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⟨21⟩


Día tres.

He negado comida y agua durante casi sesenta y tres horas. Sé esto únicamente porque Taehyung sigue recordándomelo. 

Estoy débil, agotada física y mentalmente. 

Stephens no me ha golpeado desde que Taehyung lo detuvo antes.

Es sólo por Tae que sigo viva. Después de todo, aún no le he dado ninguna información. Sólo que él es un bastardo traidor que no merece el aire que respira. Le he dicho una y otra vez que moriré antes que entregar a JungKook. Creo que él sabe que es verdad, que no se me puede corromper.

Excepto... quizá por mis pensamientos.

Mis pensamientos son todo lo que tengo en esta prisión oscura y húmeda de una habitación que deja fuera toda la luz,noche y día, que no tiene ventanas y solamente una única puerta de metal que ni siquiera permite un serpenteo de luz por debajo. 

Esa voz dentro de mi cabeza, ésa que nunca escuchas hasta que no te queda nada con lo que bloquearla, ha sido muy cruel conmigo. 

Taehyung tiene razón, y tú lo sabes, me dice la voz. 

Han pasado tres días, y si lo que dijo Taehyung sobre JungKook sabiendo dónde encontrarte es cierto, entonces
¿por qué no ha venido JungKook?

¿Por qué, Maggi, JungKook no se ha entregado por ti y le ha dicho a Taehyung lo que quiere saber, a fin de salvar tu vida?

Grito hasta vaciar mis pulmones, agarrando mi cabeza en mis manos.

Lágrimas de rabia corren por las esquinas de mis ojos. Mi cabello está empapado de sudor. Mis pantalones cortos y mi camiseta negra sin mangas ajustada se sienten pegados a mi piel.

Mis rodillas desnudas están magulladas, mis piernas cubiertas de suciedad. Me arde la espalda cada vez que me coloco de manera equivocada y las costras formándose sobre mis heridas se abren y empiezan a sangrar de nuevo. 

Me quedo tendida en el suelo, ya sea de lado o sobre mi estómago.

Oigo el eco chirriante de la puerta metálica abierta detrás de mí, pero no me preocupo de darme la vuelta para ver quién es.

—Si no vas a beber —oigo que Taehyung dice de pie junto a mí—, entonces forzaré el agua dentro de ti.

Soy alzada del sucio suelo de hormigón en sus brazos y llevada fuera de la habitación. 

No lucho contra él.

No miro hacia él mientras camina conmigo por el pasillo, pero la luz fluorescente corriendo a lo largo del techo por encima de mí es tan brillante que hago un gesto de dolor y cierro rápidamente los ojos.

En silencio, disfruto de la comodidad del aire fresco mientras golpea mi piel.

Siento mis piernas colgando sobre los brazos de Taehyung, su brazo izquierdo acomodado bajo la parte de atrás de mi cuello. 

Giramos a la izquierda y luego a la derecha y luego descendemos por unas escaleras de metal.

En unos momentos, mi cabeza está siendo forzada bajo el agua y mantenida ahí.

Mis instintos me traicionan y abro la boca para gritar, llevo incluso más agua a mis pulmones. 

Mi cuerpo se retuerce violentamente, mis brazos agitándose violentamente, tratando de presionar contra el borde de del recipiente de plástico grueso en el que estoy siendo sostenida.

Pero estoy demasiado débil para empujarme fuera del agua, Taehyung me mantiene abajo fácilmente. El agua me quema la garganta y los pulmones, incluso después de que me las arreglo para cerrar la boca y aguantar la respiración. Y justo cuando creo que estoy a punto de ahogarme, que finalmente voy a morir y estar en paz, Taehyung saca mi cabeza del agua y me sostiene por encima de ella.

Traicionándome una vez más, mi primer instinto es jadear desesperadamente por aire y expulsar el agua de mis pulmones. 

Realmente preferiría simplemente morir y acabar con esto de una vez, pero mi cuerpo tiene mente propia, otra a la que parece que no puede controlar. Mi corazón late con tanta fuerza que puedo sentir mi pecho sacudiéndose contra el borde de plástico de lo que reconozco como un barril de cincuenta y cinco galones.

Las gotas de agua caen constantemente de las puntas de mi cabello, de la punta de mi nariz, mi barbilla y mis pestañas al agua apenas a unos centímetros por debajo de mi cara. 

—¿Quién está trabajando con Daimon? ¿Están todos con él?— La voz de Tae es tranquila.

No digo nada.

Su mano aprieta un poco la parte de atrás de mi cabello.

—Te vieron en un bar en Nueva Orleans—continúa—. ¿Qué hacían ahí ? ¿Están conspirando contra mi Organización? 

Sin respuesta.

Un chorro de agua me golpea la cara mientras empuja mi cabeza otra vez dentro del barril. Mi nariz y mi esófago arden como el infierno cuando se fuerza el agua dentro de mí.

Me agito de nuevo, ambos brazos agarrándose a algo, finalmente encontrando el borde circular de plástico, pero todavía no lo suficientemente fuerte como para empujarme contra las manos de Taehyung fuera del agua.

Me atraganto y jadeo en busca de aire cuando me vuelve a sacar.

—Dame algo,rubia. Cualquier cosa.

Ya estoy demasiado débil y agotada para siquiera burlarme de él, y aun así, no digo nada, incluso cuando tengo tantas ganas de decirle que se joda.

Taehyung sólo obtiene una cosa de mí antes de que me cargue fuera de la sala de muchos minutos más tarde; se las arregla para conseguir ése agua dentro de mí de la que hablaba antes.

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Día Cuatro

Finos haces de luz solar llenos de polvo fluyen desde las ventanas cerca del techo delalmacén, lanzando charcos de luz marfil al suelo por delante de mí.

Estoy de vuelta en la silla en el espacio más grande, rodeado de pilares de hormigón y ese molesto ventilador industrial funcionando incesantemente muy por encima de mí.

Ni mis muñecas ni mis tobillos han sido atados en esta ocasión, pero es innecesario, ya que difícilmente puedo levantarme por mi cuenta ya. No estoy del todo débil físicamente.

Podría caminar si lo intentara. Podría lanzar esta silla a través de la habitación, aunque tal vez sólo unos pocos pies, si quisiera. Simplemente no me importa.

Simplemente no me importa nada más.

Stephens está sentado en esa misma silla enfrente de mí como lo hizo hace cuatro días. 

Una pierna cruzada sobre la otra, sus grandes manos descansan sobre la parte superior de su rodilla. Una mirada de aprensión en sus profundos ojos oscuros; lo que dice que está cansado de esperar. Que éste es el día. Que no importa lo que diga o no, que no importa qué tipo de acuerdo tienen él y Taehyung, él va a matarme.

Tae entra en el almacén por una puerta lateral, dejando entrar brevemente la brillante luz del sol de primera hora de la mañana. Él había ido afuera con los otros cuatro hombres que aparentemente trabajan para Stephens. Los oí hablar, algo acerca de vigilar el edificio en busca de signos de “invitados no deseados”.

En mi corazón tengo la esperanza de que tiene que ver con que Taehyung tenga razones para creer que JungKook vendrá. Pero esa cruel voz en mi cabeza echa abajo mi corazón.

Estamos solos en el vasto espacio. Sólo nosotros tres. Yo, el Diablo y uno de los secuaces del diablo, aunque realmente no sé cuál de ellos es cuál.

Levanto la cabeza.

Sonrío débilmente hacia ellos, fijando mi atención principalmente en Taehyung.

—Esta es su última oportunidad —anuncia Taehyung de pie junto a Stephens con un arma en su mano derecha, agarrada a su lado—. No me molestaré en enviarle a Daimon otro vídeo de ti siendo interrogada. Es evidente que verte con tanto dolor no 
es suficiente para sacarlo de su escondite.

—Mátame —le digo, en calma con una sonrisa—. Es lo que vas a tener que hacer.

El pecho de Taehyung sube y baja, pero sus ojos nunca dejan los míos.

Miro en ellos, en busca de cualquier cosa que pueda encontrar que quede en él que todavía pudiera ser como su amigo, el hombre... del que estoy enamorada.

El hombre que pensé, por un breve momento en el tiempo, que podría haberse sentido de la misma manera.

El tiempo parece detenerse. No hay sonido, movimiento o aire en mi cara, sólo un infinito silencio colgando en el último momento de mi vida.

