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∆Capítulo 28∆

Jack y yo hacíamos guardia cada noche con Hiccup, nos turnábamos para que el otro pudiera descansar. Mi hermano estaba recuperándose muy bien y ahora podía conciliar mejor el sueño. Claro que, cuando Hiccup despertaba Jack ya no estaba en la habitación, es por ello que cuando Hiccup despertó el día de hoy y me vio dormida a lado de Jack quien también estaba perdido él gritó.

-¿¡Hiccup qué pasa!?

-¡Estoy despierto!

Ambos nos levantamos de golpe del sillón con las respiraciones agitadas mirando a Hiccup, mi gemelo nos miraba horrorizados a ambos.

-¿Quién es él?- pregunta debajo de las cobijas sin quitarle la vista.

-Él es quien me ayudó a rescatarte, su nombre es Jack- presento con más calma.

-Hola Hiccup, un placer conocerte- Jack le regaló una sonrisa amable a mi hermano, quien solo lo miraba de arriba a abajo entrecerrando sus ojos.

-Te conozco...

Jack y yo dejamos de respirar por unos segundos, sabiendo que a quien recordaba era al señor Frost.

-¿A qué te refieres con eso, Hicc?- pregunto lo más tranquila posible.

-Si yo... creo que lo he visto antes...- se quedó unos segundos más viéndolo, intentando descubrir de dónde lo conocía- me gustaría saber cómo fue que me encontraron y porqué estaba aquí dormido y tú recargada en él.

Algún día tenía que llegar, no quería que mi hermano nos viera a ambos juntos sin haberlos presentado antes pero era demasiado tarde.

Jack fue quien le explicó todo, desde cómo había dado con su paradero hasta el porqué estaba en la habitación. Hiccup escuchó con detalle todo lo que el peliblanco contaba, sin hacer una pregunta hasta el final.

-¿Dónde estabas tú?- me preguntó, mirándome serio.

-En casa...- contesto y decido mejorar mi respuesta- y en la escuela, yo no tenía dinero para viajar a Holanda.

-¿En casa con Chimuelo?- vuelve a preguntar y bajo la mirada asintiendo.

-Si, Hiccup.

-¿Y porqué no fuiste tú quién me buscó?- pregunta casi molesto, vuelvo a verle a los ojos pensando mi respuesta- ¿Porqué tuvo que encontrarme un extraño y comunicartelo para que tomarás acción? Ni si quiera el plan fue tuyo, ¿qué carajos hiciste Rapunzel?

-¿Me estás acusando de no haberte buscado?- pregunto atónita.

-Yo no escuché de este sujeto que tomaras acción antes.

-Si te busqué, por todos lados de Solaris. Yo hice todo lo posible por encontrar una pista pero él...- me callo abruptamente para no hablar de aquella persona.

-¿Él?- pregunta Hiccup sin saber a quién me refería.

-Jack... Él me ayudó a buscarte porque yo estaba un poco limitada de recursos. P-Pero estuve ahí Hiccup, te juro que busqué en todos lados, nunca me olvidé de ti.

El silencio incómodo no tardó en llegar. Me sentía mal, ¿Cómo es posible que Hiccup pensara que no lo busqué?

-¿Y porqué precisamente él?- volvió a hablar mirando a mi chico- Creo que conozco a su padre, no era una buena persona...

-No es su padre- le defiendo.

-¡Estaba loco! Un señor regordete canoso de ojos azules... ¿Te apellidas Frost?

Jack asiente y decido que debemos hablar en privado.

-Hiccup

-Su padre me trataba como conejillo de indias, buscaba una cura a una enfermedad incurable... La única vez que me miró pareció haber visto a un fantasma. Ese hombre es malo Punz y...

-Jack no es su padre, no puedes juzgarlo por las terribles acciones de su padre.

-Si puedo, porque no me creo que no supiera que su padre tuviera secretos.

-Mi padre tiene más secretos de lo que piensas, tú eras uno de ellos- Jack habla serio, mirando a Hiccup sin una pizca de alegría y amabilidad.

-Tenemos que hablar solas- decreté, viendo específicamente a mi gemelo- ¿oíste Hiccup?

Tomo la mano de Jack y lo dirijo a la puerta.

-¿Porqué no le pediste ayuda a Eugene? Él también tiene dinero, o a alguno de los amigos de Tadashi, ¿porqué él?

-Solo sigue caminando- murmullo caminando más deprisa para sacar a Jack de esto.

-¡Contestame! ¡Soy tu hermano y merezco una respuesta! ¡Rapunzel!

El pitido que indica los latidos de Hiccup había incrementado. Se supone que no debería subir su ritmo cardíaco porque podría tener serios problemas. Y sabía que no pararía de gritar hasta que le diera una respuesta.

-¡Nadie sabía dónde estabas ni qué te había pasado! ¡No pude decirles! ¡Y si, todo parece extraño pero las cosas se fueron dando solas y en lugar de reclamar deberías agradecer por lo que Jack hizo por ti!

Abro la puerta y saco al chico albino de la habitación.

-Lo lamento mucho, hablaré con él y se disculpara más tarde, estoy tan avergonzada.

-Descuida, creo que algún día iba a pasar.

Jack suelta mi mano y da la vuelta para alejarse de mi.

Muerdo mi labio inferior y vuelvo a abrir la puerta dirigiéndome a Hiccup.

-Eres un idiota- lo señalo, con el ceño fruncido.

-¿Yo? Solo expresé mi opinión, no me da confianza.

-No tenías por qué tratarlo así. Salvó tu vida y ni si quiera lo conoces. Quiero que te disculpes con él.

-No lo haré- levantó una ceja y volvió a acomodarse las cobijas.

-Si lo harás Hiccup, Jack es importante para mí y no permitiré que lo trates mal.

Me cruzo de brazos mirándole seria. Hiccup encarna una ceja sin comprender muy bien lo que esas palabras significan.

-Considero que hay cosas más serias de las que debemos de hablar que el tipo raro, Rapunzel.

-Yo no lo creo, el tipo raro es mi novio Hiccup- el chico de verdes ojos soltó un respingo ante aquella respuesta que no se esperaba- arriesgó su vida y la estabilidad de su familia por nosotros. Si no fuera por Jack yo jamás hubiera dado contigo. Quiero que medites eso, regresaré más tarde.

Hiccup se queda en silencio hasta que salgo de su habitación. Suelto un suspiro anhelando que pueda realmente pensar en todo esto. Sabía que era una forma de alargar más aquella plática de la que aún no estoy preparada.

Me dirijo a la habitación de Jack y me detengo al pensar que podría prepararle algo de comer como una forma de disculpa. Tardo un par de horas en cocinar muffins de sabores, coloco seis muffins en un plato espolvoreándolos de azúcar glass y nuevamente me dirijo a cuarto de Jack. Toco tres veces su puerta antes de escuchar el "pasa".

El chico estaba recostado boca arriba en la cama, al verme se sienta y espera a que llegue.

-Hola- saludo con una pequeña sonrisa- hice muffins de disculpas, para ti.

Tiendo el plato y él lo acepta con una minúscula sonrisa.

-Gracias, no eran necesarios- me miró a los ojos y negué dos veces.

-Si lo son, Hiccup no debió decir aquello. Te pido perdón por su comportamiento, no lo estoy defendiendo pero no confía en casi nadie y tiende a ser muy prejuicioso... No es una mala persona solo no se ha tomado bien la noticia, nunca sabe cómo actuar ante personas desconocidas- tomo su mano libre dando un leve apretón- espero que haya recapacitado y en un rato te pida disculpas y trate de no hacer más prejuicios sobre tu persona.

-Bien- besa mi frente y vuelve a mirar los muffins.

-Bien... ¿Estamos bien? O...

