I.
-Todas esas cosas que no sé, podrían costarte la vida si llegara a enterarme de ellas.
Ennis del Mar vestía su habitual camisa holgada azul, de los tonos del cielo, murmuraba palabras mientras apretaba con sus dientes sus labios, y rechinaba el barro de las piedras con sus botas de montaña. Sus puños derrotados estaban enzarzados preparados para el desembarco de Normandía que podían desatar sus palabras. Se encendió un cigarro con prisa, absorbiendo el humo con desgana, pero Jack Twist ni se inmutó. El castaño se quitó el sombrero vaquero y lo dejó en el suelo, o más bien en el barro, pero qué más daba, su vida ya estaba en el lodo desde Ennis del Mar.
-¿Me estás retando, Ennis? ¿ Crees que a estas alturas, después de lo que hemos hecho, me estés amenazando de muerte? ¿ por qué tendrías que matarme, Ennis? ¿Por ocultarte algo que quizá ni te haga mirarme de forma diferente? ¿ Y sabes qué es lo peor? Que ni sé porqué dices eso, después de lo que he estado aguantando con tus miedos. A ti, que se te da tan bien montar caballos, y luego le tienes miedo a enamorarte . – Jack arrugó el entrecejo y se preparó para darle la espalda a Ennis, y meterse en la camioneta verde. Odiaba tanto a Ennis en esos momentos, lo detestaba más de lo que nadie pudiera imaginar. Odiaba que él necesitase más a Ennis, de lo que Ennis pudiera necesitar a Jack Twist, porque sin él se las apañaba bastante bien, o al menos eso parecía, pero nada más lejos de la realidad.
Jack le había gritado minutos antes al rubio de ojos azules, que no era como él, y que sin él quería aguantarse y morderle el polvo a los arneses de los caballos, bien por él. Pero Jack Twist no era de esos que olvidaran fácilmente. Y Ennis lo sabía, porque Jack se lo había dicho después de que sus manos tocaran el pene erecto de Ennis del Mar, en uno de sus últimos polvos. Ennis esa noche yacía holgado y anestesiado por las clavículas de la noche y los círculos de humo que salían de su boca.
-Ennis, podría quedarme aquí siempre – Pero Ennis siempre tenía algo que los desbocara al fracaso, y Jack ese día se hartó, simplemente ya no pudo más.
-Ennis, no voy a esperarte más – y con esas palabras se subió a la camioneta y la hizo arrancar a toda velocidad.
Ennis, iba lento en sus movimientos ese día, y no fue hasta que sintió el vértigo de su vida en su estómago, la misma sensación de náusea al ver que perdía de nuevo a Jack Twist, supo que tal vez esa era su última oportunidad, o resignarse por haber sido un idiota.
Ennis fue corriendo tras la puñetera camioneta verde que iba a toda velocidad, traqueteando por el suelo pedregoso y fangoso, manchando las ruedas, y salpicando a Ennis en los talones.
El rubio intentaba capturar su respiración mientras seguía el ritmo del Maratón. Paró cuando sus costillas se doblaron en medio de la carretera, y se agachó. La misma camioneta, le dio a las ruedas para atrás y casi pilla los pies de Ennis.
-Jack, joder – se quejó Ennis.
-¡Serás hijo de puta, Ennis! ¡Podrías haberte quedado tieso en el suelo! ¡Joder capullo, no tiene gracia! – Jack bajó del coche sin sombrero y con una mala hostia de narices. Ennis entendía que tenía todo el derecho del mundo para odiarle o pegarle con una palanca en la cara, no le dolería, se lo merecía. Pero para Ennis el golpe solo había sido una nueva oportunidad en su vida. –Ennis, tío, ¿ qué pasa contigo? Te digo que podemos tener una vida digna de dos hombres que se quieren y que sólo se necesitan para vivir felices el resto de su vida, y me lo niegas todo por tu trabajo, y empiezo a pensar que sólo te preocupa tu jodido bienestar. Ya no hay mujer que te impida dar rienda suelta a lo que eres, Ennis. Sin embargo, me tienes en este nudo tan ciego, y ahora casi provocas que te liquide . –Las mejillas de Jack se volvían violentamente rojas cuando se enfurruñaba, y lo hacían recordar a Ennis las veces que sus pómulos reflejaban un crepúsculo con tintes de sudor cada vez que se acostaban.
-Puedes negarlo todo, hasta que lo que hacemos es el amor, pero nunca podrás negar que somos todo, Ennis. Lo tenemos todo idiota. – Jack revisó el remolque y no se dio cuenta que en menos de unos segundos estaba empotrado contra la camioneta verde, Ennis lo sujetó de los bordes de su chaqueta vaquera, haciéndolo estremecerse de los nervios, pero los zapatos de Jack pisaron las botas de Ennis. Y el rostro turbado de su rostro cambió al de una interrogante al sentir el rostro grisáceo de Ennis izando bandera en el suyo. Sus labios se juntaron como las bocas que se salen del agua buscando respirar. Y jamás se habían sentido tan a salvo, jamás Ennis se había sentido en el lugar correcto, tanto como ahora, y ni podía ni quería dejarlo.
-Ennis, eres un puto loco.
-Y tú eres demasiado cascarrabias – dijo Ennis cogiéndolo de las caderas con energía. – Puto Jack Twist, Puto Jack Twist - no cesaba de repetir Ennis como una canción o una radio truncada en alguna emisora perdida.. – Estoy atrapado en ti, estoy jodido y todo es por ti, Jack, no puedo ordeñar un maldito día las cabras, sin pensar en ti. Te deseo tanto, Jack, te deseo tanto que te juro que apagaría todos estos veinte años de un soplo, y me habría quedado en Brokeback, contigo sobre la hiel del suelo. Con el olor a cenizas, latas oxidadas, y nuestro sudor. Maldito paraíso joder. ¿Cómo has podido permitir que te perdiera tantas veces?
-Sabes que eres un estúpido tocapelotas y cojonudo cabezota, tengo miles de razones para odiarte, pero sin embargo... - Ennis lo obligó a continuar aunque se trabara con las palabras. Eran palabras que habían aguantado tanto en el polvo de su tráquea que ahora se atoraban en la garganta de Jack.
-¿Sin embargo?-
-Sin embargo, me quedo con una que te perdona todo para amarte – Ennis arrugó la nariz respingona y algo sonrojada por el frío en la de Jack, prominente, sólo para la saliente mandíbula de Ennis que esperaba ser el rompeolas que Jack quisiera golpear con las olas de sus dientes. – Estoy loco por ti, Ennis – las mandíbulas chocaron y la mirada de Jack se perdió en la de Ennis sólo concentrado en capturar a Jack en un instante antes de perderlo para siempre.
Probablemente Ennis con ese – todas esas cosas que no sé, podrían costarte la vida, si llegara a enterarme de ellas – que Jack volvió a reprocharle con su espalda sobre la camioneta, y sus ojos alertas a la carretera.
-¡Diablos Ennis, contesta! ¿ a qué mierda te referías?
Ennis tragó saliva y pasó sus labios por el bosque de barba poblada de Jack. El viento les azotaba las espaldas, y Ennis no quería cagarla esa vez.
¿ A qué te referías, Ennis?
- A que lo que tú sabes que yo niego es lo mismo que yo sé y tú ignoras. Que es lo mismo que nos cuesta una trampa diaria cada cuatro años. Tus palabras me cuestan la vida, porque me mata que después de lo injusto que puede llegar a estar así, en un empalme infraganti cada cuatro años, a dependencia del mes. Y que sigas aguantando mis ausencias y que yo siga queriendo esto. Aunque sé que nunca seremos lo que un día fuimos aquel verano en Brokeback. Porque aquel Ennis te ponía a cuatro patas como un caballo empotrado, y nunca dudó de que te estaba metiendo mano. Pero me negué por completo a pensar que tú y yo hacíamos el amor. Me arriesgué a dejarte por el mero intento de tener una vida mejor que esta tómbola rocambolesca, ya sabes, siempre en la carretera, con estas botas...apacentando el rebaño...y sin un puto rastro del puñetero Jack Twist que me ha cambiado la vida. Aunque sólo quiero que me monte y ate los cabos de mi vida a su libre albedrío. Jack, te juro que....no habría otra persona, que fuera mi brújula y mi rebaño en esa vida. Fuego y whiskey, latas de conserva. Podrías ser mi seno de hojalata, los parques montañosos de Wyoming. Jack...escúchame, sé han acabado ya los cuatro años esporádicos. Si me vas a montar házmelo fuerte, en un modelo sempiterno de nuestra realidad. Házmelo interminable hasta que mi intimidad quede ligada a la tuya. No voy a alejarme... Jack Twist.
La lata de coca cola estaba a un lado de las botas de montaña de Jack, semienterradas en el fango, ya que había estado lloviendo, aquellos días.
Sus ojos se conectaron con los de Ennis, las mandíbulas se sacaron hacia fuera, alzando la barbilla, uniendo sus bocas en un baile desenfrenado que sólo existía en la lengua de Jack y Ennis, y en su propio idioma. Brokeback Mountain.
El sol comenzaba a hacerse más flojo cada vez más, y ese semáforo cobrizo espacial, los mantenía cada vez más juntos, varados en aquella carretera, unidos frente a la furgoneta.
Ennis subió a Jack en su camioneta y condujo lo más rápido que pudo. No sabía si volverían a Brokeback, quizá demasiados recuerdos que los romperían.
Saldrían de Wyoming justo cuando el primer rayo de noche cruzara sus caras.
Nota: Este oneshot va a tener dos partes. Brokeback Mountain realmente creo que es una de mis adaptaciones favoritas del relato de Annie Proulx. Espero que os guste tanto como a mí, si acaso conocéis la historia y queréis pasar a leerlo.
Os mando un abrazo.
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