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⟣ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 01 ⟢

ʟᴏs ᴏᴊᴏs ɴᴏ sɪʀᴠᴇɴ ᴅᴇ ɴᴀᴅᴀᴜɴ ᴄᴇʀᴇʙʀᴏ ᴄɪᴇɢᴏ.

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Im Yeon Sun

     Maquillaje, tacones, ropa fina y de marca, la apariencia siempre importa, porque será lo primero que van a juzgar. Era un hermoso día, hacía frío y se colaba por mis huesos, sin incluir que tenía el aire acondicionado funcionando a todo lo que dá. Amaba el frío, preferiría vivir en Alaska que en Arabia Saudita o morir congelada que quemada.

     Gustos de gustos.

     —Sunnie, hija, recuerda que debes llevar a tu hermano a la escuela y tú debes entrar a clases a tiempo —Rodé los ojos y cubrí mi rostro con la almohada que tenía a un costado.

     Siempre había mostrado gran fascinación por tener muchas almohadas encima de la cama justo delante de la cabecera, haciéndola ver más bonita y con mucho volúmen, pero a la hora de dormir debía quitarlas casi por completo, porque no era bueno someter a mi columna a tanto sufrimiento.

     —Hija. —Volvió a tocar la puerta mi padre con cierta insistencia, pero no sabía el porque, ya que a penas eran las cinco y media de la mañana— Necesito saber que estás despierta —Retiré la almohada de mi rostro y me senté en la cama, gracias a Dios mi padre se había encargado de instalar cortinas en las ventanas, así el sol no podría invadir mi visión al despertar.

     —Sí, papá, ya te oí —Me estiré en mi lugar, alzando los brazos y moviendo mi cabeza un poco.

     —Perfecto, no olvides despertar a tu hermano. Debo ir a trabajar, te amo —Su voz se alejaba poco a poco, él estaba apurado, pero aún más cuando era el jefe y tenía una gran junta a las siete de la mañana.

     —¡Y yo te amo más! —Grité para que escuchara lo mucho que lo amaba.

     Mis padres eran divorciados y por alguna extraña razón (que desconozco) ella perdió nuestra custodia. Mamá vivía en Busan y papá en Seúl, mis hermanos y yo teníamos cierta agenda con cada uno de ellos; antes nos quedábamos con mamá de lunes a viernes y luego veníamos a Seúl para pasar el fin de semana con papá. Pero después de eso, algo grave realmente pasó y terminó lastimandonos a todos.

     Aunque aún no entendía como una gran abogada se enamoró del mejor cirujano plástico de todo Seúl, es decir, era algo inexplicable para mí y más cuando ambas carreras son completamente distintas, ¿Cómo hacían para comunicarse? He leído en muchos artículos que los médicos se casan con otros médicos para entablar un tema de conversación de interés mutuo y viceversa con cada una de las profesiones, pero esto era diferente y quizás por eso su relación no funcionó.

     Salí de la cama, poniendo mis pies desnudos en el frío suelo, haciendo que mi cuerpo se erizara por el contacto, busqué con mi vista mis pantuflas de conejo blancas y caminé a paso rápido hacia ellas para introducir mis pies, calentandolos en el acto.

     Abrí la puerta de mi habitación y caminé por el pasillo, hasta dar con la habitación de mi hermano menor, era la del fondo y eso ocurrió gracias a un milagro, porque la de mi hermano mayor queda al lado de la mía, y escuchar sus gemidos a las tres de la mañana mientras intentaba dormir, no lo describiría como algo relajante, si no más bien del tipo traumante y asqueroso.

     Giré la perilla de la habitación de mi hermano y lo ví durmiendo plácidamente en su enorme cama, sonreí como una tonta al ver como aún dormía con el oso de peluche que le había regalado cuando cumplió nueve años, actualmente tiene diez. Simplemente, él odiaba la idea de dejar a su osito de peluche llamado Bobby. Caminé con cuidado hacia él y besé su frente, él sé removió no muy contento y en otro intento volví a besar su frente, obligándolo a abrir sus ojos de golpe.

     Sus ojos color avellanas me veían con sorpresa y algo de molestia.

