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∆Capítulo 35∆

Jack me hablaba, tomándome de los hombros, más yo no podía escucharle. Estaba alterado y aterrado como yo, pero no comprendía nada, mi cabeza no podía asimilar nada, todo estaba pasando tan rápido.

Aún tengo a Eugene sobre mis piernas, el hedor a sangre y humo llenan mis fosas nasales, ahogándome. Jack se levanta y desaparece de mi vista unos segundos mientras siento como mis lágrimas se secan en mis mejillas.

¿Cómo nos había encontrado?

Fred dijo que era algo vieja esta casa, que sería difícil de que nos encontrara... ¿Qué había salido mal? Más bien, ¿Qué cosa no había salido mal? Tal vez no había sido buena idea separarme de él... ¿Pero que estupidez estoy pensando? Si me hubiera quedado una noche más yo... No estuviera ahora aquí, y Eugene y los demás no estarían en peligro.

Él dijo que íbamos a jugar... ¿Sabía a dónde iríamos? ¿Esto era lo que había planeado en los tres meses que estuvo detenido? No había otra explicación, tenía contactos en todos lados, claro que pudo mandar a personas a investigar mi paradero e inspeccionar a cada una de las personas que me ayudaron... ¿Y si los padres de Fred también estaban en peligro?

Siento como se me escapa el aire al pensar en una terrible posibilidad: Cass y Hiro. El señor Mano Dura conocía a la perfección a la familia Hamada, sabía lo importante que eran para mí... Debí llamarle a Cass ayer.

Una ventisca violenta me obliga a cubrirme y me hace despertar del shock. Mis oídos vuelven a escuchar lo que parecían unas aspas de helicóptero. Jack vuelve a mi lado y habla con las personas casi a gritos. Miro a Eugene, su cuerpo helado y sus labios azules manchados de sangre. No podía dejarlo aquí, debía enterrarlo.

-Raps, tenemos que irnos, Fred llamó...

-No podemos dejarlo aquí- mi voz sale tan quedito que dudo que realmente haya abierto la boca. Miro al chico peliblanco unos instantes y éste abre la boca pero se vuelven a escuchar disparos.

-¡Tenemos que irnos, ahora!- sus ojos muestran desesperación. Toma mi brazo y me ayuda a levantarme con facilidad, llevándome casi cargando hasta el helicóptero.

-¡No! ¡Eugene! ¡Eugene! ¡No podemos dejarlo! ¡Es mi mejor amigo!

Grité hasta desgarrarme la garganta, pero eso no evitó que Jack y yo llegáramos a nuestro destino.

-Rapunzel, cálmate, escúchame- Jack intentaba que dejara de gritar y golpear la ventana mientras nos elevábamos para salir de aquel lugar.

-¡Está muerto!- me giro furiosa hacia él- ¡Eugene está muerto!- llevo mis manos hacia mi cabello jalándolo con fuerza.

Me quedo quieta al sentir los brazos de Jack rodear mi cuerpo, y el calor de su pecho chocar con el mío. Sus manos se colocan sobre las mías y hace que deje de lastimarme. Cuando me recupero de aquella sorpresa no me alejo de él, sino que lo abrazo con todas las fuerzas del mundo, sacando todo.

-Eugene está muerto- repito en su oído con la voz rota, escuchando como Jack traga dolorosamente saliva sin poder articular palabra.

Duramos así un largo tiempo abrazados, hasta recordar a los demás.

-¿Y mi hermano?- musitó sin fuerzas. Jack se tensa y tarda en contestar, de repente el aire se siente pesado y el silencio es aterrador. Reúno fuerzas para separarme un poco y mirarlo a los ojos.

-No lo sé- murmuró, su labio inferior temblaba y desvió la vista. Me sobresaltó al escuchar la voz del mayordomo de Fred, había olvidado que habían más personas con nosotros.

Mi estómago se revuelve al escuchar que no pueden hallar la ubicación de Fred, quien estaba con Mérida y Hiccup. Muerdo mi labio con fuerza y escondo mi rostro de nuevo en el pecho del albino, abrazándolo con fuerza.

Hiccup no podía estar muerto. 

No estaba muerto. 

¡Dioses, no puede estar muerto!

Escucho mi corazón latir con fuerza cuando el sonido de las armas disparar hacia nosotros vuelve, no recordaba haber visto a Hiccup, toda mi atención había sido puesta en Eugene...

-No está muerto, los encontrarán- Jack susurro lentamente en mi oído, volviendo a pasar su mano por mi cabeza para tranquilizarme.

Ya no podía estar segura de eso, Drago lo mataría, siempre me amenazó con ello y ahora que tuvo la oportunidad no la desaprovecharía. De tan solo pensar en perder a Hiccup para siempre...

Vuelvo a llorar con más fuerza, aferrándome a la camisa de Jack y empapándola. El aire me hace falta y las cosas de toda la semana me martillean la cabeza agresivamente.

La obscuridad y la inconsciencia me llaman, pierdo fuerza en los brazos de Jack y mis ojos se niegan a abrirse. Mis oídos vuelven a fallar, lo sé porque siento como Jack me mueve y sé que me habla pero no soy capaz de responder.

>>Todavía te tengo.<<

Pienso, intentando no sucumbir ante el desmayo. Jack me mira con ojos rojos y desesperados.

∆∆∆

Despierto sobresaltada en una habitación que jamás conocí. Miro a mi alrededor y me tranquilizo un poco al ver al chico peliblanco a mi lado pero aquel miedo vuelve cuando veo que no respira.

No no no.

Me acerco a él con movimientos torpes y tomo su rostro entre mis manos.

-¿Jack?- susurro aterrada. El chico estaba algo frío y parecía más pálido de lo normal. Vuelvo a llamarle escuchando su corazón latir.

El chico reacciona al llamado y me mira somnoliento. Suelto el aire y me abalanzo contra él, sintiéndome aliviada.

-Despertaste- murmura reincorporándose. Asiento y me separo un poco de su lado.

-Eugene...

Esperaba que me dijera que había sido otra de mis pesadillas, que estábamos bien y a salvo. Pero no fue así. Jack volvió a desviar mi mirada hacia abajo y solo se limitó a negar.

Me prohíbo volver a llorar.

Asiento, entendiendo que probablemente todavía no habían encontrado a Hiccup.

-¿Dónde estamos?- mi voz sale tan débil que tengo que carraspear mi garganta para que salga mejor.

-En casa de Mérida- responde en voz baja y no puedo abrir mis ojos por la sorpresa.

-¿Q-Qué?

Me levanto de la cama y caigo al suelo, el chico se apresura a ayudarme a levantarme y acepto su ayuda.

-Tranquila, Cass está aquí.

Me mira a los ojos y sé que dice la verdad.

-Los padres de Mérida son tus abogados y cuando se enteraron de lo sucedido se pusieron de acuerdo con Cass y la familia de Fred para traernos a su casa.

Asiento sintiéndome una intrusa, no había pisado la casa de los Dumbroch en mucho tiempo.

A pesar de que Jack estaba poniéndome al tanto se encontraba tenso, evadía algo y no sabía si quería saberlo. Al cabo de unos minutos decidimos salir de la habitación para comer un poco, a pesar de que ninguno teníamos apetito.

-Rapunzel- toma mi mano y me volteo- tu madre está aquí.

Abro mis ojos por segunda ocasión y miro de reojo la puerta. Seguía resentida con ella, y confundida pero no la quería cerca.

-¿Dijo algo?- pregunto acercándome a Jack.

-No- negó con rapidez- bueno, no lo sé, yo estaba aturdido por todo lo que pasó y estabas inconsciente... No le presté mucha atención, lo siento.

-No tienes porqué disculparte- toco con delicadeza su mentón, levantándolo un poco para que me mirase.

-Murió protegiéndome- soltó después de unos segundos en silencio.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y me quedo quieta por el cambio de tema. 

-No es cierto- me acerco más a él limpiando las dolorosas lágrimas- no fue tu culpa.

-Si no se hubiera interpuesto esa bala me hubiera dado a mi, me estaba protegiendo y tú igual.

La voz de Jack se quebraba con cada palabra y eso era punzada a mi corazón. Siempre había estado firme y fuerte ante las situaciones complicadas pero ahora estaba indefenso y era mi turno ser su ancla.

-No fue tu culpa, fue mía. Yo no debí... Meterlos en esto. Debí haberlo previsto y no lo hice.

Jack apoya su cabeza en mi hombro y yo lo rodeo por la espalda.

-Gracias a Eugene estamos vivos- susurro- debemos honrar su muerte y darle fin a esto.

No salimos de la habitación hasta que escuchamos alboroto afuera. Nos asomamos por la ventana y vimos bajar de un auto a los tres chicos que nos acompañaban. Sonrío aliviada al ver la cabellera castaña de mi hermano y salgo corriendo a recibirlo, con Jack detrás de mi.

Bajamos las escaleras y nos dirigimos a la sala en donde se escuchaban distintas voces. Me detengo al ver a Hiccup a unos metros de mi, estaba sucio y desgreñado pero parecía estar bien, sin ninguna herida grave. El chico siente mi mirada y deja de prestar atención a Cass para mirarme.

Corro hacia Hiccup y lo abrazo.

-Lo siento- murmura arrepentido y asiento si apartarme de su lado. Hiccup tarda unos segundos en abrazarme con fuerza y deja caer su cabeza en mi hombro.

Si, estaba molesta con él y tenía demasiadas dudas pero eso no era importante en ese momento, estaba feliz y tranquila de que estuviera aquí, conmigo, vivo.

-Tenemos que...- Hiccup se detiene y se tensa, me separo un poco y él vuelve a abrazarme contra su pecho, sigo su mirada y la veo.

Aquella mujer nos miraba de una forma extraña, entre felicidad, alivio, nostalgia y asombro. El ambiente volvió a tensarse y decidieron darnos espacio para hablar, pero Hiccup se negó.

-¿Hay algún lugar donde pueda hablar con mi hermana?- pregunta serio y Cass nos lleva a una de las habitaciones de invitados, alejándonos de Gothel.

El camino a una habitación fue en silencio, Cass se despidió de nosotros y cerró la puerta, pidiéndonos no pelear. 

-¿Tu la viste verdad? A Gothel- murmura a mi lado. 

-Si- susurro soltándome de su agarre. 

-Vale, no me estoy volviendo loco- susurra para sí. 

-¡Sacaste una pistola de tu pantalón y perseguiste a Drago!¡Estás demente!  Quien se está volviendo loca soy yo- alzo un poco la voz, molesta por el susto que me había provocado desde la mañana. 

-Lo siento, yo...-suelta un suspiro y se dirige a mi con pasos lentos- Tenemos que hablar Punz, y-yo... Lamento mucho lo que te he hecho en estos días y toda la vida, entenderé si tú no estás dispuesta a hablar pero, mereces una explicación y si algo me sucede... Quiero que sepas que todo lo que hice, fue por ti.

Lo miro dubitativa unos segundos, no creía que estuviera mentalmente preparada para esta conversación, pero si Drago aparecía mañana no tendría otra oportunidad. Hiccup y yo necesitábamos estar unidos para poder vencerle. Asiento sentándome en la cama, esperando paciente a que mi gemelo fuera el primero en hablar.

∆∆∆

Despierto agitada y sudorosa, había tenido otra pesadilla. Miro a mi lado y encuentro a Hiccup despertando por el gran alboroto que he provocado. Llevo mi cabello hacia atrás y trato de relajarme, solo había sido un mal sueño.

-¿Qué pasa?- pregunta con voz ronca abriendo lentamente sus ojos.

-Nada- murmuro negando varias veces- fue solo una pesadilla, no fue real.

Hiccup realiza una mueca y suelta un suspiro, tallando sus ojos para despertar mejor.

-¿Quieres hablar sobre eso?

-No- vuelvo a negar- estoy bien, en serio sólo fue el susto.

Hiccup asiente y se acerca a mi, abrazándome por detrás. Cierro mis ojos disfrutando de aquel contacto y recargo mi cabeza en su hombro.

Había sido una noche difícil, últimamente así es como eran. Nos habíamos contado todo, la verdad había superado por mucho mi imaginación, aún tenía mucho que procesar pero al menos todo estaba aclarado y aquella barrera que nos separa había desaparecido. Esperaba que algún día Hiccup pudiera verme a los ojos sin pensar en quién fui, y eso era lo mismo queq él esperaba de mi y sería más complicado de lo que parecía. 

Mi corazón seguía compujido al recordar los llantos de mi hermano mientras me contaba su historia, pocas eran las veces en que se mostraba tan frágil. Temía que en algún momento alguno de los dos fuera a desmayarse por la cantidad de cosas que sucedían pero no pasó.

Eugene tenía razón, debía terminar con Drago Mano Dura, debía matarlo. No podía dejar que nos hiciera más daño.

-¿Ella sigue aquí, verdad?

Me separo un poco de Hiccup, su pregunta me había devuelto a la realidad.

-¿Gothel?- pregunto y él asiente- Si, te digo que quiere hablar, disculparse. Pero llega tarde, no quiero saber nada de ella ni del otro sujeto, aprendimos a vivir sin ellos y aunque los necesitáramos yo... No quiero hablar. Necesito más que palabras arrepentidas para que le dé una oportunidad.

Me cruzo de brazos, enfadada. Sabía que debajo de todo eso enojo y odio por mi madre había dolor y tristeza. Tal vez nunca lo había superado, pero terminé aceptado que ella nos abandonó y que debía valerme por mi misma. Simplemente... No puedo dejarme engañar de nuevo, no quiero pensar en una "familia feliz".

No quería necesitarla.

-Yo si quiero hablar con ella- responde Hiccup después de unos minutos, lo miro sorprendida sin decir nada- quiero expresarle mi enojo y desagrado así como ella lo hizo con nosotros cientos de veces. Quiero que sea conciente del daño que nos provocó y aunque ya lo sabemos, si quiero oír su historia, nos lo merecemos Rapunzel. Merecemos también conocer a ese idiota. No creo poder perdonarla pero... No me quedaré con este resentimiento.

Aprieto mis labios sin estar de acuerdo con Hiccup, durante este tiempo le había impedido a mi madre hablar con mi gemelo... Pero si Hiccup quería hablar con ella no lo detendría, de los dos era el más fuerte, al menos en el tema de mi madre.

Nos levantamos con pereza y bajamos a comer algo. Seguía sin tener apetito pero no quería preocupar de más a las personas a mi alrededor.

Escuchamos una agradable voz familiar platicar con Cass Hamada: Megara. Hiccup fue el primero en apresurar el paso y adentrarse al comedor en dónde estaba aquella mujer de cabellos rojizos y esbelta figura. Al vernos su rostro muestra una sonrisa alegre y sorprendida, se levanta de su asiento y corre a abrazar primero a Hiccup, ya que ella al igual que Gothel no había podido verlo.

-Mi pequeño vikingo como has crecido- murmuró sin quitar su sonrisa- y te pintaste el cabello, luces bien.

-También te extrañé tía Meg- susurra mi hermano irradiando alegría.

Sonrío un poco al ver aquella tierna escena, me daba gusto que Hiccup estuviera feliz y recuperara también a aquella familia perdida.

Cass me brindó una mirada comprensiva y salió hacia la cocina a prepararnos algo de desayunar.

Meg, Hiccup y yo nos sentamos en la mesa y comenzamos a platicar sobre las cosas buenas que nos habían pasado, o al menos Meg y Hiccup lo hacían, me costaba un poco de trabajo prestar atención ya que mi cabeza estaba en todo lo ocurrido el día anterior y especulaba lo que podría pasar hoy.

-¿Y no deberías estar en tu luna de miel en estos momentos?

-Si pero... Decidimos posponerla cuando nos enteramos de bueno... Ya saben. No quería dejarlos solos de nuevo.

Meg toma nuestras manos y da un leve apretón, ambos asentimos y Hiccup continúa preguntando sobre mi madre, hasta que apareció. 

La miro de reojo y vuelvo mi vista hacia el desayuno casi intacto. Cass, quien se había unido a la conversación se levantó y nos dejó solos, sabía que necesitabamos un tiempo a solas.

-H-Hiccup, hola.

La voz de mi madre salió asombrada y feliz, escucho sus pasos acercarse lentamente y desisto en impedirle llegar a mi hermano, había prometido dejar que Hiccup conversara con ella.

-Hola.

Su voz sonó neutra no había ningún rasgo de molestia u odio en la voz de mi gemelo. 

Gothel se sentó en medio de nosotros con un pequeño plato de fruta. Miré a Meg a mi lado, quien su mirada alegre y amable había cambiado a una llena de molestia.

-Así que después de tanto tiempo decides aparecer- rompió el incómodo silencio Hiccup, siguiendo con su tono serio.

-Les debo una explicación a todos y me gustaría que me dejaran dársela. Y-Yo... Lo siento.

Un sabor amargo paso por mi boca y trago en seco.

-¿Qué es lo que sientes exactamente?- el chico de ojos esmeraldas levanta una ceja sin dejar de mirar a aquella mujer.

-Fui una irresponsable con ustedes, una mala madre, yo nunca debí culparlos por cosas que no conocían y no merecían...- negó varias veces- merecían a alguien mejor que los cuidara.

-Si y Drago fue tu mejor opción- rió sarcástico, prococándonos a todas un escalofrío.

-Me equivoqué. Estaba intentando superar a su padre y él fue la mejor opción en el momento, sin duda esa fue mi peor decisión en mi vida. Yo no sabía la persona que era, ni los lazos que tenía. Sabía que tenía que dejar de beber pero no me sentía capaz de dejarlos solos en todo el proceso de desintoxicación y...

-Y preferiste a ese psicópata que a tu mejor amiga- habló rabiosa Meg, aparentando los dientes.

-Estabas con Hades y quisiste hacer tu vida a su lado, me sentí abandonada Meg.

-Eres una estúpida- murmuró curzándose de brazos.

Recuerdo cuando Meg se fue del departamento, mi hermano y yo llorábamos por su partida y mi madre también. Escuché durante días previos a mi madre convencerla para que no se fuera pero Meg había tomado su decisión, ya no soportaba el olor a alcohol que desprendía el departamento y las terribles actitudes de mi madre. Recuerdo que Gothel se emborrachó toda la semana, lloraba desgarradamente por el abandono de su mejor amiga, decía entre sollozos y delirios que ahora estaba sola por completo, sola y con dos problemas que alimentar.

-Sé que cometí una infinidad de errores, malas decisiones que los afectaron a ustedes. Les juro que jamás quise hacerles daño, creí que él podría darles una mejor vida en lo que yo me recuperaba y le devolvía todo el dinero que me prestó. Yo... Yo no sabía lo que estaba sucediendo, Drago no quiso nunca contarme sobre ustedes, decía que todo estaba bajo control y yo inocentemente le creí- su voz se notaba ahora más molesta y decepcionada, muerde sus labios por unos segundos y toma aire antes de continuar- hasta que la noticia de que había sido detenido por abuso a menores llegó a mis oídos.

Mi madre me miró con arrepentimiento y siento mis ojos picar.

-Se suponía que yo terminaría de pagarle hasta que ustedes cumplieran dieciocho, y entonces podría verlos de nuevo pero cuando fui a prisión por respuestas él tenía planes bastante diferentes a los que habíamos acordado años atrás.

Me estremezco al saber de qué planes hablaba, una vida a lado de aquel monstruo, privada de todo y de todos en dónde lo único que tendría que hacer sería estar dispuesta para él.

-Sabía que escaparía y que iría tras ustedes... Tras Rapunzel y yo no... No podía dejar que les hiciera más daño. Debía recuperar a mis hijos.

Gothel terminó o al menos eso parecía. Sabía que le faltaba hablar sobre el señor Haddock pero no hice el intento por preguntarle.

-¿Eso es todo?- pregunta Hiccup un poco más molesto- ¿Hasta que no acusaron a tu novio de pedófilo te importamos de nuevo? Vaya eso es alentador, en serio.

-Se que suena horrible y que me comporté terrible todos estos años. No merezco su perdón solo quiero... Que me dejen ayudarles, quiero enmendar mis errores.

Aquellas palabras fueron la gota que derramó en vaso. Hiccup comenzó a reír irónico. Gothel y Megara lo miraron un poco sorprendidas y asustadas por su actitud, yo solo me preparaba para el espectáculo.

-¿Quieres enmendar tus errores? ¿Quieres reparar diecisiete años? ¿En serio?- y volvió a reír, negando con la cabeza varias veces.

Si, Hiccup parecía demente en esos momentos y daba miedo, pero sabía que si seguía riendo terminaría llorando y luego empezarían los gritos. Tal como mi madre actuaba cuando bebía. 

-Yo le soporté casi todo, le permití todo por terror, terror a que golpeara a Rapunzel tan salvajemente hasta hacerla desmayar, temía que... que le quitara aquella inocencia que la caracterizaba. Le soporté cada golpe, insulto, amenaza y humillación... Todo excepto que posara sus sucias manos en MI hermana- azotó los puños en la mesa con la respiración agitada, sobresaltándonos a todas- Ese hombre me rompió en mil pedazos, me redujo a nada. Me mostró... M-Me hizo... Tantas cosas horrorosas Gothel que nadie puede arreglar. 

La mirada esmeralda miraba con rabia y tristeza a aquella mujer que parecía derrumbarse con cada palabra de Hiccup. 

-Pero todo es tu culpa, solo tuya porque si hubieras cortado tu tóxica relación con ese hombre... Haddock, y si hubieras hecho el esfuerzo por superarlo ¡yo no hubiera estado dos años en un agujero con cientos de hombres a mi alrededor quitándome toda mi humanidad! ¡Y Rapunzel no estaría sola y desprotegida con ese animal!

-Lo siento- farfulló con ojos cristalinos, tragando duro. 

-¡No tienes ni la menor idea de lo sucio, humillado y vencido que me siento! ¡No sabes cuánto coraje me da no poder soportar cualquier contacto con mi piel! ¡¿Cómo piensas ayudarnos?! ¡Dime cómo dejo de sentir asco conmigo mismo!

Pesadas lágrimas caían del rostro de mi hermano, su puño azotaba la mesa con fuerza y su rostro fruncido hacia mi madre dejaba ver todo el dolor y rabia que traía dentro. Mi corazón da un vuelco y corro hacia él para abrazarle y tranquilizarle, aún debía evitar emociones fuertes. Sin embargo es mi madre quien le abraza y suelta un gemido de asombro por la inesperada acción. 

Me quedo inmovil viendo la escena, con el corazón latiendo desfrenadamente. Hiccup seguía llorando y reclamándole negándose a aceptar el abrazo. Meg también se levantó de su asiento pero desistió en tocarlo, cosa que agradecí. 

¿Qué se suponía que debía hacer ahora? ¿Unirme al abrazo familiar? ¿Debería decir algo? 

Gothel estiró su mano hacia mi y retrocedí. Ella no podía ayudarnos, no podía reparar el daño, aunque fuera algo que ella inició cualquier cosa que ella hiciera no valdría la pena, Drago solo tenía ojos para mi, era lo único que le importaba y debía ser yo quien nos libere. 

-No puedes ayudarnos, llegas demasiado tarde Gothel. 

-Dame una oportunidad Rapunzel, tengo un plan y funcionará solo... confía en mi, porfavor. 

Doy otro paso hacia atrás mirando a mi familia. No. No podía confiar en ella. 

-Estoy tan acabada como Hiccup, no puedo permitirme confiar en ti yo ya no creo en tus palabras. Mereces vivir sabiendo que les fallaste a tus hijos. Si tanto has cambiado y quieres ayudarnos, entonces demuéstralo. Drago vendrá por mi, y no se detendrá. 

¿Era estúpido e inmaduro no querer aceptar su ayuda? ¿No escuchar su plan? 

No lo sé, y no me importaba no quería que más personas estuvieran involucradas en esto. 

Eugene había muerto y era solo el principio del fin. No deseaba ver a mi madre ni a nadie más muertos. 

-Florecita por favor escucha a Gothel- Meg tomó mi mano para evitar que escapara- entiendo tu enojo con ella, conmigo tal vez , pero me importas, ambos son importantes y no quiero que algo más les suceda. Por favor Rapunzel, no quiero que cometas una tonteria, te quiero viva, te quiero conmigo, por favor escúcha. 

No podía negarme ante aquella mirada tan desesperada y temerosa de Meg. Nunca pude hacerlo. Cierro mis ojos con fuerza mordiendo mi labio inferior, asintiendo derrotada. No tenía un plan así que tal vez, debía hacer un esfuerzo más. Todos debíamos estar unidos para derrotar al enemigo en común. 

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