ʟᴀs ᴘᴇʀsᴏɴᴀs ᴇxɪᴛᴏsᴀs ʀᴇᴄʜᴀᴢᴀɴ ᴇʟ ʀᴇᴄʜᴀᴢᴏ.

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⟡ Im Yeon Sun ⟡

     Bajé del auto, poniendo firmemente los tacones de aguja negros que me había puesto en el asfalto del estacionamiento, si no fuese por mi hermano que me despertó a tiempo e hizo el desayuno, yo no estuviese aquí y menos a ésta hora, seis con cincuenta y cinco de la mañana, mi primera clase empezaba a las siete y correr en tacones era algo que no estaba acostumbrada a hacer.

     Caminé a paso rápido a la entrada de mi facultad, los estudiantes estaban entrando a toda velocidad, los profesores no esperaban por nadie a excepción de una profesora de salud, que espera de cinco a diez minutos por los chicos que vivían más lejos y no les daba tiempo de llegar a la hora acordada a la clase.

     —Sunnie —Rodé los ojos al escuchar su gruesa voz.

     Namjoon no iba a parar de insistir.

     —Ahora no, Namjoon —Solté aferrándome a mi cartera con rabia.

     ¿Por qué no puede entender que terminamos? Me rompió el corazón y jugó con mis sentimientos, como si no le importara lo que pudiera sentir por su traición, pero le había prometido a mi mejor amigo que no iba a llorar por un hombre que nunca supo como valorarme.

     ❝—Te lo advierto, Sunnie —Rodé los ojos por quinta vez. Escuchar a Seok Jin repetir lo mismo me provocaba un gran dolor de cabeza.

     —Jinnie, no pasará nada, él es un gran hombre y quiero darle una oportunidad, ¿Y si era el amor de mi vida? No podría negarme y ser una cobarde —Su mirada era seria y desaprobatoria.

     Aunque la relación de mis padres no hubiese funcionado yo creía en el amor y Jin sólo lo detestaba porque sus padres discutían todo el tiempo, conoció el odio antes que el amor.

     —Si te lastima no dejaré que llores en mi hombro, Sunnie, tampoco iré a golpearlo, porque te lo he advertido —Solté un suspiro.

     Mi mejor amigo sobreprotector había desaparecido.

     —Entendido, Jin, ¿Algo más? —Me crucé de brazos por encima de mis pechos.

     —Sí. No llores por un hombre que nunca supo como valorarte, porque eres una mujer fuerte y sé que podrás salir adelante. Prométeme que no lo harás —Tragué saliva, yo era muy sentimental y más cuando mamá se había marchado.

     —Jin... Sabes que no puedo prometer tal cosa... —Sólo quería su apoyo en todo esto, ¿Era muy difícil?

     —Sunnie, no quiero repetirlo —Habló con voz más gruesa, haciéndome temblar.

     —Lo prometo, Seok Jin —Me abrazó sin más, aferrándose a mi cintura.

     Soltó un sonoro suspiro muy cerca de mi oído.

     —Tú eres muy importante para mí, Sunnie y verte llorar me partería el corazón, y créeme que no quiero ir a la cárcel tan joven por matar a un hombre que utiliza la otra cabeza sólo para pensar —Solté una pequeña risita.

     —También te amo, Seok Jin —Aferré mis delicados brazos a su ancha y dura espalda, sintiendo como se aceleraban los latidos de su corazón.

     —Te amo más, Sunnie.❞

     Namjoon detuvo mi andar sosteniendo mi mano libre y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo en cuestión de segundos, mi corazón se aceleró y también mi respiración, como si hubiese corrido una maratón.

     —Sólo escúchame —Insistió y negué sin verlo a los ojos, no podría resistir las ganas que tendría de besarlo.

     Lo amaba de todas las formas.

     —Voy tarde a clases —Me solté con la gran fuerza de voluntad que poseía e ingresé a mi facultad.

     —¡No olvides que te amo! —Escuché su voz al final y no pude evitar sentirme avergonzada.

     Los estudiantes me miraron fijamente, metiéndose en donde nadie los llamaba.

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     Salí de clases y me dirige al patio para esperar a mi mejor amigo e ir a comer a la cafetería que había dentro de la universidad, pero me detuve a observar a una chica, Yi Young Mi, ella era mi mejor amiga. Ambas habíamos entrado a ésta universidad con los mismo sueños y metas, pero al cambiar mi aspecto, ella simplemente me alejó sin darme ningún tipo de explicación.

     Éramos como uña y mugre, totalmente inseparables. Ella se quedaba en mi casa y yo en la suya, teníamos los fines de semanas para ir de compras y elegir atuendos similares para combinarnos al venir a clases e incluso tenía una pequeña sospecha de que ella estaba perdidamente enamorada de mi hermano, pero jamás supe de eso y menos cuando se alejó de mí, sólo ignoraba mi presencia y aprendí a ignorar la suya.

     —Deberías hablarle.

     —¡Jin, con un demonio! —Dije sobresaltada, ganándome algunas miradas de parte de los estudiantes que salían de sus clases.

     Me giré para verlo con el ceño fruncido, no era gracioso que me asustara de esa forma, me iba a matar de un infarto.

     —Esa boca, Sunnie —Negó con su cabeza repetidas veces en desaprobación y me fijé que tenía a un lado de su cuello un gran rasguño.

     —¿Y esto? —Dije burlona acercándome a él para tocar el rasguño con la yema de mi dedo índice.

     Se removió ante el contacto y tragó saliva, haciéndome sonreír en el acto.

     —Quizás tuve una pequeña pelea con mi gato —Solté una sonora carcajada.

     Seok Jin no tenía ningún gato.

     —Querrás decir tu gata, Kim —Él odiaba que lo llamara por su apellido, pero sonaba autoritario y era el efecto que quería lograr.

     —¿Estás celosa? —Rodé los ojos, ¿Esa era su forma de defenderse? Él se cruzó de brazos divertido.

     —¿Yo?, ¿Celosa? Estás loco, Seok Jin —Imité su acción, cruzando mis brazos por encima de mis pechos, dedicándole una mirada seria.

     —Claro, como ya no te digo gatita, te molestas —Quería golpearlo en su lindo rostro.

     Sonrió como si hubiese ganado la batalla, pero negué con la cabeza.

     Él tenía más de cinco meses que no me llamaba por el absurdo apodo, ¿El por qué? Ya le decía a una de sus conquistas de esa forma y me alegré al saber que no me llamaría por ese sobrenombre tan horrible.

     —Odiaba ese sobrenombre —Sonreí victoriosa. Aunque viniendo de sus labios sonaba más que bien.

     —Gatita —Repitió relamiendo sus gruesos labios.

     —Seok Jin... Si quieres vivir, mejor deja de llamarme así —Amenace. Estaba lista para saltarle encima y sofocarlo con mis delicados brazos.

     —Bueno, pero no te enojes, gatita. —Giré los ojos molesta de nuevo— ¿Cómo vas con el plan de hablarle a Jung Kook? —Cambió de tema drásticamente y salí de mi gran burbuja de tranquilidad.

     —No muy bien, ¿Por qué? —Mi cuerpo se tensó, no tenía ni la menor idea de lo que debería hacer.

     —Porque va caminando en dirección al estacionamiento... Quizás deberías ir tras él —Sugirió y era el mejor plan que había escuchado hasta ahora.

     —¿Tú crees? —Tenía dudas ¿Y si me secuestraba?

     —Creo que es tu oportunidad de hablarle —Lo miré dudosa y él me guiñó uno de sus ojos.

     Confiaba en él.

     —Deséame suerte —Le guiñé un ojo de vuelta.

     —No la necesitas —Besé su mejilla y me dí la vuelta, visualizando mi objetivo.

     Caminé a paso rápido hacia la salida, tratando de no perder de vista a Jung Kook, tampoco era tan difícil encontrarlo y sólo porque era el único chico que vestía de negro todo el tiempo, la chaqueta era de cuero, típico chico malo con tatuajes, con carácter de perro rabioso. Me acerqué a él, estaba de espalda junto a su motocicleta, solté un suspiro sólo para saludarlo y mentalizarme que no moriría sólo por dirigirle unas palabras.

     —Hola, Jung Kook —Me miró de arriba hacia abajo, con un mal gesto, no tenía el gusto de verme.

     —¿Qué quieres? —Soltó sin importancia.

     No me esperaba esa respuesta.

     Tenía la voz más gruesa que había escuchado en mi corta vida y mi cuerpo sólo tembló. Tragué saliva e intenté que mis palabras no salieran a medias, no podía tenerle miedo a un hombre que... Ok, sí, tenía porque temerle a ese hombre musculoso y alto, con humor de perro rabioso, vestido de negro y todo tatuado hasta los nudillos de sus manos.

     —Hablar contigo —Quería hablar, pero mis palabras simplemente no salían de mi boca.

     —Que suerte tengo, dos superficiales quieren hablarme el mismo día —Dijo con molestia y sarcasmo. Subió a su motocicleta, introdujo la llave y la encendió, haciendo rugir el motor.

     —Vamos, Jung Kook, deberías dejar que alguien se acerque a tí —Caminé por un lado de esa linda y antigua motocicleta, detallando algo de él que pudiera darme información para mantener una conversación agradable.

     —Claro, pero no serás tú —Y sólo me dejó plantada en el estacionamiento, como si realmente no le hubiese hablado.

Gracias por leer💕