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∆Capítulo 32∆

Me despierto sola en la enorme mansión, no logro comprender el porqué no estoy en mi habitación ni porqué Jack no estaba a mi lado. Mi cuerpo se siente pesado y cansado, los recuerdos de la noche pasada inundan mi mente y hago una mueca, cerrando de nuevo mis ojos evitando las lágrimas.

Escucho la puerta principal abrirse e intento levantarme un poco pensando en ver al chico peliblanco pero me sorprendo al ver a mi hermano.

-Hiccup- murmuro y hago otro mueca al percibir el horrible olor.

-Iré a bañarme- habla en voz baja sin mirarme.

-P-Pero...

No pude terminar mi oración tanque apresuró su paso y desapareció de mi vista. Vuelvo mi atención a la entrada donde ahora estaba Jack, él me mira cansado y me regala una sonrisa.

-Buenos días- saluda caminando hacia mí.

-Solo son buenos días cuando despierto a tu lado.

Jack ensancha más su sonrisa y yo le devuelvo el gesto. Sus manos permanecían detrás de su esperada pero una vez que llegó hasta el sillón donde estaba recostada sacó un hermoso ramo de flores doradas. Lo miro asombrada y la calidez que había desaparecido la noche anterior había vuelto.

-Son hermosas, gracias- susurro tomando el ramo con delicadeza.

-Cuando las ví no pude evitar pensar en ti- se sentó a mi lado y rodeó mis hombros con su brazo. Sonrío y levanto mi rostro para depositar un beso en su mandíbula.

-Eres lo mejor que me pudo haber pasado, ¿lo sabías?

Jack vuelve a sonreír y baja su cabeza para unir nuestros labios en un beso suave y gentil.

-¿Cómo te sientes?- pregunta con preocupación.

-Algo cansada- ladeo mi cabeza- pero un poco mejor que ayer, creo.

Recargo mi cabeza en su pecho y suelto un suspiro.

-¿Qué hacías con Hiccup?

-Platicábamos, o al menos yo. Espero que haya servido de algo todo lo que le dije.

-¿Te dijo... Algo de mi?- pregunto con un nudo en la garganta.

-No- murmura sobre mi cabello y asiento sin decir algo más- prepararé tu chocolate caliente.

-Olía raro... Como a gasolina...

Antes de que Jack pudiera responder el teléfono sonó y nos quedamos quietos unos segundos antes de separarnos.

-Es Cass- aviso- ya se habrá enterado de lo de... Gothel...

-Contestaré yo- propuso el chico peliblanco yendo por el aparato electrónico.

-No, si contestas tú sabrá que estoy mal y no quiero que se entere... No aún.

-Bien- acepta rendido- pero no puedes seguirle mintiendo.

Asiento nuevamente y me entrega el teléfono.

-Iré por el chocolate.

Cuando Jack se va alejando contesto, tratando de dibujar en sonrisa en mi rostro para que mi voz salga alegre.

-Cass, buenos días.

-Buenos días lindura, lamento no ser la persona que esperabas escuchar.

Me quedo en shock al escuchar aquella ronca voz. Mi cuerpo se tensa y las manos comienzan a sudarme.

-¿Te he dejado sin habla? Veo entonces que te ha gustado mi sorpresa- ríe y mi cuerpo es incapaz de estremecerse- aunque la sorpresa me la ha dado Hiccup en realidad.

Estaba soñando, una pesadilla. No sabía dónde estaba escondida.... No era real, no era real.

-Estuve pensando mucho en estos meses que estuve lejos de ti. Recordé cada pequeño detalle para detectar alguna pista que no ví venir y no fue hasta anoche que todo el rompecabezas encajó. Una parte de mi se siente orgullosa de la gran mentirosa y golfa que eres, en serio, meterse con el señor Frost y su hijo fue algo que no me imaginé, pero que lo hayas manipulado para hallar a la basura de Hiccup... En serio te subestimé.

Me costaba respirar y sentía frío por todo mi ser. Por cada palabra que salía de su boca mi cuerpo se tensaba más hasta el punto que comenzaba a doler.