-Estamos bien princesa, no podría enojarme contigo por algo que me hizo tu hermano- sonríe y se deja caer sobre la cama. Me indica con su mano a qué me recueste y lo hago, girando mi cabeza hacia la derecha para verle- pienso que eres interesante por dar la cara por tu hermano.

-Bueno, es lo que he hecho en mis últimos dos años de vida: pedir perdón por lo que hace o no Hiccup- me encojo de hombros.

Nos quedamos en silencio unos minutos, Jack mira hacia el techo y yo solo lo miro a él, esperando alguna reacción o una palabra. No sabía que más podía decirle, eso era todo, esperaba a que él hablara.

Al cabo de un largo tiempo Jack suelta un suspiro y vuelve a verme, con una pequeña sonrisa en la cara.

-Estuve pensando en lo que Hiccup dijo, sobre que soy igual a mi padre. No quiero que me comparen con él, quiero hacer una diferencia y pensé en apartarme de los negocios de hospitales y crear una campaña y centros de ayuda para personas que están en situaciones como la tuya y la de tu hermano.

Abro mis ojos ante la sorpresa de sus palabras, eso era... Increíble.

-Visité aquel lugar en donde te encontré un par de veces para buscar evidencia en contra de mi padre y me di cuenta que todos los que estaban ahí no era por gusto. He podido ayudarte a salir de todo ese mundo pero quiero ayudar a más personas.

Jack se sentó en la cama entusiasmado y yo hago lo mismo sin poder creerlo. Sus ojos me miran expectantes, quiere que diga algo.

-Eso es fantástico Jack, será algo complicado porque es una red enorme en todo el mundo pero, cuentas conmigo. Me alegra que hayas pensado en todo eso en este tiempo, es grandioso.

Sonrío y nos abrazamos mutuamente.

-Si claro, tiene muchas cosas complicadas pero quiero hacerlo y lo haré. También estuve tomando algunas fotos, supongo que eso fue lo que más me animó a tomar ésta decisión- se voltea tomando su cámara y el plato de muffins- ¿Recuerdas que alguna vez te conté que lo que más me gustaba fotografiar eran aves?

Asiento tres veces para que siguiera.

-En el inmenso jardín de Fred hay muchos pájaros e insectos y eso me hizo pensar que nosotros como humanos somos igual de diminutos en un universo tan enorme.

Jack me muestra las fotos que tomó ésta mañana, habían muchos insectos que yo no conocía.

-Quiero ayudar al mundo, a hacerlo un poco mejor. Sé que no erradicaré la violencia pero quiero dejar de ignorarla y tomar acción, poner mi granito de arena para ayudar a aquellos que sufren cualquier tipo de violencia. ¿Qué opinas?

Estábamos un poco más cerca, por lo que pude notar el brillo de emoción en sus ojos. Me daba gusto que pensara en ayudar a más personas como yo... Pero me daba miedo en lo que podría meterse. En estos momentos nos encontrábamos en una especie de pausa para saber con exactitud cuál era el siguiente movimiento de Drago, estaba en prisión pero sabía que no se quedaría ahí y tan solo pensar en derrocarlo por completo y todo su imperio sería difícil, me aterrorizaba la idea. Simplemente... No quería que Jack se involucrara más en todo este mundo.

-Amm... C-Creo que es fabuloso pero tal vez en estos momentos no sea indicado comenzar. Ya sabes, él está tramando algo, debemos escapar de este país pronto y hay que superar esta situación primero. Tienes mi apoyo pero... En un futuro tal vez...

Jugaba con mis manos al no saber si estaba expresándome de la mejor manera. Esperaba que no se molestara por eso.

-Claro claro, lo importante es no llamar la atención y superar esto. Seguir adelante. En estos momentos tu eres mi prioridad.

Besó mi mejilla con cuidado y se alejó un poco, tomando uno de los muffins para degustarlo.

