Capítulo 4. Ojos Expresivos
Como bien predijo Levi, Hanji se levantó temprano la mañana del viernes, radiante y con un humor excelente. Aunque su asistente se maravilló al verla cuando llegó a la estación, supo que había hecho bien siguiendo el consejo del detective sobre descansar debidamente en casa, teniendo que ir por todos lados siguiendo las indicaciones de la doctora.
Para cuando llegó el mediodía, el Comandante Smith y el detective Ackerman bajaron para escuchar el informe final de la doctora Zöe.
- Examiné a Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes, Mary Jane Kelly y Carla Jeager. -Informó Hanji mientras Moblit les entregaba dos copias de los expedientes actualizados de las víctimas.- Por desgracia, los cuerpos de Nichols, Chapman y Stride no estaban tan bien conservados como los de Eddowes, Kelly y Jeager, así que tuve más cuidado con algunas observaciones.
- ¿Tú hipótesis de que el asesino se quedó con ellas se sostiene? -Le preguntó Erwin, mirando las fotografías de los cuerpos anexadas al informe.
- Sí y no. -Ella suspiró.- De hecho, temo que podría ser aún más osado de lo que creí en un inicio.
Hanji parecía incómoda mientras Levi repetía lo que había averiguado con Eren Jeager, el hijo de la última víctima. Además, hicieron un cálculo de la hora a la que fue encontrada Catherine Eddowes y el hecho de que Mary Kelly no hubiera entrado en rigor mortis cuando fue encontrada.
- Cada caso tiene ligeras variaciones, debido a las circunstancias. -Comprendió Erwin mientras iba atando cabos.- Pero todo indica que el asesino es sumamente arrogante. Mata a sus víctimas cerca de testigos, sabiendo que alguien podría verlo o pillarlo en el acto. Si no hay nadie cerca, espera que alguien llegue para descubrir el cuerpo, como si no quisiera que su obra fuese ignorada o modificada de alguna forma.
Mientras Erwin hablaba, Hanji notó que algo se alteraba en la expresión de Levi.
No, sería un error decir que su rostro reflejaba sus emociones, estando en blanco como de costumbre. Eran sus ojos grises los que denotaban una emoción intensa, aunque ella no lograba identificar de qué se trataba.
Lo más lógico sería preguntar, pero no pudo evitar guardarlo para otro momento.
- Informaré a los patrulleros para que estén más atentos en sus rondas nocturnas. -Dijo el Comandante, volviendo la mirada hacia Hanji.- ¿Ya averiguaste la naturaleza de los cortes en las costillas de la señora Jeager?
- Al principio supuse que eran a causa del cuchillo que la apuñaló. O tal vez, cuando quiso abrirla para extraer los órganos. Sin embargo... -Hanji se quitó las gafas para limpiarlas con la falda de su vestido, algo que hacía cuando algo le frustraba.- El ángulo es diferente. No puedo darte una hipótesis aceptable aún.
- Por otro lado, no podemos esperar a que el asesino ataque de nuevo para atraparlo in fraganti. -Habló Levi con un tono de fastidio. Hanji comprobó que algo lo estaba molestando.- Seguiré buscando testigos. Tres personas vieron a Catherine Eddowes con un hombre poco antes de su muerte, y Eren Jeager me dijo que el sujeto era grande. Tal vez alguien pudo verlo mejor.
- Lleva a alguien contigo. -Le dijo Erwin.- Quiero que entrevisten a los conocidos de las primeras víctimas. Y continúa la investigación del doctor Jeager, tal vez sea una mejor pista que las otras.
- ¿Piensas que el hombre asesinó a su propia esposa? -Se sorprendió Hanji.
- No lo sé. -Erwin la miró fijamente.- No podemos descartar la posibilidad. Sobre todo si desapareció apenas unos días antes del homicidio.
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Habiendo terminado las autopsias de las mujeres asesinadas, cualquiera diría que Hanji se tomaría un pequeño descanso.
En su lugar, detuvo a Levi cuando estuvo a punto de marcharse con Erwin.
- Espera, me gustaría hablar contigo. -Le dijo, tomando su brazo.
El Comandante miró hacia atrás pero por alguna razón, sólo asintió y siguió andando a la salida. El detective por otro lado no parecía tan accesible.
- ¿Qué demonios quieres, cuatro ojos?
- Moblit, ¿podrías dejarnos a solas, por favor? -Le solicitó al policía.
Aunque el joven parecía estar en desacuerdo, se limitó a asentir y marcharse igual que lo hubiera hecho su superior.
Una vez estuvieron solos, Hanji soltó al pelinegro.
- No sé qué te crees, pero tengo trabajo que hacer. -Soltó Levi con sequedad.
Antes de siquiera tocar el pomo de la puerta, la voz de la doctora lo detuvo.
- ¿Irás directamente por el asesino?
La pregunta cayó como un balde de agua fría, deteniendo el tiempo en una tensión asfixiante. Levi se dio la vuelta lentamente, mirando el rostro de la mujer.
- ¿De qué mierda hablas?
- Mientras Erwin nos daba la descripción del asesino... O mejor dicho, su forma de operar, lo supiste. Sabes quién es el asesino.
El silencio se hizo de nuevo, pero hubo algo que amargó el gusto del detective. La ironía del asunto, recordar quién había sido la última persona capaz de leerlo de un modo tan sutil.
Echando por tierra la opción de irse y hacerse el tonto, Levi se movió a través de la sala, deteniéndose bajo uno de los tragaluces mientras sentía que la mujer se acercaba a él.
- No puedo decir que esté totalmente seguro de su identidad. -Admitió, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón.- Pero el riesgo que corre con cada homicidio... Y esa afición por los cuchillos afilados...
- ¿Es un ex convicto? -Le preguntó ella con suavidad, sabiendo que estaba pisando terreno peligroso.
Levi frunció el ceño.
- No, jamás lo han atrapado. A estas alturas se ha vuelto una leyenda urbana.
- Justo como nuestro asesino. -Murmuró Hanji.
- Sí... -Levi cerró los ojos un momento. La doctora no pudo evitar notar cómo su rostro era bañado por la luz.- La última vez que supe, él prefería matar policías y soldados, pero se detuvo hace alrededor de veinte años. Algunos dicen que murió y otros que se fue al extranjero.
- ¿Tú qué piensas?
El detective la miró, y como en otras ocasiones, Hanji vio más emoción en sus ojos que en el resto de su rostro.
- No tengo idea. -Un brillo de furia lo hizo parecer de pronto tan salvaje como un lobo.- Pero si es él, lo encontraré. Sé por dónde empezar a buscar.
- Espera... -Hanji lo detuvo de nuevo, pero esta vez no hizo falta sostenerlo.- Todo esto... Suena como algo personal.
- No es asunto tuyo. -Replicó él.
- No, pero no tienes que arriesgar el pellejo de forma innecesaria. -Insistió ella.- Puedo acompañarte. Erwin dijo que fueras con alguien.
- Se refería a otro detective -Arrojó Levi con fuerza-, no a una mujer.
- Esta mujer ha sabido darte las pistas que te hacían falta hasta ahora. -Hanji colocó los brazos en jarras.
- Sí, pero no puedo cuidarte el culo a cada paso que dé.
Hanji pasó por alto la grosera mención de su anatomía. Aunque cualquier dama estaría escandalizada, ella conocía bastante bien el cuerpo humano para ofenderse.
- No necesitas hacerlo. Sé cuidarme sola.
Levi chasqueó la lengua. Esa mujer era realmente problemática. ¿A qué bendita hora Erwin creyó prudente meterla a Scotland Yard?
- No me haré responsable en caso de que te pase algo malo. -Le advirtió.- Pero ya me veo venir el infierno que desatará Erwin en ese caso hipotético.
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Inevitablemente tuvieron que tomar un carruaje de alquiler, el cual se movía por las calles de Whitechapel como alma que lleva el diablo. Hanji se sostenía de un extremo del asiento, haciendo lo posible para proteger su maletín de herramientas.
Levi, por otro lado, parecía tan acostumbrado que apenas era necesario aferrarse a la ventanilla de la puerta, en parte para no ir sacudiéndose y en parte para mantenerla cerrada.
Cuando llegaron a Ellen Street, el carruaje se detuvo con brusquedad.
- Creí que iríamos a la casa de alguna de las víctimas. -Murmuró Hanji mientras sacaba la cabeza para observar el enorme edificio ruinoso que tenían en frente. Un letrero envejecido le daba nombre al lugar.
"Saint Anne's"
- Esta es nuestra primera parada. -Explicó Levi mientras ayudaba al conductor a bajar unas cajas de madera de la parte de atrás. Una a una las apilaron en la acera, formando una pirámide de cinco en total. Luego de pagarle dos chelines al cochero, se acercó a Hanji y extendió la mano.- Venga, baja de una vez.
- ¿Estás tratando de ser caballeroso? -Inquirió ella con una sonrisa divertida, aceptando su ayuda para bajar del carruaje.
Independientemente de su costumbre de hacer todo por su cuenta, le resultó agradable aquella muestra de galantería.
- Se le llama tener modales, cuatro ojos. -Gruñó el pelinegro, rompiendo un poco la magia. Aunque eso no le quitó las ganas de reír.- Este es el orfanato donde vinieron a tirar al mocoso Jeager.
Hanji vio salir por la puerta principal del edificio a una mujer joven de baja estatura. Era realmente bonita, con unos ojos enormes y una sonrisa como de maestra.
- Detective Ackerman, no cabe duda que es un hombre puntual. -Lo saludó antes de ver a la doctora. Su sonrisa se ensanchó más si cabe.- ¡Ah, no me dijo que vendría con su novia!
Hanji sintió que Levi soltaba su mano, comprendiendo el malentendido con una sonrisa nerviosa.
- En realidad, soy una colega del trabajo. -Le dijo a la mujer, extendiendo la mano para darle un apretón suave.- Me llamó Hanji Zöe.
- Ah, lo lamento. Jamás había visto al detective acompañado y supuse... -La joven se sonrojó con violencia, devolviéndole el apretón con torpeza.- Lo siento mucho. M-Mi nombre es Nifa Garner.
- Mucho gusto, Nifa. -Hanji intentó tranquilizarla con un gesto amigable, pensando no sin cierta diversión que era extraño que alguien creyera que había una relación romántica entre ellos.
- Deberías hablarle a algunos de tus muchachos, Nifa. -Sugirió Levi de pronto, señalando las cajas de la acera.- Son cinco y están pesadas.
- Oh, sí. En un momento Jean, Mikasa y Eren se encargarán de esto. -Le sonrió con timidez.- De nuevo lamento la confusión.
- ¿Crees que el mocoso tiene la fuerza para cargar esto? -Le preguntó a Nifa mientras andaba a su lado hacia la recepción del orfanato.
Un grupo de niños pequeños cruzaron delante de ellos. Aunque se notaban desnutridos y desaliñados, no parecían tan sucios como en otros albergues.
- ¡Niños, tengan cuidado! -Exclamó Nifa, pero los pequeños pasaron de ella y se fueron escaleras arriba.- Sí, Eren ha sido muy cooperativo desde que vino a verlo el martes. Cuando llegó no hablaba mucho y era bastante apático, pero es normal en la mayoría de los niños cuando recién llegan.
En ese momento, una muchacha de cabello negro se acercó a ellos. Llevaba un vestido blanco y un suéter rosa lleno de agujeros, pero lo que más destacaba en ella era su bufanda roja y sus ojos rasgados.
- Mikasa, que bueno que te veo. -Nifa suspiró aliviada al verla.- ¿Podrías subir y avisar a los muchachos que bajen a echarnos una mano? El señor Ackerman trajo las raciones del mes.
Sin decir absolutamente nada, la joven le dirigió una rápida mirada a Levi y se marchó de prisa, llevándose la atención de Hanji en el proceso.
- Esa niña...
- Creemos que sus padres venían de Japón. -Les dijo Nifa, viendo la dirección que tomara la chica con tristeza.- Ella tampoco habla mucho. Llegó hace cuatro años, después de que un hombre intentara abusar de ella al verla sola en la calle. Por suerte, un tendero la salvó y la trajo aquí. Por desgracia, no hemos tenido mucha suerte encontrándole una familia.
- Supongo que será difícil si no habla inglés. -Murmuró la doctora con pesar.
- Ahora lo habla relativamente bien. -Repuso Nifa.- Pero como dije, es muy introvertida. Hasta la fecha sólo ha querido decirnos su nombre y que ella y su familia fueron asaltados apenas llegaron a Inglaterra.
La historia se vio interrumpida por el regreso de Mikasa, Eren y un muchacho alto de cabello cenizo. Venían discutiendo de manera animada, con la joven asiática al frente.
- Chicos, chicos, dejen de pelear. -Les pidió Nifa, a lo que los muchachos obedecieron sólo a medias.- Por favor, encárguense de llevar las cajas de la acera a la despensa. Tengan cuidado porque lucen bastante pesadas.
Mientras que Jean y Mikasa salían sin demora a la calle, Eren se rezagó para echar un vistazo a los visitantes.
- Detective. -Saludó a Levi, su mirada suplicante por respuestas.
- Ella es la doctora Hanji Zöe. -Le dijo el moreno sin prisas, señalando a la castaña.- Hanji, este es Eren, el mocoso del doctor.
- Un gusto conocerte, Eren. -Hanji extendió la mano, pero el chico la miró con recelo.
- ¿Usted es doctora? -Preguntó él, achicando un ojo con claro escepticismo.- Creí que sólo los hombres podían ser doctores. Tal vez usted sea enfermera y se le haya olvidado.
- Hey, mocoso...
- ¿Podría ser? -Hanji parecía divertida con las sospechas del menor, abriendo su maletín de herramientas para extraer una jeringuilla metálica.- Tal vez debería hacerte un chequeo para probar que soy tan buena doctora como tu padre.
El chiquillo se sobresaltó al ver el objeto, el cual seguramente conocía de primera mano.
- ¡T-Tal vez en otra ocasión, doctora! Tengo que ir a ayudar con las cajas. -Se despidió de prisa, corriendo al exterior cuidando de mantenerse fuera del alcance de la mujer.
Hanji se echó a reír y Nifa no pudo evitar hacer lo mismo.
- No negaré que tienes buena mano con mocosos impertinentes. -Bufó Levi.
- Todos los niños le tienen miedo a las inyecciones. -Le dijo ella, guardando de nuevo el instrumental.- Sobre todo aquellos a los que ya se las han aplicado.
Levi observó a su colega riendo con la encargada del orfanato, intercambiando pequeñas bromas mientras los muchachos volvían, cada uno sosteniendo una caja repleta de bolsas de harina. Aunque la diferencia entre una mujer y otra era notable, el detective no podía quitarle los ojos de encima a la doctora.
La luz entraba por la entrada, iluminando su cabello hasta que descubrió que no era de un castaño chocolate, sino ligeramente cobrizo.
- Y si no fuera por el señor Ackerman, no llegaríamos nunca a fin de mes. -Escuchó que decía Nifa, dándose cuenta que se había abstraído mirando a Hanji.
- No hay necesidad de exagerar. -Dijo, cruzándose de brazos.- Son sólo algunas raciones que me sobran.
- En ese caso, los detectives ganan mejor de lo que yo creía. -Ironizó Hanji, lanzando una mirada especulativa al pelinegro. Él le devolvió la mirada sin darle respuesta, así que ella dedujo que no le daría explicaciones.- En fin, de todos modos... Me alegra haber venido. En París visitaba los orfanatos a menudo, pero allá suelen tener subsidios del gobierno.
- Técnicamente es lo mismo aquí. -Mencionó Nifa con tristeza.- Pero el presupuesto es limitado y hay demasiados niños.
Hanji no necesitaba preguntar la razón.
Muchas familias se trasladaban del campo a la ciudad gracias a la creciente oferta de trabajo en las fábricas. Por desgracia, el riesgo de sufrir un accidente e incluso morir era considerable, por no mencionar la mala calidad de vida de la gente pobre que debía acinarse en los barrios más peligrosos de Londres.
Las personas tenían hijos y ya no sabían qué hacer con ellos.
- Quisiera charlar de nuevo con Eren, si no lo necesitas para otra tarea. -Dijo Levi, interrumpiendo el hilo de sus pensamientos.
Oh, sí. Habían ido para interrogarlo de nuevo.
- Ha trabajado muy duro, espero que su visita le permita relajarse un poco. -Respondió Nifa con dulzura.- Pueden usar de nuevo mi oficina.
- Gracias.
Unos minutos después, cuando todas las cajas estuvieron ordenadas en la despensa del orfanato, Hanji y Levi esperaron a Eren en la oficina de Nifa.
La doctora no podía dejar de pensar en el curioso altruismo del detective.
Sabía que nadie en la fuerza policial, ni siquiera Erwin Smith, ganaba lo suficiente para darse lujos tan desinteresados como proveer de alimentos a un orfanato con tanta regularidad. Que Levi Ackerman lo hiciera sin ninguna obligación decía mucho de él... ¿Pero qué decía exactamente? ¿Cómo podía traducirlo con fidelidad?
- ¿Qué tanto miras? -Le preguntó el hombre con sequedad.
- A ti. -Respondió ella sin tapujos, encogiéndose de hombros.- Sólo llevó en Londres unos días pero no dejas de sorprenderme.
- Tsk... Ni que fuera un mono cirquero.
- Puedes minimizarlo tanto como quieras, pero no me harás pensar que no es nada. -Insistió la castaña, quitándose unas hebras de cabello castaño de encima de las gafas.- Te importa este lugar... Y lo que sabes sobre el asesino...
- Ya te dije que no puedo poner las manos sobre el fuego sobre su identidad. -Replicó Levi, un tanto molesto.
- No me has hablado sobre eso.
Hanji lo observó, sosteniéndole la mirada. Claramente no habían muchas personas dispuestas a presionar a Levi Ackerman por respuestas, ni a sostener un enfrentamiento de miradas con él. Esos ojos grises, que ahora veía tenían matices azules, la taladraban con una dureza alarmante.
Sin embargo, la doctora no se dejó intimidar.
No importaba cuan grosero fuera el detective, hasta ahora había mostrado tener un buen corazón.
Por eso le alarmaba un poco su posible conexión con el asesino.
Por su parte, Levi no estaba acostumbrado a compartir sus motivos con nadie, salvo Erwin en ciertas circunstancias. La excéntrica doctora lo ponía de los nervios y por momentos deseaba estrangular ese bonito cuello de cisne...
"No, mierda".
- Ya era hora. -Gruñó cuando la puerta se abrió y por ella entró su testigo.- Veo que te tomó tu tiempo cargar las cajas a la despensa.
- Ah, sí. -Eren no se alteró por la conducta del detective.- No nos poníamos de acuerdo en el orden.
Levi chasqueó la lengua.
- Mocosos desordenados.
- No hay ningún apuro. -Habló Hanji, rodando los ojos por la impaciencia de su compañero, aunque ella misma no fuera un gran ejemplo en esa área.- Queríamos charlar contigo sobre tu padre.
- ¿¡Eh!? ¿Ya lo encontraron? -Al niño le brillaron los ojos de emoción.
- No. -Admitió Hanji con pesar.- Pero creemos que podría saber algo sobre el asesino de tu madre. -Dado que no podían decirle que su padre era sospechoso de haber matado a Carla, Hanji decidió suavizarlo con otra suposición no del todo imposible.- Tu padre desapareció seis días antes del homicidio de tu madre, así que tal vez conocía a su atacante. ¿Sabes si tenía enemigos?
- No, todo el mundo respetaba a mi papá. -Murmuró Eren, pero luego de unos instantes su expresión ensombreció.- Bueno... no todos eran amables con él. -Reconoció, haciendo memoria de las raras ocasiones en las que su padre llegó a tener algún conflicto con alguien.- Mi padre se ocupaba de pacientes de todo tipo, desde la gente rica hasta nuestros vecinos en Baker Street. Llegaba a pasar que alguien solicitaba sus servicios pero mi padre los rechazaba.
- ¿Sabes qué servicios eran esos? -Preguntó Hanji con interés.
- No. -Eren se hundió de hombros con desazón.- Sólo sé que mi padre se ponía molesto luego de aquellas visitas. Se encerraba en su laboratorio y no salía en todo el día.
- ¿Tu padre tiene un laboratorio? -Hanji se sorprendió.
- Ah... Sí, en el sótano. -Eren levantó la mirada. No le parecía nada importante.- Ahí desinfectaba sus instrumentos y guardaba sus libros de medicina. Nunca me dejó bajar porque dijo que habían químicos con los que podría hacerme daño.
- Ya veo...
No era extraño que un doctor conservara su espacio de trabajo lejos de su familia. Si ella tuviera hijos, probablemente haría lo mismo.
Aún así, le daba demasiada curiosidad aquel sótano.
- Mencionaste personas con solicitudes sospechosas. -Intervino Levi, levantando una ceja.- ¿Recuerdas a alguno de ellos?
El chico cerró los ojos para concentrarse. Siempre le había dado curiosidad la naturaleza de aquellas solicitudes, pero dada la reacción de su padre, nunca se había atrevido a preguntar.
- Había un hombre que iba recurrentemente. -Recordó.- Al principio llegaba con una sonrisa petulante, seguro de que mi papá trabajaría para él por el precio justo. Pero después de que mi papá lo rechazara, comenzaba a acudir con una cara de enfado y discutían en voz baja.
Levi y Hanji intercambiaron una mirada.
Sea lo que sea que aquel individuo deseaba del doctor Jeager, era obvio que había saltado del soborno a la amenaza. ¿La habría cumplido con su esposa? ¿Y cómo estaba eso relacionado con los demás homicidios?
- ¿Recuerdas su nombre o su apariencia? -Preguntó Levi.
- Jamás escuché su nombre. -Dijo Eren.- Pero era bastante alto, delgado. Vestía como cualquier hombre de clase media, aunque jamás lo vi usar saco. Mamá decía que no era decente. -Forzando más y más su memoria, el chico intentó encontrar una descripción más detallada.- Supongo que ya era mayor, tenía una barba corta y fea. Y llevaba un sombrero raro... Como de americano.
Levi se petrificó en ese instante, y aunque no dijo ni hizo nada para llamar la atención, Hanji pudo notar la tensión en su cuerpo. Sus puños se habían cerrado, apretando el borde del escritorio de madera con fuerza. Había palidecido considerablemente y su mandíbula estaba tan tensa como el acero de un ferrocarril.
No había pensado hasta ese momento que el detective podía ser peligroso, pero algo en su mirada se debatía con violencia. Supo de lo que era capaz, incluso sin mover un músculo.
- Nos has ayudado bastante, Eren. -Le dijo Hanji al castaño, sonriendo en un esfuerzo para lucir tranquila.- Seguiremos investigando. Mientras tanto, sigue echándole una mano a la señorita Garner, estoy segura que le viene de maravilla.
- Um... ¿Señor Ackerman? -Eren miró al detective con duda.
Entonces, a pesar de su evidente furia interna, Levi se apartó del escritorio y sacó del bolsillo interno de su abrigo un sobre lacrado.
- La próxima semana irás al juzgado para presentar tu caso. -Le dijo.- Mientras no encontremos a tu padre, estarás bajo la supervisión del estado. Así que si quieres dejar el orfanato y volver a casa, tienes que emanciparte.
Eren no entendía muy bien a qué se refería el detective, pero tomó el sobre con cuidado. ¿Debía asumir que no volvería a ver a su padre?
- Vendré de nuevo en unos días. -Dijo Levi al cabo de un momento.- Sigue comiendo bien.
Un poco sorprendido, Eren Jeager se despidió de los adultos, mientras Hanji caminaba junto a su compañero igual de confundida.
- ¿Qué diablos fue eso? -Le preguntó una vez afuera.
- Tenemos una nueva pista. -Le dijo a la castaña con una mirada afilada.- Pero no puedes acompañarme. Tendrás que volver a casa.
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