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Su largo amor. ShinDeku

Ser héroe era su pasión, nutrir las mentes de los futuros jóvenes era algo que consideraba parte de su profesión, después de haber sufrido discriminación en sus días de juventud –debido a sus poderes– decidió que lo correcto era inculcar la aceptación de todos los poderes y no menospreciar o juzgar ni uno.

Daba clases en la preparatoria U.A, él mismo había estudiado allí, unirse a sus filas de profesores de la institución fue un gran honor, pero lo mejor de trabajar en el lugar era que estaba al lado de la persona que le gustaba desde los dieciséis años, Midoriya Izuku, el héroe número uno, profesor de la clase A y el hombre más amado de Japón. Shinso estaba seguro de que él lo amaba más que toda la población nipona, sólo que él lo hacía en silencio.

En el receso se sentaba a su lado en el comedor y hablaban un poco de toso, eso le hacía feliz, compartir un rato con el hombre era lo mejor de sus días, le gustaría que fuese siempre, pero había un rumor que parecía ser verdad, aquel que decía que Izuku y el héroe número dos, estaban en una relación romántica. Le gustaría averiguarlo, pero le daba algo de vergüenza preguntar, seguro que si lo hacía, Izuku se daría cuenta que suspira por él todo el día.

—Shinso, oye, Shinso— parpadeó repetidamente cuando sintió un tirón en su hombro, Midoriya le miraba con una expresión preocupada—¿Estás bien? — preguntó —Es que cuando llegué no me hiciste cado, luego te llamé y tampoco me hiciste caso, entonces no sabía si me estabas ignorando a propósito o si estabas cavilando sobre algo muy importante, seguramente era lo segundo, sé no serías tan cruel conmigo como para ignorarme tan descarada y cruelmente ¿cierto? — le miró con las cejas fruncidas en confusión—O puede que sí, Kacchan suele hacer eso, me ignora a pesar de que me está mirando fijamente, puede ser comprensible, tengo entendido que puedo llegar a ser irritante porque hablo mucho y en algún punto comienzo a murmurar sin darme cuenta, pero es que no... —Shinso suspiró enamorado al ver a su amado en su forma natural, tratando de ignorar la mención de su enemigo de amores y la clara asquerosa comparación

—No Midoriya, no te estaba ignorando, estaba pensando en algo y me sumí en mis pensamientos.

—Me alegra saber eso, realmente me preocupaba que yo en realidad no te agradara— sus mejillas se tiñeron de un suave rojo y frotó sus manos en su pantalón

—Me agradas mucho, Izuku— se miraron fijamente durante un momento, eso hasta que Midoriya carraspeó.

—¿Ya te vas a ir? — preguntó—Es que yo ya me voy.

—Sí, yo también me retiro— se dijo a sí mismo que era momento de pedir una cita, sería como un mini paso en dirección a su felicidad eterna— Midoriya, hay algo que me gustaría pedirte—sabía que su cara no mostraba demasiadas emociones, pero estaba seguro de que al menos un poco de nerviosismo era notable —¿Te gustaría ir a comer conmigo hoy? — preguntó con un leve temblor en su voz.

—Ay, Shinso— el tomo en el que lo había dicho fue casi infantil, su rostro se distorsionó en una mueca extraña, ¿tanto asco le tenía? —No puedo, quedé de verme con Kacchan hoy— antes de que Shinso por fin hiciera la pregunta de si eran pareja, el teléfono de Midoriya comenzó a sonar.

—Ya voy— dijo cuándo respondió— No te desesperes — supuso que era Katsuki, la expresión de Midoriya se había iluminado y su tono había cambiado. —Lo siento, nos vemos mañana— sacudió su mano como despedida, siguió hablando por teléfono incluso cuando ya estaba de salida.

Shinso suspiró con tristeza, su cuerpo entero vibró ante tal acción, sintió ganas de llorar, él no solía hacer eso, no porque no pudiera, sino porque no había muchas cosas que le causaran tristeza, las lágrimas no salieron, pero el sentimiento oprimía su pecho.

Decidió que se compraría un bote de helado y se deprimiría junto a sus gatos. Las calles estaban tan abarrotadas como siempre, todos parecían tan alegres, burlándose de su dolor, en la heladería le habían preguntado si deseaba dos cucharas para disfrutar su helado, era una clara referencia a compartir helado en pareja, le dijo que comería ese litro él solo, ¿acaso es un crimen comer helados solo?

Escuchó la melodiosa risa de Midoriya, sintió como si sus orejas se movieran en búsqueda de su amado, no tuvo que esforzarse, su amor estaba a unos metros, en una floristería, tenía una gorra negra, como un mini disfraz, Katsuki le había tendido un ramo de flores color lila, bufó al ver que ni siquiera sabía cuál era la flor favorita del peliverde, si él estuviese en su lugar, de seguro le daría ramos enormes de girasoles, pero no, Midoriya eligió al tipo que ni siquiera sabe qué flores le gustan.

A pesar de enaltecerse a sí mismo como un posible gran novio, Shinso se encontraba llorando en silencio, le dolía ver a Midoriya tan feliz al lado de otro, no era culpa del peliverde, porque él nunca le había dicho sobre sus sentimientos, nunca intentó algo más allá de una amistad. Se frotó los ojos cuando sintió la mejilla húmeda, ahí fue cuando Midoriya lo notó, le saludó con alegría hasta que se percató de sus lágrimas.

—¡Shinso! — le gritó desde su lugar, como para dejarle en claro que esperara donde estaba.

Midoriya entregó el ramo a Katsuki y sin decirle mucho, corrió hacia Shinso.

—No tenías que venir— dijo un poco gangoso.

—Claro que tenía que venir— le abrazó con fuerza— Te veías muy triste, eso no es bueno, no, no— le acarició el rostro con amor—¿Pasó algo malo?

Katsuki se acercó, Shinso se sintió como la tercera rueda—No quiero interrumpir la cita con tu novio.

Midoriya frunció las cejas con confusión, miró a su amigo de infancia, quien tenía la misma expresión.

—No somos novios— dijo con algo de asco— Somos amigos.

Bakugou le dio un zape en la cabeza—¿Por qué lo dices con tanto asco, maldito? —Hitoshi se pasmó, fue como si hubiera tenido una revelación cósmica.

—Yo creí que ustedes dos eran novios— frotó sus manos con nerviosismo—Incluso ahora, porque te compró flores, y...

—No son para mí, son para la persona a la que Katsuki va a invitar a salir— explicó— A Shishikura le gustan estas, yo lo acompañé para ayudarle a ciertas cosas.

—No te hagas cuentos en tu cabeza, idiota— Katsuki le miró con desprecio— Es más que obvio que te gusta el nerd y a él le gustas tú, dejen de perder mi tiempo y hacer estas escenas estúpidas frente a mí.

—¿Te gusto? — se preguntaron el uno al otro—Sí— respondieron, luego rieron ante lo extraño que se sentía todo, Bakugou chasqueó su lengua, empujó a Midoriya para que estuviera más cerca de Shinso y se marchó con su ramo de flores.

—Deberíamos salir— el rostro de Izuku se encendió en rojo—Sólo si quieres.

—Me gustaría, pero que quede claro que esto no cambia que haré que mis estudiantes sean mejor que los tuyos— rieron con cariño, entrelazaron sus brazos y tomaron su propio rumbo.

Después de todo su largo amor era correspondido.

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