⟨27⟩
Maggi
JungKook no está en la cama cuando me despierto al día siguiente. Siempre se levanta temprano, a veces antes del amanecer. Pero normalmente, me despierta, dice que funciona mejor durante todo el día si puede follarme a primera hora en la mañana.
Ciertamente no lo discuto.
Estoy decepcionada que no sea el caso este día. Lo único que queda de él es su deliciosa esencia en la almohada junto a mí, y en todas las sábanas, y el dolor de bienvenida entre mis piernas por el sexo que tuvimos anoche.
Me arrastro fuera de la cama desnuda y me meto en la ducha para prepararme para mi reunión con todos a las 8:00 am.
Me visto con un juego de pantalones negros y un par de zapatos de tacón negro. Recogiendo mi cabello en una coleta alta en la parte posterior de mi cabeza, la tiro con fuerza, mirándome en el espejo por un largo e interminable momento.
No sé por qué esta vez estoy tan nerviosa.
Todo el mundo estará ahí, menos Taehyung, incluso Hoseok; esta será su primera vez uniéndose de nuevo a nosotros en la mesa desde que JungKook lo dejó fuera de la célda, ya que descubrió que la lealtad de Hoseok a Nam fue solo parte de un plan.
Tal vez de eso es lo que se trata todo esto, el por qué una reunión ha sido
convocada: Hoseok se está volviendo a integrar a nuestro círculo.
Si, tiene que ser eso, trato de decirme mientras tomo una respiración y me alejo del espejo. Pero eso no sofoca los nervios que siento en mis entrañas.
Las puertas dobles grandes de la sala de reuniones esta cerradas cuando me
encuentro con ellos llevando una botella de agua en una mano y mi teléfono celular en la otra.
—Gracias —le digo al guardia parado fuera de las puertas cuando las abre para mí.
Tomo una respiración profunda cuando entro en la gran habitación y cinco pares de ojos están sobre mí, siguiendo cada uno de mis movimientos mientras hago mi
camino a lo largo de la mesa hacia mi asiento a la derecha de Alessia. Ahora se sienta a la derecha de JungKook, lo cual me molesta en varios niveles, pero sé que es mejor no decir nada sobre eso en voz alta.
Para romper mi propia tensión, miro primero a Hoseok y sonrío.
—Es bueno verte de nuevo —digo cuando me siento en mi silla.
—Es bueno estar de vuelta —dice con una sonrisa aún más grande que la mía.
Lleva puesta una camiseta beige sin mangas, dejando ver sus heridas de balas en ambos hombros,infligidas por el interrogatorio de Taehyung.
Pero me doy cuenta de que hay dos cortes a juego que aún están sanando, corriendo a ambos lados de su cuello, comenzando justo detrás de las orejas y bajando hacia el centro de su garganta para crear casi un perfecto triángulo al revés. Me estremezco y trago nerviosamente sabiendo que quizás en algún punto tuvo que pagar por mantener en secreto la traición de Nam.
Pero Hoseok, hasta el momento, parece ser el mismo que alguna vez fue, luciendo ese cabello corto, rubio y bien peinado enmarcando su atractivo rostro, equipado con una sonrisa con hoyuelos y los ojos multifacéticos por los que es famoso.
Ahora me dirijo a Jimin, colocando mi botella de agua y teléfono celular en la
mesa, y ofreciéndole una sonrisa pequeña, más en mis ojos que en mis labios. Él asiente con la cabeza en respuesta, lo cual no parece mucho, pero teniendo en cuenta que es una buena señal. Tomaré lo que pueda conseguir.
—Comencemos —dice JungKook, levantando su espalda de la silla, dobla las manos en la mesa frente a él.
Cada uno volvemos a mirarlo de forma simultánea.
—Si ya no es obvio —comienza JungKook— he llegado a un acuerdo con Hoseok—todos los ojos miran a Hoseok brevemente—, lo dejé vivir... al menos el tiempo suficiente para que vea en él su lealtad con nosotros.
Esta no es la primera vez que escucho de esto; JungKook ha hablado conmigo en privado acerca de sus decisiones relativas a Hoseok, pero como siempre, estoy segura de que no me dijo todo, y es así que me aferro a cada una de sus palabras como todos los demás en la mesa.
—En cualquier otro caso —continúa—, Hoseok ya estaría muerto. No confío en él —Hoseok me mira con pesar a través de la mesa—, pero tampoco creo que sus razones para estar aquí sean engañosas.
—En su mayor parte, creo que Hoseok es digno de confianza —digo—. No sé
sobre sus planes, probablemente no debería meterme, pero yo creo en Hoseok. —Él me sonríe suavemente, dándome las gracias con la mirada.
—Aun así—dice JungKook fulminadome con la mirada—, tú, ni nadie en mi Organización podrá darle jamás a Hoseok cualquier información que yo no haya autorizado. De aquí en adelante, Hoseok sólo tomará órdenes de mí; no habrá paso información de cualquier tipo a Hoseok a menos que yo lo ordene específicamente. Él no va a ir a misiones solo, ni dirigirá ninguna misión. Deberá estar acompañado por uno de ustedes.
Hoseok no dice nada. Ni siquiera puedo decir si estas nuevas estipulaciones le molestan o no. Pero supongo que son mejores que estar muerto.
Yoongi se inclina y me mira desde el otro lado junto a Jin, su oscura y encantadora sonrisa intacta cuando añade:— Por qué no comenzamos hablando de la misión de Maggi y Alessia anoche.
Desgraciado.
Esa sensación nerviosa de mi estómago ha regresado.
Asiento con la cabeza a Yoongi y escucho.
—A pesar de que su misión se desarrolló sin contratiempos —dice Yoongi—, no fue sin errores.
—Está bien —digo, tanto como una afirmación y una pregunta. Pongo las dos manos sobre la mesa, siento los ojos de JungKook en mí desde el lado, pero me centro sólo en Yoongi—. Tan bien como fue, no me puedo imaginar que tendrías tantas cosas negativas que decir acerca de mi rendimiento.
—La misión fue orquestada sin problemas —dice Seokjin—, pero tu rendimiento dejó poco digno de elogiar.
Trago saliva con fuerza.
—Entonces, ¿exactamente qué hice,para ustedes, que dejó “poco para ser elogiado”?
Seokjin toma un sorbo de café y luego dice sin mirarme:
—Jimin, ¿por qué no empiezas tú?
—Está bien. —Jimin se levanta de la silla con vibras de un príncipe en punto. Sus mechones teñidos de grises, los accesorios simples y todo el atuendo negro. Jimin tiene la capacidad de verse impresionante sin hacer ningún esfuerzo.
Permanezco sentada, sintiéndome instantáneamente intimidada por todos, siento como si estuviera a punto de ser regañada por tener una mala calificación en mi boleta.
Me giro para ver a Jimin en mi otro costado. Se detiene, sus dedos juntos sobre su espalda.
—Park pudo haberte matado fácilmente —dice—. Alessia lo observó sólo en caso de que hiciera falta, pero a ti te tomó demasiado tiempo notarlo.
Confundida, me toma un minuto recordar los detalles de la misión, antes de darme cuenta.
—Pero sí lo noté —digo—. Pocos segundos después de que pusiera sus manos bajo la mesa, lo detuve antes de que pudiera ir por el arma escondida.
—Pero te tomó demasiado tiempo —reitera Yoongi, remarcando el punto.
Mi mirada se mueve hacia JungKook en la cabecera de la mesa. Está mirándome con ojos tranquilos y decepcionados.
Suspiro.
—Para empezar, él nunca debió haber puesto sus manos bajo la mesa —añade Yoongi—. Si Alessia no hubiera estado ahí, vigilando, no estarías sentada ahí en este momento.
Con el enojo creciendo dentro de mí, tomo una respiración profunda para mantenerlo a raya. Porque sé que tienen razón y tan avergonzada como me siento ahora, estoy más enojada conmigo que con ellos.
Asiento de mala gana, aceptando lo que hice mal.
—Pero eso no es todo —dice Jimin mientras empieza a caminar a lo largo de la mesa de nuevo; mis ojos siguiéndolo todo el camino—. Eres demasiado emocional—continúa—. No puedes dejar que tu objetivo conozca tus debilidades.
—¿Demasiado emocional? —Hago eco con incredulidad, mi mirada moviéndose entre ellos—. ¿Cómo demonios llegaste a esa conclusión? —Realmente, estoy confundida.
Decidiendo que ya no quería escuchar las opiniones de Jimin, en cambio me giro hacia JungKook y espero a que conteste.
Pero solo me mira sin decir nada.
—Querías estrangular a Park por escoger el dinero por encima de su espos—dice Yoongi—. Y Park supo que tocó una fibra sensible. Jimin tiene razón: nunca debes dejar que tu objetivo conozca tus debilidades, porque los listos sabrán cómo usarlas en tu contra.
—¿Qué posiblemente podría haber hecho para usar eso en mi contra, Yoongi?—Seguramente que debe haber detectado la ofensa y el sarcasmo en mi voz porque no trato de ocultarlos.
—Pudo haberte dicho que sí y cambiar de idea cuando le diste la última oportunidad de hacerlo—contesta Yoongi instantáneamente—. Pudo haber jugado con tus emociones el tiempo suficiente para comprarse más tiempo, para distraerte.
—Y mientras pensabas —aporta Seokjin—, sobre por qué piensas que no está bien matarlo debido a que cambió de opinión, la alarma en el edificio se hubiera activado y salir de ese edificio viva hubiera sido mucho más difícil de lograr.
—Pero eso es por lo que estábamos ahí —digo, mirando entre ambos, tratando de justificar mis acciones—. Lograr que nos diera tiempo hasta que Hoseok lograra acceder al sistema después de que Park desactivara las alarmas del programa. Si escogía hacerlo, ¿por qué no dejarlo?
—Porque eso no es por lo que estaban ahí, Maggi —me corrige Jimin—. Tu misión era que desactive las alarmas mientras le hacías creer que debía de ceder la información a cambio de la vida de su esposa, pero en el momento en que eligió no hacer eso, Daimon te dió la orden de matarlo,debió haber estado muerto un segundo después.
Bajé la mirada hacia la mesa, dejando salir una respiración larga y profunda.
—Y esa es la otra cosa que hiciste mal —dice Yoongi—. Cuando se te da una orden, la ejecutas, sin preguntas, sin vacilaciones. No después de darle al objetivo “otra oportunidad”, no después de burlarte de él un poco para satisfacer tú enojo, sino justo en ese momento, matas al objetivo.
—Está bien —digo con rendición—. Sí. Veo lo que hice mal y están en lo correcto. Lo haré mejor la próxima vez.
Creo que es el final de esto hasta que Hoseok dice:
—Pero eso no es todo.
—Oh, ¿también tú? Por qué mejor no llaman a los guardias, tal vez la forma en como los saludé esta mañana no fue la correcta—me mofo, sacudiendo mi cabeza.
Alessia se ríe por lo bajo.
—Nunca remueves tu máscara hasta que estás lejos de la escena,rubia —dice Hoseok—. Preferentemente no hasta que estés dentro del vehículo de escape, hay cámaras por todos lados, no sólo dentro y alrededor de la ubicación del objetivo, sino en todos lados: farolas e intersecciones, negocios, teléfonos celulares, removiste tu máscara en el momento que tus pies tocaron el suelo.
—Está bien —digo con otra serie de asentimientos—. Eso fue estúpido, lo
admito.
Jimin se mueve hacia mí. Se sienta sobre la mesa junto a mí con sus manos dobladas flojamente entre sus piernas abiertas.
—Pero a pesar de las cosas que hiciste mal —ofrece en una voz más suave e
indulgente—, lo hiciste bien.
Levanto la mirada hacia él, asintiendo una vez, agradeciéndole con mis ojos. No puedo sonreír, estoy demasiado decepcionada conmigo para ir tan lejos.
—Mejorare —le digo a todos, dando un vistazo hacia sus ojos indulgentes—. Lo que sea necesario, lo dominaré.
—Te creo —dice Jimin y me ofrece una sonrisa privada.
Luego se levanta de la mesa y empieza a caminar de vuelta hacia su silla.
—Y tu , Daimon. ¿Tienes algo para decirle a Alessia?
JungKook ladea la cabeza hacia un lado, estudiando a la hermosa, astuta rojiza sentada a su lado. Ella lo mira atenta.
Los ojos de JungKook brillaron peligrosamente.
—La forma en como me follo a Maggi no es de tu maldita incumbencia.
La mesa queda en silencio por un interminable momento a la espera.
JungKook quita una pelusa inexistente de su hombro y dice: —Eso es todo.
—Bene—Asiente Alessia, para este momento está más que acostumbrada a su comportamiento.
Seokjin ríe ligeramente, sacudiendo la cabeza.
—Podemos dirigiéndonos hacia la siguiente misión —dice Yoongi y tiene mi completa atención y la de todos.
—¿Quién es el objetivo? —pregunta Jimin.
—Eso —empieza JungKook, poniendo énfasis sobre la palabra—, no va a ser tan fácil como lo ha sido la misión anterior. De hecho, la naturaleza de la misión será un poco diferente a lo que estamos acostumbrados. —Sólo me mira a mí cuando dice eso.
Escucho atentamente.
—¿A qué te refieres?— Pregunta Seokjin.
Finalmente JungKook se levanta de su silla caminando a mi dirección y se sienta sobre la mesa justo frente de mi, imitando la posición de Jimin hace unos minutos atrás. Sus ojos fijos en los míos, llenos de conocimiento y determinación y poder.
—¿Estás lista para sangre, sudor y... lágrimas? —preguntó.
Levanto la mirada al instante. Siento un cambio de estado de ánimo en la sala y, aunque no estoy muy segura del por qué, puedo decir, por la pregunta de JungKook que es algo que cambia vidas.
—Si.
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