Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⟨19⟩

Maggi


Jadeo en voz baja. Mi cuerpo entero se congela firmemente contra la silla. 

Escucho mi mente buscando mi aliento, tratando desesperadamente de recuperar su control sobre mi cuerpo de nuevo, pero por un largo momento no soy nada más que un caparazón inmóvil.

—Taehyung… —dije finalmente, pero esto es todo lo que puedo hacer.

Rabia se arremolina dentro de mí, mi necesidad de matar a Stephens repentinamente se ensombrece por mi necesidad de decirle a Taehyung todo lo que he esperado decirle.

A diferencia de Stephens, Tae no sonríe o hace una mueca o siente la necesidad de provocarme con amenazas. Siento algo más dentro de él, algo mucho más oscuro que Stephens, algo más amenazador de lo que las palabras pueden transmitir. 

Mirando arriba a su alta estatura y su despeinado cabello castaño, sus intensos ojos enmarcados por una cara todavía esculpida perfectamente, veo a alguien más en armonía con la venganza de lo que alguna vez podré estar.

Y ahora sí, estoy aterrorizada.

Taehyung da un paso al frente para pararse directamente frente a mí, completamente impasible por la corta distancia. Stephens se mantiene alejado de mí al menos medio metro, como si le preocupara que pudiera dirigirle un escupitajo, o liberarme y agarrarlo. 

Pero Tae no. Siento como que me está desafiando a moverme. Él quiere que haga un movimiento.Trago duro y elevo mi barbilla arrogantemente hacia él y trato de permanecer fuerte de cara a mi destino.

—Tú sabes lo que quiero —dijo Taehyung con ecuanimidad—. O, ¿Necesitamos discutirlo a detalle? —Inclinó su cabeza a un lado.

Se parece tanto a JungKook. Es como verlo frente a mi ahora mismo. La forma de moverse, su tranquilidad, quiere jugar con mi mente. 

—Vas a tener que explicarlo —dije—. ¿Es JungKook? —miro brevemente a Stephens—. Este pedazo de mierda estaba en su casa. Ya sabes dónde encontrar a JungKook. Y no es que me sorprenda mucho, pero, ¿Qué estás haciendo con ellos?

Atrapo la mirada de Stephens sobre Taehyung, pero Taehyung no desvía sus ojos de mí. Se agacha entre mis piernas abiertas, y mira sobre mí con una cara tan tranquila y oscura que envía un escalofrío detrás de mí cuello. 

Puedo oler la piel de su delgada chaqueta negra y una débil capa de humo de cigarrillo persisten en su camiseta gris oscuro por debajo.

—He estado buscando a Daimon por meses —empieza Taehyung y lo escucho atentamente, manteniendo mis ojos fijos en los suyos—. Estoy seguro que te dijo que dejó la Organización, traicionó a Lee y me traicionó a mí…

Mis ojos se hacen más amplios y mi boca cae abierta con un aliento rápido. 

—¿Te traicionó a ti? —lo corto con incredulidad—. No puedes estar hablando en serio. ¡Tú traicionaste a JungKook! Tú eres el que…

Me ahogo y jadeo mientras su fuerte mano se dispara y sujeta firmemente alrededor de mi garganta. Doy vueltas en la silla, incapaz de llevar las manos arriba para tratar de alejarlo. Mis ojos se ponen en blanco en la parte posterior de mi cabeza mientras su agarre se aprieta.

Me libera.

Jadeo y resuello tratando de tomar aliento, las esquinas de mis ojos húmedas con lágrimas de cansancio y dolor. Me aterroriza, pero no lo suficiente para llorar o rogar por mi vida. Moriría antes de rogar por algo.

—Él me traicionó mucho antes de dejar la Organización —dijo con un poco más de emoción en su voz que antes… rencor—. Me traicionó cuando fue en contra de todo lo que nosotros soportamos por ayudarte. Me traicionó cuando me mintió sobre entregarte. Mintió, Maggi, por qué sabía que estaba mal —Él me impulsó en sus dedos a simples centímetros de su cara—. Él no te entregó. ¡Y por su culpa Valerie está muerta!

Mis manos empiezan a temblar contra los brazos de la silla. Mi corazón está en mi estómago, arremolinándose en el interior, perdido y asustado. No puedo negar que lo que Taehyung dijo es verdad.

No puedo negar…

Él se aleja unos pocos centímetros a donde ya no puedo oler su pasta dental, pero aún está muy cerca. Un metro sería muy cerca.

—Tae... —dije en una voz ligeramente desesperada, solo lo suficiente para tratar de hacerlo escucharme—. JungKook no iba a entregarme sólo porque estaba mal hacerlo. No entiendes, él lo habría hecho por cualquiera. No sólo por mí.

