⟨14⟩
—Soy Aleksei. Y tú estás… —Mira alrededor hacia mi izquierda y derecha—, sola, ¿supongo?
Tomo otro sorbo.
—Sí —digo y dejo caer la mano de mi cerveza, enganchando mi muñeca con la otra mano debajo de mi estómago—. Sí, estoy sola.
—¿Ese es tu nombre? ¿Sola?
Pongo los ojos en blanco en sentido figurado en su intento de ser inteligente, pero nunca dejo que se vaya la sonrisa falsa de mi cara.
—No —digo, casi riendo y levanto mis hombros para arriba cerca de mis mejillas—. Mi nombre es Beth.
Aleksei sonríe y me mira de reojo.
Saca una mano—. Bueno, deberías unirte a nosotros, Beth. Hay mucho espacio en mi mesa.
Mis ojos comienzan a viajar nerviosamente—. N… No lo sé —digo, fingiendo renuencia—. No te conozco.
—Por supuesto que no —dice, tomando mi mano de todas maneras—. Pero soy genial. Lo prometo. Ven. Estás en NOLA. Deberías divertirte mientras estás aquí. Nadie se meterá contigo.
Me jala gentilmente a su lado y lo sigo voluntariamente a la mesa donde soy recibida por ambos chicos y solo una de las chicas. La otra, cabello negro azabache y una mueca en su rostro, no parece tan hospitalaria.
—Maldición, muévete hombre —le dice Aleksei al chico rubio a su derecha—. Deja que la señorita se siente.
El chico se levanta y saca la silla para mí. Aleksei señala hacia ella con una enorme sonrisa en su joven rostro ligeramente bronceado, y me siento. Él se siente después de mí.
—Tráenos bebidas —le ordena Aleksei al chico rubio, pero me mira rápidamente y pregunta—: ¿Qué beberás? ¿Otra Dos Equis?
—Claro.
El chico rubio se aleja, desapareciendo dentro de la multitud.
—Sí, gracias por preguntarme —la chica del cabello negro se burla.
.
Aleksei se carcajea—. Nena, ni siquiera has terminado la que tienes. Cálmate,
maldición. Estará bien. —Se estira y la palmea en la rodilla e incluso yo lo encuentro condescendiente.
Le sonrío en privado, dejándole saber que este es mío. Instantáneamente, veo el cambio en sus ojos de territorial, a la rabia absoluta. Me mira a través de la mesa, mientras que su amiga borracha continúa acariciando la muñeca tatuada del otro chico sentado a su lado. A ese no podría importarle menos que estoy aquí. El chico en el que está interesada parece solo en sintonía con ella.
—¿Vives aquí? —me pregunta Aleksei.
Sonrio y enredo las puntas de mi cabello en mi dedo—. No. Solo estoy
aquí de vacaciones.
La chica de cabello negro se ríe en voz baja y dice—: Eso explica su cicatriz.
Arqueo una ceja haciéndole saber que la escuché. Le sonrío de nuevo—. Mi cicatriz explica que no te metas conmigo.
—Ya, basta, señoritas —dice Aleksei, poniendo sus manos a cada lado de él como si pensara que estuviera rompiendo físicamente una pelea inminente.
El chico rubio regresa con cuatro cervezas aprisionadas entre sus dedos. Las pone frente a nosotros.
—Bueno, estás en buenas manos esta noche —dice Aleksei, bebiendo su cerveza y luego poniéndola sobre la mesa—. Y estaré feliz de mostrarte los alrededores más tarde si quieres.
Una explosión de aire sale de los labios de la chica con cabello negro.
Con ojos estrechados, mira directamente a Aleksei—. Espera, pensé que ibam…
—Maldición, cálmate —dice Aleksei, sacudiendo la cabeza—. Me refiero a todos nosotros, Ashley, no solo ella y yo.
—Me mira y dice—: No te importa, ¿verdad?
No estoy segura sobre lo que está preguntando, pero no podría importarme menos; entre más pronto me deshaga de esta chica, mejor.
—No, está bien. Me encantaría ir.
Ashley se pone se pie rápidamente, empuja su silla contra la pared detrás de ella y agarra su bolso de la mesa.
—Necesitamos ir a casa —le dice a su amiga de cabello claro—. Vamos.
Bueno, eso fue demasiado fácil. Una parte de mí quiere continuar nuestra guerra interna, me estaba divirtiendo bastante.
La parte de arriba del cuerpo de la chica con el cabello claro se balancea un poco mientras se para de la mesa y toma el brazo de Ashley.
—No estoy lista para regresar todavía —se queja, sosteniendo la mano del chico tatuado—. Quedémonos por un rato.
—No, me voy de aquí —dice Ashley mientras arrastra a su otra amiga con ella.
—¡Oh, vamos, nena! —dice Aleksei, parándose de la mesa con sus manos fuera, las palmas hacia arriba—. No seas así.
—¡Jodete, Tortuga! —se burla y me mira brevemente—. Estoy harta de tu mierda.
Haces esto cada vez que regresas aquí. Pierde mi maldito número.
La boca de Aleksei se abre, pero apenas y se ve herido, haciendo todo lo posible para contener una sonrisa. Pasa su mano a través de la parte de atrás de su rizado y oscuro cabello. Noto un tatuaje sobre la parte inferior de su brazo, cerca de su axila.
Ashley y su amiga discuten todo el camino mientras se alejan de la mesa, dejándome sola con Aleksei y sus otros socios masculinos. De repente, me siento expuesta al ser la única chica en la mesa.
—Espero que eso no haya sido mi culpa —digo tímidamente.
Aleskie rueda los ojos y se sienta, descansando su espalda contra la silla y sus piernas abiertas debajo de la mesa.
—Nah —dice—. Ella solo es de esa manera. Solo estoy feliz de que no sea mi novia. —Levanta una mano y mueve su dedo índice alrededor de su cabeza en un movimiento circular—. Si sabes a lo que me refiero.
Río y tomo otro trago de mi cerveza.
—Sí, ella parece un poco loca. —En realidad, creo que él es un cerdo. Puede que Ashley sea una perra, pero algo me dice que tiene derecho a serlo. Obviamente se han conocido por un tiempo y es evidente que la folla cada vez que la ve, de alguna manera, o forma. La única cosa de la que veo que es culpable, es que le aguanta su mierda.
—Así que estás de vacaciones —dice Aleskie, inclinándose hacia adelante con sus codos sobre la mesa—. ¿Con quién viniste?
Sonrío fingidamente y doblo ambas manos alrededor de mi bolso en mi regazo.
—Dime —me urge, inclinándose más cerca—. Todavía estoy tratando de descifrar por qué estás de fiesta tu sola.
Pretendo esconder el rubor en mi rostro—. Bueno, vine con mi amiga Dahlia. Pero se estaba sintiendo como la mierda y no quería salir. Se quedó en el hotel.
—Ah. —Asiente—. ¿Dónde te estás quedando?
—The Sheraton. Por Canal —respondo.
Tiene que pensar que soy tan ingenua como para dar tal información tan personal tal fácilmente, estoy segura que ayudará con su evaluación hacia mí.
—Es una larga caminata —dice—. Todo el camino desde Canal.
—Nah, no está tan lejos —digo—. Pero lo admito, hice trampa. Caminé algo y luego le tomé un aventón en esas cositas de coches bicicletas.
Aleksei echa su cabeza para atrás ligeramente y ríe.
—Cositas de coches bicicletas. Eso es lindo. —Me señala y mira el chico con el tatuaje en su muñeca—. Ella es linda.
El chico me toma en cuenta con un corto asentimiento y mira de nuevo su teléfono, moviendo sus dedos en la pantalla.
—Ese es Mijaíl—dice Aleskie sobre su tatuado amigo—. Tiene una relación poco sana con la tecnología. Creo que su teléfono tiene más sexo que él.
Sofoco una pequeña risa.
—Cállate, Tortuga —dice Mijaíl calmadamente sin levantar la mirada.
Aleskie me sonríe. Señala al chico rubio que trajo las cervezas.
—Ese es Joseph —dice—. Todavía no lo conozco lo suficiente como para avergonzarlo. Pero dame un día o dos y pensaré en algo.
—¿Qué tipo de nombre es Tortuga? —río.
El rostro de Aleksei cae ligeramente—. Es solo un apodo. Mi querido y viejo papá me lo puso cuando tenía seis.
—Oh…
Sonríe—. No te preocupes por eso. Todavía está vivito y coleando. Es solo un imbécil.
Mijaíl el del tatuaje, levanta la mirada de su celular brevemente. Tengo la extraña sensación de que no aprueba que Aleksei llame a su propio padre un imbécil.
Aleksei lo ignora.
No pases demasiado tiempo charlando con él, me digo a mí misma, sabiendo que JungKook está esperándome afuera no muy lejos. Él puede oír todo lo que está siendo dicho, con suerte por encima de la música y el coro de voces, pero no puedo escucharlo maldiciendo acerca de cuánto tiempo estoy perdiendo.
Estoy bastante segura de que eso es lo que está haciendo.
—Oye, eh, ¿quieres salir de aquí un rato e ir a caminar? —pregunto.
Es un riesgo mostrarle que ya he puesto la suficiente confianza en él como para salir a solas con él, en tan poco tiempo. Pero tengo que adelantar esto y no hay forma de saber cuánto tiempo estaremos aquí, pasando el rato y bebiendo, antes de que Aleksei se sienta lo suficientemente seguro de que me iré con él, y dé el primer paso.
Se ve un poco sorprendido, pero fácilmente acepta mi repentino cambio de personalidad. Se levanta de la mesa, enderezando su camiseta negra sin mangas sobre la cintura de sus pantalones vaqueros.
—Demonios sí —dice, tomando su cerveza en una mano y extendiendo la otra hacia mí—. Vámonos.
Lleva la botella a sus labios y bebe el resto de la misma en un solo trago, dejando la botella vacía en la mesa después.
Mientras Aleksei se despide de los otros dos chicos, repentinamente siento su mano libre apoyarse contra la parte baja de mi espalda. E incluso antes de llegar a la puerta lateral y salir al patio, me doy cuenta de lo rápido que también ha cambiado su personalidad. Como la noche y el día, de caballero bastante respetable a un toquetón que tiene en la cabeza que esta noche va a conseguir echar un polvo y yo soy la chica que va a estar abriendo las piernas para él.
—Maldita sea eres jodidamente ardiente —dice e interiormente me encojo—. ¿Segura que no estás aquí con un novio?
No tengo ganas de que me golpeen la cabeza esta noche.
Estudio las palabras de JungKook en mi cabeza.
»—También me gustaría advertirte que no habrá ningún tipo de celos cuando estemos en alguna misión—. Encaja sus dedos detrás de la elástica de mi ropa interior— Y esto va para los dos.
Observo a Aleksei a mi lado, caminando tan cerca de mí que su cadera se presiona contra la mía, y enciendo la seducción, dejando una sonrisa sugerente halar las comisuras de mis labios.
—Sin novio. Lo prometo.
Siento sus dedos agarrar mi cintura mientras desliza su mano por mi espalda y me jala más cerca.
—Oye —le digo mientras alejo suavemente su mano—, baja un poco la velocidad.
No se toma en serio mi rechazo y me jala más cerca, pero yo tampoco estaba hablando exactamente en serio.
—Está bien, está bien —dice con un aire de entrega y su gran sonrisa todavía intacta—. Seré bueno.
Empezamos a dirigirnos en dirección opuesta a donde JungKook se encuentra estacionado en la escuela y me detengo en la acera, mirando a ambos lados, pretendiendo estar en algún tipo de contemplación sobre en qué dirección preferiría ir.
—Vamos, te mostraré los alrededores —dice Aleksei tratando de halarme con él.
—Vamos por ahí —digo, apuntando en dirección a la escuela—. No he pasado por esa calle todavía.
—Daremos una vuelta alrededor. —Él asegura su mano en la parte baja de mi espalda de nuevo y la desciende lentamente hasta colocarla en mi culo. No me gusta que me esté tocando ahí. O que me toque en absoluto—. Hay más cosas ocurriendo por este camino.
Trago con fuerza.
Vacilo unos segundos y luego cedo,preocupada de que si sigo presionándolo a ir en la dirección en la que quiero ir, podría sospechar de mí.
Dándole mi sonrisa más fingida me dirijo con él en la dirección opuesta.
Caminamos a lo largo de la acera de adoquines, pasando a muchos turistas que van y vienen en todas direcciones.
Escucho el sonido de los cascos trotando contra la calle adelante y cuando rodeamos la esquina, un carro tirado por mulas se mueve lentamente por ella. Levanto la vista hacia el nombre de la calle justo cuando estamos cruzando y digo en voz alta:
—Bourbon Street lo tiene casi todo. —Me detengo delante de un edificio—. Maison Bourbon. Nunca he escuchado a una verdadera banda de jazz. Vamos a echarle un vistazo.
Aleskie toma mi mano y suavemente me jala con él y lejos del edificio.
—Lo siento, pero el jazz no es lo mío —dice.
No es lo mío tampoco, pero quería que JungKook supiera dónde estaba.
Minutos más tarde, después de dos vueltas por calles considerablemente más oscuras, el tráfico peatonal está empezando a mermar. Sigo diciendo en voz alta los nombres de las calles o el nombre de un edificio, haciendo comentarios ocasionales sobre dónde estamos e instando a Aleskie a explicarlo en detalle mientras exagero mi acto de turista despistada. No sé a dónde me está llevando, pero tengo una idea bastante clara de sus intenciones.
—¿A dónde vamos? —pregunto.
—No mucho más lejos. —Él señala por delante—. Hay otro bar por ahí. Hay algunos amigos allí con los que tengo que reunirme muy rápido.
Bueno, no hay tiempo para esto...
Incluso si está diciendo la verdad, tengo que tomar el control de esta situación ahora, mientras estamos a solas, antes de que volvamos a estar en un ambiente lleno de gente que hará que me sea más difícil atraerlo a donde lo quiero. Giro delante de Aleksei, deteniéndonos a ambos en medio de la acera; con una amplia sonrisa en mis labios, y timidez en mis ojos.
—Espera —digo, tomándolo de la muñeca.
Miro a un lado tímidamente—. ¿Por qué nosotros no...? —Miro el callejón detrás de él, dejando que esta nueva idea venga a mí a medida que avanzo. Doy un paso hacia él, enrollando mis dedos alrededor de la parte superior de su cinturón que yace bajo en su cintura—. ¿Por qué no vamos allá por unos minutos? —Sonrío sugestivamente, deslizando mi dedo índice y medio detrás de su cinturón.
Los ojos de Aleksei se ensanchan y sus labios se alargan, sorprendido por mi
entusiasmo, pero luego la sonrisa se convierte en una sonrisa caliente.
Coloca sus manos en mis caderas y se inclina hacia mi cuello, inhalando mi olor, con un gruñido retumbando a través de su pecho.
—¿Qué tienes en mente? —pregunta, besando el punto justo debajo de mi oreja.
Me muevo hacia un lado para hacer que parezca como si quiero que me siga, pero en realidad era más para apartar su boca de mi cuerpo. Le devuelvo la sonrisa y digo:
—Ya verás —y luego le hago señas para que me siga al callejón. Ando una cuarta parte del camino hacia la oscuridad, pasando por una pequeña hilera de botes de basura y me detengo justo después de ellos. Aleskie está a mi lado un segundo después, su mano derecha apoyada en el edificio de piedra por encima de mi cabeza.
Sus dedos bailan a lo largo de la parte trasera de mi cuello mientras que él tira mi cabeza hacia él. Mi corazón late de manera irregular cuando siento su otra mano deslizárse entre mis muslos y mi vestido.
Le quito la mano despacio besando su cuello improvisando con la situación para que deje de tocarme.
No pierdo el tiempo y empiezo a desabrochar su cinturón, buscando a tientas la hebilla plateada con mis torpes dedos.
Su cinturón puede servirme...
Antes de que pudiera reaccionar, tuve su lengua dentro de mi boca. Me acorraló a la fuerza contra la pared, aprisionó mi cuerpo entre sus brazos y se apretó contra mí para que notara su erección. Por más que traté de escurrirme… no pude y como no quería levantar sospechas, correspondí al beso y me aguanté las ganas de empujarlo.
Respiré aliviada cuando se separó de mi.
Mierda. Espero que JungKook me escuchara a través del micrófono, dando insinuaciones de mi paradero.
—Maldita sea, chica. —Aleksei me mira con una sonrisa animada—. ¿Quieres follar aquí mismo en el callejón?
