unos segundos. Él se dio la vuelta mirando hacia el río. Escuché como un sonido de risa salía dentro de él, algo tímido, giré mi cabeza para verlo, creí que quería decirme algo así que me coloqué como él.

—Ahora que lo pienso ¿tienes 18 años no? Aunque sería muy joven para estar en la universidad

—Y ¿tú 48 no?

—¡Perdón!

Me había ofendido, pero fue inevitable no reírme y peor cuándo en ese momento pasó el dedo de su mano por su barbilla, asome un poco mi cabeza hacia adelante, curiosa y ahí estaba él, sonriendo por el momento espontáneo que había sucedido entre nosotros, sus dientes eran perfectos y se podían apreciar las líneas de sus ojos y volviéndose pequeños, sobre todo, ahora que lo miro de esta forma, tan cerca, puedo asegurar que al sonreír de esa manera, sus labios parecen un lindo corazón, tenía tanto lunares en su rostro que no sería molesto mirarlos.

Bajé la mirada, no podía creer que lo había visto tan cerca y no me había fijado en ese detalle, bueno, daba igual. A pesar de que hacía frío, el sol estaba empezando a hacer que la temperatura se nivelara, eso hizo que bajara un poco la cremallera de mi chaqueta.

—¿A dónde irás ahora? —Dijo Taehyung.

—Al campus.

Metí las manos en mis bolsillos. Ya había estado mucho tiempo afuera, debía regresar para desayunar y aún me quedaban aproximadamente 30 minutos para llegar al campus si regresaba al mismo ritmo. Nos dimos vuelta y nos acercamos un poco a la calle. ¡Cierto! Ahora que lo recuerdo.

—Ah, la vez pasada no te dije nada de aceptar ir a tu casa porque recibí una llamada. Lo siento.

—Está bien —Hice una pequeña sonrisa al escucharlo. Iba a levantar una mano para despedirme de él como la última vez —¿Quisieras ir hoy?

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