-Sabe delicioso- habla con la boca llena y los ojos abiertos- ¿De qué es?

Me entrega uno y sonrío aceptándolo.

-Chocolate con fresa y azúcar glas.

Doy una mordida y Jack vuelve a halagar mis muffins demostrándome que ya no estaba molesto. Comemos con tranquilidad los pastelillos mientras el chico de ojos zafiro me muestra las fotografías que tomó en los jardines. Estaba impactada por la habilidad que Jack tenía con la cámara, era una pena que sus padres no supieran apreciar los dones de su hijo.

-Todas son hermosas, estoy anonadada ni si quiera sabía que había tanta belleza en esos jardines.

Comento viendo a una abeja extraer polen de la flor. Había captado el momento exacto, era increíble.

-Solo hay que saberlo apreciar, mirarlo con detalle y darle el valor que merece.

No sabía si esas palabras eran dirigidas a mi o a lo que acaba de decir así que opté por sonreír sin estar muy segura.

-¿Y has retratado personas?

-Si, varias veces y me agrada pero la naturaleza me llama más la atención. Aunque en los últimos meses algo me ha llamado más la atención que toda la naturaleza junta y que espero algún día retratar- Jack toma ligeramente mis dedos y me da una mirada rápida.  La curiosidad me invadió y no pude evitar preguntarle por aquello que le atraía más que la naturaleza. A mí me atraía la naturaleza, cuando estaba con Jack imaginaba un clima frío como el Polo Norte, con una vista espectacular en las noches por culpa de las auroral boreales.

-Tu- respondió y su respuesta me tomó por sorpresa. Siento aquella calidez que solo Jack me da, vuelvo a sentirme especial e importante. Sonrío ampliamente, esta vez de verdad y me acerco lo suficiente para rozar un beso en su mejilla, enlazando mi mano con la suya.

-Jack has visto a... Oh... Lo siento.

Mérida Dumbroch había entrado repentinamente a la habitación que me hizo brincar del susto y quedé hasta la esquina de la cama. Al verla frunzo el ceño sin saber porqué sigue aquí.

-¿Qué haces aquí?- pregunto cruzada de brazos.

-Ah... Yo te estaba buscando- parecía un poco incómoda... No, impactada más bien por lo que acaba de ver. Levanto un ceja para conocer el motivo de su interrupción.

-¿Por?

-El doctor llegó desde hace media hora y Hiccup está probando su prótesis, me pidió que te llamara.

Suelto un respingo al haber olvidado por unos minutos a Hiccup y su cita con el médico. Me levanto de la cama para dirigirme a su habitación cuando algo de lo que la pelirroja dijo no me cuadró.

-¿Porqué estabas con mi hermano?- pregunto seria.

Mérida se queda con la boca abierta sin saber que contestar.

-Aléjate de él.

Salgo de la habitación de Jack en dirección a la de Hiccup, con Mérida detrás de mi.

-Le quiero, Rapunzel- contestó a mi lado y no pude evitar reír.

-Que estupideces dices.

-Es enserio.

-Claro, y por eso lo engañabas con Mordú- hablo sarcástica- ve a mentirle a alguien más.

-Sé que cometí muchos errores en el pasado pero estoy intentando enmendarlos ahora. ¿Es tan complicado entender eso?- la chica de cabellos rojizos se para frente a mi impidiéndome llegar a mi destino.

-Él lo sabía, sabía que tenías a alguien más pero no quiso averiguarlo. Hiccup tiene sus defectos pero te quería y era la mejor versión de él contigo. Mi hermano era demasiado para ti y no dejaré que lo lastimes una vez más. Si quieres enmendar tu errores como dices entonces lo dejarás en paz y te irás de esta casa.

En mi cabeza pasaban todos aquellos días en los que Mérida me molestaba con constantes preguntas sobre la ubicación de Hiccup. Yo había descubierto el secreto de la pelirroja y amenacé en decírselo a mi hermano... Tal vez, descubrir que Mérida no era una buena persona como yo creía era de las mejores y terribles cosas que me habían pasado, pero no estaba dispuesta a hacerle ver a Hiccup la clase de persona que es, no aún.

-Yo... No puedo, tenemos un trato. M-mis padres te están ayudando...

-Sabes que jamás pedí tu ayuda.

-Pero Jack sí- contestó molesta con la cara en alto- te fallé, y he intentado hablar contigo y llevarme bien pero eres imposible.

-Mira quien lo dice- me cruzo de brazos sintiendo coraje en mis entrañas- no perderé mi tiempo contigo nunca más Mérida. Me demostraste la terrible persona que eres y no estoy dispuesta a salvar una amistad que fue falsa todo el tiempo. Así que te pido de la manera más amable que dejes a Hiccup en paz o le contaré todo lo que has hecho.

Me hago a un lado y sigo el largo pasillo que da a la habitación de Hiccup.

-¡Lo siento!- grita a lo lejos y se le quiebra la voz. No. No cederé. ¿Cuántas veces le supliqué que me escuchara? ¿Que no le creyera a Ariel? Le había rogado más de la cuenta, había dejado que me humillara, que me pisoteara con el fin de que me perdonara por tan solo decirle que no le interesaba a mi hermano.

No lo merecía. Yo había sido una buena persona con ella, era mi única amiga y me dió la espalda.

-Te pido por favor que me perdones, no puedo seguir así. Estamos juntas de nuevo y me gustaría tan si quiera estar en paz contigo.

Estaba reviviendo todas las maldades que me hizo junto a su grupito de "amigas", jamás ví compasión o resentimiento por lo que me hacían. Lo disfrutaba.

-Me alegra saber que ahora te remueve la conciencia Dumbroch, porque todas las veces en las que me humillaste frente a todos nunca ví eso en ti. Lamentablemente, como ya te dije, no estoy dispuesta a darte esa satisfacción.

-Rapunzel...

-Nada. Sabes bien que te perdonaría, que te perdonaría todo excepto que me encerraras con un loco- me acerco más a ella, furiosa- en la fiesta de Jack estaba dispuesta a pedirte disculpas y volver a ser amigas... Pero ya no Mérida. No quiero nada de ti y si accedí a qué tus padres fueran mis abogados fue porque no tenía más opción.

-Yo nunca quise encerrarte con Hans- susurró y mis ojos se llenaron con lágrimas. No iba a permitirme llorar- ni con nadie. Lo siento.

Un nudo se formó en mi garganta y no soporté mirarla un segundo más.

-¿Si digo que te perdono dejarás a Hiccup en paz?- mi voz sale dura y seca. Mérida me mira por unos segundos, suelta un suspiro y asiente- Bien, entonces te perdono.

Vuelvo a hacerme a un lado y corro hacia la puerta donde se encontraba Hiccup. Abro y cierro los ojos varias veces para ahuyentar las lágrimas y carraspeo la garganta para que mi voz saliese normal.

Cuando me siento mejor giro la perilla de la puerta y encuentro a mi mellizo sonteniéndose de la cabecera de su cama, de pie.

Hiccup gira su cabeza y sonríe al verme. Hago lo mismo llevando mis manos a la boca sin creer lo que veía.

-Buenas tardes, señorita Corona.

El doctor y la enfermera estaban a unos cuantos metros de Hiccup, viendo como su cuerpo se adaptaba a la prótesis. El doctor me explicó que era necesario que mi hermano caminara un poco para conocer si le molestaba algo pero se había reusado a ser tocado por él y la enfermera.

Me acerco con pasos lentos y le tiendo la mano a lo que Hiccup acepta logrando erguirse por completo.

-¿Cómo te sientes?- pregunto buscando sus ojos.

-Extraño- murmura- no recuerdo la última vez que estuve de pie.

Mi corazón se duele con sus palabras pero me rehúso a mostrar debilidad, en estos momentos era yo quien debía permanecer fuerte por los dos.

-Vamos a caminar un poco, ¿te parece? Para que sientas si hay algo que te molesta o lastime.

Asiente y toma con fuerza mis brazos. Tiembla ligeramente y da el primer paso hacia delante con su pie sano. Lo sostengo con extremo cuidado y con miedo de ejercer mucha fuerza y romperlo, aún se encontraba muy delgado.

Luego dió el segundo paso con la prótesis y casi cae de no ser por mi. Vuelve a intentarlo y esta vez no cae, solo cojea.

-Estoy caminando- susurra conmocionado. Sonrío con los ojos acuosos y asiento- Punz estoy estoy caminando.

Al fin me mira y sus ojos también se encuentran llenos de lágrimas alegres. ¿Cuánto tiempo no pudo estar de pie?

-¿Cómo la sientes? T-Te queda bien o...

-Algo floja, creo que hay que ajustarla un poco y... C-Creo que me queda algo pequeña, cojeo un poco.

Asiento y lo ayudo a volver a la cama, la enfermera se acerca para retirar la prótesis pero Hiccup se encoge antes de que la enfermera estuviera cerca.

-No te pasará nada Hicc- hablo en voz baja para tranquilizarlo- solo retirará la prótesis para hacerle las mejoras. Estoy aquí.

Hiccup me mira dudoso, luego a la enfermera y por último al doctor volviendo a encogerse.

-¿Quieres... Quieres que lo haga yo?- pregunto un poco nerviosa.

-No- contesta rápido- quiero decir, no gracias. Lo haré yo.

El tono de voz había cambiado a uno más amable. Asiento y dejo que busque la forma en deshacerse de aquel objeto que le ayudará a caminar.

El doctor habló conmigo comentando que volverían más tarde con los ajustes para que mi hermano pudiera comenzar a levantarse y acostumbrarse. 

-Su cuerpo va recuperándose poco a poco, el que se haya mantenido de pie por unos minutos es una buena señal- comenta acomodánse sus gafas, yo asiento con una leve sonrisa de alivio- y su masa corporal a aumentado bastante en estos dos meses, así que seguiremos suministrándole sueros y podrá comer alimentos más sólidos y sanos. 

Estaba preparándome para el terrible "pero", si algo conocía a la perfección es que todas las cosas buenas vienen acompañadas de un pequeño o gran "pero" y esperaba que no fuera tan grave.

-Sin embargo, su corazón sigue débil y debemos evitar las reacciones fuertes. Conozco lo delicada que es su situación y creo que lo mejor es tratar con un psicólogo para que pueda llevar la conversación en una manera más segura y evitar alguna emoción que cause problema no solo a su corazón sino a toda su persona. ¿Me hago entender? 

-¿Un psicólogo?- pregunto mordiendo mis labios, no sabía cuánto estaba cobrando este doctor y el pedirle a Fred más ayuda se me hacía abusivo. Yo no poseía tanto dinero para pagarle a un psicólogo. 

-Las actitudes de su hermano no son normales, y teniendo en cuenta su situación se entiende porqué no deja que nadie se le acerque pero, señorita Corona, sugiero que lo mejor es tratar con un especialista y de paso usted puede también desahogarse y superar todo esta traumática situación. 

Asiento sin comprender toda la información, me sentía mareada todo lo que decía el doctor era cierto, yo misma había notado comportamientos... parecidos a los míos, pero me negaba a creerlo. 

-Piénselo. 

Cuando ya no oigo las pisadas de ambas personas salgo corriendo rumbo a la única persona con la que podía estar segura. Sentía un peso en el estómago al recordar las palabras del doctor. 

Su comportamiento no era normal, pero ante mis ojos su comportamiento era el mismo... tal vez porque estaba acostumbrada a ver y reaccionar así antre cualquier persona que estuviera cerca mío. Lo había normalizado. Las lágrimas caen por mis mejillas al darme cuenta que ya no había diferencia entre Hiccup y yo, ambos habíamos sido maltratados y ultrajados contra nuestra voluntad. 

"Si cometes un solo error, por más pequeño que sea, la basura de tu hermano lo pagará."

-¿Cómo te f...

-Soy la peor hermana del mundo- le abrazo y lloro sobre su cálido pecho. Siento mis piernas temblar y respirar quema mis pulmones. 

-Eso es mentira princesa, lo que Hiccup diga...

-¡Y-Yo provoqué esto Jack! Todos fingimos que nada a sucedido y que todo será mejor pero  yo hice esto. S-Si tan solo... Y-Yo... Solo lo quería de vuelta... Quería mi vida de vuelta y l-la persona que he estado cuidando por dos meses no es el Hiccup que conocía. Tal vez no queda nada del antiguo Hiccup. Él se encargó de destruirlo como lo hizo conmigo y yo no quería aceptarlo. 

Los fuertes brazos de Jack envuelven mi cuerpo y me aferro más a su camisa al sentir que mis piernas comenzaban a fallarme. 

-Le arruiné su vida.

-Eso no, tu no le arruinaste nada- me despega un poco de su pecho para limpiar mis lágrimas. 

-E-El señor Drago s-siempre decía que si y-yo no obedecía lo lastimaría. 

Cierro los ojos sintiendo una opresión en el pecho. Las suaves manos de Jack acarician mi rostro y no puedo evitar seguir llorando y sentirme culpable. 

-Esa basura solo te manipulaba, conocía tu punto débil y lo explotó hasta más no poder. Si alguien tiene la culpa aquí es él, no tú. 

-P-Pero...- abro los ojos viendo aquellos ojos borrosos.

-¿Acaso hubo algo que hicieras por que tú querías?- pregunta interrumpiendome. 

-No, nunca- murmuro, incapaz de bajar la vista. 

-¿Ves? No es culpa tuya, no lo es- vuelve a quitar el río de lágrimas de mi rostro y noto que está más cerca, o tal vez estaba igual de cerca pero no lo noté. Junto mi frente con la suya escuchando la irregularidad de mi respiración. 

-El doctor p-propuso que viera a un psicólogo... cree que él logrará llevar una conversación más tranquila sobre... lo que sea a que hable conmigo. 

-¿Para ti o para Hiccup?

Suelto un sollozo antes de responder.

-Para ambos pero no sé.

-Creo que es una buena idea Raps- intentó regalarme una de sus simpáticas sonrisas y mi corazón dió un vuelco. 

-Te tengo a ti, confío en ti pero Hiccup ni siquiera confía plenamente en mi. Para que hable con un médico será lo más complicado del mundo. Ni siquera soporta las visitas médicas. Te juro que intento ser fuerte pero siento que no puedo con esto, no sé cómo ayudarlo. N-Ni siquiera yo estoy bien. 

-Me tienes a mi princesa, y tienes a Cass. No debes afrontar todo sola, me da igual lo que tu madre y ese malnacido te hicieran pensar tienes a más personas de tu lado de las que imaginas.

Jack nunca soltó mi rostro acunado por sus manos. Eran cálidas y reconfortantes, no quería que se apartara. 

-¿No me abandonarás?- mi voz sonaba rota. 

-Nunca, es una promesa. 

Volvió a sonreir y desee sentir nuevamente sus dulces labios contra los mios. Era un extraño cuento de hadas en el que me encontraba vagando y del cual no quería alejarme. Mis manos temblorosas suben hasta tocar su marcada barbilla, y antes de poder acercarme milímetro a él, Jack me gana y me siento en las nubes al probar sus labios por tercera ocasión. 

Sus labios contra los míos eliminaban todo rastro de suciedad y vergüenza, toda ansiedad y tristeza, era el suplemento a las pastillas de las que tanto dependía. No podía permitirme perderlo también. 

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