Una pequeña mueca aparece en la comisura de su boca y estoy intrigada y preocupada por eso. Se levanta en sus pies y me da la espalda mientras se aproxima a Stephens. Y después da una vuelta otra vez.

—No conoces a JungKook tan bien como crees —dijo—. No, él no habría hecho eso por otra persona. Parece que mi hermano es humano después de todo, con todo eso de enamorarse de ti y demás.

Moví la cabeza y mi mirada se aparta de la suya. 

—¿Por qué estoy aquí, Taehyung? Sólo llega a la razón.

Stephens se levanta de su silla, viéndose como un gigante al lado de Tae. Es un hombre muy alto, con hombros anchos y cabeza de forma cuadrada. 

—Odio decir esto—dice—, pero estoy de acuerdo con la perra. Vamos a seguir adelante con esto. —Mira abajo hacia mí fríamente—. Estás viva porque primero te necesita, pero cuando acabe contigo pondré una bala en esa pequeña cabecita tuya, por mi contrato con Choi.

Miro a Taehyung—. ¿Me necesitas para qué? —Hay rabia en mi voz.

—Vas a decirme todo lo que sabes acerca de Daimon y su nueva… organización. Quiero saber los nombres de sus asociados, en donde están localizadas cualquiera de sus casas de vigilancias y quien las dirige. —Me doy cuenta de que su mandíbula rechina detrás de las mejillas—. Y quiero saber qué tan involucrados están los hermanos Tarasov en los asuntos de JungKook.

Sacudo mi cabeza. 

—Bien, antes que nada, ¿Quiénes son los hermanos Tarasov? En segundo lugar, no sé nada acerca de la organización de Jungkook, lo que sea que eso significa. Él me dijo que la dejó, sí. Y me dijo que lo traicionaste quedándote en la Organización y tomando el encargo de Hye Lee de matarlo. Pero él no me dijo nada más. Dijo que era mejor que no lo supiera.

Los ojos de Taehyung se calientan con una sonrisa débil. Sin mover su cabeza, echa un vistazo al hombre detrás de mí y de repente siento que estoy cayendo mientras la silla jalada hacia atrás, las patas delanteras se elevan del piso. Por instinto, arrojo mi cuerpo adelante lo más lejos que puedo para proteger a mi cabeza de golpear el concreto detrás de mí. Me arrastra a través de la habitación en la silla, a dónde, no creo que quiera saberlo.

Todo se detiene. Las patas delanteras de la silla ceden duro contra el piso y después otros tres hombres, además del que me arrastró, están sosteniendo mis brazos y piernas. Empiezan a desatarme, pero tan rápido como las cuerdas se desatan, estoy en sus agarres firmes, ambas manos y ambas piernas, y no importa qué tan duro lucho por escapar, no puedo moverme. 

—¡SUÉLTENME! —golpeo y retuerzo mi cuerpo, tratando de sacar mis piernas fuera de ellos, de sacar mis brazos de sus manos—. ¡TAEHYUNG! ¡DÉJAME IR!

Él no responde. Está de pie ahí en el edificio polvoriento de tono azul grisáceo a un lado de Stephens, mientras mis brazos son forzadas por encima de mi cabeza y atadas de nuevo con las muñecas por correas de cuero colgando del techo bajo. Se hace lo mismo a mis tobillos. Escucho un ruido tan espantoso y el sonido del artilugio uniéndome, golpeteando en el lugar antes de que mis manos sean estiradas más alto arriba de mí y mis pies descalzos sean levantados del suelo.

—¡PEDAZO DE MIERDA!, ¡DÉJAME IR!—Rechino mis dientes juntos tan duramente que un brote de dolor quema a través de mi mandíbula inferior. 

Taehyung está de nuevo parado frente a mí. Incluso nunca lo vi moverse, estaba demasiado ocupada tratando de llegar al hombre más cerca de mi izquierda. 

—¿Por qué estás trabajando con ellos? —grité en su cara.

Tae enlazó sus manos en su parte trasera.

—Si realmente quieres saber —dijo—. Bien. Te lo diré.

Da un paso de un lado para el otro frente a mí antes de detenerse en el mismo punto. 

No pude evitar notar que Stephens está de pie al fondo, el reflejo de una hoja de plata destella en su mano. Él permanece en posición, sujetando un cuchillo cerca de su hueso pélvico, una mirada en su cara de que está ansioso de llegar a mí.

—Cuando averigüé acerca de lo que hiciste en Wefron—dijo Tae—, sabía que si aún estás viva, Choi querría estar seguro de que no sería por mucho tiempo. Habías escapado. No había señal tuya en el restaurante, o entre los cuerpos que se encontraron en el hotel. —Un destello de las caras de Miller y Dahlia se mueve dolorosamente a través de mi mente—. Habías huido y sabía que tenía que ser porque JungKook te ayudó. De repente, Choi,Stephens y yo teníamos algo en común. Yo quería encontrar a mi amigo. Ellos querían encontrarte a ti. Sabía que estarían juntos, así que en eso está el denominador común. 

Mis muñecas ya están doliendo de estar sujetadas por las correas, el peso de mi cuerpo poniendo mucha más presión en ellas. Siento mi cara deformarse mientras habla.

—¿Por qué no pudiste encontrar a JungKook por ti mismo? —lo ataco, tratando de ocultar mi incomodidad.—. ¿O porque no pudieron encontrarme ellos mismos?

—Ellos tenían información de ti que yo no tengo —dijo Taehyung.

—Mentira. ¿Si eso fuera verdad porque solo no me mataron?

Stephens da pasos más cerca por detrás de Taehyung.

—Porque nos enteramos que Jeon JungKook estaba contigo esa noche—dijo Stephens—. Cuando lo supimos, cambiaron nuestros planes.

La esquina de mi nariz y boca se endurecen en un gruñido.

—Eso aún no explica por qué se juntaron para encontrarnos —dije fría.

Y la verdad es que no me importa mucho acerca de por qué están trabajando juntos. Estoy tratando de ganarme algo de tiempo manteniendo cualquier conversación lo más que pueda.

Stephens y Taehyung intercambian lugares y ahora Stephens es el único avecinándose más cerca de mí. Desliza ante mi vista la hoja entre sus dedos, asegurándose de que lo veo y que estoy intimidada por ella.

Se inclina cerca de mi cara, el olor de su aliento, como vino viejo barato y cigarrillos, me hace marear con repugnancia.

—Los hermanos Choi han querido muerto a Jeon JungKook desde la noche que mató a Kwan Yoon. Lo prendió fuego aún vivo para luego enviar sus cenizas al baby shower de su puta.

—Y esa misma noche le voló los sesos a su sobrino Jang en su mansión. ¿Lo recuerdas?—. Agregó Tae.

Me forcé a mí misma a ahuyentar las imágenes de esa noche. Los restos cefálicos,el olor a pólvora y sangre para solo enfocar el rostro de JungKook. Pensar en él me mantenía firme.

—Si, ése es mi hombre.

Una sonrisita de burla se cuela de mi cara.

Me centré en la frialdad de mis manos por falta de sangre y el dolor implacable en mis hombros por estar atada. Quería sentarme. Quería rodar mi columna vertebral y estirarme. Pero todo lo que podía hacer era estar colgada y esperar como un animal que se dirigía a la matanza.

—No te alegres pequeña,ciertamente no sabíamos si daría una mierda por ti. Supongo que no, o nunca te habría dejado sola.

Enrosco mis dedos alrededor de las correas de cuero sobre mí y levanto mi cuerpo por un momento para aliviar algo de la presión en mis muñecas. Caigo duramente, sacudiendo el artilugio.

Taehyung sonríe.

—No pueden encontrar a JungKook sin mí —dijo Tae—. Y no puedo encontrarlo sin ti. 

—Toma mi cara de nuevo y aunque sé que no puedo escupirle en este momento sin fallar, no lo hago. Esa mirada en sus oscuros ojos me asusta hasta la sumisión—. Así que hicimos un acuerdo. Ellos me ayudaban a encontrarte y yo voy a matar a Daimon por ellos.

—¡JODETE! —Levanto mi cabeza y le doy un cabezazo en la frente con la mía. Dolor se dispara a través de mis sienes y abajo en mi mandíbula y mi visión se empaña por un momento.

Taehyung se aleja de mí, claramente aturdido por el contacto, pero no contraataca. Voltea hacia Stephens y le hace los honores. Empiezo golpeando de nuevo mientras se acerca a mí con el cuchillo.

—Willem —Tae lo llama a gritos en un tono extrañamente casual por detrás.

Stephens no voltea a verlo, pero se detiene.

—La necesito viva —dijo Taehyung—. Recuerda eso. Recuerda nuestro acuerdo. Voy a averiguar lo que necesito saber y entonces puedes hacer lo que quieras con ella.

Niego con la cabeza y me rio bajo mi aliento hacia ellos.

—No voy a decirte nada —chasqueo—. No puedes quebrarme, maldito traidor. Piensas que puedes. Pero estás tan equivocado. No tienes idea. —Mi voz está sorprendentemente tranquila.

—Bien, tendremos que verlo —dijo Taehyung.

Se gira en sus talones y se aleja, el sonido del golpeteo de sus zapatos contra el concreto hace eco a través del almacén hasta que se desvanece mientras desaparece en el otro lado de la puerta de metal.

La sonrisa de Stephens se hizo más grande ahora que se fue Tae.

Y acabo de sentir más miedo de él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro