Epílogo
Narrador omnisciente
Los augurios fomentaron la libertad de sentimientos atrapados entre sí. El atrevimiento desbordado, el encuentro con la verdad y mínima salida de un abismo sombrío que abarcó el cuerpo de todos. Caminaron por senderos añejos, pero sin importar, encontraron felicidad.
Fue inútil batallar contra tus sentimientos, tan estorboso imaginar que la existencia de ese ser, ya no significaría nada para ti. Atrapado y desolado por la fragancia de un amor juvenil, que los libró de un futuro deplorable, donde sus corazones detuvieron sus danzas para conocer su destino.
Cuándo maldijo y mandó al diablo todo, comprendió que tuvo que hacerlo desde un principio. Pero la Abril que acababa de cumplir 18, no aceptaba del todo ese accidente, como su pierna sufrió una lesión, como no recordaba cuándo cumplió años, como tenía pesadillas constantemente, náuseas, un cuerpo débil.
Todo eso debía acabarse. Comenzó desde que viajó a corea del sur; La amistad con Yoongi, a quién lastimó por no aceptar sus sentimientos, por qué llegaron tarde. Conocer a Taehyung y amarlo como Yoongi lo quería para sí mismo. La muerte de su padre. El fin de su relación. Su accidente. Su perdida de memoria. Y ese final, donde regresaba al inicio, donde el destino le dio una segunda oportunidad.
El aire cálido primaveral entró por la ventana, moviendo las cortinas y despertándola más. Olía el delicioso aroma que se acercaba, entonces la puerta de se abrió.
Inmersa en sus pensamientos preciados, admiró que el día de hoy era, como según decía en los noticieros, perfecto para el evento del año. Se sentía plena, suficiente, se sentía Abril Anderson desde ese día en que descubrió todo, en donde todas sus memorias volvieron y no importaba que fuesen malas o buenas, eran suyas.
Cerró los ojos en cuanto unos labios se posaron sobre su cuello desnudo. Suspiró, emocionada y atraída por el olor de la comida.
—¿En qué pensabas bollito?
—De que seguramente el vestido no me entre sí me como todo ese desayuno.
Sonrieron. Abril se giró para quedar enfrente, colocando sus manos sobre el pecho desnudo de él. Aún, con una sonrisa, se acercó para besar esos labios que jamás se cansaría de besar.
—No te preocupes por eso, cielo. —-Apretó su cintura, atrayéndola más hacia él— Te amo.
Si pudiera cambiar algo, no lo haría. Por qué no logró transformar ese dolor, más bien, le ayudó a encontrar la felicidad junto al amor de su vida. Lo desconocido se volvió propio, tan grabado, que sus lunares se volvieron los mejores para besarlos.
—Taehyung... deberíamos detenernos y comer, luego se nos hará tarde. —Dijo, en medio del beso que acabó de estar en el ventanal, a ella en el regazo de él, entregando las caricias más cálidas y prometedoras que las mismas esperanzas de los creyentes. Se amaban, lo hicieron desde el primer día en que se vieron.
Ese día, cuándo él la volvió a encontrar, sin saberlo, sus corazones volvieron a bailar entre ellos, susurrándose que al fin estaban juntos. Nadie podía negar que las coincidencias no existían, había una razón. Razones por las cuales él descubrió donde vivía ella en Londres, y no dudo un simple segundo para verla en ese restaurante. Que su cámara enfocara al ser por el cual su alma dejó de llorar, era más importante que capturar las fotos de estructuras divinas, nada más divino que ella. —¿Podrías volver a contar esa historia?
Acarició el brazo de Abril, sonriendo por acordarse de que se trataba. Miró sus ojos y mordió su labio inferior. Por más tiempo que pasara, se atrevería a decir que esa mujer encima de él, sería la única que le haría suspirar, sentirse tímido y querer arriesgar, todo por siempre.
—Le dije a los chicos que te invitaría a salir con la excusa de que íbamos todos juntos. Todo lo que hacía, lo hacía procurando, no incomodarte, tampoco quería hacerme falsas ilusiones, pero, cuándo me mirabas, eras Abril de 17 años —No podía olvidarlo— Cuándo hice que en la radio sonara Gabriel Taeju, no fue una coincidencia, como sabes, la canté de esa manera por ti, porque eras y eres todo lo que quiero. Lo demostré tantas veces, más cuándo bajamos por el teleférico y dijiste que la vista era hermosa, no podía confirmarlo, por qué mi mirada estaba siempre en ti.