     —Sunnie, estaba por la mejor parte de mi sueño —Se quejó cerrando sus ojos nuevamente, haciéndome sonreír.

     —Jaewoo, debes levantarte para ir a clases, no quiero que papá me corte las tarjetas por llevar a su bebé tarde a clases —Él esbozó una sonrisa, extendió y abrió sus pequeños bracitos segundos después, ya sabía que significaba aquello.

     El abrazo mañanero cálido de hermanos, ¿Quién no tenía uno por la mañana? Era la mejor parte de mi día, además de fastidiar a mi mejor amigo, Kim Seok Jin.

     —Ya te dí tu abrazo, ahora a levantarse —Me incorporé y besé nuevamente su frente.

     —Sí, jefa —Solté una pequeña risa, eran pocas las veces que me llamaba de esa forma.

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     Estacioné frente a la entrada del colegio de mi hermano, era temprano y habían pocos padres dejando a sus hijos, así que no obstruía el paso a ninguno de los representantes que iba a dejar a sus hijos.

     Era un colegio grande y muy costoso, pero tenía la mejor educación.

     Jamás pensé que a mis veinte años tendría que hacer de madre, porque siendo honesta de esa forma me veía mi hermano menor, ya que cuando él nació yo contaba con diez años y como pude le fui enseñando a medida que él iba creciendo, cosas que mi madre no podía enseñarle por estar tanto tiempo ocupada.

     Mi mamá casi no se encontraba en casa y decir que se sentaba conmigo a resolver un ejercicio de matemáticas era mentirles descaradamente. A diferencia de mi papá, él llegaba muy cansado de su día ajetreado, pero sin importarle lo mucho que su cuerpo le pidiese un descanso, él siempre aparecía por debajo del marco de mi puerta para preguntarme acerca de mi tarea, si la había hecho o no, si tenía dudas y me ayudaba a resolverlas, también me preguntaba cómo me había ido en la escuela y luego me arrullaba para ir a dormir.

     No podría estar más agradecida por el papá que me tocó.

     En el anterior colegio de mi hermano, los alumnos se metían mucho con él por no ser un gran cerebrito en ciencias y por ende me dí la tarea de buscar un instituto mejor en donde vean las capacidades de mi hermano, que estoy segura de que están allí, sólo deben hacerlas florecer.

     —Sé que es tu primer día, Jaewoo, pero estoy segura que harás muy buenos amigos, porque tú eres genial —Giré mi cuerpo para poder verlo a la cara, yo estaba en el puesto del piloto y él en el puesto de pasajero.

     Su rostro de preocupación y miedo era lo que más resaltaba, jugaba con sus manos inquieto y miraba hacia sus pies como si realmente fuese una gran distracción.

     —No lo creo, Sunnie, lo dices porque tienes un novio genial —Y vaya que Namjoon era un gran novio, incluso muchas chicas me envidiaban en la universidad por tenerlo a mi lado.

     —Vamos, Jae. Sé que puedes, tú puedes —Estiré mi mano y él la tomó dudoso, viéndome con aquellos orbes de color avellanas.

     —Gracias, Sunnie —Se puso de pie y me dió un abrazo dentro del auto.

     —Recuerda que no puedes comer maní porque eres alérgico, no hagas molestar a los profesores y no te metas en problemas, ¿Está bien? —Él asintió con su cabeza y se separó del abrazo cálido, caminó dentro del auto en dirección a la puerta y salió con una sonrisa tímida— ¡Diviértete!

     Cerró la puerta sin cuidado de mi Audi y bajé la ventanilla del copiloto para observar su típico andar.

     —¡Te amo, Jae! —Grité ganandome una mirada y una sonrisa de su parte.

     —¡Te amo mucho más, Sunnie! —Respondió de vuelta, llenando mi alma y mi corazón por completo.

     Ese pequeñito de allí era mi vida entera.

     Puse en marcha el auto cuando me aseguré que él había entrado a la institución, sonreí y conduje hacia mi universidad, rezando para que no me hayan cambiado el horario o no tendría tiempo de ir a buscar a mi hermanito y tampoco estaba segura de que papá podría venir por él.

     Al llegar a la gran Universidad Central, estacioné en un puesto libre y bajé del auto, poniendo mis tacones finos en una superficie poco uniforme, tomé mi cartera y la colgué en mi antebrazo cuidando de que la falda del vestido no se subiera, mostrando más de lo que debería.

     Tomé mis libretas y cerré la puerta del auto, para ponerle el seguro con el control. Caminar con tacones de veinte centímetros era bastante cómodo para mí aunque las demás chicas se quejaran, tenía más de dos semestres acostumbrandome a ello. Mamá decía que los tacones y la manera de andar reflejaba clase, luego venía la forma de hablar y pensar, por último y menos importante la personalidad.

     —¡Sunnie! —Una voz bastante conocida para mí e irritante se aproximaba con rapidez, mientras gritaba mi sobrenombre— ¡Sunnie, espérame! —Frené en seco, justo delante de la entrada de mi facultad, esperando a que la niña rica se acercara a mí.

     —¿Cuántas veces debo decirte que mi nombre es Yeon Sun? —La miré con el ceño fruncido.

     —Pensé que éramos amigas —Ella me lanzó una cara de perrito bastante repulsiva y eso que amaba a los animales.

     —No, Hye Na, no somos amigas, tú quieres ser como yo, pero jamás podrás serlo —Levanté los hombros sin importancia y seguí mi camino.

     Cuando solicité una beca en la universidad que amaba jamás me imaginé que una chica que, estaba prácticamente dos semestres más arriba que yo, le encantaría arruinarme los días, haciéndome sentir menos y con un valor inferior al de ella, hasta que un día decidí que debía darle un poco de su propia medicina; vestí como mamá se había esforzado tanto en enseñarme y me lucí como nadie nunca lo había hecho, llamando la atención de los chicos ricos y populares de la universidad, recibiendo todo su apoyo y aceptación, dejándola a ella como la segunda en prácticamente todo.

     Miré a mi alrededor y la mayoría de los estudiantes estaban en sus teléfonos móviles, busqué con mi vista a la persona que amaba, pero no aparecía en mi campo de visión, quizás aún no llegaba a la universidad, ya se le estaba haciendo costumbre.

     —¿Quién es la niña más bella de todas? —Sentí unas manos cubriendo mis ojos, viendo absolutamente en negro y sonreí al sentir su pecho duro en mi espalda.

     —¡Yo! —Dije con cierta emoción y llevé mi mano libre a las que cubrían mis ojos, retirándolas de mi rostro y girándome para abrazarlo— Pensaba que el worldwide handsome estaba muy ocupado como para venir el primer día del tercer semestre —Olía realmente bien, amaba los perfumes Lacoste.

     —Quizás, pero tenía una cita importante a la que no debía faltar —Acarició mi espalda de arriba hacia abajo, mientras yo tenía mi nariz en el hueco de su cuello, inhalando aquel costoso perfume.

     —Debió ser muy importante, porque jamás dejarías a tus conquistas por ir a una cita —Él rió con su típica risa limpiaparabrisas, haciéndome reír a la par de él.

     Kim Seok Jin era mi mejor amigo de la infancia, sus padres se mudaron a Busan cuando el tenía once años y yo apenas cumplía los siete años, jugábamos videojuegos y salíamos a todos lados con ciertas restricciones, reíamos y peleabamos por cosas tontas, pero al final del día siempre volvíamos juntos a casa, él vivía al lado de la mía, éramos mejores amigos y vecinos.

     Todo era felicidad.

     —Vamos, Sunnie, ¿Qué te tiene tan de mal humor? —Rompió aquel abrazo viéndome a los ojos, buscando a través de ellos, queriendo leer mi alma que permanecía por los momentos callada— ¿Tiene que ver con Hye Na?

     —¿Cómo lo sabes? —Lo miré fijamente a los ojos.

     —¡Lo sabía! Aparte de guapo, leo las mentes —Reí por sus ocurrencias, todo fue casualidad.

¡Primer capítulo!

¿Qué les pareció?

Gracias por leer🤧💕

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