-Lo tenías todo calculado desde el día que me pediste permiso para salir más tarde de la maldita escuela- volvió a reír y la necesidad de ir al baño incrementaba- pero como dije, solo una mínima parte de mi siente orgullo por todo lo que lograste. La otra parte está realmente furiosa, y no me quedaré con brazos cruzados. Nadie, óyelo bien, nadie le gana a Drago Mano Dura y menos una prostituta barata como tú. Espero que hayas disfrutado tus meses de cogerte a Jack Frost porque se terminaron.

Hubo unos segundos de silencio dónde solo escuchaba su respiración agitada por el coraje.

-Entrar por esa puerta sería tan sencillo y aburrido que no tendría caso- miro con terror la puerta esperando que algo pasase pero no fue así- jugaremos un juego muy divertido, ¿El gato y el ratón te suena? Te daré un par de minutos para que comiences a correr como la rata que eres antes de que destruya esa costosa mansión en la que estás ahora mismo sentada.

Me levanto de golpe y miro a mi alrededor, sintiéndome mareada. Miro a lo lejos una ventana y me acerco a ella, pensando lo peor. Abro un poco la cortina y lo veo a unos cuantos metros de mi, como si estuviera esperándome todo este tiempo.

-Tú quemaste mis casas que conseguí con trabajo y sacrificios, ahora yo destruiré la tuya. Así que corre, que la casería apenas inicia.

Cortó la llamada dejándome confundida. Yo nunca quemé ninguna de sus propiedades. Veo como uno de sus hombres apunta hacia la casa de Fred con un instrumento grande, como un misil. Abro mis ojos y me alejo de la ventana, gritando.

-¡Cúbranse!

Logro pasar la sala y llegar hasta el pasillo que da a la cocina antes de que la casa recibiera el golpe y comenzara a derrumbarse. Caigo por la fuerza en que la casa se movió y no me permito quedarme ahí.

-¡Jack!- grito buscándolo con desesperación, necesitábamos salir de este lugar lo más pronto posible.

-¡Rapunzel!- llega hasta a mí con la respiración agitada.

-¡Derrumbará el lugar! ¡Tenemos que salir d...

La cocina explotó exulsándonos lejos, golpeándonos con las patas de una mesita.

-Hay un r-refugio o algo así- balbuceo mientras intento que mi visión deje de ser borrosa- Jack, tenemos que ir ahí- muevo su brazo para hacerlo reaccionar- Jack.

Vuelvo a llamarlo pero no contesta. Me acerco a él y verifico si sigue respirando, lo que calma un poco mi corazón. Muerdo mis labios sin saber en dónde estaba aquel sótano del que nos había hablado Fred.

-¡Rapunzel!- los gritos de Mérida Dumbroch me distraen- ¡Rapunzel! ¡¿Qué sucede?!

Detrás de ella venía mi hermano, ambos con respiraciones tan agitadas como la mía. Miro a Hiccup unos segundos sin saber cómo es que Drago sabía... Todo.

-¿Conoces el sótano que nos dijo Fred?

-Si- asiente y me ayuda a levantar a Jack para poder llegar a una zona segura.

La casa se derrumbaba a cada paso que dábamos y el humo se calaba en nuestros pulmones, haciendo más difícil la misión de si quiera salir de aquí. Al llegar al cuarto semi destruido de los padres de Fred, Mérida toca el botón de la luz tres veces y las paredes se abren dando paso a una habitación intacta.

Nos tomamos unos segundos para respirar antes de que Hiccup preguntara qué era lo que había sucedido. No le contesto y me enfoco en hacer reaccionar a Jack. Siento mi cabeza estallar y mi cuerpo temblar, cuando Jack comienza a toser y a abrir sus hermosos ojos suelto el aire que estaba conteniendo, sin poder procesarlo.

-¿Qué sucedió?- volvió a preguntar ni hermano con notable desesperación. Suelto un suspiro sin saber por dónde empezar.

Me giro un poco para ver a Hiccup y a Mérida quien esperan una respuesta, al igual que el cansado Jack.

-Drago habló y entre todas las cosas que me dijo, mencionó algo sobre quemar sus propiedades, así que creo que quién debería explicarnos qué sucede ere tu. ¿De dónde venías Hiccup? Y ni se te ocurra mentirme.

Mi mellizo ya no me miraba a los ojos, apretó su mandíbula y pellizcó el puente de su nariz. Verlo de perfil me recuerda al señor Haddock.... Carajo.

Entrecierro mis ojos al ver que su cabello ya no es rubio, intento decifrar si es por la poca luz del lugar o algo más pasó.

-Contestame Hiccup, ¿Qué te hiciste en el cabello?- pregunto más asustada.

-Sólo quería confirmar lo que descubrí anoche. Quería que él me lo dijera.

Abro los ojos sin creerlo, había arruinado el plan.

-¿Qué hiciste qué?- murmura Jack con molestia, le detengo un poco para que siga hablando.

-No me iba a quedar de brazos cruzados, sabes que no es mi estilo. Así que fui, me lo dijo en la cara y luego... Decidí quitarle algo a él, como venganza. Y en el trayecto de la noche decidí pintarme el cabello, sabes lo mucho que detesto ser rubio.

Hubo un silencio abrumador cuando Hiccup terminó de explicarse. El mundo se me desmoronaba más rápido de lo que podía asimilar.

-¿Y no creíste que habría represalias?- pregunto con voz dura, era un idiota.

-Yo... No estaba en mis cinco sentidos....

-¡Eres un idiota!- le grito molesta sobresaltado a todos- ¿Cómo se te ocurre hacer tal estupidez? Drago tiene contactos por todo el mundo, solo teníamos una cosa de ventaja contra él y ese eras tú. Si él me amenazaba contigo serían puras mentiras, ¡pero lo arruinaste, decidiste salir de aquí y hacer justicia por tu cuenta y mira como resultó!

Me levanto del suelo y lo encaro. Estaba furiosa, ¿cómo pudo hacerlo?

-¡¿Y qué querías que hiciera?! ¡No me dijiste nunca que no podía salir! ¡¿Cómo esperabas que reaccionara al saber que mi hermana había sido abusada por un demente?!

Hiccup también comenzó a levantar la voz, evitando que su mirada cruzará con la mía.

-Yo no esperaba que hicieras tal tonteria- digo más calmada después de un rato en silencio- por culpa tuya ahora sabe dónde estamos y no sé detendrá hasta tenernos en sus manos, no solo a ti y a mi, sino a todos los que estuvieron involucrados en esto.

-Yo jamás te pedí ayuda- su voz salió fría y áspera. No lo soporté más y comencé empujarlo y golpearle el pecho.

-¡¿Que no me pediste ayuda?! ¡Tú me llamaste! ¡No ibas a lograrlo tu solo! ¡Y ese es tu maldito problema! ¡Piensas que puedes con todo lo que sucede sin ay...

-¡Hey hey hey! Chicos ahora no es momento, necesitamo...

-¡Tú cállate!- me volteo a ver a la peliroja- ¡Por tú culpa es que estamos atrapados en este lugar! ¡Su hubieras cerrado la boca y esperar a que YO hablara con Hiccup nada de esto estaría sucediendo!

-Raps, Mérida tiene razón- Jack me toma de la cintura y me aleja unos cuantos pasos de aquellos dos- no es momento para esto, necesitamos salir de aquí.

Muerdo mis labios cerrando con fuerza mis ojos.

Piensa Rapunzel, ¿qué hacemos ahora?

El teléfono de Mérida Dumbroch comienza a sonar, contesta con el altavoz. Era Eugene.

Nos preguntó rápido lo que estaba sucediendo ya que ellos habían prescenciado todo y querían ayudarnos a salir. Una vez que la pelirroja le explicó Eugene nos dijo que aquel cuarto tenía un pasadillo que nos llevaba hasta un bosque que se encontraba detrás de la mansión. Ahí nos veríamos con los chicos para pensar a qué lugar nos iríamos después.

El camino hacia la salida fue largo y tenso. Nadie se atrevió a decir una sola palabra, cosa que me alegro ya que no estaba de humor para seguir hablando con alguno de ellos. Al salir el aire limpio entró por nuestros pulmones y el pequeño auto naranja estaba frente a nosotros.

-Vamos, suban.

Fred abre la puerta de atrás y entramos lo más pronto posible. Eugene es quien nos dirige fuera de la ciudad, al parecer Fred tenía una pequeña casa de campo que no estaba registrada ante las autoridades por lo que nos daría un poco más de tiempo pensar nuestro siguiente movimiento.

Al llegar nos instalamos en aquella casa que parecía bastante normal, poseía tres habitaciones con un pequeño baño, una cocina y una sala. Estuvimos hablando por horas sobre lo que deberíamos hacer hasta que decidimos que lo mejor sería marcharnos del país lo más pronto posible.

Jack y yo compartiríamos una habitación, no cruzamos palabra alguna dentro. Me apresuré a entrar a las cobijas y perderme entre sueños para el día de mañana, esperando que fue un poco más tranquilo.

"-¿Qué es esto?

-Es huevo, c-con...

Sus manos caen en la mesa con fuerza haciéndome saltar.

-¿Me hiciste un maldito huevo? ¿Qué clase de persona crees que soy, estúpida?

Lo veo levantarse de la silla y girarse había mí, intento disimular el temblor que recorre a mi cuerpo junto con el temor que sus palabras me ocasionaban.

-Y-Yo lo siento... N-no había nada más

Toma mis cabellos con fuerza y reprimo un grito. Me hace mirarlo y me estremezco.

-¡¿No había nada más?!- escupe- ¡Por lo menos te hubieras esforzado en hacerme algo decente!

Me tira al suelo remangándose las mangas de su camisa azul y comienza a golpearme. Grito perdón y piedad para que pare pero solo hace que sus puños se dejen caer en mi cuerpo con más fuerza y violencia que el anterior.

-Es la última vez que me darás un asqueroso huevo, ¡¿oíste?!- pateó mis costillas y asentí. Toma de nuevo mis cabellos y me levanta tan rápido que siento que me arrancará el folículo capilar- Aquí la única que comerá huevo serás tú.

Escucho como baja el cierre de su pantalón y niego con mi cabeza.

-No, por favor no- balbuceo con la cara empapada de lágrimas.

-Desde ahora en adelante mientras yo ceno algo decente tu cenarás mis huevos hasta que te guste.

No sentía mi cuerpo, el dolor me nublaba la vista y su agarre en mi cabeza me mareaba. Me obliga a ponerme de rodillas y no puedo resistirme.  Con el cinto amarra mis manos para que no intente escapar y me arrastra hasta la mesa, se sienta de nuevo en su silla y saca de su pantalón su erecto miembro. Sigo negando mientras más lágrimas resbalan por mis ojos, manteniendo la boca cerrada.

-Abre la boca perra- ordenó y jaló mi cabeza hasta su miembro, restregándomelo por mi cara- ¡Ábrela!

Su zapato me dió fuerte en mi estómago sacándome el aire por segunda ocasión en la noche. Abro mis ojos y boca al sentir como escapsba el aire de mi sistema y se introducía aquel desagradable trozo de carne, sin permitirme respirar.

-Te voy a volver a zurrar después de que hayas tragado todo. Y después volverás a tragar, así toda la noche para que tú estúpida cabeza hueca entienda- hablaba entre dientes, moviendo mi cabeza a su antojo- y sabes que sucede cuando me muerdes así que ni lo intentes."

Abro mis ojos sintiendo el líquido caliente y espeso viajar por mi garganta. Caigo de la cama sudando y sintiendo asco.

Necesito vomitar.

Me arrastro hasta la puerta del baño y la cierro trás de mi para que no pudiera pasar y lastimarme.

Me encojo y mi estómago se revuelve, siento aquel líquido regresar a mi garganta, siendo desechado en el váter. Me obligo a devolver todo hasta que no quede gota de su semen en mi interior. Pasan unos minutos hasta que mi estómago duele y decido parar, sabiendo que ya no quedaba nada que devolver. Limpio mi boca con el dorso de la mano y me quedo unos segundos sujetada a la tasa hasta que mi respiración vuelve a su ciclo normal. Sorbo mi nariz y estiro mi brazo izquierdo para jalar la palanca. Me recargo en la pared mirando el suelo.

-¿Rapunzel?

Miro con terror la puerta y descubro que no le puse seguro. Tapo mi boca para no dejar escapar sollozo alguno y descartara la idea de que yo estaba en aquí. Cierro los ojos y me arrepiento al sentir sus manos tocándome y lastimándome. El cuerpo me duele.

Sin pensarlo más tiempo me dirijo a la regadera y abro la manija del agua fría, sin quitarme una sola prenda. Si él entraba... Al menos tardaría un poco más en desnudarme. 

Vuelvo a escuchar a lo lejos mi nombre y la puerta sacudida con desesperación. Me hago bolita y solo ruego que me deje en paz, solo quería eliminar cualquier rastro de él de mi.

La puerta se abre lentamente dejando paso a una silueta mucho más pequeña y delgada a la que conocía. Mi corazón martillea con fuerza al pensar que tal vez era uno de sus amigos... No, no había traído a nadie. Cierro los ojos cuando la luz es prendida, no quería ver, no quería.

-Rapunzel.

Escondo mi rostro entre mis piernas, sintiendo las gotas de agua resbalar por mi espalda, provocándome un escalofrío.

-¿Raps estás bien?

Aquella preocupada voz me desconcierta, no era su voz. No sonaba a él.

-¿J-Jack?- murmuro levantando un poco mi cabeza.

¿Y si me había drogado? ¿Y si realmente era él y yo estaba alucinando con Jack?

-Si, soy yo. ¿Rapunzel, princesa que sucede?

Vuelvo a ocultar mi rostro y me restrego en la esquina. No quería que lo lastimara, pero ya no quería que me tocara.

-Porfavor, no más- hablo con la voz rota- ya entendí... Por favor, ya no puedo.

-Rapunzel mírame.

-No lastimes a Jack... Lo s-siento, por favor...

-Rapunzel abre los ojos, mírame, por favor, mírame.

Unas delicadas manos toman mis brazos y mi cerebro no sabe qué hacer. Me encuentro confundida y nauceabunda. Aprieto mis labios y levanto mi cabeza mirándole a los ojos. Aquellos ojos azul zafiro que me hipnotizaban.

-¿Q-Qué?- susurro confundida.

-Soy Jack, Rapunzel soy Jack, miráme, estás a salvo.

Mis temblorosas manos dejan de sujetar mis piernas y con lentitud se dirigen al rostro del chico. No podía ser real, ¿o sí?

Mis manos recorren su rostro hasta que mi cerebro recuerda a detalle el rostro de aquel albino. Mis manos viajan por su respingada nariz hasta sus labios y me acerco a él uniéndolos con los míos. El chico acepta aquel beso, devolviéndolo con cuidado.

Era Jack, realmente era Jack.

Rompo aquel beso y lo abrazo con fuerza, llorando de alegría al saber que había venido por mi.

Nos quedamos en silencio abrazados hasta que mis sollozos menguaron, todo había sido una pesadilla o al menos, la parte en que me golpeaba y me obligaba a hacer que no quería. Aquella llamada telefónica me había afectado más de lo que reconocía.

-¿Rapunzel?- pregunta Jack llamando mi atención. Levanto un poco la cabeza para saber lo que necesita, mi cuerpo se ha quedado entumido por el fría lluvia falsa- ¿Puedo... Hacerte una pregunta tal vez incómoda?

Me separo un poco de él para verle mejor, se le notaba algo nervioso por la forma en que jugaba con sus dedos. Intento averiguar lo que quiere saber, ¿tal vez lo que soñé? Era la primera vez que sentía un sueño tan real a su lado, probablemente quería alguna explicación. Asiento en forma de respuesta y espero su pregunta.

-Quiero aclarar que yo estoy contigo cualquiera que sea tu respuesta y que no me apartaré de tu lado jamás, solo que... Han pasado tres meses y medio desde que bueno, te encontré en aquel horrible lugar y que también ya no vives con Drago pero n-no es la primera vez que vomitas y..

-¿Estás insinuando que estoy embarazada?- pregunto sorprendida, reteniendo una risa. El chico me mira con terror y comienza a disculparse.

-¡No quería decirlo así! Pero si, bueno, es algo que he estado pensando mucho y no sé...

-¿Qué pasaría si lo estuviera?- pregunto al ver que Jack ya no sabe cómo continuar.

-No me apartaría de ti, eso es seguro... Y, yo aceptaré lo que decidas, si deseas abortar o tenerlo, somos jóvenes y no he sido un buen hermano pero haría un triple esfuerzo para ser un buen padre, a pesar de no ser hijo mío.

Su respuesta me sorprende, realmente jamás creí llegar a tener esta conversación con Jack debido a que era algo que no estaba segura de contarle, no sabía si en un futuro quisiera o no hijos y no sabía cómo decirle que no podría dárselos.

Me acerco a él con una sonrisa y deposito un beso en su mejilla, cerca de la comisura de sus labios. Recorro su mojado cabello con mis dedos mientras lo miro con ternura.

No podía permitir que Drago le hiciera daño, no a la única persona que me ama tal como soy y a la cual yo también amo.

-Solo... Quiero estar preparado- susurra expectante.

-¿Quieres hijos?

El chico ríe y niega con la cabeza.

-No ahora, y no sé por cuánto tiempo más per...

-No estoy embarazada- me adelanto a decir y veo alivio en sus ojos- y no podré estarlos jamás.

Los ojos del albino se abren y me miran pidiendo una respuesta ante tal reveladora situación.

-El método más seguro para evitar un embarazo es la cirujía y... Drago paga la cirujía de cada persona que entra a trabajar para él, así habrá más certeza de que no queden embarazadas. Y es algo que todo mundo debe pagarle. Yo... Fui la excepción, no tuvieron que hacerme nada porque mi cuerpo es incapaz de procear.

Me encojo de hombros y muerdo mi labio viendo la expresión del chico.

-Lo siento, fui un insensible, perdón.

-Debí decírtelo solo que... No sabía si eso afectaría o no nuestra relación. Él decía que los hombres preferían a una chica que no pudiera quedar embarazada, así ninguno de los dos tendría que preocuparse por problemas mayores pero... He sabido de casos en los que no poder tener hijos es un problema para la pareja y... Yo no sabía que querrías y si me dejarías o no.

Su manos acunan mi rostro y cierro un poco mis ojos.

-Yo vomitaba muy seguido porque... Me obligaba a expulsar todo el semen que ingería. A pesar de todas las torturas y palizas yo no podía dejar que aquel líquido estuviera dentro mío así que fue una forma de rebeldía que solo yo y algunas chicas hacíamos.

Termino de explicar.

Jack me mira unos segundos y luego suelta un suspiro, dejando caer sus manos en su regazo.

-Soy un idiota.

-No lo eres, tenías toda la razón en pensar que podría estar embarazada. Gracias por preocuparte por mi y por querer aceptar al niño antes de saber la verdad es muy... Lindo de tu parte- tomo su rostro para levantarlo y hacer que me mire- ¿Te dije que eres el mejor regalo que el mundo pudo darme?

Le regalo una sonrisa sincera y el chico asiente con lágrimas asomándose por aquellos bellos ojos.

-Y tu el mío.

Ambos decidimos parar la regadera y vestirnos con ropas secas para poder volver a la cama e intentar descansar.

Cuando estuvimos listos me recuesto en su pecho sintiendo cosquillas en mi interior.

-Drago sabe que estamos juntos- hablo mientras Jack nos cubre con las cobijas.

-Mi padre le habrá dicho, es algo que ya habíamos contemplado, ¿recuerdas?- respondió tranquilo. Me levanto para hacerle saber lo peligroso que era.

-Te matará Jack, y no quiero que eso pase. Debemos pensar en...

-Cuando te salvé de aquel burdel supe que me estaba metiendo en un juego complicado, pero, te lo dije antes y te lo repito ahora, vale la pena que alguien se arriesgue por ti. Y yo decidí arriesgar todo por ti.

-No quiero perderte.

-No me perderás, tenemos un plan y solo hay que pulir ciertas cosas. Ahora más que nunca debemos ser en extremo precavidos con cada paso que damos. Tú y yo saldremos de aquí y podremos empezar de nuevo en otro lugar, no me perderás, lo prometo.

Aprieto mis labios y vuelvo a recostarme en su pecho, abrazándole.

-Tu sabes lo importantes que son las promesas para mí.

-Lo sé, por eso lo he hecho.

Trago en seco y asiento, juntando mi meñique con el suyo. Las luces se quedan encendidas y nuestras manos entrelazadas.

No me gustaba que la gente me prometiera cosas imposibles... Debía pensar en algo para mantener a la persona que me interesa a salvo. No tendríamos mucho tiempo hasta que Drago nos encontrara por lo que necesitaba un plan B por si todo salía mal.

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