Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

∆Capítulo 10∆

Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo!! Gracias a todas ustedes que leen, votan y comentan esta historia, espero les guste el capítulo de hoy y sigan conmigo hasta el final de esta bella historia. Les deseo lo mejor en este nuevo año que está por comenzar.

Att: Vane c:




¿Cómo debería vestirme para una fiesta infantil?

¿Formal? ¿Qué tan formal? ¿Vestido o pantalón? Creo que sería pantalón.

¿Informal? ¿Pantalón de mezclilla o pants? Se vería mejor uno de mezclilla si llevo pants parecerá que voy en pijama.

¿Qué blusa debo ponerme? ¿Cuántas blusas decentes tengo? ¿Cuánta ropa decente me queda?

¿Y los zapatos? Solo tenía un par de tenis y un par de flats, ¿Y en donde había puesto esas flats?

Suelto un gruñido desesperado, eran las dos de la tarde y no sabía cómo arreglarme.

-¿Qué crees que deba ponerme?- le pregunto a Chimuelo sentándome en en suelo rendida, el can se acercó a mí moviendo su colita y lo acaricié un rato.

-¿Crees que sería bueno ponerme un vestido?- lo miro e intenta lamer mi cara- No, no Chimuelo no sé dónde estuvo tu lengua esta mañana- reí levemente- Yo creo que sí, mientras más me tarde menor tiempo estaré en la fiesta y tengo que regresar... agh.

Me levanto cargando a Chimuelo y me acerco una vez más al closset pasando algunos vestidos que no se habían roto años atrás, me detengo al encontrar mi preferido: un vestido morado con líneas blancas y mangas largas. Amaba ese vestido independientemente de quien me lo haya regalado.

-¿Tú qué opinas? ¿Me lo pongo... o me pongo este azul?- saqué un vestido azul con flamencos blancos y mangas cortas. El can negro olió ambos vestidos y se quedó mirando hacia mi primera opción- Yo también estoy de acuerdo en ponerme el morado.

Siento el vestido pasar delicadamente por mi cuerpo, me queda dos dedos arriba de la rodilla junto con un pequeño escote que solo llega a mostrar un poco mi pecho. Me queda más holgado de lo que recordaba, probando así que había bajado más de peso.

"-¡No inventes! ¡Es hermoso Hicc!- grité al recibir mi regalo de cumpleaños número catorce- ¡Y mira quién me lo trajo! ¡Mamá! ¡Me lo trajo mamá!

-¿Porqué no te lo pruebas?- propone mi hermano con una enorme sonrisa.

-¿Qué te dio a ti?- pregunté feliz.

Hiccup abrió la caja de cartón que tenía papel y de ahí sacó unos tenis negros con verde.

-¡Vamos a probárnoslo! ¡Tenemos que enseñárselos a la tía Cass y a Tadashi y Hiro!"

Me lo quito inmediatamente haciéndolo bolas y guardándolo en uno de los cajones que ocupaba mi gemelo. Tomo el vestido azul y me lo coloco no sin antes ponerme unas mallas negras. Me miro al espejo pensando en lo diferente que me veía, en lo superficial que me había vuelto. Suelto un suspiro y cierro mis ojos un segundo. Tomo una chamarra negra para cubrirme del frío en la noche y en una mochila pongo un cambio de ropa por si decido cambiarme junto con unos analgésicos para el dolor de cabeza, algunos calmantes y antidepresivos, me tomo unas cuantas píldoras revueltas y las vuelvo a meter a mi mochila, saliendo de la casa seguida por Chimuelo.

Llego a la casa de los Hamada y entro por la parte trasera del negocio.

-Hola tía Cass- la tomo por sorpresa tocando su hombro por detrás.

-¡Rapunzel! ¡Me vas a matar de un susto!- se llevó una mano al pecho para calmar sus acelerados latidos.

-Lo lamento- suelto una pequeña risa por la cara que había echo.

-¡Hey! ¿A dónde vas? Estás bellísima.

La señora castaña hizo darme una vuelta para lucir aquel vestido que llevaba años sin usar.

-¿Te gusta? Voy a una fiesta de un amigo y no sabía cómo vestirme... que traigo una muda de ropa si se ve muy... inapropiado.

-¿Una fiesta? ¡Eso es estupendo querida!- gritó de alegría tomándome las manos- te ves muy bien, te queda mucho mejor ese vestido ahora, y no se ve para nada provocador... Aunque creo que te hace falta un peinado, ¿no lo crees? Y yo sé que es lo que necesitas.

Cass se retiró unos segundos dejando la cafetería sola, me aseguré que todo estuviera en orden mientras regresaba.

-Aquí está- en sus manos traía un gran moño azul marino.

-Creí que lo había perdido- comenté sorprendida bajando la voz, tomándolo con delicadeza.

-Lo olvidaste aquí una Navidad, creo. Y se me ha olvidado entregártelo ahora date la vuelta te voy a embellecer aún más.

Sus manos tomaban mechones de cabello y lo acomodaban uno sobre otro. Cerré mis ojos permitiéndome sentir ese calor en mi pecho, no recordaba la última es que alguien se había tomado la molestia de peinarme. Al cabo de un rato Cass terminó y fue por un espejo.

-¿Qué te parece?

Había atado mi cabello en pequeñas trenzas y sobresalía un poco aquel moño.

-Me gusta, gracias.

-Me encanta tu maquillaje, ¿cuándo aprendiste a maquillarte tan bien?- se acercó más a mí con una sonrisa para ver más de cerca mi rostro, inmediatamente me alejé, todavía sentía que traía hinchada la mitad de la cara por tantas cachetadas que había recibido la noche anterior.

-Hace mucho, ¿puedo pasar a ver a Hiro?- mi pregunta hace que ella desvíe su atención de mi rostro perfectamente maquillado- La fiesta es de la hermana de un amigo y me gustaría invitar a Hiro, cumple la misma edad que él y pienso que es buena idea que valla a divertirse un poco con niños de su misma edad.

-Ahora entiendo para qué viniste. Claro, me encantaría que mi sobrino saliera unas cuantas horas, esta en su habitación espero se anime.

Me brindó una sonrisa esperanzada y yo asentí. Me adentro más a la casa dejando atrás el restaurante y subo las escaleras que dan a la sala y cocina, subo nuevamente otras escaleras que dan al cuarto de los hermanos Hamada encontrándome en la última escalera al gato de Cass: Moshi. Apenas levanta la cabeza para ver quién era y volvió a dormir.

-¿Hiro?

Pregunto intentando hacer el menor ruido posible al pasar. Su cuarto está completamente oscuro y algo desordenado, en su mesita de noche veo un plato lleno de comida.

-Hiro, soy yo, Rapunzel- murmuré llegando a su cama.

-Vete, intento dormir- una suave y decaída voz salió de las cobijas. Me senté a un lado de él y busqué su cabellera para acariciarla lentamente.

-Tengo una invitación para una fiesta de cumpleaños y pensé que...

-No quiero ir contigo.

Se tapó la cabeza con sus cobijas impidiéndome seguir con mis caricias.

-Será divertido- lo animé- creo que habrá muchos juegos, como aparecen en las películas.

-No quiero.

-Habrá dulces y piñata- hablé cantarina.

-¡No quiero ir!- me gritó destapándose completamente. Salté y me aparté de su cama por su actitud inesperada.

-Hey cálmate pequeñín, sólo pienso que sería genial pasar un tiempo nosotros dos- me encogí de hombros sin borrar mi sonrisa.

-Yo no quiero pasar tiempo con nadie, y mucho menos contigo- me señaló molesto.

-¿Porque no quieres pasar tiempo conmigo? Podemos hacer otra cosa si no quieres ir a la fiesta.

-¡No quiero ninguna presciencia en mi cuarto! ¡Y menos la tuya!

Hiro gritó y mi cabeza comenzó a dar fuertes punzadas.

-Hiro no grites- murmuré.

-¡Voy a gritar todo lo que yo quiera porque este es mi cuarto! ¡Te dije que no quería ir a ningún lado, ah pero tú y tus insistencias! ¡Quiero estar solo! ¡¿No entiendes?! ¡Además! ¡¿Cómo planeas ir a una fiesta donde habrá más ruido que mis gritos?! ¡Eres una tonta!

-¡Hiro basta!- mi cabeza estaba a punto de explotar, sentía la necesidad de tomarme otras pastillas para el dolor- Lamento si te incomodé, no era mi intención.

El chico pelinegro iba a hablar pero alcé mi mano para detenerlo. Tomo aire antes de seguir hablando, parecía que estaba comenzando a merarme.

-No es fácil por lo que estás pasando y aislarte de todos no es la mejor solución. Me pareció buena idea que salieras a tomar algo de aire fresco conmigo o con cualquier otra persona que está preocupada por ti.

-¡Ja! Mira quién lo dice- se acuesta en su cama nuevamente y segundos después vuelve a levantarse, lo miro confundida esperando a que continúe- y no me veas así, sabes de lo que... agh. Tú eres la persona menos indicada para hablarme sobre no aislarse ante una situación complicada y sobre cómo superarlo.

-Lo sé pero esto es diferen...

-¡Es lo mismo!- volvió a gritar alzando sus manos- ¡Hiccup está muerto, al igual que Tadashi! ¡La única diferencia es que yo sí lo acepto y tú no!

-Hiccup no está muerto- contesto automáticamente y es ahí cuando la poca paciencia que le quedaba a Hiro Hamada desapareció.

-¡Si lo está! ¡Y todos lo sabemos! ¡Y todos sabemos que tienes problemas para superarlo! ¿Acaso crees que yo me tragué el cuento de que se habían metido en problemas y decidió irse? ¿O alguno de nosotros si quiera?

-No está muerto- volví a repetir mientras mi cabeza se enfocaba en recordarme una vez más aquel día.

-Entonces pruébalo. ¿Te llamó alguna vez?

-No vine a hablar de mi hermano, Hiro. Vine por ti, porque no quiero que cometas los mismos errores que yo. Lo que pasó entre Hiccup y yo ese día fue totalmente diferente a lo que le pasó a Tadashi. Y lamento haberme alejado de ustedes, no fue la decisión más correcta.

-Claro, ahora sí te importo, ¿no? Apuesto que si Tadashi no... le hubiera pasado nada tú seguirías sin visitarnos hasta en Navidad y eso a regañadientes.

-Lo lamento- en serio lo lamentaba, no sabía que a Hiro le había afectado tanto el que yo ya no los frecuentara tanto como solía hacerlo antes.

-Claro que lo lamentas, se nota que en serio lo sientes- habló con ironía- eres una hipócrita al igual que Hiccup. Decían querernos y estar agradecidos con nosotros por haberles dado a la familia que perdieron pero solo eran dulces palabras para decir que estaban celosos de nosotros. De que Tadashi y yo teníamos a alguien que nos amara y cuidara y que no nos habían echado a  la calle.

-Eso no es cierto, ¿porque piensas eso?- pregunté consternada.

-Porque se notaba. Hiccup quería parecerse Tadashi fingiendo ser igual de inteligente que mi hermano e "ideando" nuevos inventos que pudieran elaborar juntos. Y tú estabas de metiche en sus asuntos intentando dar ideas que poco tomaban en cuenta. Ustedes querían quitarnos el cariño de mi tía haciéndose la víctimas de: Ay mi mamá nos abandono. Estamos solos en el mundo. Nadie nos quiere. No tengo amigas. Lloriqueo lloriqueo.

Hiro agudizó su voz para intentar imitar la mía, terminando por empujarme. No sabía que responder ante todo lo que me acaba de decir ni siquiera estaba segura de que es lo que sentía al respecto.

-Eso no es verdad Hiro, Hicc y yo jamás los hemos envidiado. Los consideramos como hermanos, parte de la familia. Tadashi fue un ejemplo a seguir para nosotros, Hiccup por fin había encontrado a alguien que lo entendiera hablar sobre robótica y esas cosas y yo había encontrado a alguien con quien podía competir para armar rompecabezas y jugar juegos de mesa. Nunca... Nunca intentamos quitarles a su tía, nunca intentamos quitarles nada- hice una pausa debatiéndome si lo decía o no- y yo jamás me hice la víctima. Nosotros no queríamos hablar de lo pasaba en nuestras vidas, fuiste tú el que insistió en querer saber porque pasábamos tanto tiempo con ustedes y no con nuestra familia. Fuiste tú el que me obligó a hablar sobre lo que había pasado con mi madre. Y Hiccup te lo advirtió: No nos gusta hablar sobre nuestra madre, aún lo estamos asimilando.

-¡Ya habían pasado tres años desde que los abandonó! ¡Era para que ya lo superarán!

-¡Pues no pasó así! Solo teníamos diez años cuando eso pasó y estoy segura que si ahorita tu tía te echara a la calle porque ya no te soporta y solo has sido una gran piedra en sus zapatos, ¡ESTOY SEGURA QUE NO PODRÍAS SUPERARLO TAN RÁPIDO! ¡Tú no sabes nada!

Nos quedamos en silencio y aproveché para limpiar las lágrimas que habían escapado de mis ojos. Estaba tan molesta y triste, la opresión en mi pecho crecía cada segundo y entonces decidí en salir de ahí no soportaría un segundo más esta conversación.

-------------

Había llegado más rápido de lo que esperaba, las puertas del gran salón de fiestas eran enormes y muy llamativas, tomo aire y me adentro hacia el lugar. Siento algo de nervios al entrar, la música retumba en mis oídos y hago una mueca cuando el dolor de cabeza que había desaparecido hace apenas unos minutos atrás vuelve más fuerte.

-¡Rapunzel, que bueno que llegas!- Jack me recibe con una cálida sonrisa que hace que yo también le demuestre una.

-Hola- al dar un paso hacia el frente para saludar mis piernas fallan al igual que mi vista y todo comienza a darme vueltas.

-¡Hey! Ya te tengo, ¿te encuentras bien?- siento unos brazos al rededor de mi cintura que impidieron que caiga al suelo, sólo atino a asentir levemente con la cabeza. Cierro los ojos un segundo y recargo mi cabeza en su pecho intentando que el dolor y cansancio desaparezcan. Escucho voces irrelevantes y pasos agitados a mi alrededor, tomo una bocanada de aire antes de abrir mi ojos y dejar de hacer un escándalo.

-Estoy bien- murmuré despegándome un poco de él.

-Te llevaré a una mesa donde puedas sentarte, ¿ok?- me miró preocupado pero aun así si sonrisa nunca desapareció.

-Si, lo siento.

-No pasa nada... Y tu, por favor trae un plato de comida a la señorita, y refresco por favor.

-Si señor, en seguida.

Jack y yo llegamos a la mesa más cercana y nos sentamos en unas acojinadas sillas, en ese mismo instante el camarero llegó con un vaso de cristal y una botella de refresco que rápidamente destapó y vertió en el vaso.

-Gracias.

-En seguida viene su comida.

-Gracias... ¡oh! Podría tráeme un vaso de agua por favor.

-Claro.

El chico peliblanco se sirvió la mitad del vaso de refresco y ambos bebimos todo el contenido, absteniéndome a hacer alguna mueca al sentir el gas pasar por mi garganta.

-No soy muy fan del refresco- aclaré una vez que me di cuenta que Jack movía sus hombros en un intento de aguantar la risa.

-Lo noté, eso es extraño- se sirvió un poco más de refresco de manzana en su vaso y luego abrió los ojos enormemente- no es porque eres vegetariana, ¿verdad? Porque me puse a investigar y los refrescos son veganos...

Solté una carcajada por lo que había dicho y niego con la cabeza.

-No es por eso, Jack- bebí un poco más riendo levemente- cuando era niña mi mamá nunca nos dio refresco, ni comida chatarra o dulces. Tomábamos agua natural la mayor parte del tiempo, excepto las raras veces que se le daba por hacer agua de sabor.

-¿Y en las fiestas? Siempre sirven refresco.

-Nunca fuimos a una fiesta hasta los catorce o trece años.

-¿Disculpa? ¿Escuché bien?- Jack se limpió sus oídos sacándome otra risita- ¿Hablas en serio?- achinó sus ojos acusadora mente.

-En serio- afirmé- Hiccup y yo no fuimos a ninguna fiesta en nuestra niñez, esta es la primera fiesta infantil a la que me invitan- comenté recogiendo un mechón de cabello.

-¿No tenían amigos?- el chico estaba totalmente impactado, me causaba gracia- Lo siento, es que me impresiona todo esto, ¡Qué hicieron toda su infancia!

-Estudiamos en casa- el camarero había traído la comida y el estómago me rugió fuertemente- y cuando nos mudamos aquí a los diez años no fuimos a ninguna.

-¿Y no les llamó la atención probar el refresco o comida normal para niños?

-Si, y los probamos siempre cuidadosos de los ingredientes con los que habían sido elaborados pero- reí al recordar la primera vez que probamos el refresco- no nos gustó, ni a mí ni a Hiccup.

-Guau, estoy sin palabras. Jamás había conocido a alguien que no le gustara el refresco ni nada de esas cosas... ¿no comes papas fritas?

-Si las como pero no mucho- arrugué mi nariz llevando un poco de ensalada a mi boca.

-¿Y las palomitas?

-A mí no me gustan, soy más de cosas dulces. Aunque a mi hermano le fascinan.

-¿Entonces en el cine que comes? Digo, ¿si has ido al cine, verdad?

-Si he ido Jack, no vivo en una cueva- temía que esta conversación se volviera un poco complicada al estar hablando sobre mi infancia pero la verdad es que ha sido bastante agradable- y no como nada, no me gustan los nachos y los Hot dogs tienen salchicha así que solo pago mi entrada.

-Estoy anonadado- sus manos simularon una explosión- eres muy interesante, ¿lo sabías?- Jack siguió comiendo mientras yo sentía como mi rostro tomaba otros colores. Eso había sido... raro.

-¡Jack! ¡Jack!

Una niña vestida de la mujer maravilla se acercó al chico mencionado con una gran sonrisa respirando entrecortada mente.

-Emma, te quiero presentar a mi nueva amiga: Rapuzel. Rapunzel, ella es mi hermana de quien te hablaba, Emma Frost.

Cuando nos vimos cara a cara ambas abrimos los ojos, sin creer que aquella niña era la hermana de Jack.

-¡No sabía que tú eras la chica que estaba ayudando a mi hermano!- comenta impresionada asomando una sonrisa.

-¡Lo mismo digo! Soy Rapunzel. Bonito traje.

-Soy Emma Frost y gracias. A mí me encantó este traje, es taaan real. Creo que soy la mejor mujer maravilla que se ha visto- presumió su traje, y yo asentí de acuerdo con la niña.

-Esperen, ¿ustedes ya se conocían?- interrumpe Jack acercándose más a nosotras.

-Pf, ¡claro que si!- la pequeña se dirigió a su hermano- ella es la chica que te comenté que estaba llorando cuando fuimos a comprar tus medicinas y le di el abrazo junto con la gomitas.

Siento vergüenza al escuchar eso, me apenaba demasiado que la gente me viera llorar.

-Ah si si ya me acordé.

-Ya no estás llorando, que bueno. Tienes una bonita sonrisa Rapunzel- halagó la castaña.

-Gracias, y tú un cabello fenomenal.

-Tu amiga me cae bien- habló más bajo dirigiéndose a Jack quien solo sonrió- ¿a ti también te gusta la mujer maravilla?

-Si me gusta- asiento frenéticamente- no sé mucho sobre los súper héroes de DC pero me atrae aquaman- sonreí.

-¿Entonces te gusta más Marvel?- vuelve a preguntar la pequeña cumpleañera.

-Si, conozco un poco mejor ese universo. A Hiccup le fascinaban los cómics y cada que salía una nueva película hacíamos todo lo posible por ir.

-¿Cuál es tú personaje favorito?- pregunta Jack, más interesado en la plática.

-Thor. Definitivamente tengo una ligera obsesión hacia el súper héroe y al actor. Y mi personaje favorito femenino es Gamora.

-Para mí siempre será mi favorita Black Widow- la niña mueve su cabello de un lado a otro, acomodándoselo. Le sonrió a la pequeña y miro a su hermano.

-¿Cuál es tu súper héroe favorito, Jack?- levanto una ceja esperando su respuesta.

-Sonará chistoso o que lo planeé, no sé cómo lo veas pero mi favorito es StarLord. Que más bien todo el grupo de Guardianes de la Galaxia me gusta y por obvias razones como te darás cuenta es mi película favorita pero de todos es StarLord, y en segundo lugar está Groot. Ese árbol parlante es asombroso.

Me quedo muda unos segundos. Si, tal vez piense que su respuesta ya la tenía prevista pero pude vislumbrar que decía la verdad.

-A Hiccup también le gustaban los Guardianes de la Galaxia- hablé sin pensar. No podía imaginarme si Hiccup estuviera aquí la gran sonrisa que se le formaría en su rostro al escuchar tal respuesta del albino.

-¿En serio?

Asiento levemente.

-A él le gustaba mucho Roquet, la mente maestra del grupo. ¡Oh! Y los X-Men. Wolverine siempre fue el favorito de ambos.

Jack iba a hablar al respecto pero su hermana nos interrumpió, recordándonos su presencia.

-Bueeeeeeno, a mí me gustan muchos personajes de los que hablan, parece que se llevarán bastante bien y recordando que mi hermano lloró como magdalena cuando Groot murió salvando a su amigos y cuando Roquet llevaba una ramita en una maceta... Te iba a decir hermano mío que Mérida te anda buscando, le voy a decir que estás comiendo para que se les una. Me voy... ¡Ah no, aguarden! ¿No iba a venir alguien contigo, Rapunzel? Mi hermano me dijo que ibas a traer a alguien.

-Ah si, no. No pudo venir- la cara de alegría de la pequeña mini Jack decayó un poco al escuchar eso- lamenta mucho no haber venido, seguro se harían buenos amigos.

-¿Cómo se llama tu hermano? Así cuando haga otra fiesta de cumpleaños ponerle su nombre a la invitación y sienta más presión en venir.

Reí levemente entendiendo que se refería a Hiro.

-No es mi hermano, pero lo quiero como si realmente lo fuera. Se llama Hiro.

-Oh, qué raro eso de que no es tu hermano pero lo quieres como uno... bueno, está bien. Espero te diviertas ¡ya me voy!

La pequeña castaña se despidió y corrió a la zona de juegos dejándonos nuevamente solos.

-¿Hiro es el hermano menor de Tadashi?- pregunta cautelosamente el chico frente mío.

-Si, y creí que sería buena idea que me acompañara a mi primera fiesta pero no se pudo- sonreí sin mucho ánimo al recordar la pelea que tuvimos antes de llegar aquí.

-Es una pena. Se hubiera divertido- asiento haciendo círculos en mi plato con el tenedor- Oye, ¿estás bien?- pregunta buscando mi mirada.

-Estoy bien, yo siempre estoy bien- murmuré lo último más para mi.

-Cuando era pequeño, antes de que naciera Emma, pasaba gran tiempo solo y me dedicaba a observar a las personas que pasaban, todas sus facciones cuando hablaban entre sí, incluso les ponía diálogos porque no escuchaba y era muy divertido- río levemente- pero el punto es que sé que mientes.

-No estoy mintiendo- Jack alzó una ceja y desvié la mirada- ¿no crees que lo que me contaste es algo más privado?- intenté cambiar el tema.

-Si tal vez, pero somos amigos y eso hacen los amigos- se encogió de hombros.

-¿Y ahora yo tengo que contarte algo personal?- pregunté divertida sintiendo unas minúsculas ganas de tomar algunas pastillas.

-Si tú quieres.

Recargo mi mentón en mi mano viendo al rededor todos los goblos y luces de colores que invadían el gran salón.

-Creí que sería buena idea que Hiro tomara aire después de estar encerrado en su habitación desde la muerte de Tadashi. Pero no quiso y todo empeoró y yo no sabía que le había afectado que yo me distanciara de él cuando tuve problemas en casa. Y le grité y él me gritó y... todo se salió de control- llevé mis manos a mi cara con frustración- no se, sé que cometí muchos errores hace años y apartarme de todos no fue buena idea pero...- suelto un suspiro y llevo mis manos hacia atrás de mi cabeza, pasándolas por mi peinado- ahora ya no importa, estoy aquí y eso es lo importante, no voy a estar triste cuando uno de mis sueños se está haciendo realidad.

-Jack tu mamá te está buscando, esta vuelta loca- Mérida Dumbroch apareció, interrumpiéndonos.

-Entonces debe ser importante- Jack se levantó de su silla limpiándose la boca- te dejo un momento y seguimos platicando, ¿vale? Espero no tardar.

Asentí levemente y el chico peliblanco se fue dejándonos a Mérida Dumbroch y a mí solas.

-Oye yo quiero disculparme contigo Rapunzel, por lo que ocurrió el otro día en la plaza- la pelirroja fue la primera en romper el incómodo silencio (lo cual parecía fascinante porque había música en todo el lugar)- a Ariel le gusta molestar y esta vez se le salió de la manos.

-¿Se le salió de las manos?- pregunté irónica- Me despidieron por su culpa- la mire de arriba a bajo- por culpa de todas ustedes.

-Lo sé y lo lamento, no dejo de pensar en eso y...

-Haber Mérida para ahí. No sé cuál sea su plan esta vez pero estoy harta de ustedes.

-Es que no hay ningún plan- me crucé de brazos viéndola seriamente- y lamentó que pienses así. Yo creo que hay muchas cosas de las que debamos hablar y...

-Ahora sí quieres hablar- estaba a punto de colmar mi paciencia- este no es el lugar ni el momento, ¿ok? Y si solo buscas calmar tu conciencia por lo cometido de la vez anterior entonces te daré las palabras que quieres oír: te perdono.

Dirigí mi vista a otro lugar, no era posible que ella viniera justo en estos momentos a "reconciliarse". Obviamente no le creo, ni un poco. ¿Quién se cree? ¿Qué es lo que creía que iba a pasar? ¿Qué la perdonaría así de fácil? Pues que equivocada estaba.

Veo de lejos como los cabellos de Jack se mueve de un lado a otro, estaba discutiendo por teléfono mientras una señora de elegante vestido color vino le gritaba muy molesta. Jack colgó el teléfono y se volteó para hablar con la señora que creo era su madre. Parecía que tenían problemas. No recordaba que en las películas la gente discutiera, en especial la familia del cumpleañero, o es que nunca ponían esa parte. Todos al rededor parecían ignorar la pelea entre el chico peliblanco y su madre, todos reían y bailaban al son de la música, los meseros iban de mesa en mesa con cosas en las manos, varios niños se perseguían y una que otra vez distinguía la fuerte voz de la hermana de Jack. Todo se parecía a las películas, a excepción del chico peliblanco y su madre. No quería seguir mirándolos sentía que en cualquier momento alguno de los sentiría mi mirada y voltearían a verme y yo moriría de vergüenza.

-¡Mérida, Hamish no me deja subirme al tobogán!- una voz chillona llama mi atención y volteo rápidamente a ver de quién era aquella voz. Tres niños idénticos a la pelirroja estaban frente a ella lloriqueando.

-Eres muy pequeño para eso Hubert, en la próxima fiesta ya serás más grande y te subirás con nosotros.

-¡Tengo la misma edad! ¿¡Ves lo que me hacen, Mer!?

Los trillizos. Los tres hermanos de Mérida estaban frente a mí, y estaban enormes a como los recordaba. ¿Cuántos años tendrán? ¿Siete? ¿Ocho? ¿Seis? Nunca los había escuchado hablar, incluso llegué junto con mi hermano, a pensar que eran mudos. Pero aquí estaban, delante de mi discutiendo con su hermana mayor para que les arreglase sus problemas. Seguían viéndose como todos los chicos traviesos que recordaba que eran. Uno de los trillizos se me quedó viendo haciendo caso omiso a los regaños de Mérida.

-¿Te he visto antes?- entrecierra sus pequeños ojos zafiro acercándose rápidamente. De pronto me encuentro rodeada de los tres niños pelirrojos que me miraban atentamente, obligando a sus pequeñas e ingeniosas mentes a recordarme. Les sonreí un poco nerviosa, no sabía que tantas cosas les habría contado su hermana de mi, no quería que esos traviesos me hicieran alguna de sus bromas por defender a Mérida.

-¡Eres la chica que tiene nombre de una flor!

-¡Cierto! ¿Cuál era el nombre?

-¡Rapunzel!

Los tres gritan al unísono mi nombre que temo que se haya escuchado en algunas cuantas mesas cerca. Los tres se abalanzan sobre mí para abrazarme y jugar con mi cabello.

-Hola chiquitines, han crecido mucho- saludé entre risas.

-¡Y nosotros a ti!- repitieron los tres nuevamente- Hemos inventado muchas maneras de quitarle a Moodie los panqués- dice Harris con orgullo.

-¡Si! Nos hubieras visto, la otra vez Hubert se disfrazó de oso y asustó a Moodie- comenzó a hablar Hamish.

-Y ella inmediatamente soltó los panqués recién hechos, los tomamos y salimos corriendo. Como siempre- termina Hubert con una enorme sonrisa. No puedo evitar reír ante su anécdota, molestar a la cocinera de los Dumbroch era lo mejor que se podía hacer en esa casa. Había sido yo quien les había dado la idea de quitarle los panqués a la señora, siempre nos salíamos con la nuestra. Y continúan haciéndolo, esos tres niños son fabulosos y los extrañaba demasiado.

-¡No inventen! Algún día la van a matar con sus bromas y tácticas para quitarle los postres a Moodie- comenté cuando dejé reírme.

-Ya se cuida de nosotros, pero lo que no sabe es que siempre vamos un paso más adelante que ella- Harris se cruzó de brazos con una sonrisa.

-¡Hey! ¿Dónde está tu otra mitad? Te hace falta el chico raro pero cool que salía con Mérida- pregunta Hubert inocentemente. Puedo escuchar como Mérida y yo soltamos un respingo por la pregunta del menor.

-¡Hubert! Ya hablamos de eso- su hermana lo reprende jalándolo hacia ella.

-¿Qué tiene de malo? Él nos caía bien y a parte tú dices que ya lo superaste.

Abro mi boca para decir algo al respecto notando que a Mérida se le ha ido la voz y el enojo comienza a invadir su ser, si no fuera por Jack quien nos interrumpe.

-Mérida, ¿conoces a alguien que de shows para fiestas?- pregunta angustiadamente.

-No, creo que no. ¿Porque preguntas? ¿No ya tenías el show contratado?- pregunta confundida la pelirroja. Los niños al ver que dejamos de ponerles atención se van corriendo a jugar nuevamente.

-Si pero ocurrió algo y no van a llegar los condenados. Y vamos atrasados... ¿Rapunzel por casualidad no conoces a nadie que de shows para fiestas?- se vuelve hacia mi con una pequeña esperanza en sus ojos.

-No conozco a nadie Jack, lo siento.

Si conocía personas que daban shows pero no la clase de show que Jack estaba buscando. El chico gruñó por lo bajo desesperado y nos dio las gracias para después marcharse marcando varios números en su teléfono. Me siento mal por Jack, o confundida tal vez la imagen de la señora gritándole no desaparece de mi cabeza. Intento buscar una solución al problema del albino hasta que algo llega a mi cabeza que hace que lo piense dos veces.

-¿Porque es Jack quien está preocupado por el show?- me atrevo a preguntarle a la chica pelirroja que estaba mensajeando por teléfono. Levanta la mirada algo asombrada antes de contestar.

-Jack siempre se encarga de hacerle las fiestas a Emma. Sus padres son algo aburridos y no les agrada hacer fiestas, solo les gusta disfrutarlas. Por eso Jack se encarga de todo y yo soy como su asistente, pero debo admitir que nada se le había salido de las manos hasta este año.

Muerdo mis labios levemente y desvío la mirada hacia la cumpleañera quien pregunta algo a su hermano mayor y este no sabe qué responderle. Y la imagen de su madre gritándole vuelve a mi mente. La pequeña castaña hace un puchero y temo que comience a llorar en cualquier instante. Lleno mis pulmones de aire volviendo a mirar a Mérida, no quería que esa niña se la pasara mal en su cumpleaños y su hermano tampoco.

-¿Recuerdas la vez que improvisamos en la fiesta de los trillizos cuando cumplieron cuatro?- pregunto anhelando que su respuesta sea positiva. Ella asiente con la cabeza intentando comprender mi plan.

-Nos disfrazamos de no sé qué y al final les entregamos unos ganzitos... ¿eso es lo que quieres que hagamos para Emma Frost?

-Su no te molesta trabajar conmigo para que no llore y Jack no entre en pánico, si. Es lo que se me ocurre, a menos que tengas algo mejor, eres su asistente ¿no es así?- me cruzo de brazos levantando una ceja reprimiendo las ganas de reír por la cara de Dumbroch por cada palabra que salía de mi boca.

-No conoces a la niña. Es un poco exigente en sus fiestas, si no te has dado cuenta mira a tu al rededor y notarás que no es una fiesta sencilla.

Hizo una pausa analizando sus siguientes palabras, tenía razón en algo aunque no me gustara admitirlo: no conocía a la hermana de Jack... ni si quiera conozco muy bien a Jack pero estaba segura que el pequeño "numerito" que Mérida Dumbroch y yo habíamos inventado años atrás funcionaría.

-Pero no se me ocurre nada más. Creo que el personal del salón puede prestarnos algunos disfraces...- suelta un suspiro levantándose de la silla- todo sea por mi mejor amigo.

Iba a hacer el ridículo en frente de muchas personas, pero sería por una buena causa. Mérida y yo terminamos de ponernos unos trajes ente súper héroe y astronauta, sin olvidar algunas cosas básicas del show como un sombrero de chef, un bowl, una pala, un rodillo, entre más cosas. Los niños ya estaban acomodados en el centro del enorme salón esperando ansiosos el comienzo del show, Mérida le había llamado a Jack diciéndole que teníamos una idea y que ordenara a los niños ahora era tiempo de actuar, una vez más, con aquella chica pelirroja.

-Ok, entonces tú eres la cocinera y yo la que viene de otro planeta.

Asiento levemente brindándole una pequeña sonrisa para tranquilizarla.

Salimos al escuchar nuestros nombres "artísticos" y todos aplaudieron.

La obra consistía en que yo era una cocinera que hablaba diferentes idiomas y Mérida era un extraterrestre (en este caso una súper heroína proveniente de un planeta muy lejano) que no hablaba español y tenía una misión muy importante aquí en la tierra y quería que yo tradujera todo lo que haríamos, pues le había llegado una señal que el día de hoy una pequeña súper heroína cumplía años.

-Gugui, shugazu an cacuturri- Mérida hacia el ademán para que virtiera los huevos en el bowl.

-Y ahora ponemos dos huevos sobre la masa- vierto los huevos completos a la "mezcla" y los aplasto con mis manos para así revolverlos. Mérida lanza harina al bowl para que parezca que sale de sus manos.

-Guegi cutui shubidubi asi... !Gaaaaa!- ¡y pum! La masa es azotada fuertemente contra la mesa. Los niños ríen y algunos adultos también.

-¡Oh entiendo! Ahora dice que para que tenga una consistencia exquisita debemos azotar la masa con fuerza varias veces.

Mérida y yo hacemos tonterías con la masa sacando risas a todo el mundo, especialmente a los hermanos Frost. Al final nuestra presentación termina sacando el pastel de cumpleaños de Emma (ya que Mérida insistió en darle su pastel verdadero a no un gansito como lo habíamos hecho con sus hermanos).

-¡Feliz cumpleaños Emma!- gritamos al unísono haciendo manos de Jazz. Todos ríen y aplauden y la niña festejada pasa muy feliz a ver su grande y extravagante pastel. Los fotógrafos nos toman varias fotografías con la niña y luego también se incluye un Jack muy sonriente. Estaba segura que cuando saliera de la fiesta estaría ciega de tantos flash hacia mis ojos. Todos se amontonaron para que Emma soplará las velas del pastel y diera la épica mordida donde todos empujan su rostro contra el pastel.

La gente me fue empujando hacia atrás para estar más cerca del pastel y de la cumpleañera pero no iba a quedarme hasta el final sin ver nada. Empujé a algunos niños y señoras para abrirme paso y ver tan esperada escena. Todos comenzaron a cantar "cumpleaños feliz" y alcanzaba a ver a la niña radiante, junto a su hermano quien se distinguía por tan extravagante color de cabello y a su lado izquierdo estaba su madre y supongo su padre. La niña sopla las velitas y su cara estrella contra el pastel por culpa de su hermano y algunos amigos. Todos ríen, chiflan y aplauden para después volver  sus lugares en espera de su rebanada de pastel. Aprovecho para ir al baño y deshacerme del disfraz que me habían  prestado para después devolverlo.

Me dirijo a la zona de juegos cuando me entregan mi porción de pastel, aprovechando que todavía no hay muchos niños y admiro cada uno, imaginando mil formas de jugar con los enormes toboganes o la pared escaladora, un pequeño carrusel.

-Aquí estás- Jack se posiciona a mi lado comiendo una parte de pastel, le sonrío y vuelvo a ver los diversos juegos- Rapunzel, lo que hiciste hace rato con Mérida fue... increíble. Gracias.

Volví a mirar a Jack a los ojos encontrando que brillaban de una manera que no podía describir, había visto muchos ojos brillar con anhelo, deseo, lujuria, llanto. Pero los de Jack... incluso se veían más azules que de costumbre, estaba feliz probablemente. Nunca había visto algo así en otros ojos, era fascinante.

-De nada- murmuré mi respuesta. Una ligera sonrisa decoró su rostro haciendo que yo también igualara una sonrisa boba.

>>Reacciona Rapunzel<<

-Am, es decir. Si si de nada, no fue nada a Mérida y a mí nos gustaba mucho hacer ese tipo de shows y bueno creo que no nos salió mal. Todos estaban riendo y Emma también así que lo logramos.

Y nuevamente estaba balbuceando, vaya hay cosas que por más que intente perfeccionar me es imposible.

Jack rió y yo también y murmuré un "lo siento" para sentirme menos apenada.

-Pues muchas gracias, me has salvado de ser el peor hermano por la peor fiesta del mundo.

Ambos reímos, nos miramos un instante y volvimos a comer pastel, admirando nuevamente los juegos siendo utilizados por los niños.

-Vamos a echarle un vistazo a los juegos. Hoy tú y yo seremos niños por lo menos cinco minutos.

Jack me extendió su mano y lentamente la acepté, empezando a ver y jugar con todo lo que había a nuestro al rededor. Reíamos fuertemente por las babosadas que cometíamos, corríamos hacia los toboganes y hacia el brincolín. Escalamos la pared y nos metimos en la casita de muñecas. Estábamos de un lado a otro y los más asombroso era que el personal no nos podía decir nada porque Jack era quien ponía las reglas.

-Nunca me había divertido así en mi vida.

Dejé de reír un momento hundiéndome en la piscina de pelotas. El chico también intentaba parar de reír mientas se sentaba en aquella piscina.

-¡Uf! Yo tengo años que no me reía de verdad ¡hasta me duele el estómago!

Reí levemente negando con la cabeza, intentando recuperar el aire.

-Gracias por invitarme- hablé después de unos minutos en silencio.

-Gracias a ti por venir- se encogió de hombros regalándome una sonrisa- las fiestas de mi hermana son geniales porque yo las organizo, y a la única que invito de mis amigos es a Mérida. Pero nunca me la paso tan bien como me la pasé hoy contigo- desvío mi mirada hacia la pista de autos volviendo a sentir raro por las palabras del chico peliblanco.

-¡Jackie al fin te encuentro! ¡A ambos!- la hermana de Jack saltó a la piscina para estar junto a nosotros- ¡Ya puede tomarnos la foto!- gritó la niña- Es para el recuerdo- nos sonrió.

Nuevamente nos tomaron algunas fotos con Emma y otras solo Jack y yo. Mi teléfono vibró salvándome de otro flash proveniente de la cámara, al ver que era Gloria supe mi tiempo había terminado.

-Hola...

-Niña estoy a fuera... ¿si era Emma la cumpleañera?

-Si si es ella, ya voy. Dame cinco minutos.

-Afortunadamente te conozco y supuse que te tardarías así que no vamos con prisa. Ah y felicítame a la chiquilla de mi parte.

Y la llamada terminó.

-Tengo que irme- le anuncié a Jack y a su hermana.

-¿Era tu madre? Le voy a decir que te deje quedar un poco más- propuso la pequeña.

-Era mi tía, te manda felicitaciones Emma- la pequeña sonrió ampliamente.

-Tú tía también me cae bien. Voy por algo, no te muevas.

Jack me acompañó a la mesa donde había dejado mis cosas y antes de que pudiéramos despedirnos la pequeña cumpleañera llegó con las manos repletas de frascos de la Mujer Maravilla.

-Este es para ti Rapunzel- me entregó el primer frasco repleto de dulces- y este de Superman es para Hiro- me entregó el segundo frasco de cristal con cara del superhéroe kriptoniano- y este último para tu tía.

-Emma son bellísimos- halagué mirando con detenimiento mi vaso.

-Jack los compró, yo solo lo ayudé a llenarlos de dulces y a cerrarlos siempre atenta a que ninguno le faltara popote.

Miré por unos segundos al chico mencionado y le sonreí, de verdad me daba ternura todo el empeño que le dedicó a la fiesta de su hermana menor.

-Gracias, a ambos por invitarme. Aunque esto es demasiado, hay muchos invitados...

-No te preocupes por eso, mi hermano siempre manda a pedir trescientos dulceros más por si las moscas.

Y nuevamente mi teléfono volvió a vibrar.

-Bueno, gracias otra vez. Fue un gusto conocerte Emma disfruta mucho tu niñez a tu familia, aprovéchalos al máximo y lo más importante recuerda lo mucho que te quieren.

Abracé a Emma y segundos después Jack me acompañó a la salida en donde estaba Gloria esperándome.

-Bueno, nos vemos el lunes- comencé a despedirme.

-Si, el lunes es el gran día- se notaba algo nervioso y sabía el porque: el lunes comenzaban los exámenes y ese día hacia su examen de física.

-Lo harás bien, ya estás listo- golpeé su hombro para inspirarle confianza como lo hacía con Eugene cuando no se sentía preparado para el partido de baloncesto.

-Gracias- sonrió levemente.

Jack abrió la puerta del auto de Gloria y aprovechó para saludarla. Cuando Gloria arrancó le brindé mi última sonrisa a aquel chico con quien me la había pasado increíble.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro