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∆Capítulo 2∆

-¿Dónde estabas ayer?- pregunta Ana detrás mío.

-En canchas, necesitaba pensar un poco- respondí encogiéndome de hombros.

-¿Estás bien?- volvió a preguntar cambiando su tono de voz a uno más preocupado.

-Si si claro, es solo que...- no sabía si contarle acerca de mi viejo amigo y vecino.

-¿Solo que?- levantó una ceja haciendo una pequeña sonrisa.

-Me encontré con alguien antes del descanso- confesé en voz baja y Ana gritó.

-¡Lo sabía!- festejó a todo pulmón-
ayer te vi con alguien y estaba dispuesta a preguntarte pero nunca llegaste así que tuve que esperar hasta hoy para ver si me dirías o tendría que sacarte la sopa de otra manera. Ahora cuéntame todo chica, ¡es la primera vez que te veo con un chico!- Ana hablaba tan rápido que asimilar sus palabras era un poco difícil.

-¿Nos estabas espiando?- sonreí aguantando unas minúsculas ganas de reír, pero de vergüenza.

-Honey y yo fuimos por un vaso de fruta y por algunas muchas gomitas, porque sabes que Honey adora la gomitas y yo los chocolates entonces también compramos algunos chocolates, pero no les dijimos a los chicos porque ya ves como son de tragones e iban a devorar todo. Entonces por eso compramos la fruta también y todas las golosinas nos las guardamos en las bolsas de nuestro pantalón pero a mí se me cayeron unos cuantos chocolates y cuando los recogí, te vi, y Honey igual, iba a gritar pero entonces ella me tomó del brazo y nos fuimos con los chicos sin decir una sola palabra. Así que fue como sin querer queriendo.

Ana era de esas chicas que si le preguntabas algo te contaba desde el inicio hasta que al final llegaba a la
respuesta. A muchos les desesperaba, pero a mí me daba risa porque te enteras de cosas que no era necesario saber. Y nunca podía evitar reír en el transcurso de su respuesta, como ahora.

-Ya veo- paré de reír al mismo tiempo que paramos de caminar.- Me pidió asesorías de física, y acepté.

Ana volvió a soltar un grito de alegría y esta vez tuve que taparme los oídos.

-¿¡Y cómo se llama!?- me zarandeó un poco sacándome un quejido- lo siento- se disculpó algo nerviosa, Ana era fuerte y su fuerza incrementaba cuando estaba emocionada.

-Jack...

-¡FROST!- y lo hizo de nuevo. Volvió a gritar. Y esta vez todos nos pusieron atención. Ana comenzó a reírse y nos sacó del pasillo repleto de alumnos.

-¡Ana!- grité anonadada.

-Lo siento, lo siento, me emocioné.

-Si ya lo noté- solté un soplido.

-Perdona, no era mi intención. Es que ¡ese chico es muy guapo!

-Sisi bueno ya deja de gritar- supliqué y luego me detuve a analizar lo que había dicho- espera, ¿lo conoces?

-Claaaaaro, yo conozco a todo el mundo. Hace competencias de lo que sea con Eugine, la semana pasada compitieron por quien tenía más fuerza en los brazos así que tenían romper una manzana con ellos. Y adivina quien gano, Frost. Solo por unos segundos y Eugine tuvo que vestirse de porrista como castigo, eso si recuerdas, ¿no?

Me quedé en shock al escuchar aquello. Jamás lo había visto hasta apenas ayer y ahora resultaba que todos lo conocían. Si, si recordaba cuando Eugine vino vestido de porrista, fue de lo más divertido pero no recuerdo que mencionara porque vino así o algo parecido. Intento recordar algo similar, alguna mención vaga de su nombre por parte de mi grupo de amigos pero me fue imposible.

-No me digas que nunca lo habías visto- mi amiga habló incrédula.

-No, si lo conocía. Éramos amigos y vecinos cuando estábamos en kinder- me apresuré a contestar.

-¿En serio?- abrió sus ojos enormemente y ligeramente su boca.

-Ajá, pero nos dejamos de ver porque... ah... n-nos enfermamos mucho y, y no salimos mucho.

Había días que me impresionaba bastante como es que mi hermano podía aparecer en alguna conversación que tenía al día. Y no sé si eso era bueno o malo.

-Ahh ya- se había vuelto un poco incómodo el momento- Entonces, ¿es tú antiguo amor?

-¿Qué? No- reí levemente por la ocurrencia de mi amiga- No no no, nada de eso, teníamos cuatro o cinco años. Jugábamos a... no se, ¿las atrapadas?

Ambas reímos y entramos al salón y tomamos nuestros lugares hasta el final de las filas de en medio. Ana iba a hacer otro comentario al respecto del chico peliblanco pero para su mala suerte y buena para la mía el profesor llegó con su habitual silencio poniendo ejercicios en el pizarrón para después comenzar a explicar el tema del día de hoy, ahí fue cuando Ana prefirió seguir platicando más tarde y sacó su celular para chatear con su novio. Rodeo los ojos al ver el acto de mi amiga, casi nunca ponía atención a esta clase y soy yo la que hace los ejercicios para después pasárselos; pero tampoco tenía ganas de ponerle atención, estaba cansada y la voz del profesor me arrullaba cada vez más.

-Rapunzel, oye despierta, ya terminó la clase- Ana me da pequeños golpes en la cabeza con el fin de despertarme, suelto un quejido y abro lentamente mis ojos.

-Vamos, ya terminó, hay que ir a la otra clase y no sabes la que nos toca- tenía una sonrisa enorme en su cara. Me levanto con lentitud tallando un poco mis ojos y miro el salón vacío, no me sorprendo al verlo así no es la primera clase en la que me dejo dormir.

-¿Qué nos toca?- pregunto somnolienta.

-¡Pintura!- gritó, otra vez.

Ambas tomamos nuestras mochila y nos dirigimos a la clase siguiente, una de mis favoritas. Pasar la mayor parte de las clases con Ana era gracioso, aunque compartía clases con mis demás amigos con Ana compartía casi todas, y de verdad agradecía mucho ese gesto ya que de no ser así estaría sola la mayor parte del día.

-¡Hola chicas!- saluda Honey Lemon eufóricamente, ambas devolvemos el saludo- Yyyyy, ¿ya dijo algo? ¿ya le preguntaste?- pregunta rápidamente al igual que toma asiento.

-Sisisi, justo estábamos hablando de eso- contesta Ana emocionada.

-¿Y, qué pasó? ¿Te besaste con él?- pregunta Honney emocionada, me quedo en shock al escuchar su última pregunta.

-¡Como crees!- habló Ana impresionada- No se me había ocurrido esa posibilidad, pero no se besaron, de ser asi nos hubiera contado ayer y no estaría tan tranquila.

Ambas seguían sacando sus conclusiones sobre lo que pasó el dia de ayer y entonces decidí hablar antes de que aquellas suposisiones se hicieran virales.

-¡Chicas!- llamé su atención y ambas se quedaron calladas para escuchar lo que tenía que decir- Hace dos años Hiccup y yo nos metimos voluntariamente a dar asesorias y se me olvidó darnos de baja, y Jack lo descubrió y ayer me pidió ayuda para pasar su examen de fisica, y no me negué.

Hubo un silencio por varios minutos, las chicas estaban con los ojos levemente abiertos más de lo normal procesando toda la información que acaba de darles que, claramente era muy diferente a todo lo que ellas se imaginaban. O tal vez estaban impresionadas por que la mención de mi hermano era increible, o al menos yo si me encontraba impresionada o impactada por mencionarlo, evadí cualquier recuerdo de él que amenazaba con invadir mis pensamientos.

-Oh- dijeron ambas.

-¿Y cuándo comienzan las asesorías?- pregunta Honney.

-Hoy, después de clases en la biblioteca- contesto rápidamente.

-Eso está muy bien, y me parece súper cool porque es una buena estrategia para conocer a alguien que te guste- Ana sonríe.

-Si, creo que funciona- me encojo de hombros levemente con una sonrisa.

-¡Entonces le gustas!- dedujo Honney alzando la voz un poco. La maestra nos miró amenazadoramente, Honney rio nerviosa y se disculpó.

-¿Qué?- pregunté impactada.

-¡Eso tiene sentido!- Ana se unió a la nueva idea descabellada de Honney Lemmon. Sentí que los colores de mi rostro desaparecían.

-No...

-Mira Rapunzel, eran súper amigos en el jardin de niños y luego se separaron durante más de diez años, no se vieron ni se hablaron, y ahora despues de tantos años se encuentran para que "lo ayudes a pasar la materia" el destino los quiere juntos, y no te puedes negar al destino.

-Están dementes.

Las tres reimos y dejamos el tema por la paz. Sabía que después los chicos se enterarían y volveria a explicar lo mismo. Durante las dos horas restantes Ana se quedó pensativa, como si estuviera recordando si apagó la cafetera de su casa o si le dejó comida a su perro. No quise preguntar porque probablemente no era algo importante.

-Rapunzel- Ana llamó mi atención.

-¿Qué pasa?

-¿Tu chico estaba solo cuando habló contigo? O viste si... ¡Aaahhh!- Ana gritó y despues comenzó a reir. Kristoff la había sorprendido por detrás y comenzó a hacerle cosquillas. No pude evitar reirme.

-¿De que hablaban?- preguntó al abrazarla por detrás. Rodee los ojos al tener que contar lo mismo.

-Te cuento cuando esten todos- respondí. Ana, Kristoff y yo nos dirigimos a la cafeteria en donde estarían Eugine, Wasabi y Fred, Honney había ido con su novio y no pasaría el descanso con nosotros, a parte de que ella ya sabía la "gran historia" que contaría, otra vez.

Mientras Ana y Kristoff se decían cosas cursis al oído e intentaba disimular que no los escuchaba buscaba la mesa en donde los chicos estaban sentados, y en eso, un cabellera blanquecina resalta de sobre todas las mesas. Y a lado de él, una cabellera pelirroja. La pregunta que Ana me había hecho antes de que Kristoff la interrumpiera resonó en mi mente, y toda la conversación pasada.

-Mis sospechas eran ciertas- Ana se juntó  a mi igual de impactada.

-¿Lo sabías?- le pregunté sin dejar de mirarlos.

-Tenía mis sospechas. Estaba recordando con quien se juntaba el galán. Por eso te preguntaba si no lo habías visto con alguien más.

No sabía porqué sentía una opresión en el pecho, no quería sentirme burlada. No quería pensar que la conversación de ayer fue un plan de ella y su grupo de amigas.

-¿Ya puedo saber que es lo que está pasando?- Kristoff pregunta confundido. Ambas lo ignoramos. Mérida rie y levanta la vista conectado su mirada con la mia, y su sonrisa decae un poco.

-Vámonos Rapunzel.

Ana me toma del brazo y me lleva a la mesa donde estaban los chicos.

-¡Hey! ¿Dónde estaban? Ya nos acabamos las papas fritas.

-Okey escuchen- Ana ignoró el comentario de Fred y comenzó a platicarles todo lo que había pasado ayer. Yo seguía sin salir de mi asombro y desilusión. Sentía inmensas ganas de gritar y llorar, de que me quisieran tomar el pelo aquellas personas. Que estúpida había sido y pensar que ayer yo tuve que...

-Vamos a tomar aire- me susurra al oido Eugine notando mi cambio de ánimo.

-Ahorita- mis palabras salen en un susurro y me esfuerzo por hacer mi mejor sonrisa.

>>Debes parar de sonreir todo el tiempo Punz, algún dia te cansaras y no podras fingir. <<

No podía romperme en estos momentos, tenía que mantenerme fuerte, como todos los demás días. No dejaría que aquellas palabras de Hiccup estuvieran más en mi mente y mucho menos dejaría que Frost y su grupo me vieran la cara de idiota.

-Yo creo que lo mejor es hablar con él, de una manera ruda para que vea que no eres una niña indefensa, muéstrale a la fiera y no dejes que te haga caer.-propuso Wasabi, y reí un poco por su comentario. No era mala idea.

-Gracias, es lo que estaba pensando hacer- respondí.

-¿Qué? No. No puedes golpearlo por algo que todavia no sabes- habló Ana apresuradamente- ¿Y eso de que todo problema se puede resolver hablando, sin golpes?

-Ana- susurro con reproche su novio. Todos quedaron en silencio mientras que yo di un respingo, sintiendo con más fuerzas las ganas de llorar.

-No pensaba golpearle- hable en voz baja- hablaría con él y dejarle en claro que no lo ayudaré si es parte de un plan de venganza o algo por el estilo. Claro que iba a hablar antes de golpearlo.

Aquello había sonado muy tosco y seco, era cierto que no tenía intensión alguna de hacerle daño si las cosas no eran lo que parecían. Mi hermano creía firmemente que los problemas se resolvían hablando, eramos "los defensores de la paz". Pero no todos los problemas se resuelven asi, hay personas con las que es inútil hablar.

Me levanté de mi asiento y salí de cafetería, Eugine me seguía por detrás. Llegamos a las banquitas que estaban un poco apartadas de las canchas y nos sentamos en una de ellas, la más apartada de todas para que a los maestros se les dificulte más encontrarnos.

-Te traje una rebana de pizza, no has comido nada- me mostró la rebanada ya fría y de sus bolsillos del pantalón sacó unos sobres de catsup, sonreí y agradecí por aquel acto.

-Esta deliciosa- confesé al dar la primera mordida.

-Lo sé, aunque esta algo fría sigue siendo deliciosa.

Ambos reímos y luego nos quedamos en silencio. Terminé de comer y me levanté para tirar la basura de los sobres de catsup.

-Creo que necesitamos una salida hacia cualquier lugar lejos de aqui, ¿no crees?

-Si, creo que lo necesito... Ya se cumplieron dos años- respondo después de un largo silencio.

-Lo se, y no te ves nada bien. Propongo que nos vallamos a Six Flags, o a conocer algún lugar prehistórico o la playa.

Sonreí, tal vez si necesitaba un respiro y alejarme de todo un rato, pero mi sonrisa desaparece al recordar que aquella vez había salido mal.

>>-Iré de campamento con Mérida, ¿segura no quieres venir?- Hiccup pregunta mientras termina de hacer su maleta.

-Si segura, me quedaré con Ana- intenté sonar lo más convincente. Hiccup había conseguido el permiso de Drago para dejarnos ir a una actividad extraescurricular el fin de semana y yo todavía no salía de mi asombro de cómo es que lo habia hecho.

-Okey, bueno, si ocurre algo llámame.

Hiccup salió con una gran sonrisa y rápidamente fue hacia el auto rojo que lo estaba esperando. Me mantuve en la puerta para asegurarme que estuviera lo suficientemente lejos. Me dirijo a mi cuarto y tomo mi dinero y le dejo suficiente comida y agua a Chimuelo, despues tomo mi teléfono y le mando un mensaje a Eugine  indicándole que ya estoy lista. Espero dos minutos en la puerta y Eugine llega en su moticicleta, me entrega un casco color  negro y dudo un poco en subir. El plan era simple, Eugine y yo iríamos al concierto de Coldplay que se daría mañana, hoy llegaríamos hasta la ciudad Norte y nos quedaríamos a dormir ahí, al día siguiente el concierto y el tercer día regresábamos, horas antes de que Hiccup llegue del campamento con su novia. Era simple, fácil, iba a poder escapar de todos los problemas por un fin de semana... estaba asustada pero ya había hecho una decisión.

-¿Estas segura de esto? Porque si no pode...

-Arranca- ordené subiendo rápidamente.

30 minutos después

-¡Esto es muy divertido! ¡Acelera maaaas!

59 minutos después

-Okey, no pasa nada, si todo sale bien no se dará cuenta.

120 minutos después

-¡Uju! ¡No quiero regresar jamás! ¡Me encanta esto!

135 minutos después

-Él confió en mi, soy la peor hermana del mundo.

155 minutos después

-¡Mira las estrellas Eugine! ¡Se ven magnificas!

168 minutos después

-Ya estamos cerca, ¿verdad? Es muy tarde para arrepentirse, ay no puede ser que alla hecho esto.

172 minutos después

Me encontraba llorando en una banca en lo que esperaba que Eugine saliera del baño. Me sentía mal de no haberle dicho a Hiccup de esto. Pero realmente quería hacerlo, y sentía que no lo estaba disfrutando, pero regresar no era una opción.

-Okey Rapunzel basta. Vamos a regresar.

-¿Qué?- quité mis manos de mi rostro lleno de lágrimas y lo miré incrédula.

-No entiendo bien lo que pasa pero creo que te hace falta una relación con tu hermano. Comunicación. Pero es normal, a esta edad nace la rebeldia y necesitas un poco de eso en tú vida. ¿Que si le romperas el corazón a tu hermano? Si. Lo aplastarás como una uva.

-Como una uva- repetí asustada, no queria aplastar su corazón.

-Asi es. Y para que fortalezcas la comunicación con él volveremos.

-No. No regresaremos. E-Estoy bien. En serio quiero hacer esto.

Soltó un suspiro cansado y se quedo analizándome sin mucho entusiasmo.

-Por favor- supliqué.

-Bien. ¿Tienes hambre? Conozco un buen lugar para comer.<<

-¿Rapunzel? Hey, estas ahí.

Mi mejor amigo atrajo mi atención nuevamente, regresando al ahora.

-Si si, lo siento. Estaba recordando algo- llevé atrás un rebelde mechón de cabello- Me parece buena idea... pero no ahora, tengo cosas que hacer y...

-Y buscar noticias sobre tu hermano, lo sé- me dedico una pequeña sonrisa- Sabes que cuentas con todo mi apoyo, y aunque tal vez me siento un poco traicionado de que le darás regularizaciones a mi peor enemigo, aún seguiré siendo tu mejor amigo.

-Gracias.

Estas eran las pequeñas cosas que valoraba de la gente, las pequeñas cosas que me hacían no querer matarme de una vez. Eugine era mi soporte más grande, mi gran confidente, mi guardaespaldas y mi mejor amigo. Su constante apoyo y atención hacia mí desde tiempo atrás a sido valorado mucho por mi, pues nos ayudó cuando no juntábamos suficiente dinero para pagarle a Drago, nos ayudó de formas tan increíbles que no sé cómo ni cuándo podré devolverle los favores hacia mi pequeña y destruida familia.

No entré a las siguientes cuatro clases que seguían. No tenía ganas ni ánimos para escuchar a los profesores parlotear ni las constantes bromas y albures del salón. Eugine y yo nos quedamos en esa banca todo el tiempo, hablando de temas sin importancia y durante un largo rato me volví a dormir.

-Bueno, te desearía suerte pero la suerte es para tontos así que te deseo éxito en tu primera asesoría. Si algo se sale de control- se acercó a mí
oído para que nadie pudiera escuchar- no dudes en usar tu fuerza.

Reí brevemente y asentí. Me dirijo a la biblioteca una vez que me he despedido de mi mejor amigo y no puedo evitar sentir nervios. Era la primera asesoría después de mucho tiempo, no estaba segura si era o no una broma de parte del chico y su amigos, y no me preparé para la clase. Con suerte Jack Frost traería su libro o libreta y dejaría de ser un problema por el momento.

El chico peliblanco estaba sentado en una mesa atento a su celular. Tomé aire y me acerqué.

-Hola- saludé sentándome frente a él.

-Hola- alzó su vista de su teléfono y me regalo una sonrisa, a lo que yo devolví el gesto.

-Escucha Jack, quisiera saber si esto es en serio o es solo una broma o apuesta con tus amigos, porque de ser así entonces me yo me retiro.

Fui directo al grano, y una pequeña parte de mi quería que esto fuera en serio, porque necesitaba ese dinero. Jack se quedó perplejo ante mis palabras, tal vez no era lo que se esperaba.

-No es una broma Rapunzel, en serio necesito pasar la materia- habló con asombro- mira, te voy a mostrar el mensaje de mi padre.

El chico buscó en su celular aquel mensaje y unos minutos después me entregó su teléfono.

-No voy a aceptar otra mala calificación Jackson, así que si quieres tú auto tendrás que sacar máximo 9 en TODAS tus materias. En especial física. Ya me canse de tus boberías, deja de poner nuestro nombre en ridículo y comienza a ser un buen ejemplo para Emma.-

Me sentí mal al leer todo el mensaje, había cosas que no me incumbían saber. Se lo devolví sintiendo vergüenza en todo mi cuerpo.

-Lo siento, es solo que... yo creí otra cosa.

-Está bien- se encogió de hombros sin borrar su sonrisa- Mérida me dijo lo mismo cuando se enteró, ¿no se llevan bien, cierto?

Solté una risa negando con la cabeza.

-¿Traes tu libro o cuaderno? Para ver qué es lo que estás viendo y comenzar a ayudarte- cambié de tema recordando que solo teníamos una hora.

-Ambos, ayer me puse a pasar todos los apuntes a mi cuaderno así que está completo- Jack sacó su libro y cuaderno y me los entregó, le eché una hojeada rápida a su cuaderno pero lo descarté al no entender lo que sus apuntes decían. Entonces mejor revisé su libro.

-Energía mecánica, cinética y potencial.
-Trabajo mecánico.
-Equilibrio térmico.
-Campo eléctrico y Ley de Coulomb.
-Potencia.
-Ley de Joule.

-No son temas complicados- solté después de terminar de leer el temario- ¿Cuándo son tus exámenes?

-En un mes- respondió.

-Okey, creo que sí podemos lograr el nueve.

Ambos reímos y el sonido de un teléfono sonando terminó aquellas suaves risas. La bibliotecaria levantó la vista de su computadora para regañar al alumno que estaba haciendo tanto ruido. Jack se apresuró a contestar.

-¿Si? No, no estoy... bueno, ajá, si si lo sé. Si ya voy, que si ya estoy saliendo. Adiós.

-¿Crees que podríamos empezar bien otro día? Es que tengo que pasar por Emma y no tenía idea que tenía que recogerla y ya es tarde.

Jack parecía realmente apenado, vi la hora y no se me hizo mala idea terminar por el día de hoy.

-Claro está bien, yo también tengo que irme.

Jack recogió sus cosas y caminamos hasta la salida en silencio hasta que yo decidí romperlo, sentía la necesidad de hablar con alguien de lo que sea antes de irme de la escuela.

-¿Emma es tú novia?

Jack paró en seco y comenzó a carcajearse.

-Es mi hermana- contestó a mi pregunta cuando termino de reír, y ahora fui yo la que rió.

-Lo siento- me disculpé llevando nuevamente el mechón rebelde atrás de mi oreja.

-No hay problema- se encogió de hombros con una sonrisa- pronto cumplirá nueve, es una buena chica.

-Eres su hermano protector.

-Así es- asintió frenéticamente- siempre que podemos tenemos aventuras, vamos al parque, montamos bicicletas, jugamos atrapadas y vamos a patinar sobre todo en hielo, eso es lo que más nos gusta hacer.

-Suena divertido- sonreí al imaginarme a una mini Jack riéndose y divirtiéndose como si ese fuera el ultimo día de su vida.

-Lo es, tal vez algún día te la presente.

Asentí y llegamos a la parada del autobús.

-Voy hacia Magnolias, ¿tú a dónde vas?- preguntó Jack sentándose en la banca de la parada.

-Voy a la plaza Estrella.

-Entonces podré acompañarte un rato en el camino.

El autobús llegó y subimos. Jack bajó en la cuarta estación.

-¿Qué otro día será la sesión?

-Lunes, miércoles y viernes.

-Okey, entonces te veo el viernes. Fue un gusto platicar contigo Rapunzel- se despidió y bajó. Jack se fue corriendo hacia su derecha y lo perdí de vista cuando dio vuelta en la esquina de la calle. Viendo por último una escuela cerrada y una niña castaña sentada en una banca con la cabeza gacha.

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