Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Jack Frost at you service

"El mundo es oscuro, salvaje y egoísta. Y el mas fino rayo de sol y su alegría, los destruye."

Esa era la respuesta de una mujer de treinta y cinco años de cabello negro rizado hasta los hombros, la madre de la pequeña Rapunzel.

Cada vez que Rapunzel, una niña de seis años con lindos ojos verdes y cabello rubio y largo, preguntaba a su madre el porque no podría salir de la torre esa era la respuesta que recibía siempre.

Esa misma noche, se levantó a mitad de la noche y bajo las escaleras. Con paso silencioso revisó el cuarto de su madre para asegurarse que ya estaba completamente dormida. Rápidamente la pequeña se dirigió a una ventana que daba vista hacia el castillo de Corona y la abrió, para ver el lindo espectáculo que pasaba solamente en su cumpleaños.

La pequeña cumplía siete años, y se prometió a si misma que en ese nuevo año que empezaba ella saldría de la torre, y sentiría la textura del pasto sobre sus pies, se prometió a si misma que quería sentirse libre por una vez en su corta vida.

Habían pasado dos meses desde aquella noche, y aun no tomaba suficiente valor para salir. Y, aunque su único y mejor amigo Pascal, un pequeño camaleón color verde con enormes ojos amarillos la alentará a salir cuando su madre se iba en las mañanas y regresaba hasta la tarde, a Rapunzel no le daba mucha confianza, puesto que su madre luego regresaba y volvía a irse.

Un día, mientras Rapunzel aseaba la casa Pascal "accidentalmente" tiró su muñeca favorita por la ventana. El sabia que amaba a esa muñeca con su vida y que no dejaría que nada le pasara. Y entonces Rapunzel tendría que bajar por su preciada muñeca.

-¡Pascal!- gritó Rapunzel a su camaleón mientras dejaba la escoba e iba rápidamente hacia la ventana para ver donde había caído su muñeca. Al ubicar donde había caído regresó su mirada hacia su verde amigo- Ve por ella- le indicó con el dedo índice. Pascal se negó haciendo que Rapunzel soltara un gruñido.

Pascal fue junto a ella y con su cola le indicó que tendría que bajar para rescatar a su muñeca. Rapunzel lo miró dudosa y luego comprendió el porque lo hizo.

-No voy a bajar... es peligroso y Moly esta ahí abajo- dijo ella con temor. Pascal solamente la miraba, ansiando el momento en que ella decidiera por fin bajar. Rapunzel miro a su camaleón que volvía a indicarle que bajara- Debo de ser valiente- se dijo a si misma tomando aire- Debo rescatar a Moly y volver antes de que mi madre regrese- decidió.

Pascal sonrió pero su sonrisa no duró mucho ya que la pequeña se alejó de la ventana y se dirigió a su habitación. El la siguió como de costumbre, se sorprendió al verla con una soga.

El cabello de Rapunzel no era lo suficientemente largo para que pudiera bajar así que lo más fácil por el momento era bajar por medio de una soga.

La ató firmemente al poste donde comenzaban las escaleras y dejo caer el resto de la soga por la ventana. Se puso de pie sobre el borde de la ventana, tomando fuertemente la soga. Miró a su hombro derecho donde estaba Pascal abrochándose para el viaje con un mechón de su cabello. Ella sonrió.

-¿Listo?- preguntó y el camaleón asintió.

Rapunzel tomó aire, cerró los ojos y se deslizó por la soga.

Sentía el viento en su cara, lo cual la animaba mas para abrir sus ojos. Al abrirlos ella se maravilló por la linda vista mientras bajaba cada vez más rápido.

Al estar a centímetros del suelo ella se detuvo y miró miedosamente el pasto verde y puntiagudo. Poco a poco fue bajando el pie derecho y al ver que no hacia nada bajo el izquierdo y se soltó de la soga.

Rapunzel comenzó a reír al sentir cosquillas por parte del pasto y poco tiempo después comenzó a correr, disfrutando no estar en la torre. Paró al sentir agua debajo de sus pies y algunas rocas, bajo la mirada hacia ellos y los contempló. Comenzó a salpicar agua mientras pasaba por las rocas que estaban en el estanque.

Rapunzel se divertía con la naturaleza, olvidando el principal motivo por el cual bajó.

A unos cuantos metros de distancia, un chico de diecisiete años, cabello blanco y ojos azules pasaba por el reino de Corona, hoy no tenía ganas de hacer travesuras a la gente del reino. Solo esperaba que alguien, si quiera algún animal pudiera notar su presencia.

Paró al ver una torre bastante alejada del reino. Se acercó a dicha torré y disminuyó su vuelo hasta estar en tierra. Observó la torre, pensando quien podría vivir alejado de la ciudad. Mientras caminaba pisó algo blando con su pie, bajo la vista para ver aquel objeto. Una muñeca de trapo. La recogió con sus manos y la admiró, a una poca distancia el chico escuchó gritos de diversión por parte de una niña. Sonrió, pensando que ella seria la dueña de la muñeca.

Lentamente le dio la vuelta a la torre, y, aunque sabía que la pequeña niña no lo vería quería entregarle su muñeca.

Se quedó escondido tras algunas rocas de lo que estaba hecha la torre y observo a la pequeña rubia juguetear con al agua y recostarse en el pasto, oliendo todas las flores. Parecía, que no conociera lo que eran cada una, o que nunca las había visto en persona.

Su peso ganó haciendo tirar una pequeña piedra, lo que hizo que la pequeña parara de jugar.

Rapunzel estaba asustada, sabia que había alguien cerca, que ahora alguien la vigilaba, temía que fiera su madre o algún ladrona que quisiera cortar su cabello y explotar su poder, y para su mala suerte no se trajo con sigo su sartén. Lentamente Rapunzel fue dando la vuelta, estaba en problemas pero ella tenía un plan: escapar. No era la mejor opción pero no se le ocurría otra cosa.

Se sorprendió al no ver a nadie, pero no estaba loca así que cuidadosamente fue viendo cada lugar para encontrar a la persona. Se quedó inmóvil al hallar una silueta detrás de la torre. Inmediatamente Rapunzel tomó una cara de madera que estaba cerca de ella y apunto a la silueta.

-¿Quién está ahí? ¿Q-Que quieres?- preguntó la pequeña.

El chico se quedó impresionado, ella podía verlo, ella había tomado su cayado, ella le estaba hablando. Se reincorporó rápidamente y lentamente salió de su escondite con la muñeca en la mano.

Rapunzel retrocedió al ver a un chico pálido con el cabello blanco y ojos azules, le parecía vagamente familiar aquella imagen.

-¿Q-Quién eres tu?- preguntó, intentando que su voz sonara firme como la de su madre.

-¿Puedes verme?- contestó el chico con otra pregunta.

-Si, si no no te estuviera hablando- contestó la pequeña rubia, quien seguía apuntando al extraño con la vara tar que encontró.

El chico sonrió emocionado de que al fin alguien lo viera. Levantó sus manos mostrando a la muñeca, e inmediatamente la pequeña bajó su cayado, lo cual le dio ternura.

-¿Es tuya?- le preguntó amablemente mientras se acercaba mas a ella.

Rapunzel solo pudo asentir, no creía que fuera una mala persona, el tal vez solo quería devolverle a Moly su muñeca a quien había olvidado.

El chico cuidadosamente se agachó para estar a la altura de la pequeña rubia y estrió su mano con la muñeca sin decir nada.

Rapunzel tomó a su muñeca delicadamente, como si fuera un bebé y la abrazó. Luego volvió su vista hacia el chico.

-Gracias- dijo en voz baja. El chico le sonrió amistosamente.

-¿Cuál es su nombre, bella dama?- preguntó el chico, quería conocer un poco a la pequeña, quería que ella fuera su primera y tal vez única amiga.

Rapunzel lo pensó un poco. ¿Debería decirle su nombre a un extraño? El fue quien salvó a Moly... y además, ¡le dijo "bella dama"! Según su madre, solo son llamadas así las chicas mas lindas del pueblo, chicas con clase.

-Rapunzel... ¿y usted?

El chico sonrió y tomó su pequeña mano y depositó un beso en ella. Rapunzel no pudo evitar sonrojarse y sonreír, ¡el chico la estaba tratando como a una dama! Era algo que ella no podía creer pero la llenaba de felicidad que la tratara así.

-Jack Frost a su servicio, su alteza.

Rapunzel amplió mas su sonrisa, pero ahora era de asombro.

-¿J-Jack Frost?- dijo sin poder creerlo. ¡Tenía al espíritu del invierno en frente de ella!

-Así es su alteza- agachó la cabeza en forma de reverencia.

-Gracias, por rescatar a Moly así que ahora lo declaro Sir Jack, mi guardián- dijo Rapunzel, siguiéndole el juego.

Jack felizmente aceptó el cargo que Rapunzel le había dado.

Pasaron las horas y los dos chicos comenzaron a jugar. Rapunzel estaba encantada de tener nieve en tiempo de verano, y Jack estaba fascinado por la pequeña Rapunzel.

Al meterse el sol Rapunzel le pidió a Jack que la subiera hacia la ventana, pues su tiempo de ser libre había llegado a su fin.

Rápidamente Rapunzel guardó la soga y preparó la cena para cuando su madre llegara.

Jack solo la miró curioso.

-¿Nos veremos mañana?- preguntó el, sabiendo que tendría que partir.

-Amm- Rapunzel no sabía como decirle que ella ya no podía bajar, pero no quería estar sola con Pascal todo el día- s-si, solo que ya no podré bajar- dijo sin mirarlo. Esas palabras dejaron a Jack confundido.

-¿Porque no?- volvió a agacharse para quedar a su altura.

Y antes de que pudiera contéstale su madre, Gothel había llegado.

Rapunzel se asustó a la reacción de su madre cuando viera a Jack, pero no paso nada.

-¡Oh! Rapunzel querida, ¿que haces?- dijo dulcemente su madre. Rapunzel miró a Jack y luego a su madre, sin comprender nada.

Ella no sabia que no podías ver a un guardián si no creías en el.

-N-Nada.

-¿Cantarías para cariño? Tu madre se siente algo cansada.

-Claro.

Rapunzel alistó el fuego de la chimenea y trajo la silla de su madre, un banco en donde ella se sentaba y su cepillo y comenzó a cantar haciendo que su cabello brillará.

Jack se quedo fascino con el poder de Rapunzel, era algo magnifico.

Conforme pasaban los años, los dos chicos comenzaron a llevarse mejor. Compartían muchos recuerdos y pasatiempos. La pequeña Rapunzel había crecido, y ahora cumplía diecisiete.

Nunca mas volvieron a salir de la torre para jugar, siempre era dentro, ya que Rapunzel tenía miedo de encontrase algo halla afuera, pero muy dentro de ella quería conocer el mundo.

Jack, le había tomado gran cariño a Rapunzel, y hace poco comenzó a sentir algo que nunca antes había sentido. El quería a Rapunzel mas que solo amigos. Y por eso, quería darle a Rapunzel el mejor regalo del mundo.

Gothel, al igual que siempre se fue temprano para conseguir la comida del día de hoy, y con sigo un pastel para el cumpleaños de Rapunzel, pues aunque no la quisiera tenía que demostrar lo contrario.

Rapunzel se quedó admirando como su madre se iba, sintió la presencia de Pascal y le sonrió con melancolía.

-Feliz cumpleaños Rapunzel- escuchó la voz de su mejor amigo, ella sonrió y se dio la vuelta para verlo.

Lo quería, más que un amigo.

Jack no llevaba nada era vez, ya que su regalo no era nada físico.

Los dos amigos se acercaron y se sonrieron, Jack estaba nervioso por lo que iba a hacer.

-Quiero darte el mejor regalo del mundo, y no es nada físico... Quiero que me acompañes a conocer el mundo. Yo te cuidare de cualquier peligro, de cualquier persona que quiera hacerte daño- se aclaró la garganta- Si usted me deja su majestad, yo seré su acompañante en esta nueva aventura.

Rapunzel le sonrió con algunas lagrimas en sus ojos, quería que Jack fuera su guía, quería salir de aquella torre.

-Tiene mi permiso.

-No vamos a volver al atardecer- le advirtió.

-No habrá problema- sonrío Rapunzel.

Entonces Jack tomó delicadamente sus pómulos y la besó.

Quería ser el su primer beso de amor verdadero, y quería ser él el único.

Ya no había marcha atrás, los dos comenzarían sus vidas, juntos.

FIN.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro