Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⟨29⟩


JungKook






Estoy afuera de un bar vestido con un traje de Armani y zapatos negros brillantes y un reloj de ocho mil dólares. Todo está llamando la atención y eso sólo hace que sea más fácil para mí. 

No pasa mucho tiempo después de que esté sentado en el bar con mis zapatos 
apoyados en el eje del taburete para encontrar a la mujer que busco. Cabello oscuro que fluye más allá de sus hombros. 

Sus ojos son marrones, puedo decirlo incluso desde tan lejos a través de la sala. 

Es menuda, llevando puesta una falda negra holgada que se detiene justo encima de las rodillas, y un par de botas negras de mujer vaqueras en los pies. Un top negro de manga larga con botones en la parte delantera le cubre la parte superior del cuerpo, pero los pocos botones superiores han quedado desabrochados revelando su escote. 

Un collar de plata de cadena larga está envuelto alrededor de su delicada garganta color crema con un colgante colgando en el extremo que cae por debajo de sus pechos. 

Está sola. Al menos por esta noche lo está. 

Lo puedo decir por la forma en que 
los dos hombres de pie junto a ella al lado de la mesa de billar están echándole miraditas a ella y a su amiga. La forma en que ambas mujeres sonríen y se sonrojan cuando los hombres dicen lo guapas que son y lo mucho que les gustaría llevárselas a casa esta noche y bla bla…

En realidad no puedo oír lo que están diciendo, pero cómo sean sus palabras exactas, todo se traduce a la misma mierda.

La mujer de pelo oscuro, la que yo quiero, ya ha hecho contacto visual conmigo una vez. 

Esto va a ser fácil. 

Me siento inclinado sobre la barra con los brazos descansando sobre la parte 
superior, un pequeño vaso de whisky en la mano derecha. Corro las puntas de los dedos hacia arriba y hacia abajo por las hendiduras artísticas en un lado del vaso para aparentar estar distraído. 

Mi abrigo largo negro cubre la parte posterior del taburete detrás de mí. Me dejé la chaqueta de traje puesta, desabrochada, y la camisa blanca de 
vestir por fuera de los pantalones.

Por último, tomo un pequeño trago, dejando que el borde de la copa vague cerca de mis labios después. Miro de nuevo a mi izquierda y por supuesto la mujer me está mirando como si ella hubiera estado esperando a que mirase.

Demasiado fácil. 

Sonríe íntimamente y luego mira a su amiga de pelo claro.

Palabras pasan entre ellas, pero me da la sensación de que no son cercanas, probablemente acaban de conocerse esta noche porque la otra mujer parece más interesada en los dos hombres que en su conversación. 

Pronto, los cuatro están mirando en mi dirección, los dos hombres con decepción en sus rostros. 

La mujer de pelo oscuro toma su pequeño bolso negro de la mesa en la esquina y se lo mete debajo del brazo. 

Camina hacia mí, sacudiendo sus caderas bien formadas suavemente debajo de la falda. 

—Hola —dice tímidamente mientras se acerca, pero me da la sensación de que hay poca timidez en ella. Tal vez está fingiendo ser del tipo tímida, pero yo ya se que no está en su naturaleza rechazar a un hombre como yo, uno que sabe muy dentro de ella en alguna parte que es el tipo de hombre que encarna el control sexual. 

—Buenas noches —respondo con una leve sonrisa. 

Ella se sonroja. 

Me levanto a mitad de mi taburete y hago un gesto hacia el que está vacío a mi lado, indicándole que se siente. Ella lo hace, apoyando la bota en el eje para empujarse a sí misma en el asiento. Apoya su pequeño bolso en la barra.

Huele bien, como polvo perfumado ligeramente espolvoreado por su piel.

Se acaba de lavar el pelo y aunque ha estado bebiendo, todavía puedo oler débilmente rastros de su pasta de dientes de menta. 

Hago un gesto al camarero que se acerca y espera. 

—¿Quieres un trago? —le pregunto a la mujer.

Ella sonríe y sus ojos marrones parecen centellear. 

—Claro, gracias —dice—. Ron con Coca-Cola.

Cuando el camarero va a preparar su bebida, tomo otro trago del mío y empujo el vaso de mi camino. Me doy la vuelta en el taburete hacia ella, dejando el codo derecho sobre la barra. 

—No es frecuente que hombres como tú vengan aquí —dice ella.

El camarero pone su vaso en la mesa y luego nos deja solos. 

—¿Hombres como yo? —pregunto casualmente. 

Ella asiente con un rubor que crece en sus mejillas. 

—Bueno, sí —dice, acariciando las hendiduras en la copa como yo lo había estado haciendo—. Un hombre con clase por lo que se ve. —Mira el reloj que está debajo de la manga de mi chaqueta como sabía que lo haría—. Y los hombres aquí por lo general no vienen llevando Rolex. 

Interesante. Realmente sabe identificar un Rolex cuando lo ve y ni siquiera necesita echar un vistazo más de cerca. 

La clase de mujer materialista. Podría ser un montón de cosas diferentes, pero sé una cosa que no es, es recatada, y tiene una relación profunda con el dinero. 

Pero está lejos de ser vulnerable. No, ésta es buena en sus propios juegos. Podría engañar fácilmente a un hombre haciéndole pensar que es vulnerable. Pero yo no soy un hombre que se deja engañar fácilmente, bueno solo una vez. 

Me pregunto si es lo suficientemente buena como para darse cuenta de eso. 

—Ivory—se presenta a sí misma—. ¿Qué te trae a un lugar como este?¿Necesitabas ahogarte en tus penas? ¿Problemas con la esposa? —Mira mi dedo anular sin anillo. 

—JungKook —me presento con una leve sonrisa oscura—. Por fortuna no tengo penas que ahogar. Y, ciertamente, ninguna esposa. 

Ella sonríe y toma otro trago. Luego aparta el vaso del camino con las puntas de sus dedos largos y delgados, después apoya el codo en la barra superior.

Cruza las piernas y sigilosamente tira de los extremos de su vestido por encima de la rodilla tirando del tejido en su regazo con la mano libre. Tiene rodillas sexys unidas a unas piernas largas y flexibles. 

Sé que Ivory es una mujer con mucha confianza escondiéndose detrás de la apariencia de una tímida mujer.

Es una cazadora, pero no como yo. Y está acostumbrada a salirse con la suya. Está acostumbrada a que los hombres babeen al verla, que no pueden pasar mirando sus pechos el tiempo suficiente para ver que está jugando con ellos.

Esta noche va a ser interesante para ella, si no abre los ojos. 

En otros tiempos, podría querer cazar a esta mujer un poco más. Tomarme mi tiempo. Sentirla para averiguar cuál es su juego. Lo jugaría sólo porque puedo y porque ella no es tan diferente a mí y probablemente también lo disfrutaría. 

—¿A qué te dedicas? —pregunta.

Sus ojos parecen iluminarse con las posibilidades, como si la idea de acostarse con un hombre de negocios la excitara. 

Me inclino hacia ella, cerrando el espacio entre nosotros e inhalando su olor. Mi mirada escanea la curvatura de su cuello y la gordura de sus labios de color malva. 

—Esta noche, a no responder preguntas—digo y dejo que mis ojos se posen en los de ella. Me inclino más cerca para que ella pueda sentir el calor de mi aliento en el lado de su cuello—. Debo decirte, Ivory—su cuerpo se inclina hacia mí con avidez—, nunca pierdo el tiempo con el ritual de apareamiento, llegar a conocernos el uno al otro antes de que nos follemos ofreciendo pequeñas cucharadas de información personal para romper el hielo. —Siento su cuerpo tensarse y su respiración comienza a profundizarse, pero ella no hace ningún esfuerzo en alejarse de mí—. Si quieres irte conmigo, entonces vamos. Te puedo prometer una cosa.

Me alejo y la miro, esperando su respuesta.

Sus ojos están muy abiertos y esa boca regordeta suya está parcialmente abierta. Ella ya no es la segura de sí misma, la mujer de juegos que era cuando caminó hacia aquí. Está aturdida por probablemente la primera vez en su vida. 

Ella vacila por un largo momento, contemplativa y finalmente pregunta: 

—¿Qué me puedes prometer, exactamente? —Entonces se ríe nerviosamente y añade—: ¿Que no me matarás y tirarás mi cuerpo en un contenedor de basura? —Parece sólo ligeramente preocupada por esa posibilidad. 

Sonrío y hundo los dedos alrededor de mi copa antes de llevarla a mis labios y tomar un trago.

—No, no voy a hacer eso —le digo y bajo el vaso de nuevo—. Pero lo haré a mi manera contigo, es decir, si puedes soportar la situación. No voy a mentirte, no soy gentil. 

Se muerde con ternura la esquina de su labio inferior. 

Ivory hace una pausa y luego gira lentamente en el taburete, mirando hacia adelante. Toma otro pequeño trago y pone el vaso en la mesa dejando que sus dedos permanezcan en el borde mojado.

He visto esa mirada de emoción y el conflicto en una mujer antes. Es inconfundible, la mirada de una mujer que quiere probar la oscuridad sin importar los riesgos. Su piel color crema está ruborizada por el calor. 

Sus dedos largos y delgados siguen bailando alrededor del borde de la copa en un movimiento repetitivo lento. El borde interno de su labio inferior sigue húmedo mientras la punta de su lengua húmeda lo traza cuidadosamente. 

Leyendo silenciosamente sus pensamientos, que son tan fuertes como la música tocando en el fondo, me obligo a actuar rápidamente.  

Dejo caer el brazo derecho de la barra, deslizando mi mano entre sus muslos y separándolos cuidadosamente. Sin mirarme, y sin objeciones, su cuerpo cede y sus piernas se descruzan en el taburete.

Al igual que el resto de la barra, la zona es oscura, sólo el brillo naranja y rojo de varias luces de la barra tarareando contra las paredes.

La sombra juega contra el perfil de Ivory, acentuando la forma en que su garganta se mueve cada pocos segundos cuando traga. Y cuando mis dedos se deslizan detrás del elástico de sus bragas finas en la curva de su pierna, la sombra revela cómo se separa su boca aún más con anticipación. 

Rozando su sexo, Ivory jadea ligeramente y ambas manos colapsan alrededor de su copa en la barra, con los dedos flojos, pero inquietos. Separa más las piernas, dándome, suplicándome, más acceso. 

Deslizo el dedo medio dentro de ella y la siento apretarse a mi alrededor, deseando mantenerme ahí. Sus ojos se cierran suavemente.

Su espalda se ha enderezado como una chica correcta. Sus hombros están un poco rígidos, sus pechos agitándose con cada respiración llena de placer que toma, pero que trata de contener por el bien de estar en público. Y sólo cuando siente la sensación de mi dedo deslizándose con cuidado de ella gira la cabeza para mirarme de nuevo. 

Colocando la mano sobre la parte superior de mi vaso, dejo caer mi dedo medio entre los otros y lo sumerjo en el whisky antes de tomar un trago. Dejo el vaso sobre la mesa, colocando después la punta de mi dedo mojado en mi boca y saboreándola. 

Ella sólo me mira fijamente. Lujuriosa. En conflicto. Confundida. 

Entonces me levanto del taburete y aparto el abrigo largo de la parte posterior, deslizando los brazos por las mangas. 

Ivory me mira en silencio, con intensidad, todavía luchando con el ángel en su hombro que perdió ante el diablo en el otro lado en el momento que la toqué. 

Dejo caer un billete en la barra al lado de mi vaso. 

Y entonces me alejo.

No miro hacia atrás mientras me dirijo a la salida frontal, pasando mesas ocupadas y camareras ocupadas y empujándome a mí mismo a través de las gruesas volutas de humo de cigarrillo. 

Tan casualmente como había entrado, salgo al aire gélido, juntando mi abrigo en la parte delantera mientras el viento roza fuertemente mi cara. Antes de que baje de la acera y entre al estacionamiento, escucho la música y las voces desde el interior del bar de la puerta principal cuando Ivory sale de ella caminando hacia mí. 

—Voy a arriesgarme con lo del contenedor de basura —le oigo decir y yo sonrío dándole la espalda. 

Me vuelvo hacia ella, con las manos enterradas en los bolsillos. Lleva puesto un abrigo largo, también, con una capucha forrada de piel de imitación envuelta alrededor de su pelo oscuro donde mechones sueltos empujan contra su rostro por el viento. 

—Me alegro de oír eso —digo con total naturalidad.

Ella sonríe, rompiendo un poco de la tensión sexual en aras de la conversación. 

—Eres realmente... contundente.

Me encojo de hombros y curvo suavemente los labios. 

—Supongo que lo soy. —Sonrío débilmente con la boca cerrada, ofreciéndole la mano y ella pone sus dedos entre los míos.

—Aún no me has dicho qué haces.

Vuelvo a sonreir.

—Hago cosas malas. Pero ya sabes eso.







________________________________





—Tienes que estar bromeando —dice Yoongi caminando hacia mí después de ver a Ivory en la silla atada de muñecas y tobillos—. ¿Crees que puede saber algo? 

Sacudo la cabeza negando, el humo del cigarrillo mezclado con mi aliento frío saliendo en grandes bocanadas de mis labios. La brasa caliente del cigarrillo quema entre mis dedos hacia abajo a mi lado. 

—Debo averiguarlo. 

—Maldición, Daimon—niega con la cabeza—, tú nunca comienzas con un interrogatorio sin antes no estar seguro.

Sé que Yoongi tiene razón. Y estoy de acuerdo con él. Él solo se me queda mirando por un momento incómodo,no digo nada solo atrapando sus ojos con los míos y luego suspira.

—Bien, estoy contigo en esto, espero que no te equivoques— Yoongi se da la vuelta para dirigirse a la almacén hacia una puerta lateral y lo detengo.

—Ni una sola palabra al resto, hasta no estar seguros—le digo y él asiente siguiéndome dentro.

—¡Jimin!—dice Yoongi en voz alta cuando nos acercamos—, ¿Ha dicho algo?.— Su voz se hace eco a través del almacén vacío. 

Yoongi y Jimin anteriormente acordaron turnarse para vigilar el edificio por fuera, dependiendo de cuánto tiempo podría tomar este interrogatorio imprevisto.

Jimin niega y se encoge de hombros en su chaqueta negra y cierra la cremallera hasta la garganta.

Camina junto a mí y dice: —Espero que tengas todo cuadrado. —Y me da una palmada en el hombro, pero su preocupación está enlazada con la burla típica de Jimin. Luego mira a Yoongi— Prefiero estar afuera vigilando. —Él mira a Ivory asegurada a la silla con una mirada de odio y desafío torciendo sus facciones ya antiestéticas—. Estoy como cansado de esa perra follándome con sus ojos. — Toma su arma y luego las sombras del edificio lo tragan mientras pasa por debajo de una sección baja de techo y se dirige afuera. 

Sin perder más tiempo, camino directamente hacia Ivory Wesley con la intención de conseguir terminar con esto tan pronto como sea posible.

Antes, yo haría esto diferente, pero ahora las cosas han cambiado.

Han cambiado significativamente.

Solo espero que pueda funcionar durante este interrogatorio, porque ya me siento fuera de balance y profundamente ansioso. 

—No sé qué carajo están haciendo ustedes —espeta Ivory cuando me paso más cerca—, ¡pero esto se supone que no debía suceder! —Ella aprieta los brazos y las piernas contra las cuerdas que la sujetan a la silla y tironea su cuerpo contra el metal. 

Las piernas rebotan contra el suelo de cemento. Su pelo oscuro cae alrededor de su mandíbula y descansa sobre sus hombros. 

Saco una silla extra y la pongo delante de ella. 

—Estás aquí para darme información —digo con calma mientras tomo asiento, cruzando una pierna sobre la otra—. Siempre y cuando cooperes, y siempre y cuando digas la verdad, nadie va a hacerte daño. 

Por un breve momento ella se ve confundida, sus grandes ojos rebotando en nosotros dos, pero cuando sus ojos se posan en mí otra vez, ella sonríe, de todas las cosas encuentro eso muy interesante. 

Ella no nos teme. 

—¿Qué demonios es lo que quieres saber? —pregunta con una creciente sonrisa que estira sus labios gruesos.

—La ubicación actual de tu novio, Paul Fortright —le digo. 

Su cara decae. 

—N...no tengo un...un  maldito novio.

Sin duda quiere poner en espera lo que sea que está a punto de pasar durante el mayor tiempo posible.

Yoongi se mueve detrás de la silla de Ivory.

— ¿Qué se siente al ser una traidora a
tu propio sexo? ¿Lo disfrutas,coño?

Ella lo miró, inclinando su barbilla en desafío.

—Vete al infierno —exhaló. 

—Mi mujer está embarazada, hormonal y furiosa. Duermo en el infierno, cariño.

—Dame un segundo para cagar ladrillos de tristeza. 

Sonriendo con frialdad, me coloqué los alicates en el bolsillo y tomé el cuchillo de mi cintura,el que había quitado a Maggi antes de ir al bar. La empuñadura estaba justo en mis manos, instándome.

—Responde la maldita pregunta—. Replicó Yoongi.

—No sé qué de qué hablan... maldición. ¡Están cometiendo un grave error!...

No tengo tiempo para esto. 

Me levanto de un salto de la silla y en un instante, entierro la hoja en la parte superior de la mano de Ivory. Sus gritos espeluznantes llenan el almacén, viajando desde la pared hasta el techo como un alma en pena herida. 

—¡Daimon! —dice Yoongi en voz alta—. ¡¿Qué mierda?! 

Me vuelvo a sentar en la silla con tanta naturalidad como lo había hecho antes, y esta vez me inclino hacia adelante con las piernas abiertas, metiendo mis manos entre ellas. 

—¿Dónde está Paul Fortright? —Pongo mi cabeza hacia un lado. 

Las lágrimas caen por las mejillas enrojecidas de Ivory, pero no son tanto lágrimas de dolor como lo son de ira. 

Si ella me pudiera matar ahora mismo, lo haría.

—¡Está en la casa de su maldito amigo! —Escupe ella airadamente—. Viendo la maldita lucha libre en pay-perview. 

Echo un vistazo a Yoongi momentáneamente y él me está mirando con sorpresa y confusión en sus brillantes ojos negros.

—¿Y dónde está tu hija? —le pregunto a Ivory. 

—¿Mi hija? —Un rayo de cierto miedo cruza su rostro—. ¿Po… por qué quieres saber de mi hija?

—Nadie va a hacerle daño a tu hija —le aseguro—. Pero si respondes una vez más con una pregunta, voy a poner otro cuchillo —miro hacia abajo a la mano en buen estado—, en otra mano.

—¡Ella está con él! ¡Pero por favor no le hagan daño! ¡Por favor! ¡Esto no se 
supone que debe estar sucediendo! —Comienza a llorar—. ¡¿POR QUÉ ESTÁ 
SUCEDIENDO ESTO?! 

Me paro de la silla de nuevo y Yoongi alcanza intuitivamente el cuchillo en la bandeja, colocando la mano alrededor de la empuñadura. 

—¿Qué demonios estás haciendo, Daimon? —pregunta—. ¿Has perdido tu maldita razón? 

—Ven conmigo —le digo con calma y sin darle la oportunidad de preguntar por qué, mientras me dirijo hacia la puerta lateral que conduce afuera. 

—¡BASTARDO DE MIERDA! —grita Ivory desde atrás. 

Salimos al aire frío y nos unimos a Jimin que está apoyando la espalda contra la pared de acero del edificio. Se aleja de ella de un empujón y se pone en posición vertical cuando nos ve, inmediatamente en estado de alerta. 

—¿Qué está pasando? —pregunta Jimin. 

—Eso es lo que yo quiero saber —dice Yoongi justo en frente de mí, mirándome con una necesidad desesperada de respuestas. —Sé que tú paciencia es nula pero ni siquiera le das la oportunidad de decirte nada.

—¿Qué hizo él? —corta Jimin y luego me mira directamente tan desesperado en busca de respuestas, casi tanto como Yoongi—. ¿Qué hiciste, hombre? ¿Oh, mierda, la mataste ya? 

—No —interviene Yoongi, cruzando los brazos para mantener el calor—, pero estoy empezando a preguntarme si es una buena idea dejar que él vuelva allí porque tal vez sí podría hacerlo. —Él me mira con frialdad—. Ella no es el objetivo.

—Ella está en ello —le digo y el silencio sobreviene por un momento intenso. Continúo mientras están mirándome, esperando respuestas—. Ambos. No sólo él, estoy seguro que ella elige a las mujeres y niñas para que luego Paul las secuestre. Y ella lo entregó con demasiada facilidad —digo. 

—Metiste un maldito cuchillo en su mano —argumenta Yoongi—. Yo diría que eso es una manera fácil de hacer que alguien hable.

—¿Qué harías si ella fuese quien entregara a tu hija pequeña en manos de otros hombres para venderla?

Él bajó la cabeza antes de responder.

—Le enterraría el cuchillo en su garganta.

—Exactamente, Yoongi.

Esta es la primera vez que alguna vez,  tengo una información real en donde puede estar mi hermana. He estado demasiado preocupado por otras cosas olvidando por qué estoy aquí. No tengo ningún deseo de comenzar incluso la tortura. Eso es muy distinto a mí.  Solo quiero encontrarla.

—Está bien —dice Yoongi—, ¿qué estás pensando? Tenemos que hacer algo más que quedarnos aquí y tratar de averiguar los misterios de la vida. 

—Volvamos allí y averigüemos dónde vive este amigo de Paul Fortright. 







     _________________________________

¡Volví!

Pido disculpas a los que esperaban actualización pero por razones personales no he tenido tiempo de escribir como antes.

Sin mencionar que tuve un pequeño bloqueo durante unos días.

Pero en fin, aquí capitulos nuevos.

Quiero ser clara con ustedes, lo que escribo lo hago para mí. Es lo que a mí me gustaría leer y eso lleva a qué algunos capítulos para ustedes terminen siendo “aburridos” pero todo tiene siempre un porque.

Así es como a mí me gusta y es con lo que me siento segura a la hora de subir contenido.

Sin más nada que decir. Espero que disfruten la lectura.

Déjame tu voto, si así lo deseas.

¡Nos leemos pronto!

Ciao.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro