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Árbol de durazno. TodoDeku

Palabras: 3394

Género: Ots, es una sorpresa.

Incluso si no le quedaban muchas cosas en la vida –de importancia–, al menos tenía su árbol de durazno, le daba buena sombra cuando salía a ver su huerto y lo premiaba con dulces frutos. Todoroki creía que la vida era simple, demasiado para su gusto, no siempre fue así, se lo recuerda todos los días cuando regresa a su cabaña, las paredes están impregnadas de recuerdos melosos que algunas veces desearía olvidar.

También quiso talar el árbol contra el que ahora estaba sentado, pero al final decidió que lo dejaría allí, como el recuerdo vivido del esponjoso cabello rizado y las mejillas teñidas de suave dolor durazno de su amado. Igualmente se sentiría culpable, porque Midoriya Izuku había cuidado de ese árbol desde que era una cosita pequeña, si lo cortaba sentía que lo heriría.

Se pone de pie cuando en la entrada de su granja, nota el auto de su hermana, sacude sus pantalones y se dirige a la entrada de su cabaña, espera paciente hasta que ella se estaciona y baja con una sonrisa amorosa.

—Hola, Shoto— lo abraza, siente el calor maternal que despide el cuerpo de su hermana—¿Cómo estás?

—Bien, lo bien que se puede estar.

—Deberías volver a casa, ha pasado un tiempo desde que estás solo, padre está dispuesto a olvidar el pasado, porque...

—Porque Izuku ya no está— dice, forma una mueca de disgusto—Incluso si el amor de mi vida está muerto, sigo siendo homosexual— su hermana aprieta sus labios—Me importa una mierda lo que ese viejo quiera, no voy a regresar a casa.

—Pero no puedes seguir viviendo de esta manera, vives al día, tú estás destinado a cosas mejores.

—Mi destino era ser feliz con Izuku, lo fui mientras se pudo—la mujer cierra la boca de golpe, sabe que ese tema todavía quema su corazón—No vivo al día, tengo un empleo, cultivo mi propia comida, él se fue, se llevó mi corazón y dejó dinero como si eso fuese a recompensar lo mucho que me dolería su partida— su voz se quebró, pero no iba a perder la compostura frente a ella—Así que no, no vivo al día, te pido que si sólo vienes para abogar por ese viejo, mejor márchate. Fuyumi sabe que no va a convencer a su hermano, observa el árbol de durazno, suspira con derrota y regresa a su auto para marcharse.

Shoto entra a casa, parece estoico, imperturbable, como siempre, al menos hasta que llega a su habitación y se acuesta del lado de Izuku, abraza su almohada y se encoje en una bolita de tristeza, lo extrañaba tanto.

(...)

Le dijo a su padre que era homosexual, lo hizo mientras estaban en una reunión familiar, era obvio que el hombre le diría que estaba loco, que tenía diecisiete y que no sabía lo que decía, pero era Shoto sabía que estaba enamorado de un hombre, lo sentía en lo más profundo de él, cada que veía a Izuku, quería besarlo, abrazarlo y decirle que le gustaba mucho, lo haría sin embargo necesitaba sacarse a su padre de encima.

Entonces lárgate de mi casa le dijo EnjiNingún Todoroki puede ser una aberración.

Entonces deberías empezar por ti —se levanta de golpe, se va sin nada más que lo que trae puesto y el poco dinero en sus bolsillos, no va a rogar por nada y menos a su padre.

Cree que dormirá en la calle, pero recuerda el sol brillante que le devolvió las ganas de vivir por él mismo, sus pies lo dirigen a la casa de Midoriya, no sabe si será bien recibido, pero debe intentar, para su sorpresa, la señora Midoriya se topa con él a la mitad del camino, comparten miradas silenciosas, la mujer no sabe exactamente lo que le ocurría al amigo de su hijo, pero la mirada de tristeza le dice que debe acogerlo.

—Vamos a casa, prepararé soba fría, Izuku me dijo que te gusta— sonríe cuando ve los ojitos brillantes de Todoroki, juntos se dirigen al departamento, lo acoge del brazo, trata de transmitirle que todo está bien.

Al llegar al departamento, busca con la mirada a Midoriya, pero no lo ve.

—Está en su habitación— le dije la mujer—Pasa, les llamaré cuando la cena esté lista.

No necesita preguntar cuál era la habitación, incluso si nunca había entrado, sabía que era la puerta del fondo, un cartel con diseños de All Might se lo decía, toca suavemente.

—Pasa— debe creer que es su madre, pero de todos modos abre, está sentado en la silla de su escritorio, sin embargo no estaba escribiendo o haciendo tareas, en su lugar está acariciando las hojitas de una planta, parece ilusionado.

—¿Qué es? — pregunta, Izuku pega un brinco al notar que no era su madre quien había tocado.

Observa a Todoroki, nota los hombros caídos y la mirada de cachorrito perdido—Es un árbol de durazno, es pequeño, pero lo cuidaré para que crezca grande y fuerte— decide que hará que Shoto se sienta bien antes de poder preguntarle lo que le ocurre.

—¿Qué harás cuando crezca? — se acerca para mirar.

—No lo sé, la verdad es que sólo se me ocurrió que sería bonito ayudar a un árbol a crecer.

Extiende su mano, Todoroki lo mira confuso, no está seguro de lo que debe hacer, pone su mano, entonces Midoriya tira de él y lo abraza, recarga su cabeza en el vientre ajeno.

—Las cosas siempre mejoran— le dice.

Antes de que Shoto pudiese decir algo, Inko entre abre la puerta y les avisa que la cena está lista. Mientras cenan se anima a confesar que su padre lo ha corrido por ser homosexual, Midoriya toma su mano bajo la mesa, entrelaza sus dedos y le mira con las cejas fruncidas, no esperaba que la madre de su sol, le ofreciera quedarse con ellos, tal vez sería aprovecharse mucho, pero aceptó, les pagaría todo lo que hicieron por él.

(...)

Ni siquiera era la gran cosa, las tierras que rodeaban la cabaña, se supone que funcionaban como una granja, no tenía animales para criar, pero seguro que a Midoriya le gustaría plantar verduras, frutas y tal vez trasplantar su árbol de durazno, en los últimos años había cambiado mucho de masetas, pero su tamaño ya indicaba que necesitaba suelo.

Recién hace una semana había cumplido veinte años, trabajó y ahorró junto a Izuku para poder vivir juntos lejos de la ciudad, no tenían tanto dinero y es por ello que vieron bien las tierras de la granja era lo más barato que encontraron.

—Mira amor— se gira para prestarle atención a Midoriya, le señala algo cerca del bosque que rodeaba la granja—Ven, ven.

Se notaba emocionado, fue a su lado, entrelazaron sus manos y caminaron por el bosque, allí cerca había un rio precioso.

—Es muy bonito, escogimos bien— dice emocionado.

—Bebé, las tierras no se ven muy fértiles, además la cabaña necesita reparaciones— quiere decir más punto en contra del lugar, pero Midoriya le calla con una mirada.

—Será más especial si lo levantamos juntos.

Shoto no pelea más con eso, acepta que Midoriya tiene razón, construir su hogar juntos sería más valioso. Regresan a la cabaña, para su suerte, el hombre de bienes raíces va llegando, firman el contrato y se besan con pasión al saber que tendrían un hogar juntos.

Regresaron a la cabaña con algunas cosas que necesitarían para reparar algunas zonas, por supuesto que Midoriya traía su árbol. Lo trasplantaron juntos, le dieron palabras de aliento para que creciera feliz, o eso siempre decía Izuku, juraba que su bebé crecía fuerte con las charlas que le daba. Su nuevo hogar tomó forma rápidamente, no era una casa lujosa, pero era perfecta para ellos.

(...)

Shoto estaba lavando los trastes, levantó la mirada para ver a su novio regar su árbol, parecía estarle contando algo, se veía precioso con los rayos de sol iluminando su silueta, de verdad que se sentía afortunado, supo que su destino era estar juntos. Un vaso de plástico resbaló de sus manos y rebotó en el piso, un poco de espuma salpicó en el piso, tomó una servilleta de tela, se agachó para tomar el vaso y secar. Volvió a mirar por la ventana, Izuku se veía un poco confundido, parpadeaba repetidamente, tal vez algo de tierra voló a sus ojos, regresó su mirada a su tarea, al menos hasta que escuchó un golpe seco en el exterior, regresó la vista, Midoriya yacía tirado en el suelo.

Corrió con las manos escurriendo en agua, al salir, el otro ya estaba sentado en el piso, se miraba las palmas de las manos.

—Amor, ¿estás bien? — ofrece su mano, pero parece que Izuku no la ve.

—Uh, sí, sólo me enredé con mis pies— explica, acerca su rostro a la mano de Todoroki, era como si tratara de reconocer lo que estaba frente suyo, luego subió su mano con lentitud—Creo que el golpe me mareó un poco, ¿me llevas a nuestra habitación? — aprieta la mano con fuerza.

Se pone de pie, pero Shoto no deja que avance sólo, lo carga con firmeza.

—Oye—le mira atentamente—Te amo.

—Yo también te amo, mi cielo.

Se acurruca en el cálido pecho de Shoto y se deja llevar a la habitación, es arropado y besado con cariño, seguro que al otro día se sentiría mejor.

(...)

Midoriya no recuerda dónde pudo haber dejado sus llaves, recuerda haber bajado de su auto, llegar a la cabaña y luego nada, sus manos sudan, se siente muy ansioso, últimamente le pasa eso, el día anterior no podía recordar la contraseña de su computadora de oficina, había trabajado allí durante seis años, nunca había olvidado aquello.

—¿Mi cielo? — se gira, Todoroki acaba de llegar, le mira con una ceja arqueada—¿Qué haces allí?

Parpadea confundido, mira hacia abajo, se da cuenta de que está trepado sobre el respaldo del sillón, no recuerda para qué se subió, mira confundido a su alrededor, el librero a su lado le dice que estaba buscando algo.

—Estaba buscando— dice, su novio le mira, espera a que le diga lo que busca, pero él mismo se ha olvidado. —No recuerdo lo que estoy buscando

—¿Cómo? — la incredulidad lo molesta un poco—¿No recuerdas lo que estás buscando?

—No, Shoto, si te digo que no lo recuerdo, es porque así es— sabe que sonó grosero, lo nota en la expresión dolida de quien no tiene la culpa.

El ambiente se siente incómodo, Izuku baja del respaldo del sillón, se sienta y busca las palabras necesarias.

—Perdón— dicen al mismo tiempo. Aquello fue suficiente para que ambos sonrieran.

—Está bien, todos tenemos días malos.

(...)

Todoroki siente a Midoriya removerse en la cama, lo escucha suspirar frustrado y abrazarse a él de formas distintas, abre los ojos, se lleva un susto al encontrarse a su novio sentado, lo está observando fijamente, sus miradas están conectadas.

—¿Estás bien? — parece que lo asustó al hablar de pronto, lo ve saltar del susto, sus manos se agitan al igual que sus piernas, dura unos segundos, lo suficiente para que él se preocupe más, se incorpora en la cama, pero el temblor de extremidades ha parado—Izuku, amor, ¿qué pasa?

—No lo sé, sólo me asustaste.

Ya no quiere decir que todo está bien, sabe que algo no lo está.

—Ven, voy a abrazarte.

—No puedo dormir.

—No importa deja que te abrace.

Se acurrucan en la cama, se abrazan, Shoto dormita y Midoriya tan sólo mira el precioso rostro de su novio.

(...)

Estaba leyendo unos papeles de la oficina, ese día hacía más calor de lo habitual, había terminado por deshacer el nudo de su corbata, mira la hora en el reloj de pared, faltan dos horas para regresar su casa, pero ya quiere ver a Izuku, últimamente se preocupa mucho por él, lo ha visto caminar apoyándose de la pared, duerme esporádicamente, olvida muchas cosas y tiene ataques de ansiedad, pero cada que le sugiere ir al doctor, recibe miradas de enojo y la misma oración "Estoy bien, seguro sólo es algo momentáneo", pero él sabía que era más que sólo eso.

Su celular suena, es Izuku, contesta sin demora.

—¿Señor Todoroki? —se escucha del otro lado, no es Izuku—Hablamos del hospital general, este es el número de emergencia del señor Izuku Midoriya, llamamos para que venga.

Siente como la temperatura de su cuerpo baja, un nudo se forma en su garganta, lo único que puede hacer es hacer un ruido para hacerle saber que lo había escuchado a la otra persona. Pide permiso a su jefe, el hombre lo deja ir, siente que si le dice que no, su contador se desmayará frente a él.

En el hospital lo conducen a una de sus camillas en urgencias, Midoriya luce agotado, está mirando fijamente el suero que tiene en intravenosa.

—Señor Todoroki— el doctor lo mira neutral—¿Es familiar del joven Midoriya?

—Soy su novio.

—Bien, su novio llegó aquí con ayuda de una joven, parece ser que estaba deambulando por el centro de la ciudad, dijo que repetía constantemente que necesitaba llegar a casa, pero no sabía cómo llegar, luego simplemente dejó de formular oraciones y palabras de forma coherente, ¿sabe usted de alguna enfermedad que padezca?

—No, él siempre ha sido muy sano, ni siquiera lo he visto con gripe—siente sus manos temblar.

—Entonces comenzaremos con análisis para saber lo que pasa con él.

Sin decir más se va con las enfermeras para ordenar los estudios, Shoto se acerca lentamente a la camilla, recarga sus manos en los pies de su amado, sólo así logra que su temblor se detenga, Izuku gira su rostro lentamente.

—Hey— le sonríe, no recibe una respuesta, ve la mandíbula moverse, Midoriya titubea, no quiere hablar, porque no sabe si va a poder decir algo coherente.

—La— sale con una voz suave, Shoto asume que es un saludo— l...nto. —Junta sus manos para que pudiera entender lo que dice

—No amor, no tengo que perdonar nada.

Las enfermeras llegan por él, escucha que te tomarán una tomografía y algunas placas, no le queda nada más que esperar

Creutzfeldt-Jakob— no sabe qué es eso, pero es lo primero que dice el doctor cuando le muestra los resultados—Es una enfermedad neuronal— comienza con algo sencillo para que ambos puedan comprender—Su novio comienza con un deterioro leve, pero mediante el tiempo avance, los síntomas van a empeorar, tal vez no todos, pero puede llegar al coma o la muerte directa.

—¿Cuál es el tratamiento? — pregunta, pero recibe un manotazo de parte de Izuku.

—N...no ten...emos— hace una seña con la mano, daba a entender la palabra dinero.

—Esperen— el doctor intervine en la pronta discusión de pareja. —No hay tratamiento, ni cura.

La noticia cayó como un balde de agua fría, Izuku tuvo que sostener a Shoto del brazo, de lo contrario se habría ido hacia atrás.

—Entonces, ¿qué podemos hacer? —pregunta.

—Amarse mucho, las estadísticas de vida son de un año.

Se retira, parece que se llevó consigo el alma de Todoroki, sus ojos parecen perder el brillo, Izuku se preocupa, un diagnostico así le hacía negarse a ir al doctor.

(...)

Izuku ríe como niño pequeño, su cerebro pareció reconectar para hablar correctamente, sin embargo, como lo había dicho el doctor, otras funciones neuronales habían decaído.

—Amor, amor— llama a Shoto—He visto un conejo rojo entre las papas— dice risueño.

—¿De verdad? — gira su rostro hacia el huerto.

—Sí, pero se fue brincando y no lo alcancé.

Lo ve imitar los saltos del conejo, sonríe, no le queda decir nada, parte de los síntomas eran ciertos niveles de demencia y alucinaciones, nunca eran agresivas, pero ciertamente podían hacer que las personas le miraran raro, evidentemente sus facultades ya no eran buenas para trabajar, pero no importaba, Todoroki trabajaría para los dos.

—Voy a regar a mi bebé— dice—¿Me llenas la regadera?

Lo hace al instante, lo cuida desde la entrada de la cabaña, se asegura de que no se lastime, su andar acostumbra a ser torpe, ya no puede coordinar bien sus movimientos.

(...)

Disfruta de la soba fría que prepara Todoroki, las cenas son agradables, entrelazan sus manos libres y se sonríen cuando sorben los fideos. Siente un espasmo en su cadera y su pierna derecha se mueve involuntariamente, patea fuertemente la pierna de su novio. La soba se atora en la garganta ajena y le hace toser frenéticamente.

—Lo siento, lo siento— se levanta, pero su andar torpe le hace irse de cara contra el suelo.

Todoroki se levanta para ayudarle a ponerse en pie, la tos ha disminuido, pero tiene los ojos llorosos.

—¿Estás bien? — su voz es ronca.

Izuku comienza a llorar sin control, se aleja de Shoto y cubre su cara con las manos.

—Estoy siendo un estorbo— pronuncia entre berreos.

—No amor, no lo eres— lo abraza con fuerza—No me pasó nada, ni siquiera me dolió la patada, todo está bien.

—¡No lo está! — lo trata de alear con todas sus fuerzas—¡Soy una carga para ti, no puedo ni siquiera salir a regar mi árbol sin darme un viaje mental! — comienza a sacar sus frustraciones—Estoy amarrándote a alguien que en unos pocos meses terminará en cama, sin moverse, será asqueroso.

—Ssh ssh— palmea su espalda— No digas cosas como esas, estaré contigo siempre, te amo, no importa absolutamente nada, mi destino sigue siendo estar a tu lado.

Consuela el llanto amargo, le susurra palabras de amor, lo besa cada que quiere comenzar a decirle que lo deje morir solo en el hospital.

(...)

Gira su cabeza hacia la ventana, la vista del exterior ya le parece aburrida, regresa su vista a las puertas del clóset, suspira con derrota, ya no puede mover más que eso, sus extremidades están contraídas, se siente como un hámster, por la posición de sus manos. No tiene muchas opciones, no tienen suficiente dinero para una silla especial y de todos modos va a morir, no importa.

Escucha la puerta abrirse, luego siente la calidez de Shoto a su lado.

—Estoy en casa— le besa la mejilla.

—Bienvenido— trata de sonreír, pero las comisuras tiemblan—Amor— mueve una mano, le daba entender a Todoroki que quería que la tomara—Gracias por estar conmigo.

—Lo hago porque te amo y amo estar contigo.

—Cuida de mi árbol, cuida de ti mismo, no te quiero tristeando por ahí, vive por mí.

Izuku vuelve a llorar, últimamente está más llorón. Todoroki sintió aquellas palabras como una despedida, pero prefiere no escarbar ahí, cambiar el tema va a calmar los dolores de su corazón

—Voy por tu comida mi amor hermoso.

Shoto cocina tranquilamente, está preparando Katsudon, seguro que eso animaría Izuku, prepara la bandeja, le pone un durazno de los de su árbol y una flor de su rosal, camina con la sonrisa más alegre que puede mostrar, abre la puerta con uno de sus pies, pero tan pronto lo hace, deja caer la bandeja, Midoriya convulsionaba con violencia, sus ojos estaban en blanco, entró en pánico, llamó a emergencias, no sabía si él era apto para moverlo, agradeció que los paramédicos llegaran con prisa, siguió a la ambulancia, no lo dejaron ir con ellos porque los movimientos de Izuku eran muy bruscos y ellos tenían que usar todo el espacio.

Siguió a la camilla hasta que se perdió tras unas puertas blancas, allí lo detuvieron, no pudo hacer más que esperar, él odiaba esperar.

Algunas horas después el doctor lo bocea, cuando lo encuentra, el hombre niega con una expresión triste, comienza a hablar, pero Todoroki no está escuchando, sabe lo que aquella negación significaba, grita, asusta al resto de personas en el hospital, llora con fuerzas y sus rodillas se doblan, no lo acepta, Izuku no podía irse así como así, apenas hace unas horas le tomaba de la mano.

(...)

—Un poco egoísta de tu parte— sostiene una foto—Pedirme que viva la vida por ti, ¿cómo? Si yo me quiero ir contigo.

Todoroki no tiene muchas cosas, pero al menos tiene una cabaña en una granja y un árbol de durazno que le da buena sombra, lo único que le falta es su corazón, pero ese se lo llevó su cielo cuando partió.

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