ATENCION ESTA HISTORIA LE PERTENECE AL AUTOR Big Diesel QUIEN ME PRRMITIO TRADUCIRLA

Izuku estiró sus brazos mientras el día se estaba agotando. Las chicas realmente se superaron con la limpieza de la piscina de Kayama-sensei. Tanto es así que las chicas estaban tumbadas en la hierba. Izuku agarró las mesas que lucían las sombrillas y colocó sombra debajo de ellas. Lo último que quería que enfrentaran las chicas era quemaduras de sol y golpes de calor. Después de unos minutos duros y tensos, la adolescente de pelo esmeralda logró dar sombra a las chicas.

Se puso las manos en la espalda, sintiendo la tensión y el dolor. Fue un trabajo agotador. La pesada tarea de transportar la carretilla, el cemento para repasar áreas y similares. Sin embargo, fue el poder del trabajo en equipo lo que hizo la diferencia.

Bostezó cuando él también estaba sintiendo el borde del sueño. Él consumió gran parte del té de cebada de Kayama-sensei para calmarse en este muggy calor. Miró al patio, notando que Kayama-sensei se había ido por bastante tiempo. Los muchos trabajos de un héroe Pro de treinta y un años, pensó mientras hacía una risa jactanciosa.

"Kayama-sensei", dijo Izuku mientras entraba a la cocina. Su presencia no estaba allí. Sólo vaciar vasos de té y pilas de cajas de pizza. En su defensa, no esperaba que las chicas aparecieran, así que las invitó a almorzar. Izuku caminó hacia la sala de estar mientras trataba de encontrar a su maestro desaparecido. Estaba en silencio Muy silencioso. Como si oyera caer un alfiler.

No queriendo seguir invadiendo su hogar sin su permiso, él regresó a la cocina. Sacó su teléfono para ver si podía contactar a su madre para que lo recogiera. Frunció el ceño al ver que su teléfono celular no tenía ninguna cobertura. Sabiendo que eso era un fracaso, tomó una porción de pizza y se sirvió otro vaso de té de cebada.

Desde que terminó su lanzador, fue a por las chicas. Kayama-sensei le dijo que hizo que su vaso fuera especial porque contenía las mejores hierbas. Afirmó que el té de las niñas era comprado en la tienda y que no sabía tan bien.

El té era té, concluyó Izuku mientras se servía un vaso.

"¡No bebas eso!" Izuku gritó con fuerza cuando vio a Kayama-sensei, sorprendentemente, agarró su hombro. Se sentía como una cocina asustadiza que ha sido atrapada en el acto.

"Jesús, Kayama-sensei", gritó Izuku. "Me asustaste."

Kayama-sensei necesitaba recuperar el aliento. "Lo siento, Izuku. No estaba tratando de asustarte. Quería decir que el lote era malo".

"Las chicas bebieron de ella".

"No este", intervino el superhéroe Pro Hero 18+. Ella necesitaba cambiar el tema. Lo último que debía alertarle era sospecha. "Te ves muy colorada en este momento, Izuku".

"Lo soy," le preguntó él.

Ella produjo una débil sonrisa. "Sí, has estado trabajando todo el día con las chicas. Sé que te estaban cansando".

Izuku asintió, de acuerdo con Kayama-sensei. "Que ambos podemos estar de acuerdo.

"Entonces, dime, Izuku. Siempre das ayuda a mujeres solteras como yo", dijo casualmente. "O, solo estabas siendo amigable?"

"No, señora. Puedo entender la sensación de estar un poco enojada. Quiero decir, ni siquiera tengo una peculiaridad". Tomó aliento. "Me preocupo por ti. Me gustas. Mi madre me dijo que siempre fuera una mano de ayuda cuando fuera el momento adecuado".

Ella le guiñó un ojo. "Oh, qué mano de ayuda eres, mi dulce. Eres una joya".

¡¿Le gusto a él?! ¡¿Le gusto a él?! ¡LE GUSTO A ÉL! ¿Oír eso, zorras? ¡ÉL ME PERTENECE! ¿LO TENGO?

Su rostro se puso rojo de remolacha. Parecía un tomate. Si ella no pudiera evitarlo, lo habría colocado justo sobre la mesa de la cocina. Se dijo a sí misma que esperar pacientemente. Las cosas buenas llegan a los que esperan, se dijo a sí misma.

"Entonces, dime, Izuku. ¿Cómo van tus estudios para obtener tu peculiaridad?"

"Bien. Me estoy volviendo decente. Yagi-san me dijo con persistencia, que me dará una recompensa especial".

"Bien por ti, querida. ¿Qué pasa con las chicas?"

Se tragó el nudo en la garganta. "¿Chicas?"

Bingo. Ponlo en la posición que lo tomaría desprevenido. Estaba poniendo la trampa como una araña a una mosca o un león a un antílope. Su amor se acercaba más y más.

"Sí, querida. ¿Alguna chica ha intentado atraparte todavía?"

"No, señora."

"¿En serio? ¿Una muñeca tan hermosa, como tú?"

"No, señora. Un poco tímida, creo."

"Oh, dulzura". Este último tenía un insulto fuerte y seductor. Un sentido de ser maternal, pero un poco seductor. Ella sintió sus jugos secretándose de su lugar sagrado. Su santo pasaje buscaba a su salvador. Intentó mantener la compostura, pero ver la ingenuidad en el chico le impedía hacerlo. Se frotó las piernas juntas, tratando de absorber los jugos. Entonces, ella lo vio sonrojarse. ¿Lo sabía? Fue su aroma lo que atrajo su atención. Concedido, ella roció un poco de fragancia para cubrirse, pero tal vez él estaba interesado.

Sólo hay una forma de averiguarlo.

"Déjame hacerte un poco más de té, Izuku", respondió Kayama-sensei. "Tengo que entrar en el gabinete para encontrar dónde guardé el otro lote de té". Se puso de rodillas para ir al armario debajo del mostrador. Extendió las piernas lo suficiente para ver sus bragas a través de su falda. Sus bragas se clavaron en su coño. Lo lascivo de eso la excitaba, sabiendo que su aroma era secreto. Ella ingirió el olor, con suerte, Izuku estaba haciendo lo mismo. Por un momento, se sintió mal por la seducción (no realmente), pero al mismo tiempo, sintió que se lo merecía (decir la verdad). Era una buena mujer (más o menos, pero realmente se mentía a sí misma). Se declaró a sí misma como una niña querida durante el tiempo en que ninguna comadreja de intercalado estuviera marcando su territorio en su Izuku.

Ese trabajo estaba reservado para ella.

"Estoy comprobando. Estoy comprobando", dijo tímidamente. Ella tenía una sonrisa oculta. ¿Puedes verlo, mi preciosa querida? ¿Me puedes oler, cariño? ¡Solo el pensamiento me está haciendo más emocionada! 

"Una vez más, puede que lo haya puesto en el gabinete superior". Cerró la puerta del gabinete y alcanzó el gabinete superior. Cuando se dio la vuelta, vio la cara de Izuku. Parecía fascinado, sorprendido, sorprendido. ¿Era la niña esmeralda tan novicia? O, él también estaba luchando contra las emociones de un adolescente. Las hormonas corrían desenfrenadas en ellos. Ella sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que asumiera el control. Pensó que un hombre solo se estaba lastimando para combatir sus verdaderos sentimientos. Se confirmó cuando vio un bulto en sus pantalones.

¡Bingo!

"¿Estás bien, querida?", Preguntó ella con tono preocupado. Ella caminó hacia su dirección. El aroma de un perfume perfumado de mielada entró en su nariz, haciéndolo sonrojarse más que antes.

"Estoy bien", respondió Izuku. "Tengo cosas en mi mente, eso es todo. Me sentí como si hubiera estado en esta escena antes. Siéntete tan familiar".

Como una madre, su tono y su discurso no coincidían con sus palabras. Ella se sentó en la silla junto a él y le puso la palma de la mano en la frente. Izuku se sonrojó al sentir su suave toque. Ella incluso puso su frente sobre la de él, haciéndolos llegar a la nariz. Tanto es así, que él puede probar la menta que ella estaba comiendo antes. Ella rompió la distancia.

Ella colocó delicadamente sus manos sobre sus hombros. "A menudo, trato de masajear a mis estudiantes. Los masajes son buenos para el estrés". Ella continuó poniendo sus manos sobre sus hombros. Ella presionó sus manos. Ella podía sentir su respiración cada vez más profunda.

"Tienes mucha tensión allí, cariño. ¿Hay algo en tu mente?"

"No, señora", dijo débilmente.

Ella inhaló con dureza. "Debo decir, Izuku, estás muy bien cortado. Tienes un cofre tan resistente". Ella se rió. "Es una pena que las chicas no te aprecien. Si yo tuviera tu edad, nunca te dejaría en paz". Ella apretó los labios junto a su oreja. Ella retiró un fuerte aliento. "Si quieres, podría atacarte ahora mismo. Teehee!" Ella se retiró. "Es una broma."

Ella se volvió hacia él. Ella tomó su cabeza y la acunó como una madre a un recién nacido. Ella sopló en su cara. Izuku tembló, lo que era lindo para Kayama-sensei. Sus ojos iban en diferentes direcciones, pero no encontraban los de ella.

"¿Estás bien, cariño?"

"Estoy bien", dijo mientras tartamudeaba. "Creo que debería irme".

"¡Espere!" Ella incluso puso su frente sobre él otra vez, haciéndolos llegar a la nariz. Ella dio un poco de distancia entre ellos. "Querido, creo que podrías estar un poco bajo el clima". Ella le dio un fuerte abrazo. "Pobre Izuku. No creo que estés lo suficientemente enfermo, pero no quiero que te vayas a casa así".

"Kayama-sensei, creo que estoy bien". Sus pechos estaban sobre él. Empezaba a sentirse extraño. "Creo que puedo manejarlo".

Ella tenía que desempeñar el papel de un maestro. Ella colocó sus manos en su cadera, afirmando su autoridad ante el sonrojo de Izuku. "¡Izuku Midoriya! Como tu maestra, no te enviaré a casa sin supervisión en una condición como esta". Su voz se volvió severa. La última carta de Trump estaba en las obras. Una costumbre que ella apreciaba por el sistema de respetar a los ancianos en su comunidad. Izuku no iba a desobedecer a Kayama-sensei. Ella frunció los labios, sintiendo la humedad de su caverna. "Izuku, lamento haber sido un poco duro, pero quiero cuidar tu bienestar. ¿Confías en mí, amor?"

"Hago."

"¿Vos si?"

"Lo hago, sensei".

"Entonces, ¿por qué estás asustado?"

"No tengo miedo. Solo un poco nerviosa".

"Oh, dulzura, no te asustes. Kayama-sensei cuidará de ti. ¿De acuerdo?"

Él no respondió. Él simplemente asintió silenciosamente.

¡Maldita sea! ¡Eso fue fácil!

Kayama-sensei hizo unas risitas leves. Las uñas de ella hacían pequeños y suaves restos contra el omóplato. Ella sintió el sudor evacuando sus poros. Su corazón latía con rabia. Incluso cuando sus piernas se separaron junto a las suyas, ella sintió su cuerpo. Ella sabía cómo trabaja un hombre. Ella sabía que necesitaba hacer una cosa más e Izuku era suya para que la tomara.

"¿Qué tal una ducha, Izuku? Una ducha fría debería cuidar tu condición", le espetó a ella.

Solo di la palabra, Izuku, y eres mía para que la tomes.

"Está bien", respondió Izuku.

Mientras tanto….

Itsuka Kendo abrió bruscamente los ojos. Solo necesitaba algo de tiempo para calcular sus pensamientos mientras se frotaba la somnolencia en sus ojos.

O la falta de ello.

Algo estaba literalmente en el té cuando tomó un sorbo. Ella tenía el sentido común de no permitirse más, a diferencia de las otras chicas. La adolescente pelirroja necesitaba algo de tiempo para procesar sus pensamientos al darse cuenta de que sus compañeros de clase se estaban quedando dormidos. No uno, no dos, pero todos estaban cayendo en su lugar.

En otras palabras, ella puede sentir un yandere y una perra en la niebla.

La única razón por la que se unió a los demás fue solo porque quería estar segura de que ellos y el coño de Medianoche no estaban poniendo sus patas sucias sobre su hombre.

Ella recientemente tuvo que poner a Yui en su lugar cuando quería a Izuku. Ella recordó la belleza silenciosa. ¡Izuku no es TUYO! Él es nuestro! Moreso MINA!

Al ver a las chicas alineadas en el lugar, acomodadas por el paraguas gracias a su hombre, esperó el tiempo suficiente hasta que sintió que era seguro entrar en la cocina. Al entrar, no vio a Izuku ni a Kayama-sensei. Con el aroma de ese perfume barato en el que se baña Kayama-sensei, puede sentir que estaba cerca.

Salió de la cocina hacia el pasillo. El sonido de un golpe, seguido de agua corriente llegó a la conclusión de que estaban en el baño.

"Izuku-kun, amas cuando juego contigo así?"

"Kayama-sensei, no deberíamos estar haciendo esto".

"Oh, dulzura. ¿Recuerdas haberte dicho que me llamaras, Nemuri?"

"No se siente bien, Kayama-sensei".

"Eso es porque estás siendo un niño. Voy a hacerte un hombre, bebé".

"Diablos, no", ladró Itsuka cuando ella pateó la puerta del baño.

" ¿Qué demonios?"

"¡ Mantente alejado de él, vil mujer!"

Continuará….