⟨48⟩
La "muerte" del traidor
—Ahhh… Eres muy malo,chacal—murmuró Hoseok entre risitas.
Odiaba que me llamaran "chacal", odiaba ser el menor, pero sobre todo odiaba que se rieran de mí. Sin poder soportar la creciente rabia y la frustración por ser tan torpe con la puntería, me volví hacia él y levanté el arma a la altura de su cabeza.
Hoseok abrió los ojos, estremeciéndose ante mi actitud.
-¡Vamos, ríete ahora! -grité ofuscado-. ¿No te atreves, verdad?
Negó con la cabeza, temeroso por mi repentino arrebato de ira o quizás porque no se creía que yo, que era como su hermano, lo estuviera amenazando con matarlo.
Una mano bastante grande se posó en mi hombro.
-JungKook-Namjoon mantuvo su tono sereno-, baja el revólver.
Como no me lo estaba ordenando, sino pidiendo, no lo hice. Hoseok merecía aprender una lección.
-No -mascullé entre dientes-. Estoy harto de sus burlas.
-Pero yo...
-¡Cállate! -le exigí.
-JungKook-repitió Namjoon-, me parece que estás sacando todo esto de contexto.
-No, no lo estoy.
-¿Recuerdas lo que ayer hablamos entre los tres?
Alcé la mirada hacia Namjoon y asentí.
-¿Hoseok no es importante para ti?
Volqué mi atención en el adolescente delgado, que me miraba sorprendido.
Tragué saliva.
-Sí, sí lo es -admití.
-Entonces baja el arma. -Lo hice, sintiéndome un poco avergonzado por mi comportamiento impulsivo-. No pasa nada-. Me apretó el hombro-. Pero recuerda: no se debe apuntar con una pistola a las personas que nos son importantes, porque por un descuido se puede cometer un error irreversible.
-Sí, lo siento Hoseok-murmuré con sinceridad.
-Yo también lo siento, chac... JungKook-se corrigió a sí mismo,sonriendo, al darse cuenta de mi expresión taciturna.
Nam dio una palmada en el aire.
-Muy bien. Sigamos practicando. -Me situé en la misma posición que antes.Nam entregó un Heckler & Koch VP 70. -Tiene doce balas en el cargador. Un punto por cada disparo.
Había sacado un punto. No podía creerlo.
Pero Nam era optimista. Recogió unas cuantas piedras, se alejó unos pasos, se giró y dijo cortante: -Cógelas.
Una a una fue tirando las piedras en mi dirección. A mi izquierda, a mi derecha, arriba, abajo... las atrapé a todas. Nam se acercó, se detuvo frente a mi y levantó mis manos, con las palmas hacia arriba.
-Pon tus manos sobre las mías.
Obedecí.
-¿Qué estás...
- Voy a tratar de golpearte el dorso de una o de tus dos manos. En el momento en que yo me mueva, tú aparta las manos.
Lo miré fijamente, había jugado a ese juego muchas veces y muy bien.
Lo hicimos por turnos.
Después de diez minutos, tenía las manos rojas y me ardían. Solamente había podido tocar medio dedo de Nam. Sin decir una palabra, él recogió un palo y trazó una letra «S» de unos doce metros de largo en la arena. Señaló: -Quiero que camines rápidamente por esa línea. Trata de mantener los dos pies en ella.
-¿Qué tiene que ver con disparar? -pregunte.
-Todo. Solo hazlo-. Lo hice muy bien. -De nuevo. Esta vez, trotando-. Otra vez lo había hecho bien.
Nam trazó una línea muy derecha de quince metros de largo. -Colócate al final.
Me coloque al final de la línea.
-Mira muy de cerca esa línea. Luego, cierra los ojos y ve caminando muy despacio.
Caminé hasta que Nam me dijo: «Está bien». Me di la vuelta y miré hacia atrás. Me había desviado apenas hacia la izquierda. Miró a Nam que asentía satisfecho.
-JungKook, tienes coordinación, ritmo y equilibrio. Tienes que combinar todo esto para que seas capaz de disparar a un hombre a diez metros, a cien metros o a mil metros. Disparar y matarlo. Si quieres disparar con odio- tocó mi corazón con su dedo índice-puedes hacerlo pero la tranquilidad- llevó el mismo dedo a mi cabeza- debe ganar la batalla aquí dentro.
Asentí. Él se colocó detrás de mí.
-Ahora, apunta de nuevo. Eso es. Pero no estires tanto los brazos-. Hice un gesto de asentimiento-. Respira y no sueltes el aire hasta que estés decidido- llevé el suficiente aire a mis pulmones y relajé mis hombros.
-Dispara -me apremió.
Lo hice sin titubeos. Solté el aire de mi boca cuando la bala atravesaba el objeto por la mitad y esta chocó contra el suelo a causa del fuerte impacto.
Esta vez Hoseok volvió a reír pero de alegría. Y yo reí con él mientras observaba a Nam, que destilaba orgullo a la legua.
-¡Ya lo tengo!
-Ese es mi chico. -Me revolvió el pelo, aun sabiendo que a mí no me gustaba-. Seguiremos así un poco más-comentó y, a continuación, fue a colocar más botes metálicos.
-¿Has visto? -pregunté a Hoseok-. Pronto mataré a todos los malos.
Namjoon, como si me hubiera escuchado, dejó de caminar y habló antes de que Hoseok pudiera decir algo.
-JungKook-lo miré al oír mi nombre-, recuerda una última cosa: no se le arrebata la vida a quien uno quiere.
Taehyung
El piso de celdas tiene solo diez celdas de sobra, que JungKook quería mantener por razones como éstas, detención de traidores y otros tipos de presos.
Estuve aquí, en una de estas celdas por dos días para obtener la declaración de Hoseok sobre la traición de Namjoon.
Las celdas se identifican de A a la J. Me dirijo a la celda C con un montón de sentimientos encontrados y el corazón oprimido. No puedo pensar en lo que debo hacer, pero JungKook no estaba listo para terminar con Nam por eso me ofrecí a hacerlo yo mismo.
Tampoco quiero pensar que Nam es un traidor, quizás las cosas que le dijo a JungKook son ciertas.
Tal vez no es nuestro enemigo y nunca tuvo la intención de serlo. Pero mintió. Y trabajó con nosotros de manera fraudulenta. Le dio información sobre nosotros a Hye Lee y eso solo es
suficiente para que JungKook lo quiera muerto.
Doy un paso hasta la pesada puerta de acero y levanto la cabeza para ver el
interior, a través de la pequeña ventana cuadrada de plexiglás.
Namjoon está apoyado contra un catre a una cama de metal que sobresale de la pared. Su cuerpo está cubierto de sangre. Su rostro está hinchado por los golpes de JungKook. Todo lo que lleva son los vaqueros oscuros y su Rolex. Sus zapatos han sido arrojados en el suelo, colocados descuidadamente con las largas cadenas esparcidas contra el azulejo.
Nam levanta su cabeza y después de un segundo de estar mirando el rostro borroso en la ventana tratando de distinguirlo articula "¿Taehyung?" y con dificultad obliga a su herido cuerpo desde el catre a sentarse. Su rostro se tuerce con dolor y se detiene.
Aferro la culata de mi arma y tomo una profunda respiración antes de marcar el código para abrir la puerta metálica.
Mis pasos son lentos y perezosos, trago varias veces para intentar lubricar mi garganta seca.
-¿Cómo lo llevas? -pregunto.
-Me siento como la mierda -dice e intenta moverse en el suelo, haciendo
una mueca con cada movimiento brusco.
Todo lo que puedo ver ahora son gotas carmesí deslizándose por su sien producto de un feroz golpe en su cabeza.
-Bueno, todo acabará en un instante-digo y sin más vueltas lo apunto con mi arma-De hecho, esto es mejor que matarte a golpes.
-¿Dónde está él ahora?
- Le dije que terminaría el trabajo yo mismo.
Namjoon asiente.
-¿Eso es lo que soy? ¿Un trabajo?
-No se le arrebata la vida a quién uno quiere. ¿Recuerdas? Tú eras de la familia pero eso también te importó una mierda.
Nam no dice nada ante mi puya. Después de unos largos segundos que se sienten más como minutos, rompo el silencio con lo inevitable.
-¿Por qué lo hiciste?
Mi arma aún apunta a su dirección.
-Tuve mis razones-dice-. Pero le dije la verdad. Hay más para decirle, como el tipo de información que obtuve de Hye Lee, pero no reteniendo nada de eso de él. Supongo que Daimon no estaba dispuesto a escucharlo.
-¿Qué información?-pregunto-. Quiero decir... estoy aquí para escuchar tus últimas palabras, puedo...
Nam niega con la cabeza. Intenta reír pero hace una mueca y un silbido empuja a través de sus labios mientras succiona el aliento bruscamente en respuesta a más dolor.
-Si te digo lo que sé, me matarás de todas formas.
-Sí, bueno, eso es un tipo diferente de manipulación -admito-. Sigue siendo uno inexcusable, pero no imperdonable como ser un traidor.
Me miró y pude ver en su rostro algo que ya sabía, pero nunca quise creer: no tenía miedo y nunca lo tendría; estaba dispuesto, aceptando completamente su error.
Después de un breve momento de pausa digo:
-Me gustaría preguntarte por qué no ruegas por tu vida - ahora apunto la pistola en la parte frontal de su cabeza mientras estoy a unos pocos metros de distancia-, pero ya sé la respuesta.
-¿Cuál es la respuesta? -pregunta, mirando la mirilla de mi arma frente a él.
-Nunca suplicas por tu vida.
Hundo mi dedo índice en el gatillo.
-Y estás en lo cierto -confirma.
El sonido lejano de los carros corriendo por la autopista son débiles, pero son los únicos sonidos que se escuchan.
Miro hacia él por un largo tiempo, casi sintiendo como si debiera forzarlo a
enfrentarme, porque si voy a ejecutarlo, debería tener el coraje para mirarme a los ojos.
-Mírame-le ordeno y Nam lo hace.
El tiempo pasa y no me doy cuenta cuánto hasta que Nam empieza a girar su cabeza en negación.
-Si vas a asesinarme, hazlo rápido -dijo con fuerza, harto de tanto silencio.
-Pensé que me conocías luego de trabajar tantos años juntos. Quizás si me hubieras prestado más atención sabrías a estas alturas que no mato con prisas a los traidores. -Sonreí aunque no había rastro de humor en aquella frase-. Al contrario, suelo tomarme mi tiempo. Pero primero quiero preguntarte algo.
Ríe suavemente.
-Oh, claro -dice sarcásticamente con un encogimiento de hombros-. Porque estoy tan dispuesto a contestar tus malditas preguntas antes de que vueles mi cerebro.-Gira su cabeza y escupe la sangre acumulada en su boca, en su rostro se dibuja una sonrisa-. Continua y pregunta lo que sea que quieres, pero puedes esperar solo un tipo de respuesta de mi parte.
-¿Qué tipo sería?
-El tipo veraz -dice.
-Ese es el único que quiero.
-Por supuesto. -Se encoge de hombros-. Pregunta lo que quieras.
Dudando por un largo, tenso momento, pienso sobre mi pregunta y qué verdadera respuesta es a la que se refiere.
-¿Daimon mató a mi padre?
Nam se queda en silencio, como si mi pregunta haya sacado el sarcasmo de él y reemplazado con sorpresa. Entonces, levanta sus ojos y me mira fijamente hacia mí, otra vez, permitiéndome ver la respuesta en su mirada.
-Esa es una pregunta valiente -dice-. Y una que pienso que ya sabes la
respuesta.
-Quizá, pero quiero escucharlo de tu traidora boca. Estoy seguro que estabas con él en ese momento.
-Lo que quieres decir -dice como si me corrigiera-, lo que quieres saber es la razón detrás de mi respuesta.
-Lo que sea la mierda que sea, solo dime.
Nam mira de regreso al suelo.
-Tu padre fue uno de los que violó y mató a su madre-dice con voz plana-,fue quién tomó a su hermana de seis años y se la entregó a Jeon Ha-Soo en brazos-continua-, y luego se desquitó con él.
-¿Qué se supone que quieres decir? -mi mano de la pistola está temblando-. ¿Estás diciendo que... que él...
-Si-dice-, pero si quieres mantener la imagen de tu padre como un héroe que volvía a su hogar con un uniforme de policía y jugaba a las putas casitas contigo después de tomar a las mujeres y niños sin piedad ,necesitas perder lo que abandonaste de tu vida personal, tu humanidad. Tú pasado. Tú conciencia.
Lágrimas pican en la parte posterior
de mis ojos, pero no las dejo caer.
Nam levanta la cabeza y sonríe como si estuviera recordando algo.
-Lo colgamos de los pies y lo mantuvimos allí por días. Lo torturamos hasta que la carne se desprendió de sus huesos.
Sacudo mi cabeza repetidamente, sin querer creerle, queriendo continuar y
dispararle solo por decirme esas cosas.
Pero no puedo. No todavía.
Un duro nudo se mueve al centro de mi garganta.
-¿Y ahora tengo que creerte? -señalo, agarrándome a algo que pueda volver la verdad a mi cabeza- Después de todo lo que hiciste.
-Me importa una mierda si me crees o no-admite- pero deberías saber que no ha pasado un día en el que no concideraba matarte.
Mi corazón deja de latir como si acabara de apagar el interruptor.
-Daimon te protegió de mi, de todos-comienza-, sabía que no podía dejarte con vida porque siempre se preocuparía por tí y eso lo estaba haciendo débil ante los ojos de Hye Lee.
Sabía que estaba hablando en serio, sabía que la lealtad de JungKook hacia nosotros era inquebrantable, él haría todo lo que estuviera en su poder para
protegernos, incluso si significaba arriesgar su posición en la Organización. Y arriesgar su vida.
-¿Ibas a matarme? -Casi no puedo creer esto, pero luego otra vez, puedo.
-Sí. Si Daimon no se hubiera interpuesto ante Hye Lee para que no lo haga yo lo habría hecho, y sí, estaba vengativo porque él era un hijo de pu...
Me desplazo rápidamente a través de la habitación en un borrón; los ojos de Nam se abultan en su cara mientras mi mano le sujeta alrededor de la garganta con toda la fuerza que puedo convocar. Miro abajo hacia sus ojos, mis labios estirados apretados sobre mis dientes, mi cabeza ardiendo como un fuego ardiente, propagación, propagación, propagación.
Se ahoga, jadeando por aire, su lengua hinchada en su boca; aprieto más fuerte, la rabia en mi cabeza quemando con más fuerza. El blanco de sus ojos se muestra y sus párpados tiemblan.
-Jodidamente cierra tu puta boca.
La fuerza de mi mano golpea su cabeza en la pared detrás de él, su rostro se está poniendo azul. Rechinando mis dientes, lo mantengo retenido por un segundo más y luego lo suelto.
Nam tose en un ataque de locura; la vida se precipita de nuevo en su cara; la humedad se asienta alrededor de sus ojos.
Caigo pesadamente en el suelo, mis brazos colgando flojamente a mis costados, mi espalda encorvada, mi respiración agitada. ¿Qué está mal conmigo? Debo concentrarme.
No puedo dejar que él me afecte.
Entonces suspiro, dándome cuenta. No es Nam el que me afecta, es lo que me contó sobre mi padre. Y no sé qué hacer con ello. Todo lo que sé es que no puedo parar de pensar en lo que dijo minutos atrás.
Rodeo mi barbilla y reclamo mi control.
Siento como que estoy atrapado dentro de mi propia mente.
Necesito estar preparado en caso de que...
Una oleada de energía inunda mi cuerpo; me acerco,elevo mi arma otra vez y me acomodo justo delante de él. No puedo creer que esté a punto de hacer esto, pero viendo como cada día soy más y más diferente a mí mismo, solo sigo la corriente. Hasta que pueda arreglarlo.
-Maldita seas -Nam tose, aun tratando de recuperar el aliento- Solo mátame de una puta vez-. Se aclara la garganta.
-Dime lo que sabes. Y no se te ocurra mentirme.
-No tengo razón para mentir -dice, su voz parece ahogada de saliva.
-Comprenderás que tenga mis dudas. Habla.
Nam me contempló por unos largos segundos con los labios apretados en una fina línea. Dudoso de hablar, quité el seguro de mi arma para que entendiera que no esperaría un jodido minuto más.
Mientras Nam me lo contaba todo, yo permanecí en silencio. Escuché los detalles sobre el Clan Wolverine y la forma en la que Hye Lee pondría un falso enlace con el informe de la ubicación sobre la hermana de JungKook. Era evidente que ella nunca jugó limpio y que todo este tiempo siempre supo dónde estaba.
Pero sabía que había más detrás de todo su discurso. Necesitaba fechas, lugares y más información. Nam ha estado con la Organización más que cualquiera de nosotros, incluso que JungKook.
Esta podría ser mi mayor prueba de lealtad y valor hasta ahora. Es el momento de cambiar el juego.
JungKook no tiene ningún control sobre esto en esta ocasión; pero yo sí. Podría morir. Y puede que no sea capaz de evitarlo.
Cuando Namjoon terminó de hablar, lo miré fijamente y me puse de pie sin dejar de apuntarlo. Sus ojos no mostraron sorpresa.
Mis silenciosas reflexiones se disiparon al mismo tiempo que Nam me miraba sabiendo que su hora se acercaba.
Cerró los ojos,aguardando la llegada de la bala que le quitaría la vida; esperando con el último resquicio de valentía que le quedaba. Y yo no lo decepcioné.
Apreté el gatillo. La bala se lanzó velozmente hacia él.
El sonido del disparo se hizo presente con el propósito que todos lo oyeran.
Pero ningún cuerpo se desplomó.
Lentamente, sus ojos se abrieron y el alivio se arrastró sobre él a través de todo el dolor y el malestar.
-Espero que sea verdad todo lo que acabas de decirme-mascullé, enseñándole la bala que había atravesado la pared a centímetros de su cabeza-, porque te juro que no volveré a fallar a propósito.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro