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✾| dos

Narrador omnisciente

Abril Anderson ¿Quién era ella? Algo en Taehyung lo perturbó, ese nombre retumbó en su cabeza, sentía tanta aflicción. No hizo ningún gesto, solo se quedó ahí, era algo que Abril no había entendido, preguntó su nombre y ni siquiera dijo algo.

—Creo que tú tienes que pasar con Jin ahora —dijo Jimin al notar que Taehyung miraba a Abril fijamente. Él apartó su mirada y ella miró confundida para luego pasar con el siguiente chico.

Al parecer, Abril sí que había cumplido su promesa. Decidió complacer a su mejor amiga con ir a Corea del sur para conocer a sus artistas favoritos. Luego de que ella lo confirmara, ordenaron todo lo necesario y tuvieron que decirle alguna mentira a su madre para que no supiese que era a Corea a donde iban, ya que no era como su lugar favorito del mundo.

Cuándo llegaron a dicho país oriental, se dirigieron al hotel que había reservado Peyton. Pasaron la noche en dicho lugar, ya que habían tenido un viaje largo y cansado. Al día siguiente, al levantarse, se dieron cuenta de que era tarde y la reunión de fans esta vez era por la mañana. Se levantaron del tirón, comieron lo primero que vieron y se dirigieron al lugar. Ahí estaba otra vez, corriendo porque pensaban que llegaría tarde, pero al llegar al sitio literalmente estaba repleto y debían esperar para llegar a su destino.

Abril sentía que no estaba obligada a ir, pero en verdad lo hacía por su amiga, mirarla feliz para ella era gratificante, así que ella misma debía lucir de esa manera, para no arruinar su día. Los chicos eran muy amables y eso la hacía sentir mal, por no ser más simpática.

—Hola —Le dijo el siguiente chico que le tocaba, pero ella estaba dispuesta a actuar igual que los otros chicos.

—Hola, ¿me firmas estas cosas? —Él solo sonreía.

—Así que te llamas Abril, y no eres nuestra fan —Ella sentía que se lo estaban tomando bien—. Que desgracia ¿Nunca has escuchado mis chistes?

—Algunos, la loca de mi amiga cada vez que dices algo, grita y se ríe como una foca.

Sonrió sarcásticamente. Los demás chicos se dedicaban a hacer lo suyo, pero al parecer alguien aún no separaba su mirada de Abril, algo en ella lo llamaba, aunque no lo quisiese, ahí estaba, pero eso se fue cuándo ella se alejó más para pasar con el último chico. La de ojos verdes se sentía agradecida, ya que creía que luego se irían al hotel, sin saber que después se quedarían en el sitio esperando a que todo acabara.

Se alejó del mentado Jin para pasar a su derecha. El de tez blanca y con aura ruda, parecía distraído y no notó cuándo ella llegó a donde él. Abril colocó una vez más sus cosas sobre la mesa, haciendo que esta vez que los ojos del chico la mirara, entrecerró sus ojos, como si estuviera sorprendido.

Abril Anderson

Las pupilas del chico pálido se dilataron al hacer contacto visual con los míos. Era el único que no llevaba lentillas, eso hizo que sus ojos negros quedaran a mi completa vista, permitiéndome ver que lucia confundido. Sus labios se entreabrieron, parecía querer decir algo pero no soltaba alguna palabra. Me asusté un poco, pareciera que estaba viendo un fantasma. Toqué sigilosamente su mano, estaba frío, pero al notar mi contacto, separó su mano.

—Chico, ¿te encuentras bien?, te ves muy pálido.

—Este es mi color original, lo siento. ¿Qué te firmo querida? —Sus ojos se volvieron tiernos y dulces, era extraño. Apreté mis labios sin darle importancia a lo de antes. Le entregué las mismas cosas que anteriormente le di a los demás.

Tuve otra vez mi teoría, si él era el último...— Si tú eres el último, luego nos vamos ¿no? —Él me miró confuso.

—Hacemos juegos o algo divertido o hablamos del concepto del álbum con ustedes. ¿No sabes cómo funciona? —sonreí.

—No, no es que sea vuestra fan, pero me caen bien. Vine con mi amiga —Él miró hacia donde estaba ella.

—Espero no te aburras.

Sonrió mostrando sus pequeños dientes, era tierno. Me alejé de él y esperé en una esquina a Peyton. Llevaba media hora sin hacer nada. Nos fuimos a sentar mientras miraba lo que hacían ellos, nada de el otro mundo. Peyton estaba muy emocionada y cada rato tomaba fotos, creo que se le petará su móvil.

—Hoy es el mejor día de mi vida —La miré amargada.

—Pues yo tengo sueño.

Estuvimos toda la tarde mirando lo que ellos hacían mientras que Peyton solo gritaba. Yo me aburrí y miraba mi móvil. Tengo sueño, hambre y ganas de ir al baño. Creo que esta loca y lo siguiente que haga ella por mí, tiene que ser algo grande.

—Ya se van —Por fin.

Ellos alzaban sus manos emocionados y tristes a la vez. Sus miradas se encontraban en todas las fans que gritaban y parecían que estaban por llorar, mientras que yo estaba sentada. Aquel chico de tez pálida me miró, pero yo desvié mi mirada, era extraño, pero cuándo otra vez los miré, aquel chico que reaccionó por mi nombre también me miró, aunque él fue quien separó su mirada de inmediato. En verdad parecía un aguafiestas, yo rompo las reglas. Soy genial, lo sé.

*****

Como si estuviera borracha, me comencé a arrastrar hacia nuestra alcoba. Peyton venía detrás de mí con una sonrisa tonta. Traté de abrir la puerta, nada más hacerlo, dejé que ella la cerrara y me tiré en la cama.

—Sabes, mañana iremos de compras .

—Sí, sí.

Hay cosas geniales en Corea. Los chicos de la supuesta banda de música, también harán un concierto aquí; al parecer, Peyton y yo iremos. Gracias a Dios después regresaremos a New York. Mientras caminábamos por la acera en camino a otro sitio, el cielo empezó a llenarse de nubes grises, estaba por llover. Las gotas empezaron a caer, más y más fuerte.

—Entremos a esa cafetería.

Tomamos nuestras bolsas para colocarlas en nuestras cabezas para tratar de no mojarnos con la lluvia, supuestamente. Corrimos un poco hacia la cafetería; entramos, nos sacudimos un poco y ordenamos unos cafés para luego dirigirnos a una mesa. Después de nosotras, entraron unos chicos que su rostro resultaba familiar, pero no les presté atención.

—¡Oh Dios mio! no mires ahora, pero escucha —seguro vio algo que le gusta—. Los chicos que acaban de entrar son parte de un grupo de cantantes coreanos —Cierto, a esta le gustan todos.

—Tranquilízate —Los chicos ordenaron y se sentaron al lado nuestro. No sé cómo los reconoció si andan todos cubiertos.

—Dios mío, no lo puedo creer.

—¡Cálmate! —grité un poco fuerte y ellos miraron—. Lo siento mucho —Ellos elevaron sus cejas al mirarme y se quitaron los cubrebocas.

—¿Nos conocemos? —negué.

—Te hemos confundido.

—No sé cómo tienes tanta suerte —Susurró al mirar que aquellos chicos me habían hablado. En verdad me daba igual. Me di la vuelta para querer beber mi café, pero alguien habló.

—¿No sabes quiénes somos? —Dijo otro chico, eran tres. Volví a negar dejando mi café en la mesa. Ellos se miraron entre sí, parecían confusos.

—Hace algunos meses fuimos a Estados Unidos, entramos en una cafetería de New York y una chica de ojos verdes nos atendió, fuiste tú —Creo que ya sé quiénes son.

Yo, necesitaba por unos días trabajar en un lugar en el cual ganara mi propio dinero, que no me lo diera mi madre, claro, que ella tampoco se enterara de eso. Un día, miré que tres chicos estaban entrando al local junto con unas cámaras, después dijeron que era que estaban grabando un 'reality show'. Parecían muy alegres ese días, me cayeron tan bien que les regalé unos cafés de mi parte.

—Tu eres Wonwoo —Dije sonriendo al chico 1

—Yo hoshi —dijo el chico 2.

—Joshua —miré al chico 3.

—¿Los conoces?

—No te lo conté, perdón —Ellos rieron. Al parecer ya habían acabado lo que habían pedido y los estaban llamando.

—Espero nos volvamos a ver —Se levantaron y se fueron mientras Peyton estaba muriendo.

—No me dijiste que los habías conocido ¡Ni siquiera les tomaste una foto! —empieza con reclamos.

Al parecer el día de hoy no llovería, pero el clima era agradable, así como para estar en tu cama, en cambio, yo estoy afuera de un estadio, sentada en el suelo, como si estuviera acampando. Lo repito, ella me tiene que pagar esto con algo grande.

—Verás que te emocionaras —no lo sé, parece falso.

Luego de dos horas, entramos. Estaba como en la zona VIP, muy cerca de ellos, creo que, si no fueran por los guardias esos ni estos barrotes que impiden nuestro paso, los miraremos en 4D. Uno de los chicos saludó a Peyton y ella casi se desmaya.

—Peyton, perderás la voz.

—¡No me importa nada Abril! Gritaré hasta el final.

No puedo molestarme con ella, solo me reí y seguí mirando hasta que se acabó, no lo niego, fue emocionante. Lo peor de todo fue la salida, fue algo ajetreado, si, lo fue. Lo único bueno, es que ya nos dirigimos al hotel.

—Hemos pasado una semana aquí, y mañana nos vamos.

Me tiré a la cama. ¡Me estoy muriendo! Es increíble, estoy cansadísima pero, sí, mañana nos iremos.

—Quería decirte que Alex me llamó. Me dijo que quiere hablar contigo —Me levanté de inmediato y me dirigí a ella ¿Alex? ¿Desde cuando Alex y ella hablaban? Sabía que eran también como hermanos, pero...

—¿Dónde estará él? ¿Qué más te dijo?

—Nos pasará recogiendo cuando lleguemos a New York.

Tenía que irme a dormir para mañana levantarme temprano, ¿Cómo lo haría si un hermano que no he visto por un año estará esperándome el día siguiente? No he hablado con él, tiene tantas explicaciones que darme, estoy tan molesta también con él por haberme dejado sola.

Pasé toda la noche en vela, al igual que cuando íbamos en el avión, no pude comer un bocado. Necesito pensar bien que es lo que le diré a ese tonto. Después de muchos movimientos por 18 horas, estábamos bajando las escaleras mecánicas, mi pecho subía y bajaba a causa de mi respiración y ahí sentí cuando Peyton me habló.

—Allí está Alex —apresuró su paso y yo detrás de ella.

No puedo creerlo, mi tonto hermano mayor, el de ojos color mar como le llamaba, estaba ahí. Después de tanto tiempo lo estaba viendo, tengo ganas de abrazarla y pegarle a la vez.

—Has crecido Abril —No dije nada— ¿Qué pasa pequeña? —Lo miré molesta.

—¿Por qué te fuiste cuando más te necesité? ¿Por qué lo hiciste? ¡¿Ahora te apareces aquí así no más?!

—Tranquilízate, hablarán en casa —Tomó mis hombros por lo fuerte que había chillado, no había podido contenerme.

Sentí como Peyton no paraba de acariciar mi hombro, mientras que yo no podía separar mi vista de Alex y él hacía lo mismo. Me volteé molesta hacia la salida, ahí estaba su coche, al parecer no lo había cambiado. Miré como él abría la puerta del maletero, no dejé que me ayudara y lo hice todo yo.

Llegamos a casa, no había nadie, claro, a estas horas nuestra madre estaba trabajando. No esperé más, dejé mis maletas en mi habitación y bajé casi corriendo al salón.

—¿Qué quieres? —me senté en el sofá mientras que los demás hacían lo mismo.

—¿Quiero saber si te gustaría ir a vivir conmigo a Londres?

No podía creer lo que estaba pasando, estaba atónita con esa idea pero, ¿Qué le pasaba? No lo veo en un año, regresa en un momento a otro, ni siquiera me pregunta que como he estado, que como he podido superar todo. Lo miré enfadada, tratando de descifrar su mirada y saber lo que me decía.

—¿Qué pretendes?

—Recuperar todo este tiempo que no pude estar contigo, extrañaba a mi hermanita menor, quiero que estés conmigo ahí.

—No dejaré mis estudios —Me crucé de brazos.

—Eso es en lo que menos deberías preocuparte. Tengo a la vista una gran universidad, se que eres una excelente estudiante.

—No dejaré a mi mamá.

—Ella estuvo de acuerdo.

—¿Por qué realmente quieres que me vaya?

Conozco a mi madre, a veces puede mentir y lucir misteriosa cuando quiere algo, esta vez no sabía que este sería su siguiente movimiento, ella realmente era astuta y mi objetivo era pensar como ella algún día, omitiendo las mentiras y la manipulación.

—Quiero que te alejes de aquí, que respires otro aire —Ajá sí. Odio ser así, odio lucir fuerte cuando realmente quiero decirle que sí, abrazarlo y contarle que lo extrañé demasiado y que no se vuelva a ir de mi lado.

—Solo aceptaré con tal de decirme porque te has ido, que fue lo que pasó —Peyton miró cómplice a Alex, seguro que ella sabía esto, sabía que Alex tenía algo que me convencía.

—Más adelante te lo contaré, lo prometo —Asentí y lo abracé.

—Te extrañé tonto hermano.

No recordaba nada desde la muerte de nuestro padre, eso era lo que más dolía, que él no estuvo en ese momento, casi no recuerdo esos días en los que pasábamos el tiempo juntos. No quiero tampoco recordarlo porque me duele. Por ahora disfrutaré a mi hermano hasta que me dé una explicación.

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