—No sé por qué te pido que me cuentes, si siempre acabo así —Escondió su rostro entre sus manos, avergonzada. Sus mejillas y sus orejas estaban ya calientes.
Taehyung soltó una carcajada, quería continuar, porque había algo que no sabía aún. Siempre, en todo ese tiempo, lo dedicó para confesarlo las cosas que hacía para encontrarse con ella.
—Hay un día, un encuentro que tú no recuerdas —Apartó sus manos lentamente, esperando— Ese día en Corea, cuándo tuviste tu primera recaída, yo, yo fui quién te encontró en el suelo, tirada, desmayada y quién te llevó al hospital.
—¿Tú?
Este asintió. La llevó al hospital, recordando el día en que sufrió ese accidente, cuándo se sentía impotente por qué no pudo tomar su mano y ayudarla. No le importaba perseguirla las veces que pudiera para verificar que estuviese bien. Sentirse culpable, llenaba su corazón de pesadez, pensando que tenía la obligación de velar por Abril siempre. Se quedó toda la noche en el hospital, le dijeron lo que sucedía, y a pesar de las amenazas de Alex, Taehyung se atrevió a ir a buscarla. Verla en esa camilla, tan pequeña, demacrada, llorando, debía hacer algo.
—Caminar hacia ti para detener esas lágrimas, nunca fue falso. Rompió cada parte de mi ser verte así, tanto que estaba a nada de arriesgar lo que fuese necesario, para calmar tú alma en ese instante. Sospeché de alguna manera que todo lo que sucedió, lo que no recordabas te afectaba de alguna manera.
—Tae... —Musitó con pena. También lo recordó, ese día, cuándo se sentía patética y descubrió que sus roces calmaban todo.
—Verdaderamente, quería eliminar toda la tristeza, pero en ese momento no éramos nadie en comparación a cuándo lo fuimos todo.
Las lágrimas traviesas salieron. Escondió su rostro en el cuello de Taehyung y se aseguró de que él supiera cuanto lo amaba con ese abrazo, estaba agradecida.
—Gracias por estar siempre conmigo.
Dijo en un hilo de voz. Taehyung acarició su espalda, volviendo a comprender de que nunca tuvo la culpa de nada, por qué era el destino, por qué cada estrella del cielo significaba un te quiero para ellos, el sol, un cómplice de los días más felices, y la luna, la fiel compañera de las noches donde revelaron sus temores más personales.
Una figura detallada ante lo desconocido, por qué todo fue improvisado para que llegaran a donde estaban ahora.
—Mírame —Sus ojos brillaban por las lágrimas de antes, eso colorado de sus pómulos y debajo de sus ojos le parecía un tanto adorable— No me tienes que agradecer nada, el amor no se agradece. Yo te amo y...
—Yo también te amo, te amo mucho —No dejó que acabará la frase y se lanzó a besarlo.
Esa noche, en el parque, fueron capaces de hablar por primera vez sin mentiras. Subidos en esos columpios, viendo sus zapatos, ensuciarse por la arena y sonriendo por ese momento.
Decir que hicieron mientras estaban separados, parecía mejor que llorar, por lo mucho que se extrañaron. Sabían todo, él sabía que ella recordó todo, que descubrió sus razones de los accidentes más duros que la lastimaron. Mientras que ella, sabía que lo amaba, sabía que ahora era su turno de demostrar que dejaría que todo fluyera, haría que todo funcionara, sin mentiras, sin arriesgar, afrontando todo juntos.
Lo más duro, fue pensar por un segundo que podrían terminar siendo amigos, pero esa opción se perdió cuándo el dijo que la seguía amando, no podrían ser amigos, por qué ya lo fueron y no funcionó, por eso se convirtieron en amantes eternamente.
El sonido del teléfono sonando los dispersó de su momento. Abril se levantó de encima de él y fue hasta la mesita para descolgar y que ambos escucharan.
—¿Sí?
—Buenos días Abril ¿Qué tal durmieron?
Se miraron, tratando de aguantar la risa. Lo que pasa, es que aprovecharon que les dejaron esa habitación para hacer algunas cosas toda la noche, bañar en la piscina, bailar en la habitación y desordenar la cama.
—Hola papá, buenos días. Dormimos bien. ¿Ya estáis listos?
Taehyung se levantó del sofá para acercarse a ella. La abrazó por la espalda y depositó un par de besos sobre su hombro.
—No, hija, tu madre se metió en la ducha hace unos minutos, no creo que salga ahora —La pareja no pudo evitar echarse a reír— Dios, recuerda llegar a tiempo donde Carolina. Dile a Taehyung que puede ir contigo si quiere también, si no está a gusto de ir con...
—Hola Señor Anderson, buenos días —Contestó— Tranquilo, iré donde Alex.
—Está bien. Nos vemos en un rato.
Y colgó. Abril levantó los brazos estirándose, pero en eso Taehyung logró cargarla. Rodeó su cintura con sus piernas, estaba enamorada de él.
La llevó hasta la cama y la recostó, mientras que él encima de ella.
—¿Sabes que si lo hacemos ahora no llegaremos y Carolina me matará? —Como si no la escuchara, continuó besando su cuello, bajando los tirantes de su camisa de seda— Me haces cosquillas, detente.
Las risas aparecieron, tan llamativas que a cualquiera le provocaría felicidad. Atesoraban todo, cada instante de sus vidas.
—Me gustas mucho, ¿quieres ser mi novia?
—Déjame pensarlo. Ahora, levanta el trasero.
Comieron el desayuno y luego de discutir si bañarse juntos o no, Abril se encontraba ya alistando su peinado y su maquillaje, junto a su bata. Debía apurarse, se había atrasado por culpa de Taehyung. Colocó el labial rosa y se levantó para buscar su vestido, ya que se cambiaría en la habitación de Carolina.
Asomó su cuerpo al baño, para mencionarle a Taehyung de que ya se iba.
—Mi amor, si no quieres estar con Alex, puedes venir conmigo vale.
—¡Tranquila!
Chillaron, para poder escucharse. Cuándo entendió, se fue de ahí. Cerró la habitación y se encaminó por el pasillo. No se acostumbraba al lugar. Era increíble que el padre de Carolina haya alquilado todo ese sitio, bueno, sería obvio, era su hija. Estando ya enfrente de la puerta, ni tocó la puerta cuándo esta se abrió, encontrándose con Olivia, alterada y un tanto despeinada.
—¿Ah? —Tomó su brazo y la atrajo hasta el interior. El día de ayer que llegaron, no fue capaz de ver conocer la habitación de todos, solo supo que la principal se la habían dado a ella. Estaba perpleja con el tamaño y los lujos que tenía, pero quedó peor al ver el maquillaje escurrido de Carolina frente al tocador— Dios... Mío... Santo.
—Debes ayudarnos, debes llamar a Grace para que venga ya. ¡La muy tonta se puso a ver el video que hizo su padre antes de tiempo y arruinó todo! No tenemos tiempo.
—Ahora mismo.
Era un caos. Grace debía estar ahí cuándo Carolina estuviese lista, pero, en cambio, ahí estaba, corriendo por los pasillos para llegar lo antes posible. Abril aprovechó para limpiar el rostro de su amiga y cambiarse en el lugar. Renegaron muchas veces en susurro, para no hacerla sentir mal, pero ahí estaban.
Grace llegó, dio un par de instrucciones y empezó de cero el maquillaje. Olivia buscó el vestido y los zapatos, mientras que Peyton colocaba los accesorios.
—Es mi culpa...
Musitó y todas se detuvieron.
—Todo está bien, son los nervios de la boda. Te aseguró que son normales, estoy casada.
Dijo Grace, sin dejar de hacer su trabajo.
Una noche, cuándo Abril se dio cuenta de que sus amigos de Londres irían a visitarla a New York –que regresó para arreglar sus papeles, porque estaba por mudarse con Taehyung–. La cosa es que, había una doble intención detrás de eso. Carolina, su amiga, y Alex, su hermano, eran novios. Esto ocurrió desde que ellas estaban en la universidad, por eso a ella le gustaba visitar a Abril, se habían enamorado. Hace un año, se comprometieron, fue impactante para todos. Nadie se esperaba algo así, pero ocurrió y los apoyaron.
La relación de Taehyung con la familia de Abril, mejoró en cierta parte. Tuvieron que pasar bastantes semanas para que él se sintiera seguro de verlos, mejor dicho, que ambos se sintieran seguros. Al principio fue incómodo, el hecho de, como lo trataron por errores casi justificados, no les daba ningún derecho de llegar hasta el punto de insultarlo. George insistía mucho para que todo se sintiera calmado, y hasta ahora ha pasado un año desde que por fin estarán ellos solos sin la presencia de alguna mujer, bueno, porque debían estar con el novio.
En ese lado, los hombres ya se encontraban en camino al lugar donde estaban por casarse. Los padres de Carolina se fueron con ella, mientras que los de Alex, con él.
—¡Papá, ven ya! ¡Apúrate!
Los nervios carcomían todo su ser. Empezó a dar vueltas sobre su propio eje, pasando su mirada del coche, hasta la puerta del hotel. George se encontraba tomando fotos como loco a todos, haciendo videos y divirtiéndose.
Un chico de ojos rasgados salió sonriendo del hotel, llegando hasta donde estaba Alex. Se miraron y este tenía ganas de burlarse de él, pero, en cambio, lo consoló sobando su hombro.
—No creo que salga ahora.
—Dios, Yoongi, ¡Que va a llegar primero la novia!
A pesar de todo el pasado, él y Yoongi se llevaron bien siempre. Tenían la misma edad, siempre le invitaba a todos sus partidos, iban a algunas fiestas a pesar de que el pálido no le agradaba y compartían el sentimiento de proteger a Abril, conociendo que Yoongi siempre la quiso.
Casi en una avalancha, salieron todos, dirigiéndose a sus coches. Los padrinos y el padre junto a Alex, y los demás en otro.
El tiempo nunca fue un problema en ningún caso, como pensamos, sencillamente, nunca sabemos controlar sus variaciones.
Conocemos que el océano pacífico es el mar más grande del mundo, pero más grande eran los cambios que transforman a las personas cuándo logran admitir sus errores. Está bien callar, reflexionar y pedir perdón.
—Hey, Taehyung —Dijo el novio. Todos en la limusina callaron y su atención fue a aquellos dos— Me acabo de dar cuenta que tú pareces el novio en vez de mí ¿Cuándo te casarás con mi hermanita?
Este pasó su mano detrás de su cuello, nervioso por aquel comentario. No era tan malo como lo pensaba.
—Somos muy jóvenes aún, tal vez, en un par de años. Seguir descubriendo nuestro amor, me parece, más atractivo.
Dijo sin más, con una sonrisa en el rostro, imaginando su vida que ya parecía de casado. Sentía que no necesitaba casarse con ella para saber que estaría siempre a su lado, pero si en algún momento lo querían ambos, lo harían.
El transcurso fue extrañamente tranquilo, risas, un par de cosas de champaña para calmar los nervios y listo. Fue fugaz, abstracto y encantador. El amor surgía de las cosas más pequeñas e inoportunas posibles. Todos empezaron a contar como fue que se enamoraron, a veces pudo resultar incómodo para algunos, divertido para otros e inolvidable para Taehyung.
Se podía ver a lo lejos la increíble casa, estaban llegando. Habían muchas personas fuera, se espantaron creyendo que llegaban tarde, era al revés, aún faltaban minutos para empezar y llegaron justo a tiempo, los primeros.
La boda se celebraba en la casa -parecía un castillo- de un tío de Carolina. La familia Roberts era conocida por sus negocios corporativos de metales y minería, les encantaba cotizar en bolsa. Esto no era de mucha relevancia, ya que, todo pertenecía a una parte de su familia. No querían verlo así, pero parecía una gran unión familiar sin querer.
Sus jardines eran hermosos, por eso la primavera era una buena época para casarse.
—Al fin llegan. Necesitamos que tomen sus puestos ya. Los reporteros se preguntaban donde se habían metido.
Sí, claro, era privada y algo pública por fuera. Todos bajaron de la limusina, siguieron las instrucciones, sabían qué hacer. Tanto Yoongi, Harry, Taehyung, Jake y otro amigo de Alex, eran sus padrinos de boda, así que debían estar en el altar también.
Parecía tan hermoso todo, flores por doquier, elegancia, un aura que les indicaba que todo lo malo se quedó en el pasado y que ahora podían ser felices, que ahora estaban viviendo su mejor vida, creyendo en ellos mismos, superando sus sueños mientras están con los que más aman, o solos, construyéndose para lograr algo y sentirse bien.
*
La música resonaba por todo el jardín. El cielo estrellado se divertía con todos los que yacían en el sitio. Vivían, siendo ellos, en una burbuja inquebrantable.
Abril se dedicaba a ver a la pareja de recién casados bailar en medio de todo el mundo, siendo los protagonistas de su propia vida. Resopló mientras metió un trozo de pastel a la boca. Saber que horas atrás a Carolina le temblaban las piernas, le divertía un poco.
—Tía, un niño no deja de verme.
Dejó el plato de pastel en la mesa para ver a su niña bonita. Se dio cuenta de lo que hablaba y miró a lo lejos, como un par de niños no la dejaban de ver.
—No les hagas caso, concéntrate en comer un poco.
—¿Y si a ese niño le gusta Ally?
Ambas miraron a aquel hombre que se había acercado a ellas. Estaban seguras de que podían lazarle el pastel encima. Abril era muy celosa con su sobrina y pues a la niña de 10 años, lo único que le importaba era Ross Lynch.
—Me voy, por qué si no Yoongi y yo acabaremos agarrándonos de los pelos. Iré a ver a Dahyun.
Se fue, dejándolos solos y riendo a carcajadas. Se mantuvieron en silencio, así como los viejos tiempos, observando el ambiente. No era como esas típicas fiestas, parecía más relajada.
Después de que se encontraran en los columpios, Taehyung y Abril, esta no dudó en querer visitar a Yoongi. Así que, lo fue a buscar. Hablaron de todo, hablaron de sus sentimientos, en como ella se sentía culpable de hacerlo sentir así por tanto tiempo, por herirlo y no apoyarlo cuándo más la necesitaba.
''No me importa que vuelvas con Taehyung, yo quiero que tengas presente que siempre te amaré.''
Era cierto. Su corazón era inmune al olvido, a su primer amor, a la razón por la cual escribió tantas canciones. Vivir en agonía por años, hasta entender que no era a quién su corazón iba a tener. No estaba mal, nada ni nadie lo estaba. Comprendieron de la peor manera que su amistad quedaría como eso, amistad, la mejor de todas, como empezó en esas dos veces en que se conocieron.
—Tenbi —Dijo sin dejar de ver a una chica de lejos— Sabes que me dijo que le parecía lindo.
—Querrás decir, varias chicas. Me fijé que unas cuantas querían hablarte, pero solo te alejaste, por eso estás aquí, ¿no?
—Sí, bueno, buscaba a Dahyun, pero se fue con Olivia y Jake. No sabía que eran pareja.
Su mejor momento.
—Hace unos meses empezaron a salir, se notaba que tenían buena relación, son raros.
Sonrieron. Las manos de Yoongi se movían inquietas. Aún se sentía inseguro de hacer alguna. Pero aparecía ella, como siempre. Tomó su mano y lo atrajo hasta la pista de baile, llamando la atención varias personas del lugar, sobre todo de Taehyung, que simplemente sonrío.
Dos pasos a la izquierda, tres a la derecha. Silencio, el frío caló sus huesos, mostrando lo emocionante del momento. Aquel baile no duró mucho, a causa de la música, así que se separaron divertidos.
Ahí, mientras Taehyung observaba la escena, se arrepintió de todas las palabras que pudo haberle dicho a su amigo, a ese que era como su hermano. Si pudiera cambiar algo, no lo haría, tal cual como dijo Abril. Aprendieron a vivir con el dolor, transformándolo en la felicidad más grata y calmada.
Esperó por años, y esperó unos minutos para acercarse a ellos.
—¡Taehyung! —Dijo Yoongi en cuanto lo vio— Abril pisó mi pie, por favor, ve a bailar con ella y toma venganza por mí.
Este miró confundido, apenas había llegado y gracias a Yoongi, tenía su mano sujeta con la de Abril. Sus corazones se enternecieron.
—Eres un falso Yoongo.
Con un leve empujón, fueron destinados a tener un baile.
No existía el destino, el tiempo, las personas, solo ellos, así que lo aprovecharon lo máximo que podían. Por qué a lo lejos estaba quién conocía a la perfección ese amor, y que aunque lo negara, era más grande que cualquiera, siendo capaz de pelear en contra de las adversidades.
La canción cambió, y sus pasos iniciaron, siendo lentos. Llevó sus manos hasta la hermosa cintura de su chica, mientras que ella pegaba su rostro en contra su pecho, escuchando los latidos del corazón que aprendió a valorar las pequeñas cosas.
Estar a la deriva se acabó, por qué buscaron tanto, corrieron sin fin, llegando al mismo lugar, encontrando respuesta donde siempre las tuvieron. Superaron sus miedos, cumplieron sus sueños, separados, juntos, amando todo.
—De repente tu corazón late más rápido.
Levantó la cabeza, mirando esos ojos rasgados, donde podía reflejarse de lo mucho que brillaban.
—Pues, eso pasa cada vez que estoy contigo.
La sonrisa cuadrada, que iluminaba el abismo más deplorable, incrementaba la serótina en el cuerpo de Abril.
—Taehyung, no tengo las suficientes palabras para decirte que no puedo imaginarme una vida sin ti.
La presión en su pecho fue tan profunda, lo habían perforado para repararlo nuevamente. No se rindió nunca, imaginó miles de escenarios y en ninguno era feliz si no se encontraba a Abril Anderson. Hizo lo imposible por volverla enamorar nuevamente, sabía que podía hacerlo una y otra vez.
—Mi amor... yo tampoco sería capaz de vivir sin Abril, sin esa chica de ojos verdes, de esas pequitas hermosas —Con la yema de sus dedos tocó su rostro delicadamente, para hacerla entender— De esta nariz preciosa y de los labios más perfectos y sabrosos de todo el mundo, no tengo que comprobarlo, estoy seguro de ello. Mi bollito, eres todo lo que soy, por todo lo que vivo y mi agonía entra en acción cuándo tengo miedo de perderte.
Delicadeza, esa de las flores más agraciadas o esa cuándo él tocaba su mano con cortesía y sus labios se juntaban para sentir la única suavidad que el mundo envidioso no tendría.
—"El amor es el significado último de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación". —Taehyung hizo que Abril diera una vuelta y volvió a atrapar su cuerpo, risueños— Lo leí en un libro que tenía mi padre, lo dijo Rabindranath Tagore, un filósofo y escritor indio. ¿Qué opinas?
—Que era un hombre muy sabio, le doy toda la razón. ¿Sabes qué frase me gusta más?
Preguntó y ella quería saber la respuesta, el mundo quería saberla. Entonces, retrocedieron en el tiempo, recordando los tiempos difíciles, sabiendo que a donde quiera que vayas habrán problemas, pero siempre habrá una solución. No importa si tiene algo que ver con el amor, no importa si es personal, de familia... lo que importaba, es que era un problema y si te preocupa, ya es importante.
Debemos ser consientes de que por más que creamos que nuestra dificultad no la superaremos nunca, por más diminuto que sea, encontraremos una salida a la felicidad.
La luna susurró inquieta, necesitaba volver a escuchar aquello, por última vez.
—¿Lo dirás ya?
—Hay amores que duran segundos, minutos, meses, y no importa, porque el nuestro resultó ser el que durará por siempre.
Entonces, se amaron ellos mismos, comenzando una aventura para amarse entre ellos. Ante la carrera sin fin, cansados se detuvieron y descubrieron que podían abrazarse por un millón de años más.
Su amor empezó en segundos y no acabaría nunca, porque sería para siempre. La ilusión de lo nunca visto desapareció, volviéndose únicos en lo desconocido. Reconoció los recuerdos, convertidos en las memorias guardadas, incapaz de perderse, si estaban juntos, y es que estaban seguros de que así sería.
Los augurios fomentaron la libertad de sentimientos atrapados entre sí. El atrevimiento desbordado, el encuentro con la verdad y mínima salida de un abismo sombrío que abarcó el cuerpo de todos. Caminaron por senderos añejos, pero sin importar, encontraron felicidad.
FIN
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*
*
- Muchas gracias por todo.
Tomen agüita, no dejen de comer y traten de portarse bien. Dios les bendiga. Muak.
~Jungherbst
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