Y cuando siento que mis ojos se empiezan a cerrarse, en el mismo marco de movimiento, Taehyung levanta el arma a su lado y aprieta el gatillo.

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JungKook

Después de que fuimos tomados por la Organización, las cosas entre Namjoon y yo comenzaron a cambiar.

Hye Lee a pesar de que rara vez daba la cara… y eso no había cambiado incluso a este día… dijo que yo mostré promesa. Pero no dijo nada sobre Namjoon. Y la primera vez que vi el rostro de Nam cuando Lee me promovió… más joven que cualquier otros asesino al que haya promovido… a Agente Completo cuando tenía solo diecisiete años, vi algo en Nam que me endureció contra él: un corazón celoso.

Supe en ese momento que un día tal vez sería forzado a matarlo.

Namjoon es la única familia que me queda. Él es mi hermano de la vida. Y por mucho que deseo que no tenga que ser de esta manera, de que pudiera estar equivocado sobre él y regresar a como las cosas eran, sé que eso no es completamente posible. La verdad es que, he estado cuidando mi espalda a lo que mi hermano se refiere desde el año pasado.

Me encuentro con Namjoon en la puerta principal de mi casa en Nonsan. Entra, calmado y colectivo como siempre, excepto cuando está enojado conmigo por tener mente propia y escoger hacer cosas que crea convenientes.

Cierro la puerta detrás de él.

—Maldición,Daimon—dice, frotando su cabello con sus manos y suelta un fuerte suspiro mirando los techos en escala—. Lo atraparemos, te lo prometo. Aún no lo... creo.

Me encuentro estudiando privadamente sus facciones, buscando rastros de verdadero lamento.

—Sí —digo—.Tenía la esperanza de poder llegar a tiempo.

—¿Vas a matarlo? —pregunta con curiosidad, teniendo razón de creer eso a juzgar por mi tono.

—Desgraciadamente,si.

Señalo hacia la sala—. Vamos a sentarnos —digo y me sigue—. Tenemos mucho que discutir.

Toma la silla junto a la mesa de mármol.

Yo me quedo de pie.

Tengo la sensación de que se pregunta por qué no me siento, pero la curiosidad desaparece de sus ojos y es remplazada con atención cuando comienzo.

—Nam—digo—¿Alguna vez te has enamorado?

Namjoon ríe ligeramente, ajustando su espalda contra la silla. Sube su tobillo izquierdo a su rodilla derecha y entrelaza los dedos frente a él, sus codos apoyados en el reposabrazos de la silla.

—Creo que sabes mi respuesta—dice, todavía sonriendo como si esta fuera otra conversación casual entre dos hermanos—. Nunca fui de los que corre detrás de un coño. Creo que no nací para demostrar mis sentimientos.

—¿Y de mi?

La sonrisa cae de su rostro. Voltea su barbilla ligeramente a un ángulo, claramente confundido por mi pregunta.

—¿Cómo se llama lo que sientes por mi?—añado.

—Debería preguntar por qué mierda no estás descuartizando a Taehyung por lo que hizo, en vez de estar haciendo preguntas absurdas. No me gustan los hombres. ¿Eso responde tu pregunta?

No respondo. 

Encuentro más difícil decirle la verdad de lo que imaginé que sería. 

Siempre supe que sería duro, pero no así de duro.

—¿Daimon? —Los ojos de Namjoon se llenaron con preocupación y… dolor.

Se levanta de la silla.

—Solo dime, hermano, por favor. ¿Qué está pasando?

Trago duro y tomo una respiración para calmarme.

—Namjoon —finalmente continúo—, tu madre fue eliminada por la Organización porque se encontraron pruebas de que estaba vendiendo información. Ya sabes esto. —Asiente—. Pero después de eso, ya que ella era tu madre, la Organización ya no podía confiar en ti. Incluso Lee sintió que eras inestable, que un día, tarde o temprano, vengarías la muerte de tu madre y traicionarías a la Organización.

Continúa escuchando, su rostro oscureciéndose más y más por el dolor y el rechazo. Y me mata por dentro verlo.

—Fui a Budapest para encontrarme con tu padre —digo y ya no puedo mirar a mi hermano—. Él habló con el resto y acordaron que deberías ser eliminado incluso solo por precaución, para prevenir lo inevitable. Se me dio la orden para  llevarlo a cabo.

La cabeza de Namjoon se voltea instantáneamente. Encuentro sus ojos.

—Lee sabía que podía llevar a cabo el trabajo porque éramos tan cercanos, tu como mi enlace. Lee quería que yo fuera quien te matara porque sintió que sería algo honorable, que si alguien debería tomar tu vida, debería ser yo y nadie debería tener ese privilegio.

Namjoon apenas y puede poner sus pensamientos juntos. Apenas puede hablar, pero finalmente se las arregla y cuando lo hace, lastima mi corazón tanto como su expresión.

—¿Mi padre quería que me mates?

—Sí —digo gentilmente.

El comienza a pasearse y luego lleva sus manos a la cima de su cabeza, empujándolas duramente sobre su cabello. Me mira, sus ojos brillando con lágrimas. Nunca en nuestras vidas he visto llorar a mi hermano. Nunca. 

Rechino la mandíbula, forzando a mis propias lágrimas a que no caigan. Aprieto mis dientes tan fuerte que siento la presión en mi cráneo. Pero mantengo un rostro serio, tanto como puedo manejar.

—¿Entonces por qué no lo hiciste? —arremete—. ¿Por qué sigo vivo? Dime eso, Daimon. —La primera lágrima cae por su mejilla e instintivamente la limpia, enojada con ella por traicionarlo—. ¡Debiste haberme matado!

—Me rehusé —digo—. Tú fuiste el trabajo que no pude llevar a cabo, Namjoon. Así que tú padre solo tenía una cosa que hacer: iba a hacerlo él mismo.

El cuerpo de Namjoon se congela rígidamente, más lastimado por esta verdad que la anterior. Otra lágrima escapa de su ojo, pero esta vez no tiene mente para limpiarla.

—Lo maté —dije finalmente—. Me dijo que tendría que hacerlo porque era la 
única manera en la que él no terminaría el trabajo. Así que le disparé en donde estaba de pie.

Él no puede mirarme. Siento el conflicto dentro de él, su mente y su corazón tratando de escoger cual emoción sentir y cuales rechazar: su dolor por lo que su padre hizo, o su amor por quién lo salvó, porque ambas son demasiado para aceptarlo de una vez.

Continúo.

—Siendo el Número Uno de Hye Lee la convencí de perdonar tu vida y le hice creer que tú padre estaba desquiciado, paranoico, y que eso fue por lo que tuve que matarlo. Le dije a Lee que valía la pena confiar en ti y que quería una oportunidad para probárselo a ella y al resto de la Organización. Prometí asumir toda la responsabilidad por ti...

—Toda la res… —me mira—, ¿toda la responsabilidad por mí? ¿Qué? ¿Soy un maldito niño? Todo lo que hecho desde que tenía trece años, lo he hecho por la Organización. Fui el único de los dos que siempre hizo lo que le dijeron, el que nunca cuestionó las órdenes de Lee. —Aprieta sus manos en puños a sus lados—. ¡He luchado para llegar a ser como tú, JungKook, para ser respetado y de confianza y ser bañado con la misma 
gloria que Hye Lee te ha mostrado desde antes de que fueras promovido a Agente Completo! No he hecho nada para merecer…

—Le has estado mintiendo a Lee por mí por años, Namjoon. ¿Qué se puede decir de que te pongas en mi contra cuando fuera el momento adecuado? Has estado pretendiendo ser el soldado confiable de Lee, el enlace a la espera de ser promovido a Agente Completo, todo mientras le mientes cuando sea que yo te lo pida.

—¿De eso se trata esto? —Señala hacia arriba y luego baja sus manos agresivamente a sus lados—. ¿Me has estado probando todo este tiempo? ¡Eso es lo que has estado haciendo! ¿Verdad?

—No —digo—. Maté a tu padre para 
salvar tu vida.

No tiene una respuesta. Solo me mira confundido, dolido, enojado y sin saber qué hacer con todo esto. Colapsa en la silla, sus piernas extendidas en el piso, la parte superior de su cuerpo hacia adelante apoyando su frente en su mano.

—¿Por qué me estás diciendo esto ahora? —pregunta, levantando sus ojos hacía mi—. ¿Qué te hizo decidir que hoy iba a ser el día que ibas a poner mi vida de cabeza? Deberías estar detrás del culo de Taehyung.

Me acerco hacia él, apoyando nuestras frentes como solíamos hacer antes de destruir todo en nuestro camino. Entrábamos juntos y salíamos juntos, esa era nuestra ley. Mi mano sujetando la parte trasera de su cabeza ejerciendo más presión.

—Sentí que te lo debía —digo—. Deberías saber la verdad antes de morir.

Se ve ligeramente aturdido, como si tratara de averiguar si me escuchó bien, pero lo descubre segundos después cuando mi arma se posiciona en su barbilla profundamente.

—Daimon…

Los ojos de Nam se agrandan y saca su mano hacia mí envolviendo sus dedos en mi muñeca, intentando apartar mi arma.

—Namjoon…—. Me quedé mirando sus ojos, luchando con mi ira. La rabia burbujeaba en mi sangre, no concediéndome paz—. Dame una razón...una puta razón para no matarte justo ahora— Mi dedo presiona cuidadosamente el gatillo— Dime por qué traicionarías a la única persona que salvó tu vida.

—¡Eres mi hermano! —grita—. ¡Siempre, he mantenido tus secretos, he jugado tu juego entre Hye Lee y los que mataron a tu madre! Moriría antes de traicionarte.

Cuando los ojos de Namjoon se mueven detrás de mí, sé que Taehyung está parado ahí.

Sonrío débil. Una gota tibia recorre mi mejilla hasta aterrizar en la comisura de mi boca dejándome el sabor salado y amargo de una traición.

—¿Cómo…? 

—¿Dónde está?— Pregunté a Tae manteniendo mis ojos en Namjoon.

—Seokjin la está atendiendo.

—¿Stephen?

—Lo maté— Anuncia Taehyung tranquilo.

Namjoon mira de Taehyung hacía mí, sus facciones llenas de shock y traición por parte de Taehyung.

—Dijiste que ella murió.

—Mentí sobre eso— Le responde Tae a Namjoon.

Presiono el gatillo un poco más.

—¿Entonces quién le está mintiendo a quién? ¿Quién está traicionando a quién?— Pregunta Nam completamente confundido por la presencia de Taehyung.

Sus ojos tiran dardos de ida y vuelta.

—Cuando me llamaste mientras estaba de regreso en Wo Hum, dijiste que el último paradero conocido de Jung fue alrededor de las tres doce de la tarde—. Inclino mi cabeza a un lado sin separarme de él —. ¿Por qué te tomó siete horas darme esa información?

Aún no se ha movido o vacilado.

—No te imaginaste que Maggi mataría a Jung. Enviaste a Lee para que me atrapara y la maldita suerte no estaba de tu lado por qué ella en cambio, la salvó. 

Mi mandíbula se bloqueó mientras luchaba contra los temblores. Rabia, furia, dolor…

—Y por último. Siguiendo tu traición contactaste a Taehyung para entregársela en bandeja a Stephens, así él venía a mí y acabaríamos con el traidor del equipo. Lo traicionarías también a Taehyung.

Tragó saliva. Él sabía lo que iba a venir y, finalmente, llegó. Doy un paso atrás, sin dejar de apuntar en su dirección.

Miró la mirilla de mi arma y finalmente, llegó a la conclusión que no sería rápido.

—Siempre juré que esquivaría todas las balas por ti—. Mi mente se agudizó hasta que todo lo que vi era el hombre que estaba frente a mí.Cada movimiento era depredador y sin prisas, arrastrando los últimos minutos de su vida—. Pero nunca conté con que fueses tú el que disparaba.


En cuanto el resplandor del horror llenó sus ojos, me lancé a él.

No pensaba en que era mi hermano.

No pensaba en las repercusiones de tal represalia brutal.

No pensaba en la Organización.

Todo en lo que pensaba era sangre.

Miré hacia él y me dejé ser libre.








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Perdón la hora pero tenía los capítulos sin pulir la ortografía.

Espero que les haya gustado.

Gracias a las personas que se toman el tiempo en leer, votar y comentar.

Déjame tu voto o comentario para saber que te pareció estos tres capítulos.

¡Nos leemos pronto!

CIAO|•

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