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∆Capítulo 25∆

Todo había pasado demasiado rápido, todo parecía tan irreal: Hiccup, Drago, mi libertad, Jack, Cass...

-¿Pero qué dices?- Cass farfulla anonadada mirándome con los ojos abiertos, al igual que la oficial que me recogió en aquella casa. Lo había contado todo, lo había denunciado y había contado todo lo que había pasado en siete años.

Eran noticias fuertes, cosas terriblemente delicadas y Cass parecía que la cabeza le iba a explotar. Había pedido salir un minuto de la oficina de la oficial Hops para poder asimilar todo lo que acaba de decir. Después volvió a entrar y lloró, culpándose de todo.

-Todo era tan obvio, tus cambios de humor, tu ropa, tus notas... Me pedías a gritos que te ayudara y no me di cuenta.

Fue desgarrador, pero yo le había advertido que la verdad era horrible y que ni yo misma la soportaba. Me había preparado días antes para su reacción, para su decisión ya que al saberlo probablemente ya no me quisiera cerca y el amor que ella me tenía se extinguiría, eso era lo que más temía después de confesar todo: volver a quedarme completamente sola.

Sin embargo, una hora después de que Cass lloró, se tranquilizó y la oficial Hops prosiguió con el protocolo, la señora Hamada hizo algo que jamás esperé.

-Quiero que sepas que no estoy enojada contigo corazón- tomó mis manos sorbiendo su nariz, mirándome a los ojos- estoy todavía procesando pero comprendo el porqué no me dijiste antes, ahora todo cuadra. Lamento muchísimo todo lo que has pasado, pero no estás sola cariño, voy a hacer todo lo posible para que ese desgraciado pague por todo lo que te ha hecho y a Hiccup también.

-¿N-No me odias?- murmuro sintiendo como las lágrimas amenazan con salir.

-Claro que no- sonrío, acariciando levemente mi mejilla- lamento haberte dicho tantas cosas horribles, pero jamás podría odiarte, ¿oíste?

La señora de cabellos castaños que nos había recibido con brazos abiertos a su casa hace siete años cuando no teníamos a nadie me abrazó y me hizo sentirme segura y querida. No la había perdido, eso me traía paz. Era la segunda persona adulta que se había preocupado por mi en mis diecisiete años de vida.

No volví a hablar ni ver a Drago Mano Dura desde esa noche. La oficial Hops junto con Cass y los padres abogados de Mérida Dumbroch me habían ayudado para que él tuviera un juicio y una consecuencia a todos sus crímenes, porque yo no era la única quien estaba bajo amenaza, eran todas aquellas chicas y chicos que estaban en el prostíbulo, estaba el padre de Jack quien había hecho tratos sucios con él, estaban miles de personas envueltas con Drago Mano Dura.

La noticia que uno de los mejores y más prestigiados abogados del mundo estaba metido en abuso contra menores, violación, prostitución, venta de drogas, lavado de dinero y mucho más, era una bomba. En todos lados era de lo único que se hablaba. Y es que, si no pensaban meter a un importante miembro de la corte a la cárcel entonces se verían obligados a hacerlo por presión social. Probablemente la única cosa buena de las escandalosas noticias era que no me molestaban a mi, decidí que no quería estar en la boca de todos, no quería salir a la calle y que todos al verme dijeran "mira, ahí va la chica de quién abusaron" no, con que las personas más cercanas e importantes a mi supieran y me miraran así era más que suficiente.

La oficial Judy Hops dijo que me mantuviera alejada de Solaris por unas semanas y no pude estar más feliz y de acuerdo con ello. Junto con Cass, Hiro y los chicos viajamos a San Frasokio, a la casa de Fred dónde se encontraba Hiccup, ahí nos quedaríamos hasta que las cosas se calmaran un poco.

Un mes después Jack y yo habíamos decidido salir a alguna plaza cerca de la casa, no habíamos hablado mucho desde que nos encontramos en la estación de policía cuando trajeron a su padre por los delitos que había cometido, un respiro a toda la situación nos vendría bien.

-Mi madre ya no me quiere en casa- se encogió de hombros- dijo que debía tomar un bando, ella o tú. Sigue negando que mi padre hizo cosas malas- negó varias veces con su cabeza- es por eso que decidí venir contigo, y ahora no me habla ni me deja acercarme a Emma.

-Lo siento- murmuro mordiendo el popote de plástico que traía la malteada.

-No es tu culpa, es ella quien no se quiere dar cuenta de lo que su esposo a hecho. Estoy seguro que algún día lo entenderá y podremos hablar.

Sigo mordiendo el popote haciendo una mueca, volteo hacia los lados para asegurarme por tercera vez que nadie nos sigue ni nos vigila antes de contestarle a Jack.

-Tal vez deba disculparme con tu madre por...

-No- cortó rápidamente, lo miro un par de segundos y vuelvo mi vista hacia mis manos- no tienes la culpa, él te obligó, no tienes nada de que disculparte con mi madre. Es ella quien debe disculparse contigo.

Vuelvo a hacer otra mueca sintiéndome culpable por la situación de Jack. Su madre y él habían llegado a la estación de policía media hora después de que yo llegué. Cass hablaba con la oficial Hops y yo estaba sentada con Hiro cuando ellos llegaron, Jack me había abrazado y preguntado el porqué estaba tan lastimada, luego su madre llegó y nos vió juntos.

"-¿Qué haces con ella, Jack?

-Mamá Rapunzel ha sido víctima de...

Y plaz, la señora Frost se había acercado tanto que logró darme una fuerte bofetada.

-¡Eres una zorra! ¡Te acostaste con mi marido y ahora estás con mi hijo!

-¡Mamá!

-¡Es una prostituta Jack! ¡Tu mismo lo dijiste!

La señora Frost comenzó a gritar, me insultaba y humillaba frente a su hijo. No hice nada, sabía que había destrozado a la familia de Jack desde aquella fiesta. Jack me puso detrás de él para que su madre no volviera a tocarme. Varios oficiales salieron a ver el escándalo, entre ellos la oficial Hops junto con Cass.

-¿Es-Estás con ella?- su madre preguntó atónita al ver que su hijo estaba protegiéndome.

-Si madre, ella es inocente he podido comprobarlo. Es Norte quien abusó...

-¡No es cierto! ¡Yo soy tu madre! ¡Deberías estar a mi lado!

Jack no dijo nada y su madre se enfureció más.

-Veo que ya has elegido tu bando, hijo. Bien, quédate con la zorra de tu novia, pero no vengas chillando cuando descubras que te engaña con media ciudad, porque ese es su trabajo Jack, ella es de todos."

-Lo merezco Jack- susurro.

-No, no es así, lo sabes.

Si, lo sabía. No había querido acostarme con Norte Frost jamás. No era culpa mía. Limpio unas lágrimas traicioneras que salen de mis ojos y escucho el suspirar de Jack.

-Te quiero Rapunzel- tomó mi mano delicadamente y no pude evitar tensarme al inicio- unas palabras ofensivas hacia ti de parte de mi madre no cambiarán lo que siento por ti, ni mi trato hacia ti.

-Jack- murmuro, sintiendo como el estómago se revuelve. Me seguía encantando como pronunciaba mi nombre.

-Sé quien eres, y aunque falte mucho por conocer, así me gustas.

-No- susurro, limpiando más lágrimas- Jack, soy terrible, y mi vida también lo es, todo está patas arriba. Tal vez debiste hacerle caso a...

-¿A mí madre?- pregunta y yo asiento- La canción que te envié decía que no importaba que tan mala reputación tengas, tu eres todo lo que quiero.

-Me he acostado con cientos de hombres Jack, viví con un loco sádico siete años, me volví adicta a las pastillas. Mi perro está muerto, mi hermano gemelo está en coma porque le han violado, humillado y utilizado como conejillo de Indias. Mi vida es un asco, y por más que he tratado de verle el lado positivo a las cosas en este último mes no puedo. N-No he dormido, por Odín. Estoy cansada, estresada, angustiada... Y no sé cómo calmarme y seguir adelante sin la maldita droga. Yo no... No soy digna de ti.

Cubro mi rostro con mi mano libre, me daba tanta vergüenza mostrarme así a Jack. Ya no soportaba estar fingiendo tanto, me estaba matando. Lloro sin control mientras pienso que el chico de hermosos azules me dejará. He intentado reestablecer nuestra amistad, ser la misma chica que conoció hace meses atrás pero cada que hablo con Jack termino llorando y externando todo.

-¿Porqué no me habías contado esto antes, Rapunzel?- preguntó con cautela.

-Porque soy un desastre, y tú sabes que soy un desastre y no quería que vieras que sigo siendo un desastre.

Jack se levanta de su silla y se acerca a mi, abrazándome. Siento un corriente eléctrica por todo mi cuerpo y me aferro a él, llorando. Unos minutos después tuvimos que separarnos debido a que había llegado nuestra orden de hamburguesas.

-Debiste haberme dicho, o a Cass o a quien le tengas confiaza. Es importante que estés bien.

-No quiero alejar a las personas que amo, no otra vez. Lamento todo el drama es solo que... No he sido la mejor hermana del mundo, ni la mejor amiga ni la mejor persona- miro mi hamburguesa escuchando como mi estómago clama por comida- cuando era niña mi madre era a quien admiraba, y al inicio quería ser como ella. Pasaron los años, tuvimos muchas crisis y me di cuenta que no quería ser exactamente como ella. Ser tan nerviosa, fastidiosa, gruñona, alcohólica... Y después de tantos años me doy cuenta que terminé siendo como ella.

-No eres como tú madre- afirmó, dándole el primer mordisco a su hamburguesa- y eso que no la conozco. Eres Rapunzel Corona. ¿Sabes sumar?- pregunta y asiento- ¿Sabes restar?- vuelve a preguntar y vuelvo a asentir- ¿Saber multiplicar?- levantó una ceja y asiento por tercera vez- ¿Sabes dividir?- volvió a darle una mordida a su hamburguesa, y yo vuelvo a asentir- ¿Sabes pintar?- asiento, riendo un poco- ¿Sabes dibujar?

-Si- susurro, viéndole de reojo.

-¿Sabes armar rompecabezas?

-Si.

-¿Cocinar?

-Si.

-¿Cuidar de alguien?

-Si.

-Sabes hacer muchas cosas Rapunzel, eres inteligente, repite conmigo, soy inteligente.

Muerdo por última vez mi popote y sonrío un poco.

-Soy inteligente- repito murmurando.

-Creételo. Soy inteligente y muy creativa.

-Soy inteligente y muy creativa- repetí sintiéndome extraña.

-Me gusta cuidar de las personas que amo, y animales también. Soy fuerte, valiente y decidida. No me dejo caer con facilidad.

-Me gusta cuidar de las personas que amo, y animales también. Soy fuerte, valiente y decidida. No me dejo caer con facilidad- sonrío, trayendo a mi memoria las veces en que he sido todo lo que acabo de decir.

-Y aunque haya días en los que parezca que estoy rodeada de obscuridad, siempre tengo a alguien a mi lado, aunque a veces lo olvide.

-Y aunque haya días en los que parezca que estoy rodeada de obscuridad, siempre tengo a alguien a mi lado, aunque a veces lo olvide.

Miro al chico peli blanco frente mío con una sonrisa y con ojos acuosos.

-Y estoy enamorada de Jack Frost.

-Y estoy enamorada de Jack Frost... ¡No!- grito abriendo mis ojos, el chico de hermosos ojos azules suelta una carcajada- ¡Jack!

Mi cara ardía por vergüenza, era la primera vez que admitía aquello en voz alta. ¡Cielos!

-Eso es trampa- me quejé, viendo como el chico seguía riendo. Al cabo de unos segundos su risa me contagió.

-Solo dijiste la verdad, te liberaste de otro secreto- habló, terminando de reir.

-Solo lo dije porque lo dijiste- cubro un poco mi rostro con mis manos.

-¿Y no es verdad?- pregunta levantando una ceja, sin dejar de sonreír.

No contesto ante su última pregunta, claro que era verdad, pero no podía estar con él y Jack no podía estar conmigo. Sintiendo una punzada en el pecho me dedico a probar la hamburguesa vegana que según el chico peli blanco es deliciosa.

-Está deliciosa- comento, saboreando la comida en mi boca.

-Lamento si te molestó lo último que te dije, quería hacerte reír un poco- se disculpó antes de que le diera otra morida a mi hamburguesa.

-Vaya forma de hacerme reir- comenté con una pequeña sonrisa, suelto un suspiro dejando la hamburguesa en el plato, decidiendo dejar este tema en claro- yo... Gracias por tus palabras, me siento menos basura ahora- sonrío y el chico hace lo mismo, tomando mi mano con delicadeza.

-Repítelas al espejo cada mañana, cada que sientas que te hundes. Puedes confiar en mí. Estoy seguro que todo se arreglará, Hiccup despertará porque es un gran luchador como su hermana, y si tienes problemas para dormir puedes despertarme las veces que quieras o puedo quedarme contigo hasta que te duermas- besó mis nudillos y no pude evitar sentir aquellas mariposas revolverse en mi estómago.

-¿Porqué eres tan lindo conmigo?- pregunto viéndolo.

-Porque mereces ser tratada con respeto y cariño, como todas las mujeres Rapunzel.

Evitaba sentirme en las nubes cuando estaba cerca de Jack Frost. Evitaba sentirme importante, querida y respetada a su lado. Siempre me hacía sentir como una persona, una princesa.

Pero no soy una princesa. Estaba demasiado lejos de serlo. Jack necesitaba encontrar a una princesa de verdad no a... Alguien como yo.

Parpadeo un par de veces para que las lágrimas no volvieran a caer y sonrío un poco, inclinándome para darle un beso a su nudillos y apretar un poco el agarre de su mano con la mía.

Cada vez que estaba con Jack todo parecía un cuento de hadas, como si el tiempo se detuviera y solo estuviéramos los dos rodeados de polvo mágico y color rosa.

-¿Rapunzel?- ambos nos enderezamos en nuestro asiento, tensándonos por la voz que estaba llamándome. Conocía esa voz- ¿Rapunzel Corona?

Volteo hacia mi derecha viendo a una mujer delgada con una coleta alta. Entrecierro los ojos para poder verla mejor. Cuando está lo suficientemente cerca abro los ojos al reconocer quién es.

-Tía Meg- susurro levantándome de la silla de plástico. La mujer castaña queda frente a mi mirándome sorprendida y alegre.

-Rapunzel- vuelve a pronunciar mi nombre viendo cada facción de mi rostro- no puedo creerlo, en serio eres tú.

Sonrío emocionada por ver a mi tía y la abrazo fuertemente, ella tarda un segundo en devolverme el fuerte abrazo.

-Te he estado buscando por tanto tiempo, a ti y a Hiccup, no puedo creer que dónde menos pensara encontrarte te encontré- comenta llena de felicidad, mi corazón da un vuelco al escuchar sus palabras, Meg si estaba buscándonos, no nos había olvidado como mi madre lo hizo.

-Te extrañé tanto- susurro.

No podía creer que después de siete años encontrara a mi tía en una plaza comercial, sin duda eso estaba fuera de mi imaginación. ¿Hace cuánto había dejado de rogarle a Odín que Meg nos encontrará y nos librará del gran lío?

Nos separamos y un hombre más alto que Meg, fornido y güero se posiciona detrás de ella, viéndome confundido. Toca su hombro levemente para que mi tía se de cuenta de su presencia.

-Cielo, ella es Rapunzel, mi sobrina, la hija de Gothel, de quién tanto te he hablado- me presenta- Rapunzel, él es Hércules, ¡Mi prometido!

Salta de emoción al decir las últimas palabras. Su prometido y yo nos miramos con cortesía y nos saludamos de mano. Sonrío al ver a Meg tan contenta recordando que la última vez había estado en una relación terrible.

-¿Y mi vikingo favorito?- pregunta viendo detrás de mi, encontrando solo a Jack- Oh, ¿Él es tu novio?

Jack no pudo ocultar su risa y yo solo me paralicé ante sus dos preguntas, sintiendome algo desorientada por no saber que responder.

-Soy Jack Frost, un gusto conocerla.

-Somos amigos- aclaro- Jack, ella es mi tía, la mejor amiga de mi madre.

-Porfavor, siéntense- Jack invita a qué se sienten a nuestro lado a lo que ellos acceden.

-¿Y Hiccup?- pregunta.

-Se quedó, está algo enfermo y bueno, ya sabes lo difícil que es cuando se enferma- contesto lo primero que me viene a la cabeza.

-Ay no, que terrible. ¿Y está bien?- pregunta preocupada, luego mira a su novio- Hiccup es el mellizo de Rapunzel, eso ya lo sabes. Pero te digo que Hiccup tiene sus defensas muy bajas y cuando se enferma es la perdición, se pone en estado crítico y bueno, de ahí que Gothel gastó miles de dólares para un adecuado tratamiento.

El hombre de cabellos rubios y ojos azules asiente.

-Va mejorando- respondo incapaz de decir que Hiccup estaba bien, porque ni yo me lo creía.

-Espero se recupere pronto y pueda verlo algún día. Pero bueno princesa, cuéntame, cuéntenme- señaló a Jack- ¿Cómo va todo? Han pasado siete años, ¿Qué tal el colegio? ¿Qué se siente vivir en la escuela?

-¿Vivir en la escuela?- ambos preguntamos.

-Si ya sabes, como ese programa que veías, Zoe 101, que viven en la escuela- aclaró, viendo los pequeños restaurantes de comida rápida.

-¿Es lo que mi madre te dijo?- pregunto seria. Espero a que Meg le diga a su novio lo que quiere de comer antes de responderme.

-Si, todavía sigo molesta con Gothel por no haberme dicho que los inscribió en un instituto de tiempo completo. Ni si quiera me dejó despedirme de ustedes- se llevó una mano a la frente- y nunca me quiso decir el nombre del colegio o algo, ni un número o correo para contactarme con ustedes. Luego tu madre despareció por unos tres años y bueno, peleamos y medio nos arreglamos. Creo que ir a rehabilitación y estar en paz con ella misma le he hecho bien, y dejarlos salir y conocer horizontes y gente nueva también fue una buena opción... Mas o menos...

Jack me mira disimuladamente mientras Meg habla, no le había contado mucho sobre mi vida antes de llegar a Solaris, pero sabía que por culpa de mi madre todo esto había sucedido.

Mis manos se vuelven puños y el enojo recorre mis venas. Gothel no había tenido ni la más mínima valentía para contarle a quien era su mejor amiga lo que había hecho con sus hijos. Estaba molesta, furiosa, tenía otra razón para odiar y despreciar a esa mujer.

-...ro bueno, lo importante es saber cómo estás, quiero saberlo todo. ¿Cómo conociste a este lindo chico? Creo que he visto tu apellido en los periódicos.

La mesa se queda en silencio unos segundos, con la vista de Meg clavada en mi. ¿Qué debía contestarle?

-Me ha ido bien- respondo al fin, intentando calmar mi enojo- tengo amigos y estoy por graduarme- o eso espero.

-No puedo creer que estés tan grande princesa, ¿ya sabes lo que quieres estudiar? Hércules tiene contactos en algunas universidades muy importantes, de alto prestigio. Con tus notas y sus influencias puedo conseguirte una beca al cien por ciento.

Me quedo sin habla una vez más. Tampoco sabía cómo contestar aquella pregunta, no lo había pensado, desde que Hiccup había desaparecido y mi infierno comenzó la idea de estudiar una carrera universitaria se había quedado olvidada, rechazada. No aspiraba para ser algo, incluso ahora que ya no estaba atada a aquel demonio no había tenido la oportunidad de pensar en seguir estudiando.

-Ammm sigo indecisa- trato de recordar cuáles eran mis sueños y aspiraciones antes de llegar a los quince años- no lo sé, sigo buscando algo que me guste.

Miro mis manos por debajo de la mesa sintiéndome horrible, no quería que Meg tuviera una mala impresión de mi, no quería que se fuera de mi vida otra vez.

-Bueno, estoy segura que encontrarás algo. Eres muy buena haciendo manualidades, pintas, dibujas... ¿Lo sigues haciendo? Puedes estudiar arte, yo te apoyo en eso, si se puede vivir del arte- afirmó con una enorme sonrisa.

Ya no pintaba ni dibujaba.

No bailaba lo que me gustaba.

No cocinaba lo que yo quería.

Dejé de cantar hace dos años.

Todo lo que Meg recordaba de como era se había esfumado, estaba roto. Ahora sabía hacer otras cosas que me repugnaban. Me daba asco.

-Si... Lo pensaré... Jack quiere estudiar fotografía- desvío un poco el tema hacia mi compañero, si Meg seguía pregúntandome cosas me hecharía a llorar. Meg me mira asombrada pero decide no seguir con el tema.

Las horas se pasaron bastante rápido, Meg y su novio Hércules nos contaban su linda historia de amor, en eso se basó nuestra plática. Jack y yo escuchábamos atentos y algunas veces hacíamos algunas preguntas. Me animaba ver a Meg tan contenta.

-Y la verdad a sido un día fenomenal porque ahora puedo entregarte la invitación a nuestra boda personalmente.

De su bolso saca una tarjeta color vino envuelta en una bolsa de plástico bastante elegante, y me la extendió.

-Tía Meg, gracias- tomo la invitación con delicadeza y la miro. Tiene dos flores en el centro y debajo de éstas la iniciales de cada uno.

-También estás invitado Jack.

El chico a mi lado sonrió y abrió su boca para agradecer, sin embargo su celular sonó y se disculpó contestando.

-¿Qué pasa? ¿En serio? Si... Si yo le digo... Bien, vamos para allá.

Jack parecía sorprendido y en toda su corta conversación me miró, cuando él colgó nos quedamos viendo unos segundos, tenía miedo.

-Debemos irnos- anuncia- es acerca de Hiccup.

Retengo el aire en mis pulmones sin saber qué hacer, ¿Era algo malo? ¿Había complicaciones?

-Nosotros también debemos irnos ya- comenta Meg tomando su bolso- espero pueda verlos el próximo sábado.

-Claro- contesto con una sonrisa forzada- ahí estaremos.

Los cuatro nos levantamos y nos despedimos, mi tíaMeg me dió su número para que pudiéramos estar en contacto, nos abrazamos por décima ocasión y nos fuimos cada quien por su lado.

-¿Quién te habló? ¿Hiccup está bien?- pregunto angustiada jugando con la invitación mientas avanzamos hacia el estacionamiento.

-Eugene me habló- entramos al auto y Jack se toma unos segundos para arrancar- dijo que Hiccup despertó del coma y que ha estado preguntando por ti.

Saco todo el aire que estaba reteniendo sintiéndome feliz y tranquila, si Hiccup había despertado era una buena señal. Después de tanto tiempo podría volver a verlo a los ojos, no en pesadillas.

Llegamos a la mansión de Fred en cinco minutos, todo el camino venía pensando en qué es lo que le diría a Hiccup, como actuar, se me revolvía el estómago de nervios.

-¿Qué pasa? ¿No te alegra que Hiccup haya despertado?- pregunta el chico peli blanco con una media sonrisa.

-Será la primera vez que hablemos desde... Hace mucho, no tengo idea de que decirle.

Entramos a la mansión y Jack tomó mi mano para ayudarme a tranquilizarme, cosa que funcionó.

-Creo que por el momento no hay que atacarlo con preguntas de lo que ocurrió, despertar del coma es difícil, desorientador y agotante. Explícale cosas sencillas, como que está a salvo.

Asiento agradeciéndole por sus palabras y subimos las enormes escaleras hasta el piso tres en la habitación del fondo, ahí se encontraban todos viendo cómo Eugene hablaba animadamente con mi hermano, al verme sonrieron un poco y me dejaron pasar.

El doctor me explicó que Hiccup estaba algo desorientado y que no podía hablar muy rápido ni muy alto, debía tenerle paciencia. Explicó que no debía hablarle de tantas cosas, su cerebro estaba comenzando a trabajar y a recordar lo que sucedió, por lo que debía mantener una conversación normal y esperar a que Hiccup preguntara algo.

Una vez que el doctor y las enfermeras dejaron el cuarto de Hiccup, Eugene se despidió de él y me dejaron pasar. Aprieto por última vez la mano de Jack y la suelto, caminando lentamente hacia su cama.

Las puertas se cierran y el único sonido son las palpitaciones de Hiccup por medio de ese aparato. Mi corazón martillea rápido mientras me acerco. Recuerdos de aquel día comienzan a invadir mi mente y siento mis piernas temblar.

Al estar en la cabecera de la cama veo los verdes ojos de mi hermano mirarme expectante de arriba hacia abajo, algunos moretones que están por desaparecer al rededor de su rostro, ojeras y aquel collarín que mantenía su cuello en el lugar que debía estar.

-Hola- sale un balbuceo de mi parte y hago mi mayor esfuerzo por sonreírle, necesitaba eliminar cualquier recuerdo horrible, necesito transmitirle paz a Hiccup. Aclaro mi garganta para seguir hablando- Hola Hiccup, soy Rapunzel, tu hermana melliza.

Mi voz logra salir un poco más alto y temblorosa, mantengo mis manos en cima de la cama sin tocarlo. Hiccup sigue analizándome sin decir una sola palabra o hacer algún gesto. Parecía enojado, ¿Y si sí recordaba y de verdad me odiaba por haber sido tan débil aquel día? ¿Qué tal si ni siquiera quería verme?

-Acer... Cate- murmuro cerrando unos segundos sus ojos. Asiento y me acerco más a él, quedando mi rostro y el suyo a unos diez sentimientos de distancia. Hiccup levantó con lentitud su mano derecha y la colocó en mi rostro. Su mano viajaba en toda mi cara, como un ciego que recorre con sus manos el rostro de las personas para reconocerlas mejor.

¿Y si mi hermano estaba ciego? Algún golpe muy fuerte que haya recibido en la cabeza y afectado su sistema óptico. Cielos, esto debería saberlo el doctor, debió habermelo dicho.

Quería llorar por haberle provocado tanto dolor y sufrimiento a Hiccup, le había quitado un pie y ahora su vista, era la peor hermana en el mundo. Tal ves Hiccup si me odie.

-Eres real- susurró mirándome con un poco de asombro.

>>No llores, no llores<<

-S-Si Hicc, soy real, soy tu hermanita, ¿lo recuerdas?

Mi voz se hacía cada vez más delgada y chillona, no quería llorar, no en frente de Hiccup.

-Cántame- pidió y me quedo un poco desubicada por su petición, eso era algo que no había pensando que ocurriera- por favor, nuestra...canción... favorita.

La voz de Hiccup era bastante lenta y pesada, como si estuviera demasiado drogado para poder hablar. Sin embargo asiento con una sonrisa trayendo a mi memoria la canción que había pedido. Aclaro mi graganta de nuevo para que mi voz no salga tan temblorosa y chillona, canto bajito haciendo un esfuerzo para actuar normal y hacer que la tensión entre ambos se disipe.

- Can anybody find me somebody to love?


Ooh, each morning I get up I die a little
Can barely stand on my feet
(Take a look at yourself) Take a look in the mirror and cry (and cry)
Lord, what you're doing to me (yeah yeah)

Hiccup cierra sus ojos al escucharme cantar y siento como mi corazón se encoge ante su reacción. Necesitaba pedirle perdón, tal vez debería parar y pedir perdón.

-Somebody

-Somebody- dejo de cantar unos segundos al escuchar que Hiccup hacía los contracoros, derramando unas lágrimas por su rostro.

-Ooh somebody

-Somebody

-Can anybody find me somebody to love?- ambos terminamos la frase y nos quedamos en silencio. Retengo las ganas de limpiar sus lágrimas por miedo a que lo asuste por tener contacto con alguien más.

-Eres tú- me miró y su voz sonó temblorosa- en verdad eres tú.

No puedo aguantar más y comienzo a soltar lágrimas asintiendo.

-Así es, s-soy real Hiccup- limpio sus lágrimas y acercó mi rostro hasta quedar frente con frente. Ambos llorábamos en silencio, ¿qué nos habían hecho?

-Creí que solo podría verte en mis sueños- habla con voz ahogada, abrazándome. Mi corazón y mis ojos ya no aguantan y se demoronan sobre su pecho. Lloro en cima de Hiccup sintiéndome completa de nuevo.

-Estás a salvo- digo una vez que me tranquilicé, vuelvo a sentarme a su lado y Hiccup hace un intento por quitarme las lágrimas del rostro- ambos estamos a salvo, t-todo va a estar bien.

Sonrío y él me devuelve la sonrisa, confiando en que así será.


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