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☽;;『 O N E 』;;☾

Capítulo 1: Obsesión.

Respiró profundamente, llenando sus pulmones de ese perfume tan delicioso, sonriendo de solo tener finalmente esa prenda en sus manos.

—Huele a él.. —Susurró volviendo a oler con intensidad aquella linda bufanda negra que el rubio había olvidado en su camerino, ¡Qué suerte la suya!

Talvez incluso el mismo chico lo había hecho a propósito, carajo, era todo un romántico.

—Louis... —Su nombre, maldición, era tan hermoso, como le encantaría gemir para él aquel nombre en una noche de locura intensa.

Mordió su labio, negando a separarse de esa bufanda a la par que cerraba sus ojos, imaginando su presencia.

Cómo acostumbraba a hacer, su mano ayudó a autocomplacer aquel pensamiento tan lujurioso del ojiazul sobre él.

Pedía una noche.., solo una maldita noche para hacerle ver que era el camino correcto, juraba amarlo y protegerlo ante todo.. y todos..

Sería un buen esposo, un compañero de vida increíble.

—Lou.., amor... —Jadeó sintiendo ese perfume como un sedante, causando que su fantasía viajara más allá.

Su mano era veloz, no podía evitar pensar en estar con su enamorado en una situación así..

Ya era demasiado, la masturbación, las fantasías y ahora agregando aquella prenda que aquel mismo día el rubio mantuvo en su cuello la mayoría del tiempo, solo alimentaba más su deseo de poder llegar algún día a ser el novio de Lou, poder hacerlo experimentar tan buenos momentos, que disfrute del mismo cuerpo que tanto trabajó para él, exclusivamente para aquel rubio.

"Bueno, me encantan los chicos de contextura gruesa, pero musculosa, se ven divinos.." esas palabras.. al apenas escucharlas hace apenas dos años comenzó a trabajar en su físico.

Era horrible mantenerlo, ya que era un chico demasiado delgado por su rápido metabolismo.

¿Tan costoso iba a ser subir de peso?

Muchas veces gastó dinero de más en comprar más comida..

Pero no importaba, no era problema si su futuro novio pedía un cuerpo así, lo tendría.

—Ngh... —Frunció el ceño, sintiendo aquel climax que inundó su ser, tensandolo completamente. —Oh, Lou..  —Imaginó su semilla deslizarse por su hermoso rostro.., pasando por sus dulces labios...

Su respiración era agitada, había sido la mejor masturbación que se había hecho, todo por tener ese algo tan cercano a Lou finalmente.

Se sentó en aquella cama, viendo su mano llena de líquido, solo rió suavemente.

—Maldición, mira lo que causaste, Louis.. —Miró aquella bufanda en su otra mano. —Mira como me tienes, como me provocas de esta manera, ¿Cómo te atreves? —No aguantó más y apegó esa tela una vez más a su rostro, su corazón latió con intensidad mientras sus hormonas se disparaban al sentir ese éxtasis correr por su cuerpo nuevamente. —Oh, Lou, mi Louis, eres tan dulce.. —Ese aroma, lo amaba, era algo que no podía soltar.

Sonrió con levedad y miró la hora en el reloj de pared, ya era hora de descansar..

Mañana sería un nuevo día en el instituto, debía llegar temprano para poder ver a Louis camino al salón.

Ese precioso chico, siempre siendo tan puntual...

Se enredó en aquella linda bufanda su pecoso cuello, sería como dormir con su enamorado.

Se sentía tan feliz de tener aquella pertenencia..

[...]

Miró su muñeca, con claras señales de haber sido agredida por algún tipo de herramienta.

Su mirada estaba algo apagada, mirando como otro día de preparatoria iniciaba, al fin su último año, no iba a tener que soportar más estrés académico.

¿Universidad? ¿Para qué? Era millonario, heredero de una gran empresa reconocida mundialmente.

Ya no podía esperar para ese día.

Caminó hasta su casillero, el más cuidado entre todos. Al abrirlo guardó unos cuantos cuadernos, no le gustaba traer tanto peso en sus hombros.

Entonces fue cuando alguien cerró repentinamente su casillero, queriendo llamar su atención a como de lugar.

Alzó sus cejas, no otra vez..

—Lou, no atendiste a mis llamadas... —Dijo la chica bastante encabronada.

El ojiazul suspiró frustrado.

—No tengo tiempo para intentar algo contigo, Tuesday, ¿Podrías parar con esto? —Le respondió con molestia.

—¿Parar? ¿Con mi amor hacia ti? ¿En serio?

—Estás obsesionada, al principio era lindo, pero te haz vuelto muy amenazante con tu coqueteo y eso es molesto. —Se lo dijo directamente.

—¿Qué? Pensé que te gustaba. —Respondió cruzándose de brazos.

—No, tus amigas pensaban que a mí me gustaba, dejas que te metan ideas tontas en la cabeza, iniciativa no significa obsesividad, ahora largo que no quiero arruinarme el día. —Se lo dejó bien en claro, ya hacía meses que estaba pasando por esa absurda situación, no iba a aguantar ni un segundo más.

—Bien. —Empuñó sus manos. —Pero no creas que te vas a escapar tan fácil de mi, Lou. No es como si tuvieras opción en todo caso. —Dicho esto se marchó molesta.

El rubio apretó sus dientes, esa niñita, desde que comenzó a ganar más popularidad al ser su casi prometida había adoptado una personalidad tan... horrible.

—Maldito pedazo de.. —Murmuró a lo bajo, pero en eso chocó con aquel chico.

Su cuaderno cayó volando papeles a su alrededor.

—Ugh, fíjate por dónde caminas, mastodonte. —Le habló con agresividad a ese castaño con sus manos temblando.

Él me habló, me habló.., no puede ser, me dirigió la palabra.

—¡L-lo lamento! —En un santiamén se puso a recoger todo.

El ojiazul cruzó sus brazos, alzando una ceja.

¿Qué no es este el chico raro del grado B?

—Tenga, en verdad lo lamento.. —Habló el pecoso, entregándole las hojas bastante desordenadas.

El de tez lechosa hizo un gesto de asco, tomando estas mismas. ¿A caso había marcado con sudor la hoja?

Sin dudas no se debía aclarar por qué la gente lo tachaba de rarito.

—No te vuelvas a cruzar en mi camino. —Le advirtió con el ceño fruncido, para darle la espalda y camina a su sala.

El pecoso quedó anonadado, mordiendo su labio inferior, mientras sus ojitos brillaban de solo verlo alejarse con esa aura de altanería a su alrededor.

Carajo, como lo prendía.

El solo recordar como chocó con él, tocando por milisegundos su lindo cuerpo contra el suyo..

Era excitante pensar que por un momento pudo sentirlo, que le gritara, mierda, le pagaría con tal de que su atención estuviese sobre él todo el día, aún siendo por enojo.

Suspiró completamente enamorado, adicto al sonido de su voz, se moría por escuchar su nombre salir de entre esos labios.

Miró su casillero a un lado y asegurándose de que no había nadie alrededor, sacó una llave de su bolsillo.

—Vamos, vamos.. debe funcionar.. —Introdujo la llave en e candado del casillero y como por arte de magia se abrió.

Sonrió victorioso y sin demora, sacó la bufanda de su mochila y la dejó dentro, sin antes olerla una última vez.

Era delicioso, pero ya debía regresar a envolver el hermoso y delicado cuello de su perfecto dueño.

Sin más cerró el mismo casillero, sentía tanta emoción por finalmente tener la llave del mismo, le había costado, pero por fin tenía un poquito más de las pertenencias de su futuro esposo.

—Oh, Lou.., ¿No es romántico que tengamos la misma llave del casillero? —Puso una mano en su pecho, viendo la llave en sus manos. —Gracias por darme la confianza de tenerla, mi dulce chico.. —Entonces la guardó con mucho cuidado en su mochila, era un tesoro para él.

Algo que le daba acceso aún más a la vida privada de Lou.

Se moría por saber qué secretos le ocultaba su dulce novio.

☽;; 𝐓𝐰𝐢𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐓𝐡𝐞 𝐇𝐞𝐝𝐠𝐞𝐡𝐨𝐠 ;;☾

Esta será una historia algo diferente, les digo en seguida que si no son buenos soportando escenas violentas tanto gore como sexuales, lo dejen hasta aquí.

Espero disfruten este regalito de Halloween♡

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