Un amable demonio nos ayuda Parte #1
Desperté sobre algo cálidamente cómodo. Me aferré mas a eso, pero algo cosquilleaba mi nariz. Lo espanté y me disponía a seguir durmiendo, cuando algo volvió a acariciarme. Al abrir los ojos para ver que era me di cuenta que:
Estaba sobre el pecho de Jack.
Me sonrojé de un tono inmenso. Lo miré con cuidado: se ve mas inocente y vivo así que despierto. Me le quedo viendo tras haber salido de ese pequeño trance y quitarme de encima suyo sin despertarlo. Empieza a moverse un poco, y yo solo me le quedo viendo. Pienso en buscar por algo para comer.
Me levanto y me adentro un poco en el bosque. Miro todo: flora, fauna, inhalo el delicioso aroma de bosque húmedo por mi nariz. Suspiro sonriendo.
En mi viaje, me encuentro con unos árboles: uno con manzanas, tan maduras, y se veían tan dulces. El otro tenía unas moras de color rosa brillante. Un escalofrío corrió por mi espalda, pero lo ignoré y recolecté unas pocas moras. Sería una linda sorpresa para Jack... ¿Qué estoy pensando? ¡No! Lo hago por ambos, si.
¿Verdad?
Fue difícil tomar las moras, la planta estaba llena de espinas, incluso llegué a lastimarme debido a eso, pero conseguí muchas moras gracias a eso. Escucho a alguien gritar mi nombre a lo lejos. Di unos pocos pasos y mi estómago rugió. Madre, no he ni siquiera cenado. Decido comer unas pocas moras. Justo estaba separando unas cuando alguien aparece frente a mi. Levanto la mirada y me encuentro con Jack, a un metro sobre el suelo. Viendome entre curioso, enojado y aliviado.
-¿Que haces aquí? ¿Por que te fuíste? ¿Que es eso? ¡En tu vida me vuelves a asustar así! -exclama, parandose en el suelo. La culpa de haberlo asustado así me lastima. Pero hise algo bueno.
-Estabas durmiendo tranquilo, así que decidí que lo mejor sería no despertarte, me fuí a buscar algo de desayunar. Y encontré estas bayas -le dije mostrandolas en mi mano. Jack se queda sorprendido por un momento. Muevo mis manos con ellas hacia él-. ¿Gustas?
-N-No, digo... ¡No! ¡Rapunzel, deja eso! -dice golpeando mi mano, haciendome tirar todas las moras. Ahí se fue mi trabajo y sacrificio.
-¿Pero que...? -me quedó en shock por la acción de Jack, el cual me interrumpe segundos despues.
-¿¡Tu que crees que son esas!? ¡¡Son moras Kira!! ¡¡Son venenosas!! ¡¡Te matarían en cuarenta segundos, causandote un ataque al corazón!! -exclama-. ¡Nunca hagas algo sin decirme! ¡Si te despiertas, despiertame!
Me quedo en shock. Nunca me había hablado así. ¿Eran venenosas? Acaricio mis hombros con vergüenza y tristeza. Bajo la mirada.
-Lo siento... N-No tenía idea... -susurro apenas audible. Pero Jack me escuchó a Jack suspirar, y siento sus fríos brazos alrededor de mi.
-Yo lo siento. No debía gritarte tanto, solo... No quiero que nada te pase -susurra en mi oído. Cierro mis ojos y lo abrazo de vuelta.
-Volvamos. Yo encontraré algo para desayunar -dice dando media vuelta y caminando.
-¿Puedo ayudar? -pregunto. Me mira por unos segundos. Se decide y se limita a asentir. Sonrío, y él me devuelve el gesto. Terminamos desayunando pescado, jugo de naranja y manzanas. Juego a salir corriendo, cerca del lugar había un lago con una pequeña fuente. Entonces, decido sacar el lado divertido e inmaduro de Jack. Finjo caerme y aguanto la respiración. No salgo.
-¿¡Rapunzel!? -escucho su voz lejana, y es un poco dificil. En cuanto se para a mi lado, jalo de una de sus piernas, mojandolo completamente. Me empiezo a carcajear, ya fuera del agua, obviamente. Y así, mis queridos, es como se desata una guerra de agua. Su risa es tan inocente y adorable como la de un niño. Me logra enternecer completamente. Salímos, y no tengo idea de como, pero nos secamos.
En nuestro camino de vuelta, encontramos unas bayas rojas que NO eran envenenadas. Nos sentamos bajo un árbol, y yo empiezo a comerlas. Chupaba su dulce jugo y lo disfrutaba. Empiezo a hacer algo de mi infancia; tomo una baya, y apuntando hacia mi boca aprieto la baya. El jugo extendiendose por mi boca es dulce. La sensación es increíble. Yo le enseñé eso a Mérida. Siento los ojos de Jack sobre mi, volteo lentamente, pero si mirada ve a la nada. Muevo mi mano frente a su cara.
-¿Hola? ¿Jack Frost? ¿Estas ahí? -seguía sin reaccionar. Solo suspiró-. ¡HEY! ¡TIERRA LLAMANDO A JACK FROST! ¡TODO EN ORDEN! ¡HABLA COMANDO GENERAL! ¡REPITO! ¡HABLA COMANDO GENERAL! -seguía sin reaccionar. Decido agitarlo-. ¡¡JAAAAAAAACK!!
-¿¡HUH!? -exclama viendome sorprendido. Jadeaba un poco. Suspiré y recargé mi cabeza en el tronco del árbol.
-Bien. Pensé que te habias congelado a ti mismo -dije entre una risa.
-Lo siento es que... Es hábito lo has tenido desde siempre. Me entró un aire nostálgico, nada mas -dice tranquilo, sonriéndo. Me sentí desilusionada al saber que no era "nada mas". Pero eso no borró mi sonrisa.
-No recuerdo como gané el hábito. Pero es genial -digo, mientras repito el acto. Jack suspira.
-Tenías 4 años. Estabas comiendo con tus cubiertos de juguete por ser morados. Eran muy gruesos, y una de las bayas se cayó del plato. Trataste de atravesar la baya con el tenedor. Tu boca estaba abierta. Así que, al hacerlo, solo la aplastaste y el jugo entró en tu boca. Tu mamá rió y... Tomó entré sus dedos una, he hiso lo mismo que hiciste tu. -me dice.
¿Yo? Yo estoy boquiabierta. Sabe mas de mi que yo misma. ¿Como demonios...?
-¿Co-Como recuerdas todo eso? -pregunto tartamudeando debido a la sorpresa.
-Te cuido desde pequeña. Esas pequeñas cosas que marcaron tu vida, se quedan aquí -señala su sien-, y aquí -señala esta vez a mi corazón.
Pero mencionó a mamá.
Las lágrimas invaden mis ojos en cuanto pienso en su sonrisa. La recuerdo perfectamente, es la clase de gente que le caía bien a todo el mundo. La amaba mucho. La quiero conmigo. Jack se da cuenta de esto.
-¿Que pasa? -seca con si pulgar una de las lágrimas que corría por mi mejilla involuntariamente, y mueve mi rostro obligándome a mirarlo.
-Nada... Solo... -no aguanto mas y rompo en llanto-, la extraño mucho.
Me abraza, y yo de vuelta. Me besa en la nuca y me aprieta contra él.
-Eso no es "nada". La amas. Esta bien extrañarla -me susurra en el oído. Solo logra hacerme sollozar mas. Me recargo en el árbol, pero él no deja de abrazarme y consolarme.
Seamos sinceros.
¿Donde estaría yo ahora de no ser por él?
-¿Por que lloras, niña? -dice una mujer. La voz suena amable, joven. Levanto la mirada y seco mis lágrimas. Una mujer joven de ojos claros y cabello naranja largo y ondulado esta frente a mi-. ¿Quieres ayuda?
Extiende una mano a mi.
-No me fío de ella. Sal de aquí -dijo Jack. Que malicioso. Se ve demasiado amable y dulce, no se ve capaz de hacer algo malo... Los libros me enseñan que esta clase de gente es la mala en los libros. Pero como dijo Gothel: esto no es un libro. (Si, si lo es :v)
No exageres, Jack. No creo que nos haga daño.
-Si, por favor -suplico y acepto su mano. Me levanta y camino a su lado a no se donde.
-¿Que? Rapunzel, ¿que crees que haces? -me pregunta. Lo ignoro-. ¡Hey! ¡Rapunzel! ¿Por que me ignoras? -mi reacción no cambia-. Genial. Ahora soy visible cuando te conviene. Bien. Espero que ahora te convenga.
Y ya no lo escucho mas.
Volteo a mi alrededor. Pero no está en ninguna parte. Me asusto, ¿que si algo malo esta pasando? Antes, Jack siempre tenía razón si algo malo iba a pasar.
Debe fallar, aunque sea, una vez.
-¿Todo está bien? -pregunta la mujer amablemente. Suspiro.
-Si. Solo creí ver algo -digo. Ella ríe.
-No creo que haya nadie mas que tu y yo aquí. ¿Tu que dices? -me pregunta. Me doy cuenta al instante que es una pregunta capciosa: depende de cuanto tarde o lo que responda, sus sospechas sobre Jack. Me encojo de hombros con indiferencia.
-Si, tiene razón. Fue estúpido -digo y voy a su lado.
-No es estúpido asegurarse de que no hay peligro -dice sonriéndo. Le devuelvo el gesto.
-Gracias por todo, señorita... -digo y me doy cuenta de que no se siquiera su nombre. Punto para Jack; empieza a tener razón para sospechar de ella.
-Giselle. Me llamo Giselle, y hablame de tu. Me haces sentir vieja. Y no estoy vieja -río ante su comentario.
No creo que Jack desapareciera. Dijo que daría su vida por mi, y después de todas sus molestias, no se habría alejado por una estupidez como esa... No debí de haberme enojado por una estupidez como esa. Él me abandonaría con una buena razón.
¿Verdad?
Eso espero.
Eso deseo.
Solo queda esperar... Que el tiempo lo decida.
Pero no quiero continuar... Sola.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro