Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⟨13⟩


Capitulo dedicado a Roxiiikim


Hasta el final...

Maggi

¿Conocer al verdadero Daimon? 

Ellos realmente se olvidan que la primera vez que los ví, le volaron la cabeza a un hombre sin ningún tipo de remordimientos. Sus miradas divertidas en esa situación, el olor a orina de aquel hombre perturbado con la presencia de ellos en aquella habitación. 

Miro hacia JungKook, solo moviendo los ojos. Su expresión es tranquila y en blanco. Seguramente no tengo nada de qué preocuparme si no parece preocupado. 

Pero ¿y si me está probando? ¿Y si está buscando la errónea confianza que siempre tuve, esa confianza que dijo que no debía tener porque al final solo debo confiar en mí misma?

No... no es eso. Es otra cosa que está buscando y no puedo ubicarlo. 

Ladeo mi cabeza y muerdo el interior de mi boca, entrecerrando los ojos en JungKook. 

—Por qué no me lo dices y saltas el dramatismo —digo.

Una sonrisa increíblemente sexy aparece en su rostro. La luz inunda la silla del dentista lanzando una extraña aura adaptándose alrededor de su cuerpo, haciéndolo lucir como un loco con traje de diablo, parado en un escenario macabro. 

—Todos somos asesinos aquí —dice Jimin con indiferencia.Hace un gesto, la palma arriba hacia Jin—. El asesino y nuestro doctor, Seokjin—indica, luego señala a Yoongi— El asesino y jefe de ruta— imita el mismo gesto con Nam— El asesino y uno de los mejores abogados. Y tú, por supuesto. Creo que te has unido al club con éxito, aunque matas por venganza.

Con un nervioso nudo situado fuertemente en la boca del estómago, Miro a JungKook una vez más, pero su sólida expresión es inmutable. 

—¿Y tú? —pregunto, volviéndome a Jimin—. ¿Por qué asesinas?

— Por dinero.

Jimin ríe suavemente, siento que el oscuro ambiente de la habitación se ilumina de repente. Ya no parece intimidante. Miro entre Jimin y JungKook de nuevo, buscando en sus rostros algún tipo de comunicación silenciosa y seguramente la encuentre. Jimin solo juega con mi mente. 

Estoy totalmente confundida de porque aún no ha señalado a JungKook.

Agita una mano al equipo detrás de él.

— Esas herramientas pertenecen a una sola persona en esta sala. Algunos lo llaman el especialista, varios enemigos le dicen, el pequeño chacal. Pero aquí es Daimon y es con quién duermes a su lado todas las jodidas noches.

Los magnéticos ojos grises de Jungkook envían un escalofrío desconcertante. Su mirada pasa sobre cada centímetro de mi rostro como si estuviera contemplando qué parte quiere saborear primero. Trago saliva y doy un paso atrás. No porque me asusta, sino porque me da miedo de que no estoy tan asustada como mi instinto dice.

JungKook ahora se ve incómodo, usa las herramientas de la mesa como una distracción, sus largos dedos rozando el metal pulido con una cuidadosa elegancia.

—Debemos prepararnos —dice Yoongi, cortando el incómodo silencio en la habitación. 

Como si sus emociones fuesen dictadas por un interruptor, Nam golpea sus manos con una brillante y extraña sádica sonrisa. 

—¡Por supuesto! —dice—, francamente estoy cansado de esperar en este pedazo de mierda. Daimon, no es que de algún modo sea tú culpa.

—Quizás sea un poco mi culpa —admite JungKook, me da la sensación de que su culpa tiene algo que ver conmigo—. Pero algunas cosas son más importantes.

Miro al sucio piso de concreto, ocultando el leve rubor en mi rostro. 

—¿Estás seguro de que estás listo para esto? —pregunta Jin. 

—Más que listo —responde JungKook y Nam comienza a llenarnos con los detalles. 

—Aleski Petrov se encuentra en la ciudad por dos días más —dice—. Se queda con una mujer, creo que una tía, cruzando el río en algún lugar de Argelia. Mi contacto lo escuchó hablando en la última noche de Lafitte. A menos que Petrov esté mintiendo a la mujer para el beneficio de la conversación, al parecer, conoce la ciudad por dentro y por fuera, es como su segundo hogar. Si no lo conseguimos esta noche, estoy seguro de que pronto tendremos otra oportunidad.

Los ojos de Nam me rodean.

—Lo traeré —digo, un poco ofendida por su falta de confianza, pero al mismo tiempo sé que si yo fuese él, probablemente estaría igual de preocupada por el resultado. 

Continúa—: Petrov estuvo en el bar de Lafitte, cada noche que ha estado aquí, así que estoy seguro de que esta noche también estará ahí.

JungKook  saca un sobre pequeño de su bolsillo trasero, poniéndolo en mi mano. 

Saco la foto del interior, observando el sonriente rostro de Aleksei Petrov, un tranquilo chico de aspecto joven con la piel de un color caramelo claro y no hay evidencia de que alguna vez haya tenido que afeitarse. Un pequeño lunar se encuentra justo encima del lado derecha de su boca. Su pelo es corto, rubio con tenues rizos alrededor de su frente y hacia abajo hasta el contorno de sus orejas, casi dándole la apariencia de un joven César, sin la corona de laurel. 

Lleva puesta una camiseta negra con algún tipo de escritura blanca y parece estar sentado en un bar de espaldas contra la barra superior, una bebida mezclada en un vaso en la mano izquierda. Tiene la estereotipada mirada de fiestero con una gran sonrisa, de un blanco perlado iluminada por el whisky y con un brillo sobre sus ojos, parte del flash de la cámara.

—Es... delgado —señalo. 

—Setenta kilos —dice JungKook—. Un metro setenta y cinco. Veinticuatro años de edad. Si te descubre y sabe que estás sobre él, no lo subestimes.

—Puedo hacerlo —digo—. ¿Por qué es el objetivo?

Jungkook comienza a sacudir su cabeza y sé que va a negarme información, pero lo detengo nuevamente. 

—Ya no formas parte de la Organización —digo—. No tiene que jugar con sus reglas. Sólo dime lo que ha hecho. 

JungKook suspira, observo como sus hombros se relajan. Cede y dice: 

—En primer lugar, no es el objetivo y no tengo ninguna intención de matarlo. 

Necesitamos a Petrov para encontrar el objetivo, Maxim Ivanov, un líder de la mafia rusa responsable de los asesinatos de dieciséis mujeres y niñas de la trata de blancas. Fueron secuestradas en distintas ciudades de Europa y otras ofrecidas por líderes de mafias donde eran subastadas. Forma parte del Clan de los seis que mataron a mi madre.

Levanto la vista de la foto de Aleksei Petrov al escuchar lo que acaba de decir. No me había dado cuenta de que todo este tiempo aún estaba mirando la foto.

De repente creo que no puedo respirar con normalidad. JungKook hace una pausa intentando aclarar su garganta para continuar. 

—Tiene un precio de tres millones de dólares por su cabeza, pero es casi imposible…

—¡JungKook!—lo interrumpo. Sé que no es la mejor manera de empezar, todos están atentos a los detalles del objetivo cuando mi voz retumba en la habitación.

JungKook levanta la mirada, sé que está intentando contener la rabia floreciendo en su interior. Quizás lo que menos quiere es hablar sobre ello pero al parecer todos saben su pasado, menos yo.

—Estás con nosotros ahora —dice JungKook—, voy a ayudarte con tu venganza y tú formarás parte de la mía. Estamos juntos en esto, hasta el final.

Quiero lanzarme a sus brazos justo ahora, pero se que me rechazaría. Por lo tanto obligo a mis lágrimas no salir y solo asiento con la cabeza. Me siento cerca de un embalaje de madera, dejando que mis piernas cuelguen 
por el borde.

—¿Alguna pregunta?— Dice Namjoon.

— Si — Dice Jin apoyando su hombro en una pared sucia— ¿Le pondremos algún nombre a nuestra primera dama?

Jin me señala y todos los pares de ojos me miran.

—¿Quieres ponerle un jodido apodo como si fuera un perro?—Pregunta Yoongi.

—Cielos,no. Quiero decir que su nombre es muy inocente,bueno los dos nombres. Parece la maldita Blancanieves con sus siete asesinos.

—¿Qué no eran enanitos?— Pregunta Yoongi.

—Lo es, pero enano tenemos solo uno.

Bromea Jin mirando a Jimin. Éste le muestra el dedo medio.

—Pues yo pensaba cambiarme el nombre…— Comienzo a decir y todos resoplan al unísono. 

—Bieeeeen.

—Rubia— oigo la voz de Nam y lo miro—. Si está noche tu misión sale bien, creo que entonces podré darte el apodo que es perfecto para ti.

—Estoy de acuerdo con eso— Sonrío.

Dejo eso y permito que continúen informándome sobre la misión.

_______________________________________

Son más de las 10:00 p.m. y me visto como una zorra adinerada de la alta sociedad, usando un delgado short marfil y un vestido rosa con volados que caen flojos, a diez centímetros arriba de mis rodillas. Los tacones de plataforma rosa de quince centímetros me hacen tan alta como JungKook. Mi cabello largo cae libremente sobre mis hombros, apartado de mis pechos que son empujadas por un lindo sujetador de encaje rosa que se muestra a través de la tela del vestido. 

Después de la sesión de maquillaje 
de treinta minutos, rematé todo con un par de anillos, pulseras costosas y doble aplicación de perfume, una en el hueco de mi cuello, el otro frotando entre mis muñecas. Yoongi me dijo que apesto, justo antes de que con JungKook saliéramos de la bodega para ir a la ciudad. No puedo decir que no estoy de acuerdo. Nunca me ha gustado el perfume, pero esta noche siento que la situación lo requiere. 

JungKook deja el auto en un pequeño aparcamiento de una escuela de ladrillos rojos en la calle del CC Community Coffee House.

—La esquina de Bourbon y San Felipe —dice señalando por la calle para que pueda conseguir un buen vistazo a lo que nos rodea—. Voy a estar esperando aquí. Recuerda, el bar es pequeño, oscuro y frecuentemente lleno. Podría ser difícil localizarlo, pero no quieres arriesgar a que parezca como si estuvieses buscando a alguien.

—Puedo sacar esto adelante —interrumpo antes de que diga otro discurso de lo que se debe o no hacer, lo cuidadosa que debería ser. Me recuesto en el asiento, y lo beso suavemente en la boca—. Ten un poco de fe en mí. 

Sonríe débilmente. Por un momento, mientras mira a mis ojos, siento el impulso de sentarme a horcajadas en el asiento del conductor y besarlo vorazmente. Pero salgo de ahí, sabiendo que tengo trabajo que hacer. 

Abro la puerta del auto y camino a la oscuridad, cerrándola detrás de mí e 
inclinándome sobre la ventana.

—Estaré bien —digo y ajusto el pequeño cable que llevo puesto, estratégicamente posicionado dentro de la tela de mi sostén entre mis pechos—. Prométeme —continúo—, que no van a interferir a menos que pida directamente por su ayuda.

Asiente, pero no está satisfecho con eso. 

—¿JungKook? —digo en un tono exigente. 

Levanta sus manos. 

—Bien. Prometo. No voy a interferir.

—No estoy haciendo esto para probarte nada. Lo hago porque quiero y porque sé que puedo hacerlo. Si pruebo algo en el camino, entonces supongo que es sólo una ventaja añadida. Pero no es por eso que lo estoy haciendo. —Necesito que entienda esto, que entienda que no lo estoy haciendo solo para estar con él, sino porque es realmente lo que quiero para mi vida.

Asiente de nuevo. 

—¿Estás conmigo en esto?—Pregunto mirándolo fijamente a los ojos.

—Hasta el final—. Responde.

Lo dejo en el auto y voy hacia la acera, permitiendo que las tenues luces de los edificios que me rodean guíen mi camino por la calle oscura. A pesar de la hora avanzada, nunca estoy sola, pues hay docenas de personas caminando en ambos lados de la calle. Me deslizo a través de un grupo de personas en la vereda frente de la escuela, abanicándose con un cráneo de cartulina, escuchando una charla guiada sobre el edificio. 

Finalmente, cruzo la calle y me dirijo hacia el pequeño bar repleto de la esquina e instantáneamente me pongo en el personaje de la chica que tengo que ser.


______________________________________

En el momento que entro en el edificio, soy consumida por la oscuridad. El espacio está iluminado solamente por velas repartidas por todo el lugar al azar: en mesas y a lo largo de las paredes y en la chimenea de piedra en el centro de la habitación.

El bar está tan lleno que muchas personas están hombro a hombro 
mientras van y vienen, y no hay un solo asiento vacío en ningún lugar que puedo ver. 

Paso por una mesa llena acompañada por un grupo de personas habladoras y hago mi camino a través de la multitud lentamente. Estoy demasiado vestida, a pesar de estar usando tan poco. Soy probablemente una de las pocas chicas en todo el lugar que no está vestida a gusto y tratando de caminar en tacones altos por la oscuridad en un lugar en el que claramente no he estado antes. 

Luzco exactamente como un turista 
aquí para un fin de semana de fiesta. Precisamente cómo tenía la intención de lucir. A Aleksei Petrov le gusta una fiesta. Y le gustan las chicas. Pero aparentemente se afila hacia las que son nuevas en la ciudad y que actúan como recién salidas del Camión de la Estupidez.

Camino directo al bar y pido un Dos Equis, presentando al caliente y joven barman mi identificación falsa y una perpleja sonrisa.

El barman mira entre yo y la licencia de conducir.

—Supongo que tienes la edad suficiente. —Me sonríe y coloca la tarjeta entre mis dedos. La deslizo hacia abajo en mi pequeño bolso negro.

—¿Cuánto tiempo estás en Nueva Orleans? —pregunta mientras quita la tapa de mi cerveza y deposita la botella frente a mí. Es atractivo, con cabello oscuro y corto, despeinado en la parte delantera, y ojos color azul oscuro que me miran en medio de una redondeada cara de bebé.

Me sonrojo y bajo mi mirada, tomando un sorbo rápido.

—¿Soy tan obvia? —pregunto, dejando que mis pestañas barran mis mejillas 
momentáneamente.

Su sonrisa se ensancha y noto su mirada moviéndose desde mi cara hacia abajo hacia mis pechos. Pero no deja que sus ojos se deleitan por mucho rato para que sea un desvío.

Saber que soy solo una turista es bastante obvio para ambos, así que no se molesta en responder mi pregunta.

Extiendo un billete de diez para pagar mi bebida, pero hace un gesto.

—Esta la pago yo —dice—. Disfruta tu estadía.

—Gracias. —Tomo mi bebida de la barra justo cuando dos chicas, probablemente en su quinta cerveza de la noche, se abren paso a través de la habitación casi derribándome en el proceso.

Apenas aferro mi cerveza, el líquido salpicando por el borde mientras intento estabilizarla.

—Maldita sea, cuidado —digo, pero ninguna de las borrachas me oye con el lugar tan ruidoso.

Mientras les doy la espalda a ellas y a la barra, comienzo a escanear la zona de nuevo, bebiendo mi cerveza y moviendo suavemente mis caderas al caminar mientras camino como si solo estoy disfrutando la música y no buscando a alguien. 

Camino alrededor de la chimenea y hacia la parte posterior donde el área se separa en dos direcciones. 

Hay otra barra a mi derecha con un par de mesas más y no hay salida. La izquierda parece conducir al exterior a una especie de patio. Comienzo a dirigirme a la izquierda cuando veo a Aleksei Petrov sentado en una mesa en un oscuro rincón del área sin salida, flanqueado por chicas a cada lado y dos hombres más, todos disfrutando de las bebidas y la conversación.

Esas dos chicas que están con él son preciosas, mucho más bonitas que yo.

Al principio estoy preocupada por mi habilidad para llamar su atención, pero luego recuerdo las palabras de JungKook en la bodega antes de venir.

—¿Cuál es el plan entonces? —le pregunto, haciendo caso omiso de mi necesidad de quejarme de los zapatos que él quiere que me ponga con los que espero poder caminar.

— Maggi escúchame atentamente. De aquí en adelante, hasta que te diga lo 
contrario, eres Beth Izével y tienes la certeza de que lo eres. Tienes una mente fuerte y una lengua afilada pero lo dejas hablar, excepto cuando sientas la necesidad de decir tu opinión sobre cualquier asunto que decidas, incluso cuando no es requerido. No le tienes miedo a nada, sin embargo, exudas una sensación de vulnerabilidad que tú sabes, en privado por supuesto, impulsará la necesidad de un hombre poderoso de saber cómo es ser el que te rompa.

Lo miré en blanco.

—¿Quieres saber qué pienso? —pregunta y levanto la vista—. Apestas ahora mismo. No te tienes confianza y es necesario revertir eso antes de que salgamos de este lugar—Él se acerca a mí. Huele un poco a colonia y yo inhalo profundamente de su olor. —Sabes que eres la chica más hermosa y la más importante en ese bar—dice y por un momento me pierdo en esas palabras, no queriendo aceptarlas como mera instrucción—. Siempre estás en competencia con otras mujeres, lo que demuestra a todo el mundo a tu alrededor que nunca se pueden comparar, y si una lo intenta, siempre la sacaras de la imagen con el movimiento de tu muñeca. No sonríes, finges sonreír o sonríes con suficiencia. No dices gracias, supones que estás siendo agradecida por la oportunidad de servirte. Y nunca levantas la voz porque no tienes que hacerlo con el fin de hacer su punto. Y recuerda que siempre cedes ante él. No importa lo que pase.¿Me entiendes?

Asiento con la cabeza.

—Soy todo un personaje —le digo—. Casi tengo ganas de golpearme a mí misma.

JungKook sonríe y envía un escalofrío por mi espalda.

Está noche Aleksei Petrov, no está aquí buscando una chica sumisa para llevar a casa y ponerle un collar. Petrov es un joven y caliente criminal, así que la parte de sus lecciones que estaré usando esta noche solo irán hasta el contacto visual.

Posiciono mi bolso debajo de mi brazo y me paro contra la pared en línea con la visión de Aleksei.  Dejo pasar cinco minutos enteros mientras bebo mi cerveza y pretendo disfrutar de la música saliendo del piano antes de decidir hacer contacto visual. 

Sé que ha mirado hacia mí al menos dos veces en los cinco minutos que he estado aquí. Podía sentir sus ojos sobre mí. Pero la chica de cabello negro sentado en su izquierda ha hecho un buen trabajo para mantener la mayor parte de su atención.

Uno. Sonrío suavemente hacía él. 

Dos. Aparto la mirada y tomo otro pequeño sorbo de mi cerveza. Y espero.

Tres. Unos minutos más tarde, Aleksei está de pie frente a mí y presentándose a sí mismo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro