∆Capítulo 13∆
Eugene y yo nos encontrábamos viendo la segunda temporada de Stranger Things, estábamos en el último capítulo: Eleven se había reencontrado con Mike y yo estaba fascinada con eso, había esperado toda la temporada para que se reencontrarán.
-¡Oh no puede ser!- me cubrí la boca para no distraer a los demás chicos que se encontraban haciendo tarea- ¡Está en el baile de invierno!- susurré golpeando un poco a Eugene para que prestara atención. Me encontraba feliz por la situación de la serie, todo se había arreglado... o tal vez casi todo, pero no importaba todo lo que no se había resuelto porque ahora lo más importante es que Eleven y Mike se encontraban cumpliendo su promesa después de tanto tiempo.
Mi mejor amigo y yo dejamos de respirar al ver que los chicos se van acercando lentamente, se iban a besar.
-Hola chicos, ¿puedo hablar un momento con ustedes?
Todos nos sobresaltamos al escuchar la voz de Jack Frost, quien estaba de pie cerca de donde Eugene y yo estábamos.
-Aaaahh... claro- contestó Wasabi por todo el grupo. Hice una mueca al tener que poner en pausa el momento más importante. Eugene y yo nos quitamos los audífonos para prestarle total atención al albino.
-Quiero pedirles una disculpa a todos ustedes, en especial a ti, Rapunzel. Lo de ayer fue algo horrible, yo no creí que ellos... que ellos fueran así. Estoy molesto y avergonzado por el tipo de personas con las que me junté tanto tiempo y jamás me di cuenta de cómo eran realmente; sé que les hicieron daño a través de los años y que no confían en mí pero... espero podamos llevarnos mejor.
Durante unos minutos nadie dijo nada, estábamos quietos, recordando las burlas y humillaciones que nos hicieron pasar. No era culpa de Jack.
-No fue tu culpa- fui la primera que habló- todo lo que pasó... no fue culpa tuya, no lo sabías- lo miré a los ojos.
-Pero su hubiera sabido los hubiera detenido, pude advertirte y...
-No te culpes por algo que no hiciste Frost o en serio voy a romperte la cara- Eugene lo interrumpió- no tienes que disculparte por algo que hicieron esa bola de...- suelta un suspiro para poder calmarse- más bien nosotros te agradecemos por ayudar a nuestra amiga en tan terrible situación. Estamos en paz- mi mejor amigo extiende su brazo para estrechar la mano del albino, sonriéndole un poco. Jack se queda quieto viéndolo fijamente y luego estrecha su mano contra la de mi amigo.
-Todos estamos en paz contigo, Jack- habló ahora Honney Lemmon.
-Así es. Incluso podemos considerarte nuestro amigo- Fred contestó emocionado.
Jack rió levemente y asintió. El chico en serio se encontraba devastado, sus ojos gritaban lo traicionado que se sentía por su grupo de amigos.
-Haré una pequeña fiesta en mi casa por mi cumpleaños y todos ustedes están invitados. Es este sábado a las cuatro de la tarde. Les paso mi dirección.
-¡Cuenta conmigo hermano!- Fred fue el primero en aceptar su invitación.
-Lo tendremos en cuenta Jack, gracias- Ana intentó aguantarse las ganas de gritar, creo que todos se habían emocionado. Nunca nos invitaban a fiestas.
-Bien- Jack volvió a reír levemente y posó su mirada en mi- espero puedan ir.
Cuando el chico albino hubo desaparecido todos empezaron a hablar de lo extraño que había sido la visita de Jack y lo increíble que sería asistir a su fiesta.
-Vamos Flynn, no actúes como si no te gustara. Has estado esperando una invitación para asistir a sus fiestas- habló animadamente Wasabi.
-Yo no necesito invitación a ninguna fiesta, me uno ellas aunque no lo esté. Ya e ido a sus fiestas y creo... que no es el mejor ambiente para...
-¿Qué estás queriendo decir?- pregunta Kristoff.
-Solo digo que las fiestas de Jack tienden a descontrolarse. La mayoría de ustedes no se divertiría- se encoge de hombros siendo asesinado con la vista de todos los chicos a su alrededor, pero no lo culpaba, era cierto todo lo que Eugene decía. Éramos de los adolescentes más raros en la escuela, unos completos nerds (o la mayoría) que no salíamos a fiestas y cosas normales de adolescentes.
Nadie habló después de eso. Todos nos fuimos a nuestras clases decidiendo si iríamos a la fiesta de Jack o no.
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Abro mi locker para dejar algunos cuadernos y aprovecho para tomarme unos cuantos calmantes. El señor Mano Dura hablaría con el director Callahan sobre lo que sucedió ayer y tan pronto como terminara de hablar con él me llamaría para comunicarme que me sacaría de la escuela. Esperaba que fuera consciente de lo que pasó y viera que no fui yo quien provocó todo eso, que sólo había sido la víctima... si él se daba cuenta de eso y se convencía tenía una posibilidad de terminar mi preparatoria.
-Hola Rapunzel- Jack me saluda por detrás. Arrojo el pastillero al fondo de mi casillero y me atraganto con el agua. Me había asustado.
-Hola Jack- le devuelvo el saludo en un murmullo, recuperando el aire.
-No vi que estabas tomando agua, discúlpame.
-No pasa nada- le resté importancia- a ti te gusta asustarme, me he dado cuenta.
-¿Qué dices? Claro que no- comenzó a reírse.
-¡Claro que si!- la risa de Jack era contagiosa- Ésta es la segunda vez que me asustas.
-¿Cuál fue la primera?- levantó una ceja, recargándose en los demás casilleros.
-Cuando me pediste que te diera asesorías, te golpeé con mis libros del susto.
Y el chico comenzó a reírse más fuerte, contagiándome su risa.
-Tienes razón, lo lamento- paramos de reír y devolví mi atención a mis libros- ¿Cómo estás?- preguntó un poco más serio, me volteo para verle mejor. Me le quedo viendo sin saber qué contestarle, no sabía cómo contestar a su pregunta; sentía tantas cosas que estaba segura que iba a explotar.
-No lo sé- creo que era una respuesta sincera-yo... hoy mi tutor hablará con el director y eso me pone muy nerviosa- confesé- pero todo estará bien, estaré bien, gracias por preguntar. ¿Cómo estás tú?
Decidí dejar de mirarle a los ojos, había algo en ellos que me hacía hablar sin pensar, eso y que las pastillas aturdían mis pensamientos y decía cosa que no debería decir.
-Bien también... todavía no puedo creerlo pero como dices, estaré bien también- intentó sonreír.
Ambos teníamos muchas cosas que hablar, que desahogar; no era fácil descubrir qué tipo de personas eran tus amigos, estaba casi segura que como se siente Jack me sentí yo al ver que Mérida no era la chica que decía ser. Pero no encontraba las palabras para animar al chico peliblanco.
-¿Irás a mi fiesta? Sería grato convivir contigo y olvidar todo lo que pasó ayer.
Me quedo inmóvil volviendo a verlo.
-No lo sé... yo... tengo cosas que hacer el sábado y...- negué con mi cabeza varías veces, el fin de semana estaba cerca y no podía faltar a aquel lugar en esos tres días- yo no voy a ese tipo de fiestas, bueno, casi nadie de mis amigos va a fiestas de cualquier tipo, a menos que sean de videojuegos y comicons pero...- me callé de inmediato al darme cuenta que estaba balbuceando- lo siento.
Jack me sonrió, esta vez sonreía de verdad, tuve que apartar mi mirada nuevamente al sentirme extraña. Me sonreía como si le agradara todo lo que acaba de decir, ¿tal vez con ternura? Que estupidez, el chico jamás podría verme con ternura, no merecía eso. No debería pensar en ello, debería de dejar pensar que esa sonrisa me causaba cosas raras, solo era una sonrisa más.
-Ya dejé esas cosas atrás Rapunzel- sigue sonriéndome- no habrá alcohol ni descontrol. Todo eso es algo que no pienso retomar jamás, será algo un poco más tranquilo y sano. Tengo videojuegos y cerca de mi casa hay un parque. No se, creo que hay muchas maneras de divertirse que no sea emborrachándose- se encogió de hombros.
-Tienes razón- me obligué a sonreírle.
-¿Entonces irás?- volvió a preguntar.
-Tal vez... no lo sé- reí un poco, esta situación me ponía algo nerviosa- todo depende.
-¿Depende de que?- toda esta situación le causaba gracia, pero no sabía porqué.
-De lo que ocurra hoy entre mi tutor y el director Callahan.
Y boom, al chico se le desapareció la sonrisa.
-No es la primera vez que mi tutor tiene que venir a la escuela a enterarse de los problemas que he tenido. Tal vez me saque de la escuela... no lo sé. Todo se complica pero, tal vez si todo resulta bien... pueda ir.
Nos quedamos en silencio sin saber que más decir. Terminé de sacar los libros que me hacían falta y al cerrar mi casillero mi teléfono comenzó a vibrar, era él.
-¿Hola?
Mi corazón comenzó a bombear con fuerza.
-Te veo en el estacionamiento en cinco minutos, no me hagas esperar.
Y colgó.
-¿Todo bien, Rapunzel?- Jack preguntó con cautela y preocupación.
-Si, si todo está bien, tengo que irme. Te veo luego, Jack.
Era un manojo de nervios al caminar hacia el estacionamiento, jugaba con mis dedos mientras el aire fresco chocaba contra mi cara.
-Estando en público no me hará nada, estando en público no me hará nada,
estando en público no me hará nada.
Repetía la misma frase una y otra vez convenciéndome que no me pasaría nada al citarme en un lugar público (o más o menos). Tomo aire y pongo mis manos hacia los costados al verlo de lejos, recargado sobre su lujoso auto fumando un cigarro.
Cuando llego hacia dónde él se encuentra le da una calada a su cigarro antes de hablar.
-Gran espectáculo el que hiciste- habló con un tono seco y dejó escapar el humo por su boca- al menos valió la pena retrasar mi vuelo por esto.
Decidí mirar al edifico escolar mientras seguía hablando y fumando, estaba molesto.
-¿No vas a decir nada antes de que tome una decisión?- su mirada se enfocó en mi, sentía sus fríos ojos calarme la piel haciendo que me estremeciera, ¿qué tenía que decir en mi defensa?
-No fue mi culpa- murmuré y un segundo después me aclaré la garganta para hablar más fuerte y evitarme un severo regaño- yo no lo provoqué.
Volvió a fumar una última vez y arrojó al suelo la colilla del cigarro.
-En el video parece que en serio no lo sabías, el director me comentó todo lo que sucedió ayer: están expulsados- su voz era fría y dura, hablaba con tranquilidad y eso me ponía más nerviosa, comencé a temblar al saber que cuando comienza a hablar así es que algo saldrá mal, no volvería a la escuela y la pequeña oportunidad de encontrar otra pista acerca de Hiccup se esfumó. Mi tiempo se había agotado- mírame cuando te estoy hablando Rapunzel.
Me tomó de los brazos volteándome hasta quedar de frente a él, no pude evitar dar un pequeño salto del susto que su tacto me provocó.
-Lo siento- susurré mirándolo unos breves instantes.
-Eres más zorra de lo que creí- su agarre en mis brazos aumentó y su boca estaba más cerca de mi oído, me encojo al sentir que tiene el control sobre mí nuevamente- estría molesto contigo si viera ese video y no me hubieran explicado nada, porque habíamos hablado que si querías dar tus servicios dentro del colegio no habría problema siempre y cundo recordaras a quien le pertenecías- ahora se encontraba hablándome al oído, su boca desprendía el olor al cigarro que acababa de fumar. Con cada palabra que decía más se enfurecía y más me hacía temblar. Y luego se alejó un poco de mi, soltándome por completo. ¿A dónde quería llegar? ¿Porqué estaba torturándome de esta manera?
-Me siento complacido en cómo te comportaste ayer, recordé todas esas veces que pasamos juntos en aquella habitación, ¿lo recuerdas lindura?- su tono burlón me hacía sentir más asco y repulsión hacia su persona, y hacia la mía también- Mientras veía el video podía recordar tantas cosas maravillosas que hice un gran esfuerzo por no actuar indebidamente. ¿Quién diría que incluso puedes provocarme a través de un video?- y comenzó a reírse, a burlarse de mí, a humillarme. Trataba de no llorar, de no recordar todos esos momentos que no fueron agradables ni divertidos sino todo lo contrario. Ayer había recordado vívidamente lo que había pasado hace dos años y el muy infeliz lo recuerda como si hubiera sido increíble, como si estuviera orgulloso de haber domado a la fiera más salvaje. La ira y el coraje pasaban por mis venas, tenía tantas ganas de golpearlo y hacer que se callara de una vez por todas pero no lo hice, tan rápido como vinieron las ganas de golpearlo rápido se fueron, eran las pastillas que comenzaban a hacer efecto.
>>Si haces algo en su contra, Hiccup podría salir lastimado<<
-¿Pensaste también en eso, lindura? Te has puesto roja y tus ojos están cristalinos- tomó mi mentón y giré mi cabeza hacia otro lado para que no siguiera- tal vez regresando de mi viaje podamos volver ahí a divertirnos un rato, tengo varias fantasías que me encantaría que hicieras realidad.
-Por Favor no- hablé rápido pensando fugazmente que no quería volver a pisar esa habitación jamás. Había aprendido la lección: haría lo que él quisiera pero no quería volver ahí nunca.
El sonido de su celular nos sacó de nuestra horrible conversación haciendo que el señor Mano Dura atendiera de mala gana su llamada, aproveché para ahuyentar las lágrimas que seguían amenazando resbalar por mi rostro. Intentaba parar de temblar pero de tan solo hablar de aquella habitación me inquietaba demasiado.
-Bien, tengo que irme. Hablaremos de esto cuando regrese. Quiero que cuando esté de vuelta me hagas saber si alguno de los idiotas que estuvieron involucrados en tu espectáculo te pidió perdón. Cancelaré sus cuentas bancarias y sus contratos a cada una de las empresas de sus padres hasta que te pidan disculpas y tú decidas aceptarlas, hasta que les de el visto bueno no tendrán muchos recursos, de esa manera dejaran de buscarse problemas contigo y quitarme mi tiempo.
Me quedo en shock al escucharlo, no me esperaba nada de lo que acababa de decir, era una locura.
Subió a su auto y comenzó a alistarse para salir de la escuela, lo detuve antes de que desapareciera de mi vida por dos semanas.
-¿Nuestro trato sigue igual? ¿Puedo seguir estudiando?- lo miro directo a sus ojos y él asiente.
-Si, sigue intacto, hasta que cumplas dieciocho- se me escapa una ligera sonrisa y murmuro un gracias- pero no te salvarás de tu castigo por retrasarme, regresando me demostrarás lo mucho que te interesa seguir estudiando. Si no me convences te saco, ¿oíste?- vuelvo a estremecerme y me obligó a asentir- Ah y quiero el triple cuando regrese.
Lo veo alejarse y hasta que lo pierdo de vista suelto todo el aire que estaba reteniendo. Había resultado mejor de lo que esperaba, podía seguir estudiando y por el momento eso era lo más importante, me preocuparía por lo demás más tarde.
Al llegar a la casa llamo a Chimuelo con un pequeño silbato para perros, estaba feliz y necesitaba compartir mi felicidad con mi perro. Luego de unos minutos el can de color negro llega corriendo hasta mí, nos tiramos en el piso y comienzo a acariciarlo, evitando que lama mi cara.
-Mañana tendremos todo el día para nosotros- le comento una vez que ambos nos calmamos, miramos como comienza a anochecer- te voy a bañar porque apestas y luego iremos al parque, todo el día.
Suspiro aliviada, me sentía contenta, o en paz o algo similar, me convencía que todavía tenía una pequeña esperanza en encontrar a Hiccup antes de cumplir dieciocho. Miro la pantalla de mi celular, admirando el número desconocido que me llamó días atrás pensando... en que si lo rastreaba el número me daría una pista pero ya había intentado eso y había fallado.
-Lo voy a encontrar- murmuré viendo a mi mascota, Chimuelo recostó su cabeza en mis piernas y me miró, atento- lo traeré de vuelta y arreglaré todo, lo prometo.
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Había decidido no asistir a la escuela el día de hoy, necesitaba estar alejada de aquel edificio unas cuantas horas para reponerme y volver a enfocarme en terminar mis estudios; además, quería estar sola con el recuerdo más importante de mi hermano: su perro.
Chimuelo durmió conmigo toda la noche como en los viejos tiempos y al levantarnos pude bañarlo y ahora estábamos jugando, le lanzaba un peluche color crema y él jugaba con él antes de entregármelo y volvérselo a lanzar lo más lejos que podía. Ambos estábamos felices, no había muchas personas en el parque y eso nos hacía sentir mejor.
Me dirijo a los abandonados columpios y ambos miramos con calma el hermoso paisaje, el cielo pintado con colores anaranjados y el sol comenzando a ocultarse, las parvadas comenzaban a alzar su vuelo para regresar a casa. Era hermoso.
-¿Alguna viste algo más hermoso que esto?- le pregunto a Chimuelo mirándolo y mueve su colita en respuesta, le sonrío y comienzo a mecerme lentamente sintiendo el aire frío en mi cara.
-Hola Rapunzel.
-¡Aaaaaa!
Me levanto de golpe al escuchar la voz de Jack Frost muy cerca de mi, pensaba en gritarle y reclamarle el porque hacía eso, me había asustado por completo pero lo olvidé al verlo con un poco de detalle: el chico tenía la respiración agitada y la cara roja señal de que había estado corriendo durante un largo tiempo, achiné un poco mis ojos para ver los suyos, se veían rojos y vidriosos.
-Lo lamento, no quería espantarte- sonrió levemente- ¿puedo?- señaló el columpio a lado del mío, asiento sin quitar mi vista de él.
-Te dije que se estaba haciendo costumbre- murmuré y negué con la cabeza volviendo a sentarme en el columpio, mirando el atardecer.
-Creo que tienes razón, pero no lo hago a propósito.
-¿Ah no?- lo miro levantando una ceja.
-Es algo que brota al instante, creo que eres tú la que se asusta. Siempre que te saludo pareces estar en otro mundo- al mirarme puedo ver un vacío en aquellos ojos zafiro.
-Bueno... tal vez un poco- con mis dedos índice y pulgar dejo un pequeño espacio antes de que éstos se junten dándole la razón al peliblanco.
Ambos reímos por unos breves segundos y un silencio se forma entre nosotros. Chimuelo se le ha quedado viendo a Jack desde que se sentó a mi lado, lo miraba en defensa esperando a que hiciera algo para atacarlo.
-Creo que a tu perro no le caigo bien- Jack rompió el silencio al ver a la misma dirección que yo.
-Sólo está en guardia esperando a que me ataques para morderte muy fuerte- le resté importancia llamando a Chimuelo con mi mano para que se acercara sin temor.
-¿Qué?- comenzó a reír mirando a Chimuelo- Yo jamás te atacaría- me miró y luego miró a mi perro- jamás atacaría a Rapunzel amiguito, lo prometo.
Jack estiró lentamente su mano moviéndola para que Chimuelo se acercara.
-¿Ves? No le haré nada, vengo en son de paz- el chico hablaba lentamente concentrándose en el can azabache, mi perro estaba bajando la guardia poco a poco, o eso es lo que le hacía creer a Jack- eso, tranquilo no te haré... ¡Aaaaaa!
Y pasó, al momento en que Jack lo iba a tocar Chimuelo lanzó una mordida y el chico peliblanco retrocedió cubriéndose su mano. Cubrí con mis manos mi boca para que no me escuchara reír.
-Se me olvidó decirte que es algo desconfiado pero una ve que te ganes su confianza no hay nada que no haría por ti.
-¿Toda tu familia es así desconfiada?- pregunta viendo con recelo a mi perro.
-Si, eso creo. Yo era la que menos desconfiaba de la gente.
-¡¿En serio!?- Jack abrió sus ojos mirándome con incredulidad, asiento mientras se me escapa una risita- Vaya, no quisiera saber cómo era Hiccup entonces.
-Él es el nivel supremo, créeme- ambos reímos y negamos con la cabeza- para que Tadashi fuera considerado su amigo pasaron dos años y eso porque yo lo convencí que no nos haría daño, si fuera por él aún estaría dudando si su amistad era real o no.
-Guau- hubo un silencio después de eso- debieron hacerle mucho daño para que desconfiara de esa manera.
-Si... aunque creo que el mayor daño se lo hice yo- miro como mis pies se mecen hacia adelante y hacia atrás, levantó el rostro y llevo un mechón de cabello detrás de mi oreja- Ariel y yo... hemos tenido diferencias desde quinto de primaria que fue cuando nos mudamos aquí. Nuestras vidas eran muy malas y llegamos a la escuela y lo empeoré. Creo que por eso Hicc... estaba muy al pendiente de mí y de todas las personas que se atrevían a hablarme o a mirarme, o al él... Siempre discutía con él para que fuera más abierto y dejará de ser tan desconfiado, me molestaba mucho con él porque no me dejaba estar con otras personas- niego con la cabeza negándome a derramar una sola lágrima- ahora sólo veo que intentaba protegerme.
-Creo que era un poco excesivo- lo miro con atención y al instante se pone nervioso- d-digo, no sé que otros factores lo hayan llevado a ser así pero creo que pudo resultar dañino para ambos ese intento de protección.
-Fue horrible el resultado- hago una mueca al recordar todas las veces en que discutíamos por eso, era un juego de nunca acabar- pero al menos intentó que no me lastimaran el tiempo que estuvo a mi lado.
>>Y eso le costó casi su vida<<
-¿Era tu héroe, cierto?- asiento y el chico peliblanco se mece con un poco más de fuerza- Me gustaría ser el héroe de mi hermana.
Pude detectar tristeza en su voz, ladeo un poco mi cabeza pensando en mi respuesta.
-Emma parece apreciarte mucho, creo que te ve como su héroe. Eres su hermano mayor- decidí animarle pero no sirvió de mucho porque Jack negó repetidas veces con su cabeza.
-¿Alguna vez hiciste algo tan malo que hiciera llorar a Hiccup?-pregunta con un tono frío tensándome por completo, no contesté pero mi corazón dio un vuelco al recordar una vez más aquella tarde donde Hiccup me encontró con él tocándome, su mirada había quedado grabada en mi mente para siempre: había incredulidad y decepción. Me odiaba porque no tuve tiempo para explicarle que fue él quien me estaba obligando- Porque yo sí- Jack me devolvió a la realidad salvándome de esa pesadilla.
- Todos piensan que la familia Frost es perfecta, un ejemplo a seguir. Tengo que ser el hijo perfecto: buenas calificaciones, jugar algún deporte y llegar a ser el capitán del equipo, amable, simpático, sin vicios, con planes para mi futuro, cariñoso con mi familia, un ejemplo para mi hermana...- guardó silencio unos segundos pues había comenzado a agitarse al enumerar todas las cosas que le pedían que fuera, yo decidí quedarme en silencio, principalmente porque no sabía que otra hacer- pero no todo el mundo es perfecto y aunque intenté ser el hijo ideal no pude... Siempre supe que no era el hijo que mis padres esperaban, ellos necesitaban a alguien serio, tranquilo, inteligente y fui todo lo contrario aunque intenté por años complacerlos nunca lo logré y cuando Emma nació fue la salvación de todos, ella era la hija que tanto anhelaban pero no le tuve rencor por eso, al contrario, decidí que la protegería de cualquier cosa o persona. Pero la comunicación entre mis padres se fue deteriorando hasta el punto en que solo se gritaban, peleando por cualquier cosa y eso a Emma la aturdía porque ella detestaba que mis padres comenzarán a gritar y a mí tampoco me gustaba pero a diferencia de Emma yo lo disimulaba, fingía que no me importaba y poco a poco fui perdiendo mi camino, me refugiaba en el alcohol para dejar salir todo el estrés que constantemente vivía. Yo jamás pensé que lastimaría a alguien más por mis torpes decisiones así que decidí terminar con mi vida, pensando que cuando mi hermana creciera seguiría siendo el orgullo de la familia y se olvidarían de mi... pero fui un idiota, ¿sabes? Porque le hice daño al dañarme a mí mismo. Lo primero y único que recuerdo después de mi intento de quitarme la vida fueron sus sollozos y eso fue lo único que escuché de ella en los siguientes meses. Fue ahí donde dejé de ser su modelo a seguir.
Hubo un silencio largo, el aire golpeaba nuestros rostros y el sol comenzaba a desaparecer, me encontraba aturdida por todo lo que me estaba contando, no imaginaba lo que sucedía y no estaba segura de sí podía entenderlo y ayudarlo. No era la persona adecuada para esto.
-Intenté cambiar después de aquel episodio, mis padres estaban al borde de la locura por el escándalo que provoqué que se concentraron en que no volviera a pasar. Mi madre intentó acercarse a mí y hacer las pases a lo que acepté gustoso pero mi padre... sigue sin superarlo. Me detesta, se avergüenza de mi pero decidí no darle importancia, decidí que me demostraría a mí mismo que podía ser la persona que ellos querían, no al cien por ciento pero haría lo posible por ser una mejor persona, un mejor hijo y un mejor hermano. Pero aún hay cosas que no mejoro y... por eso lamento tanto no haberme dado cuenta con las personas con quien me junté tras perder un año, fallé otra vez y no sé si estoy haciendo lo correcto.
Jack había cerrado sus ojos con fuerza, intentaba regular su respiración y hacia un esfuerzo para que su voz no se quebrara al igual que su alma. Muerdo mi labio inferior pensando que hacer.
-Eres la única persona que me ayudó a salir de ese cuarto de servicio ayer- comencé a recordar las veces en las que Jack me demostró que era diferente- Estuviste a mi lado cuando mi hermano me llamó y estaba en crisis. Le organizaste la mejor fiesta de cumpleaños a tu hermana a pesar de algunos contratiempos. Te esforzaste para pasar física descubriendo que no eres tan malo... Pude descubrir una parte maravillosa de ti, el mundo te dio una segunda oportunidad y la estás aprovechando. Cambiar es difícil pero tarde o temprano todos se darán cuenta que eres una persona diferente así como yo lo descubrí.
Jack me miró con una chispa de esperanza en sus ojos, mi corazón comenzó a latir más rápido y pensé en desviar la mirada pero no lo logré y a cambio le brindé una sonrisa.
-¿En serio crees... que soy buena persona?- murmuró titubeando.
-Creo que vale la pena conocerte. Confío en ti, Jack.
La sonrisa que apareció en su rostro fue imposible describir las sensaciones que me provocó, parecía la sonrisa más hermosa y sincera que había visto y sus ojos habían vuelto a tener aquel brillo tan característico de él que no pude resistir a ensanchar más mi sonrisa, descubriendo que estaba sonriendo de verdad.
-Gracias.
Asentí a modo de respuesta y nos columpiamos un rato mientras los últimos rayos de luz se extinguían.
-¿Entonces irás a mi fiesta?- preguntó gritando para que lo escuchara.
-¡Probablemente!- grité soltando una carcajada, amaba columpiarme tan alto y el chico peliblanco no se quedaba atrás, también comenzó a reír.
-¡Estaré esperándote!
Seguimos columpiándonos un poco más, riendo sin ningún motivo. Después de tantos años había vuelto a sentirme con vida, llena de felicidad y sin preocupaciones compartiendo este momento con mi nuevo amigo.
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