Sin que me dejara responder, me da la vuelta, empujando mi pecho contra la pared de piedra.
—Muy bien, muy bien —dice—Voy a romperte, gatita.
Presiona su mano libre en mi espalda al mismo tiempo que con su otra mano tira de mi cadera hacia atrás frotando su erección en mi culo.
Siento que voy a vomitar, quiero vomitar justo ahora.
" Estás tratando con asesinos, no con personas normales"
" Setenta kilos, un metro setenta y cinco...no lo subestimes"
Intento relajarme pero cuando sube mi vestido dejando mi culo descubierto, mi pulso se acelera drásticamente.
Lo escucho maldecir entre dientes, forcejeando con su cinturón, mientras que con su otra mano continúa haciendo presión en mi espalda. Cuánto más se demoraba,más se enfadaba y con más fuerza sus dedos se clavaban en mi piel.
—Tal vez, puedo ayudarte—. Jadeé intentando que mi voz saliera como si la situación de arrodillarme ante él me excitara y no como realmente me sentía en estos momentos.
—De acuerdo, gatita. Me gustaría verte desde ese ángulo.
En el momento que su mano deja de presionar mi cuerpo contra la dura pared, me volví rápidamente y clavé mi rodilla en sus bolas.
"Siempre defiende y ataca al mismo tiempo. Nunca bajes. Si bajas estás muerta"
Aleksei gruñe y se dobla. Lanzo mis dedos por su cabello y jalo, obligándolo hacia adelante. Mi rodilla se estrella con su rostro tres veces antes de que él caiga de espaldas contra la pared, desorientado y sangrando por la nariz.
—¡Puta! —escupe las palabras. Lo veo lanzarse sobre mí.
" No hay reglas cuando van a asesinarte"
Mi puño sale disparado hacia su rostro y lo golpeo con tanta fuerza que su cabeza salta hacia atrás y se estrella contra la pared de piedra, noqueándolo.
Sé que mis anillos ayudaron la gran parte.
Su cuerpo inconsciente cae contra los adoquines, golpeando un bote de basura cercano contra el de al lado. El reverberante ruido hace eco a través del estrecho callejón, rebotando en las paredes de los edificios a ambos lados de mí.
—¡JungKook! —siseo en el micrófono entre mis pechos—. Espero que me puedas oír. Aleksei está... está inconsciente, pero no sé por cuánto tiempo. ¡Date prisa! —Hablo detalles de mi entorno en el micrófono.
Tres minutos que se sienten como treinta pasan cuando el auto de JungKook se detiene en la entrada del callejón, los frenos chillando al detenerse en la calle. Él sale dejando la puerta abierta y se apresura hacia nosotros en una absorta caminata enojada que envía un escalofrío nervioso a través de mi estómago.
—Tengo todo bajo control —le digo y miro hacia abajo a Aleskie junto a mis pies.
Aleskie está empezando a despertarse cuando JungKook lo agarra por la parte trasera de sus brazos y lo jala para ponerlo de pie.
—Se suponía que lo llevaras al estacionamiento —dice JungKook bruscamente.
Aleskie comienza a forcejear mientras JungKook lo arrastra hacia el auto.
—Dije que lo tenía todo bajo control —espeto en respuesta—. Como ves no soy yo la que acabó en el suelo.
—¿Qué mierda está pasando? —dice Aleksei en voz alta, tratando de zafarse de los brazos de JungKook.
JungKook lo mete en el asiento trasero, boca abajo, y planta la rodilla en su espalda mientras le asegura las manos tras él con un amarre de plástico.
—Entra —exige JungKook.
Hago lo que dice, corriendo hacia el lado del pasajero y cerrando la puerta.
—¡¿Quién carajos eres tú?! ¿Qué está pasando? ¡Háblame!
La voz de Aleskie es vociferante detrás de mí, llenando el pequeño espacio en el auto.
JungKook se da la vuelta en el asiento, se inclina sobre éste por el estómago y le golpea a Aleskie tan fuerte que lo deja fuera de combate.
—Gracias —digo mientras JungKook se sienta otra vez y pone el auto en marcha—. Estaba a punto de quedarme sorda.
—No le pegué por gritar —dice JungKook sin mirarme.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro