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8 - Entrenamiento Part. 2 (1)

Capítulo 8 - Entrenamiento Part. 2

Todo comienza dentro del calabozo.

Nuestro protagonista caminó lentamente, estando en el primer piso del calabozo. Sostenía con fuerza su hacha.

En estado puro de alerta.

Se detuvo.

Viendo a tres duendes olfateando sus alrededores.

La atención de ellos fue tomada, también echando un vistazo a nuestro protagonista que se pusó en guardia.

Izuku recordó sus palabras del día anterior a su compañera. Una promesa con ella que deseó cumplir.

"―Prometo esforzarme mucho, Naaza. Voy a pagar nuestra deuda. Y después, viviremos cómodamente para siempre. No vas a tener ningún remordimiento por ese accidente.―,".

No pensó titubear. No más.

Los duendes atacaron sin pensar nada.

Él retrocedió con cierta elegancia, pensando en separar a los duendes para entrar en un rápido combate uno contra uno.

Dejo pasar un zarpazo, un duende que pasó de largo, gruño dispuesto a contraatacar. Pero sintió dolor en su cuello, por instinto, se llevó las manos a su cuello solo para ver su sangre.

Izuku pasó caminando a su lado, empujándolo contra el último duende, intentando conservar esa calma que estaba aterrando a los duendes.

No iba a titubear ahora.

Sin problemas sujeto de la muñeca del segundo duende, elevando su hacha hacía arriba, decapitó con mucha fuerza al duende que estallo en humo negro.

En una caminata lenta, caminó al último duende que temblaba sin hacer nada. Deteniéndose a unos metros del monstruo. Una gota de sudor se deslizó por su mejilla.

Todavía continuaba sintiendo remordimiento por estas criaturas.

"―Ellos, me arrancaron un brazo."

"―Salí con vida por suerte; sin embargo, nada bueno vino de eso. El señor Miach rogó por una prótesis muy costosa. Y con la gran deuda que causó esto, mis compañeros nos abandonaron."

El duende temblaba de miedo. Un miedo primitivo de supervivencia. Necesitaba huir de inmediató.

Viendo los ojos esmeraldas del humano, su tembló no se detuvo.

Sin rastro de emocion en ellos. Izuku sujeto su hacha ejerciendo su fuerza en ella.

"―Si vas a sentir remordimiento y tristeza, te recomiendo dejar esto."

"―Pensar demasiado dentro de un calabozo solo te llevará a la muerte."

Izuku volvió a caminar.

Y el duende, comenzó a huir.

Si deseaba pertenecer a este nuevo mundo.

Necesitaba acostumbrarse a sus reglas.

No pensaba titubear.

Despavorido, el duende corría lo más rápido. Sin embargo, de forma grotesca y repentina, su cabeza estalló cuando una hacha literalmente atravesó su cráneo.

Izuku presencio como el duende estallaba poco después. Recogiendo su piedra mágica, la guardo dentro de una pequeña bolsa.

Tomó también su hacha, optando por limpiarla para continuar.

Unos minutos después, continuó su caminó para buscar más monstruos.

Esta busqueda no tardó demasiado cuando un monstruo perro se acercaba a él de forma peligrosa.

Izuku balanceó su hacha, y con un corte horizontal. Fue sorprendido cuando el monstruo mordió el filo.

Sus dientes, causaban leves quebraduras en su hacha, cosa que lo alertó mucho.

Cuando metió una mano en su bolso, buscó su daga, pero un ataque imprevisto del monstruo a través de un rasguñó. Le costó reaccionar y su mejilla. izquierda pagó, dándose con tres marcas de garras.

Recordó un movimiento de su compañera durante su primer entrenamiento. Imitando esa acción, atacó al monstruo con un rodillazo al vientre. Sacando su hacha cuando el monstruo abrió su boca. De su bolso repentinamente saco su daga, perforando el cráneo del monstruo que estallo momentos después en humo.

―¿Qué haré ahora?―, Se preguntó viendo su hacha dañada por esa mordida. Si peleaba de nuevo, habían grandes posibilidades de que se rompiera.

Ahora dejó de confiar en ella.

Todavía tenía su daga, sin embargo no sabía como utilizar dicha arma.

Ahora le salvó de una peligrosa, pero eso no significaba que sabía como funcionaba, o que hacer con ella.

Y en ello, recordó una regla impuesta por su dios.

"5. Asegurar todas las provisiones.
Cuando abandonara la sede. Y antes de ingresar al calabozo, asegurar cada provisión, armas en buen estado, comida, pociones, y también añadió por su parte estar bien desayunado. La última vez que no desayuno y trabajó, no la pasó nada bien."

Su arma no estaba en buen estado. Asi que no le quedó de otra más que abandonar el laberinto, con tan solo cuatro monstruos derrotados. Este hasta el momento seria su peor resultado.

Gremio - Minutos después.

Ingresó al gremio con una expresión relajada. Sin enfrentar más monstruos, pudo relajarse al momento.

―¿Izuku? ¿Qué paso?―, Curiosa, Eina preguntó. No fue tanto tiempo que el aventurero ingresó al calabozo, y se le hizo extraño que abandonará tan pronto.

―Hola Eina: tuve que volver porque se rompió mi arma. No quería arriesgarme de más.―, Izuku enseñó su hacha en mal estado. Para asentimiento aprobatorio de su consejera.

―Excelente decisión, Izuku, tu arma es tu mayor aliado allí abajo.―, Ella comentó.

―No he hecho demasiado, asi que mañana tomaré horas extras, ¿sabes donde puedo comprar armas? que sea de un presupuestó humilde.―, Se sonrojó un poco, no contaba con tanto dinero ahorrado como para comprar cosas extravagantes.

―Tengo libre esta tarde, si quieres te puedo guiar a un lugar excelente.―, Eina propuso manteniendo una expresión serena, con solamente intenciones de ayudar al chico y de paso visitar algunos lugares.

―Oh, eso suena genial, ¿a qué hora puedo pasar?―, Izuku sonrió emocionado, las buenas vibras de "lugar excelente" causo que se emocionara un poco. Deseo buenos precios.

Después de todo su presupuesto era de 35.300.

Los ahorros de su vida.

―Ven a las cuatro, nos iremos directamente. No es lejos de aquí, es más, es aquí mismo.―, Sonrió para sonrisa entusiasmada del adolescente.

―Entonces pasaré a las cuatro, Eina. Gracias por tu ayuda.―, Agradeció sinceramente.

―No es nada. Nos veremos en unas horas, Izuku.―, Se despidió del chico que iba de caminó a cambiar sus cuatro gemas.

Ganancias Obtenidas: (375)
Monstruos Derrotados: (4)

No se comparaba con su ganancia anterior. Pero peor era nada. Tomando su pequeña bolsa con monedas, abandonó el gremio de nuevo rumbó a su sede, la sede farmacéutica.

―Regresé.―, Izuku llamó pero no hubo nadie en la tienda. Ingresando a la casa, pudo ver a su compañera sentada delante de la caldera, creando la sustancia para las pociones. ―Naaza, volvi.

Se sorprendió por la repentina llegada del protagonista. ―¿Tan rápido? ¿Ocurrió algo? ¿Estás bien?―, Dejó de lado las pociones para levantarse y acercarse a él.

―Mi hacha se quebró, no quería que se rompiera mientras me enfrentaba a monstruos y quedar desprotegido.―, Contó mostrando su hacha quebrada, la mordida de ese perro humanoide si fue demasiado para su pobre hacha de leñador.

―Bien hecho, fue una decisión inteligente, Izuku.―, Contestó poniendo una pequeña sonrisa.

―No pude conseguir demasiado este día. Fue una mañana perdida.―, Suspiró un tanto decepcionado, aunque no se culpó por su hacha quebrada, cosas que pudieron suceder y sucedió.

―Nada es más valioso que tu vida.―, Comentó, señalando un asiento al lado de la caldera.

Izuku entendió ese mensaje, sentándose mientras se quitaba la mochila. Naaza también hizo lo mismo, volviendo a la tarea de creación de sus pociones.

―¿Y el señor?―, Preguntó curioso, pero su pregunta fue respondida por el mismo dios, que bajo una escaleras tranquilamente.

―Bienvenido Izuku, escuché que se te rompió tu hacha, ¿es cierto?―, Se acercó curioso, no escuchando del todo la conversación.

―Si señor, mi consejera me va a guiar a un lugar para comprar una nueva. Me encontraré con ella a las cuatro.―, Contó.

―Le gustas. Te gusta. Se gustan. Están enamorados.―, Naaza comentó. Y izuku paso a un rojo intenso.

―No, no, no, no, claro que no, ella es solo muy amable, es solo es eso. Y a mi no me gusta, es bonita pero no, no, no.―, Rapidó negó, muy sonrojado por la declaración de su compañera, ella solo lo miro sonriendo un poco.

―Mientras más lo niegues más te vas enamorando.―, Se burló, divirtiéndose un poco por la roja cara de izuku.

Muy avergonzado por esas declaraciones falsas, deseó venganza. ―A tí te gusta el señor M..―, No pudo contestar cuando ella le tapo la boca, y empujándolo contra el suelo, empezó a golpearlo en su higado izquierdo.

No fue fuerte, sin embargo, para izuku fue una tortura. ―Eres muy vengativo, arreglare ese defecto, ¿bien? ¿bien?―, Naaza aumentó un poco más su fuerza, aumentando los gritos ahogados de izuku que pedía clemencia.

―Déjalo, por favor, Naaza.―, Demostrando una sonrisa nerviosa por la situación, separó a sus dos hijos.

Izuku se tomo la zona afectada entre pequeños quejidos, dolorosos quejidos que demostraban su sufrimiento, ¡eso había sido una tortura!

Ese comentario que daría, fue sin fundamentos ni ciertos, solo con intención de intentar avergonzar a la mujer frente al dios.

Pero ese mismo comentario, no esperó que se lo tomará de esa manera. Y si se lo tomo de esa manera.

¡Era cierto!

Miach se agacho un poco para ayudar a que se levantará. Accedió con gusto a la ayuda. Pero viendo de reojo a su compañera, ella hizo una seña de silenció, y paso un dedo por su propio cuello, en señal de que se lo cortaría si hablaba de más.

Lo que iba a comentar.

¡Era cierto!

―¿Tienes dinero para comprar un cambió de hacha, Izuku? Te daré mis ahorros si lo deseas.―, Miach tenía sus propios ahorros para su deuda. Obtenidos por partes de las ganancias de la farmacia, la cual por suerte le iba muy bien.

―N.. No hace falta, señor. Puedo comprar con mis ahorros. Creo que debería ser suficientes.―, Izuku respondió, agradecidó por la propuesta del hombre, pero no le quitaría nada.

―¿Estás seguro?―, Preguntó de nuevo, para asentimiento del adolescente. ―Esta bien, si necesitas por casualidad, no dudes en decirme. Si o si debes de comprar una hacha, ¿bien?

―Si señor, no se preocupé.―, Izuku hizo una pequeña reverencia, apreciando como el hombre asentía y se retiraba por la puerta principal.

Naaza viendo como se retiraba el dios. Miro rápidamente a su compañero.  ―¿Estás loco?―, Susurró tiernamente sonrojada.

―No sabía eso.―, Se excuso dolorido, volviéndose a sentar en el pequeño banco. ―¿Cómo iba a saber?

―Ahora vas a usar eso para burlarte de mí, ¿cierto? No te conviene, Izuku.―, Intentó sonar amenazante, pero su vergüenza dejó sus mejillas rojas, sin poder cambiar esa expresión.

―No veo la razón para burlarme. El señor es un hombre amable que te ayudó mucho. Y también eres una mujer amable que esta para él, intentando pagar por todo. Merecen ser felices, mereces ser feliz.―, Izuku sonrió mientras se seguía tomando la zona afectada. Un poco más y hubiera vomitado por todos lados.

Se relajó y sonrió manteniendo esa expresión sonrojada. ―Gracias Izuku.―, Sintió fortuna de tener un buen compañero a su lado. Su nuevo amigo.

Pasó unos minutos, y avanzaron las horas.

Ahora en las ruinas. Izuku estaba parado en medio de ellas con tres flechas clavadas en su cuerpo, Mano derecha, hombro izquierdo, y en su espalda.

Ninguno con intenciones mortal.

Sudando por este entrenamiento.

Él por pura fortuna consiguió esquivar un ataque, pero otros dos ataques dieron en su cuerpo.

Todavía no conseguía ese instinto de aventurero, no era una especie de prodigio, no se consideraba de esa manera. Pero sabía que la recompensa de su esfuerzo daría resultados tarde o temprano.

―No fue tan malo, has esquivado una.―, Naaza se acercó despreocupadamente, sin preocupación realmente por el daño del chico. Al cabo, tenía pociones para la ocasión.

―Una sola.―, Comentó sentándose para dejar escapar un suspiró cansado.

―Es un progresó, iniciaste ayer este entrenamiento. Y hace tres días eres aventurero. Debes sentirte orgulloso de tu progresó.―, Contestó, sentándose a un lado suyo. Empezando a retirar sus flechas del cuerpo de Izuku.

―Me gustaría ser una especie de super prodigio. Tal vez así, todo fuera más sencillo.―, Se comentó, siendo escuchado por la mujer que negó con su cabeza.

―No dependes de ello. Tienes algo que te caracteriza a diferencia de esos prodigios como dices: es tu determinación, Izuku.―, Comentó para atención del mencionado. ―Tu corazón brilla con esa llama. Y la usas sin pensarlo. Vas a mejorar, solo debes confíar en tí mismo desde ahora.

Izuku solo pudo sonreír en respuesta. Confiar en sí mismo era lo único que estuvo a su lado en su dimensión anterior. Confiar en que podía ser un héroe incluso con las dificultades de no tener un poder. Aquí si contaba con habilidades para ser alguien. Y ahora sí tuvo un amigo que confiaban en él.

―Gracias, Naaza. ¡Voy a trabajar duro!―, Izuku bebió una pociones, comenzando a ser regenerado muy lentamente.

―Asi se habla, ¿Quieres seguir practicando?―, Preguntó, sonriendo un poco por la brillante mirada determinada del adolescente.

―¡Si, por favor!―, Izuku se levantó del suelo, ayudando a Naaza también.

Dejaron de lado el entrenamiento de reflejos, iniciando una pequeña pelea. Naaza aunque no muy experimentada en este tema. La experiencia siempre sumaba. Y era capaz de superar a nuestro protagonista como si fuera experimentada en el combate cuerpo a cuerpo.

Esquivar para ella fue sencillo. Más con lo lento que se veía su oponente, su amigo.

Pero pudo sentir un destello en cada uno de esos puñetazos. Estaban cargados con mucha fuerza, no riesgosa, sin embargo debía ser precavida de no recibir ubo.

―¿Sus estadísticas han subido estos días?―, Pensó seria, no contraatacando y solo limitándose a esquivar.

Izuku con pequeños saltos hacia atrás, bajó su mirada para verse a si mismo.

Cada vez se sentía mejor, un sentimiento de crecimiento. Un sentimiento de que podía seguir y hacerlo.

Subiendo sus puños en nueva postura. Sus puños llenos de fuerza, provocaba su falta de velocidad.

Debía mantener un equilibrio.

Izuku coloco su pie izquierdo un paso adelanté, seguido de su pie derecho que se puso ligeramente atrás, junto a ambas rodillas flexionadas.

Su brazo izquierdo se extendió un poco hacia adelante, y su brazo derecho se acomodó un poco detrás con ambos puños bien cerrados.

Relajó ambos hombros.

Y fue consciente de que no funcionaria lanzar puñetazos cómo tonto.

Necesitaba ser impredecible, necesitaba aprender combinaciones impredecibles.

Naaza se mantuvo expectante, no interfiriendo para nada. Notó desde un principio un pensamiento profundo del chico, ¿se dio cuenta de su defecto?

Viendo la postura que tomó, esperó paciente a ver un cambió. No tuvo muchas expectativas. Un pequeño error.

De la nada, Izuku se lanzó contra ella a una velocidad un poco mayor a la anterior, tomándola por sorpresa.

Movió su cabeza a un costado para dejar pasar un puñetazo.

Puñetazo que rozo su mejilla derecha peligrosamente.

Atacó con más velocidad, usando rápidos golpes y ganchos, todo siendo básicamente lo mismo, ella esquivando sin problemas, aunque se estuvo aue esforzar un poco más.

Sin predecir, Izuku subió una pierna con intenciones de dar una patada al cuello.

Naaza puso sus dos pies firmemente contra el piso, subió ambos brazos como escudo a la altura de su cuello intentando defenderse de esa imprevista patada.

Pero repentinamente esa patada detuvo su trayectoria.

―¿Eh?

La pierna de Izuku bajo a gran velocidad, impactando contra su rodilla derecha duramente.

Ella saltó hacía atrás, esquivando un puñetazo de nuevo. Sobando su rodilla un poco dolorida, supo donde dar aquella patada.

Izuku se lanzó en ataque.

Usando un gancho derecho, ella volvió a esquivar, no obstante su puño logró rozar su nariz.

Naaza se inclinó hacía atrás, usando esa inclinación para levantar su pierna derecha de abajo a arriba. Dio una voltereta con patada incluida.

Izuku con mucho esfuerzo, inclinó también su cuerpo. Cuando sintió el rocé de la patada con su mentón. Consiguiendo esquivar aquella rápida patada.

―¡Lo hice, esquive, lo esquive!―, Levantó su puño en señal de victoria. Cuando se concentro de nuevo, presencio un puño acercarae a su rostro. ―Oh no.

Fue demasiado tarde para reaccionar.

Con su puño extendido, ella vio al inconsciente adolescente lanzado metros atrás.

―¿Qué fue eso?―, Pensó, sobando su rodilla dolorida. Apesar de la diferencia de nivel, él supo donde patear para que en verdad doliera.

Incluso pudo ver una versión más seria del chico, como si se hubiera sumergido en concentración.

Sus ojos no demostraron ninguna emocion hasta que se distrajo al esquivar su patada.

Había determinación y talento.

Izuku rato después, comenzó a volver a la realidad.

Sintiendo gran suavidad en su cabeza. Notó que estaba apoyada en los muslos de su compañera.

―Jajaja.―, Izuku de la nada empezó a reir.

―¿De que te ries?―, Preguntó confundida, viendo la enorme sonrisa del chico.

―Casi te gano.―, Izuku se sentó, consiguió dar una patada y esquivar una patada. Este día terminó con su victoria. Al menos lo consideraba de esa manera.

―No creo que estes contento por eso, seguro estás contento por tu cita, ¿cierto?―, Volvió a sonreir cuando izuku pasó a rojo completamente.

―Te equivocas, no es una cita, es una reunión de amigos con fines de compras.―, Izuku comentó explicando la situación. Y faltaban pocas horas para que ese momento llegara.

―Si, si, cómo digas. Es hora de volver, tienes que ir bien vestido vestido tu cita.―, Naaza se levantó, y  comenzó a caminar a la casa. Seguida lentamente por un sonrojado chico que dejó de discutir.

Pasó unos cuantoa minutos. Izuku vestía una ajustada camisa negra, junto unos pantalones holgados del mismo color. De fondo observo sus zapatos rojos que ahora solo eran un recuerdo de su antigua dimensión.

Negó con su cabeza.

Arrodillándose, abrió su cofre de ahorros.

Comenzando a sacar todas sus monedas y poner todas dentro de una bolsa, llenándola considerablemente para comprar un hacha de buena calidad.

Izuku después de juntar todas sus monedas.

Se puso sus zapatos y abandono su habitación caminando a la entrada principal.

―¿Ya te vas, Izuku?―, Miach preguntó mientras atendía a unos aventureros.

―Si, señor. Volveré pronto.―, Se despidió con una pequeña reverencia.

―Esta bien, cuidate. Y buena suerte en tu cita.―, Se despide sonriente, sin intenciones de burla.

―Todos menos usted, señor.―, Podía soportar los comentarios de su compañera, pero no de su dios.

Movió su mano de forma perezosa y apenada, abandonando el local farmacéutico.

Caminó hasta el gremio como había acordado con su consejera.

Y pudo verla.

Eina llevaba un hermoso vestido que le llegaba hasta las rodillas de color rosa con bordes oscuras. Unos zapatos de tacones blancos y su cabello suelto como siempre.

―Eina. Buenas tardes.―, Izuku saludó. Su cachetes rosados por estar cautivado por la belleza de la dama.

―Buenas tardes, Izuku, ¿cómo estás?―, De volvió el saludo acercándose lentamente al protagonista.

―Muy bien, ¿y tú?―, Frente a frente, la diferencia de estatura se hizo presente.

―Bien, ¿cómo me veo?―, Hizo una pequeña pose dejando ver mejor su vestido.

―Estás preciosa.―, No dudo en responder, apenando un poco a la chica.

―Gracias Izuku, también te ves bien. No pensé que tuvieras tanto músculo.―, La cara inocente de Izuku. No esperó que tuviera bien desarrolló de cuerpo. Solo no pudo verlo con detalle por su ropa y capa.

Mucho trabajo y ejercicio.―, Izuku tensó sus músculos, apretando su ajustada camisa que reveló un poco más.

―Siempre es bueno estar en buena forma.―, Ella asintió a sus palabras, y agachó su cabeza mientras ajustaba sus lentes.

―Tienes razón.―, Estuvo de acuerdo. Hace tiempo, desde que notó su cambió, pudo hacer muchas mas actividades con mejor rendimiento. Pero eso ahora no era nada relevante. ―¿Continuamos?

―Por supuesto, vamos.

Sin más avanzaron, caminando hasta la enorme torre de Babel. Una caminata nada más que de minutos puesto que lejano al gremio no se encontraba.

Presenciando la entrada al calabozo en vez de bajar, comenzaron a subir unas escaleras.

Ingresando por una gran entrada, todo comenzó a brillar en un intenso dorado.

Mientras caminaban. Izuku veía relucientes armaduras, relucientes espadas, todo de una calidad extraordinaria, ¿el problema?

Espada - 120 millones.
Armadura - 200 millones.
Escudo - 110 millones.

Se detuvó a ver. Seguido por la chica que noto la abrupta forma de parar del adolescente.

―Tendría que trabajar 40 años para obtener esa simple daga.―, Rió nervioso mirando una daga de 20 centímetros. ¿Precio? 80 millones.

― Los aventureros de clases avanzadas se dan ciertos lujos con estás armas. O familias con buenos ingresos de expediciones largas dentro del calabozo. Ciertamente un aventurero de clase baja tardaría largos meses, o años.―, Ella también comentó con una risa un tanto nerviosa. No pensó en esos aventureros que contaban con tanto dinero en sus manos.

―Claro que debe a ver un lugar con precios más razonables para un aventurero novato, si no no me hubieras traído aquí, ¿verdad?, Izuku dejó su impacto de lado, viendo de nuevo a la bella mujer que asintió.

―Estas en lo correcto, Izuku, continuemos.―, Eina ordenó para avanzar a un lado del adolescente. Donde ambos tomaron un ascensor.

Ahora todo cambió. En un entorno más apagado y con más aventureros. Muchos vendedores ofrecían sus productos a un número reducido de precio.

No había ninguna comparación entre la sala dorada y esta sala más oscura.

―Cómo veras muchos aquí son herreros buscando promocionar sus productos.―, Ella le enseñó.

―Ahora si los números son acordé a mis fondos.―, Suspiró aliviado. Analizando mejor los precios.

Viendo una daga a 3500, podía darse el lujo de comprar varias. Sin embargo su único interes era un hacha. Y ver alguna u otra arma que le interesará para practicar.

―¿Tienes algo interesante que contarme sobre los herreros, Eina?―, Para no dejar un silenció incomodó para él y que la chica disfrutara de su compañía decidió aprender un poco.

―¿Te interesa?―, Pregunto.

―Tengo muchas cosas por aprender, y solo conozco un poco el calabozo.―, Contestó relajado, donde ambos se detuvieron al ver una hacha en perfectas condiciones.

―Entonces estaré encantada de enseñarte.―, Comentó. ―Los herreros, la mayoría, pertenecen a la familia Hefesto. Una familia que eventualmente se dedica a la herrería. Ellos no dependen de fondos del calabozo, sin embargo cuentan con poderosos aventureros con niveles 3 máximo.―, Contó, ajustando sus lentes.

―"Hefesto: Es un ser divino de la mitología griega. Dios del fuego, la forja y metalurgia. Una divinidad de la artesanía y herreros. Tiene sentido, tiene sentido."―, Izuku asintió pensativo, no se tomó el tiempo de pensar el los dioses que habitaban en este mundo.

La primera razón fue porque no le intereso.

Al llegar a esta ciudad, su único pensamiento fue encontrar a una familia. Y lo consiguió.

―Los herreros pueden formar contratos con los aventureros. Estos contratos donde ambos pueden beneficiarse. Claro que todavía no puedes hacer esos contratos debido a tu poca fuente de ingresos dentro del calabozo.―, Eina continúo explicando, ajena a los pensamientos de nuestro protagonista.

―¿Qué tipo de contrató? Trabajaría para mí reparando o haciéndome nuevas armas―, Dedujo rápidamente respondiendo a su propia pregunta.

―Exacto, pero no consiste solamente en eso. Cada contrato tiene condiciones diferentes.―, Asintió viendo como el chico anotaba todo en un diario.

―Es una enseñanza muy interesante, ¿hay más personas que hacen diferentes trabajos y que se puedan contratar?―, Preguntó.

―Los ayudantes: ellos ocupan un importante rol de explorar el calabozo junto a los aventureros. Cargan muchas cosas como las puedras mágicas obtenidas, tus armas de repuesto e items en caso de emergencia. Contratar a un ayudante es sencillo, pero tampoco cuentas con mucho dinero como para hacer un contrato justo y equitativo.

Izuku de nuevo asintió anotando todo; sería increible poder contratar un ayudante. Entre ambos podrían recolectar el doble de ganancias.

―¿Y puedo formar un equipo de aventureros?―, Preguntó, mientras se detenían frente una tienda.

―Claro, pero es muy probable que voten para que seas un ayudante, dependiendo de tu fuerza y utilidad en los pisos más profundos. Esto pasa seguido en familias con muchos aventureros: ponen a novatos para que sean de ayudantes. Para que vayan tomando experiencia y aprender de los más experimentados.

Izuku pensó, quería ser parte de un equipo de aventureros, sin embargo ser puesto como un ayudante, encargado de recoger las piedras mágicas y llevar armas no sonó mal. Aprendería del calabozo sin pasar riesgos.

Ahora en lo personal, no le agrado.

Él quería tomar sus propias experiencias dentro del calabozo.

Enfrentar monstruos.

Bajar pisos

Y aumentar su estadísticas.

―¿No buscabas una hacha de repuesto?―, Eina notó la distracción del chico, y viendo una tienda con armas a buen preció, lo llamó.

―Ah, si. Vamos.―, Izuku primero vio la tienda, y ingresó para ver todos sus artículos.

Ambos veían los artículos que se vendían.

Espadas, lanzas, escudos, armaduras.

Armas de baja calidad y de media que tenía un precio más elevado.

Izuku explorando con su vista los diferentes productos, no le interesó realmente las otras armas.

Solo le alcanzaba para un arma. Y compraría el arma la cual mantenía cierto dominio.

―Izuku, aquí.―, Eina que se separó momentáneamente, llamó desde un pasillo un tanto oscuro.

Izuku caminó hasta la bella mujer, visualizando un hacha bastante diferente a la anterior.

La diferencia era que la empuñadura era más larga, mientras tanto la que tuvo, era más corta que se podía sostener con una mano.

Por supuesto que su anterior hacha solo era para trabajo al cortar arboles. Quizás esta hacha era más de combate y sería resistente al calabozo.

Hacha - 23.000

―¿Te alcanza? puedo darte un poco si necesitas.―, preguntó, mirándolo detenidamente.

―Gracias, pero no te preocupes, me alcanza justo.―, Comentó, devolviendo una sonrisa contenta. Se alegró de tener la disposición de ser ayudado por ella.

―Esta bien. ¿Cuánto te sobra?―, preguntó nuevamente.

―Unos..―, pensó un segundo. ―Creo que 10.500, 9.500. Me sobra mucho. ¿Debería comprar algo más?―, preguntó.

―Una armadura ligera no viene nada mal.―, recomendó, pero pudo ver la mirada dudosa del adolescente. ―¿Qué sucede?

―Es que te quería invitar a comer algo, pero si compró más, dudo que me alcancé.―, Expresó, la comida solo por agradecimiento. Asi que realmente dudo en comprar una armadura.

Ella sonrió con gracia. ―Te invitare a comer, ahora intenta compra una armadura. Y cuando obtengas ganancias dentro del calabozo, invitas tú, ¿te parece bien?―, preguntó.

―¿Segura?―, pregunto para asentimiento de la mujer. ―Entonces me parece bien.―, ambos continuaron buscando para encontrar una armadura.

Izuku caminó a un septor más oscuro. Solo para ver una armadura ligera totalmente oscura.

Una pechera sencilla sin nada que destacar realmente. Viendo su preció, él se sorprendió un poco.

Pechera - 8.000

―Oh, bueno, no era tanto como esperaba.―, pensó, y recordó que esto solo era una pieza de una armadura completa. ―Creo que comprare esto nada más.

Izuku recogió aquella pechera entre su mano izquierda. Y llevó su nueva hacha en su mano derecha.

―¿Solo eso vas a comprar?―, Eina que estuvo expectante detrás del adolescente, se pusó a su lado para caminar a la registradora.

―Cuando tenga mucho dinero para gastar, comprare una reluciente armadura de 300 millones. Y solo la usare como una colección.―, se prometió determinado, no muy interesado en llevar armaduras extravagantes. Más sería increible tener armaduras relucientes como simple colección.

―Sí eso te parece, no me quejare. Vamos a pagar por las cosas.

Izuku asintió.

Con su nueva futura hacha. Movió lentamente en lentos cortés, siendo cuidadoso en no herir a su compañera que se encontraba a su lado.

―No esta tan mal.―, comentó, sintió una pequeña diferencia que le agradó.

―¿Piensas en usar otras armas?―, preguntó apreciando las variedades de la tienda. ―Siempre usa el arma que más cómoda te parezca, pero no viene mal usar.. ¡esto!―, señaló una lanza colgada en la pared.

―Tendré que esperar a obtener más dinero.―, contestó, viendo algunas espadas. ―Por ahora seguiré tu consejo de usar y comprar el arma que más me convenga.

Ambos se acercaron a un mostrador, donde vieron a un adorable anciano dormido. La pareja se vio unos segundos para asentir, empezando a contar las monedas para que fuera justo.

Asi no tener que hacer trabajar al anciano realizando un cambió.

―Señor, buenas tardes.―, Izuku llamó con delicadeza, provocando un lento despertar del anciano.

Viendo a ambos jovenes, él sonrió. ―Buenas tardes, jovenes, ¿qué desean?―, preguntó, con el agradable despertar, no se levantó gruñon.

―Vinimos para pagar esto, en total sería 31.000―, Izuku enseñó el hacha y la pechera nueva. También colocando el dinero justo encima del mostrador.

El anciano contó muy rápido con años de experiencia, asintiendo que una sonrisa agradable. ―Gracias jovenes, vuelvan pronto.―, Izuku hizo una reverencia en despedida.

Izuku recogió nuevamente sus cosas, y ambos dejaron que el anciano continuara con su siesta sin nada más que hacer.

Izuku poco después de abandonar aquella tienda, reviso su bolso de monedas.

Con los gastos recientes, sus ganancias actuales eran de 4.500.

―Bien, tuve que gastar los ahorros de mi vida.―, comentó en un tono bajo.

―No te desanimes, una vez estes más acostumbrado al calabozo, esos ahorros se convertirán en ingresos diarios.―, contestó, riendo nerviosa por la repentina depresión del adolescente.

―Si, me voy a esforzar.―, se motivo a si mismo. ―¿qué quieres hacer ahora? ¿sigue en marcha la cena?―, preguntó dejando de lado la aparenté depresión.

―Por supuesto. ¿Estás ansioso?―, Preguntó, empezando a caminar junto a Izuku rumbo por donde llegaron.

―No todos los días se puede presumir de cenar con una hermosa mujer.―, se sinceró, sonrojado de vergüenza por comentar esa frase.

Ella también por pena se sonrojó, empujando levemente al chico. ―No digas cosas tan vergonzosas.

―Solo es una verdad. Entonces, ¿donde quieres ir? no conozco nada.―, confeso el adolescente, viendo a la mujer esperando una respuesta.

―La verdad, no sé. Busquemos algo cerca, como acordamos, pagare esta vez, tú la próxima.―, Ella comentó devolviendo la mirada.

―Bien, es un trato. Mientras toma todo lo que tengo. No es mucho, pero no quiero que pagues todo.―, Izuku entregó una pequeña bolsa con sus pocas monedas.

Ella no se negó, no había motivos por cual rechazar.

Tomando la pequeña bolsa, empezó a juntar junto a su dinero, consiguiendo una suma más elevada.

Retomaron nuevamente su caminó a una taberna cercana.

―La Anfitriona de la Fertilidad

―Este lugar es muy acogedor.―, comentó, viendo a unos aventureros disfrutar de la comida y bebidas.

―Creo haber oído de él. Es bastante popular entre los aventureros.―, Eina contestó. Y notó a las bellas camareras caminar de un lado a otro. ―Veo porque.

Izuku no comprendió ese último comentario.

Tampoco le terminó por dar demasiada relevancia.

Ingresando sin antes ver los precios. La verdad era que si habían cosas caras, y esperaba que la comida valiera según sus costos.

Izuku siguió a su nueva amiga que se encargó de ordenar una mesa para dos.

Pero antes de ir a su respectiva mesa ordenada.

Un escalofrío recorrió su nuca. Justamente, una mujer camarera que pasó a su lado, no le quito la mirada de encima.

Izuku también se le quedo viendo.

Y todo se volvió más lento.

Por incomodidad, rompió aquel duelo de mirada, apresurándose para ponerse a un lado de su compañera.

―¿Qué pasó?―, Eina lo observo confundida. Cómo el adolescente se puso a su lado con rapidez, pensó que estaba nervioso por algún motivo. ―No te preocupes, puedo pagar la comida. Pero por favor, ten compasión.

―¿Ah? Ah, si. Gracias.―, Se aseguraría para la próxima de pagar mucha comida para ambos. Y agradecería a la chica por esta cena.

Tomando asiento frente al otro, esperaron ser atendidos. Izuku apreció a los diferentes aventureros con buenas armaduras y emblemas desconocidas.

Sin saber ese contexto, decidió preguntar.

―¿Por qué esos aventureros llevan emblemas?―, Inició una conversación.

―Son en representación a sus facciones. Por ejemplo, ese es el emblema de Apolo. Tú también puedes poner el emblema de tu familia para representar.―, contestó, gustosa de poder enseñar datos sobre los aventureros o sus familias.

―Ya veo.―, Viendo su pecho, pensó en añadir una de esas emblemas de su familia. Creyo que se vería interesante.

―¿No te has tomado un tiempo para conocer la ciudad?―, preguntó, cambiando de tema.

―No realmente, solo conozco una pequeña taberna donde cene mientras buscaba una familia.―, contó.

―Tienes mucho por conocerte entonces.―, declaró, mientras veía a una mujer quedarse viendo al adolescente sin disimular en lo absoluto. ―Parece que eres encantador entre las chicas.―, ella sonrió, y notó el nerviosismo del chico.

―Esa chica no deja de mirarme. ¿Acaso se va a obsesionar conmigo? ¡que miedo!―, Le susurró.

―Creo que estás exagerando la situación, seguro solo le gustaste, y cuando te vayas, eventualmente te olvidara.―, Intentó calmar al chico después de ese pequeño momento de paranoia.

―Espero.―, Se calmó, e ignoro la mirada de la mujer, centrándose solo en su compañía.

―¿Quieres saber más de la ciudad?―, preguntó para evitar la incomoda mirada de la mujer que por ordenes volvio a trabajar. Casi iba a exclamar por aquella camarera, pero todo volvió a la normalidad.

―... ¿Cual es la familia más poderosa de la ciudad? ¿Hay una familia superior a todas?―, curioso, decidió preguntar.

―Hay muchas familias poderosas en la ciudad. Sin embargo solo dos de ellas se ponen encima de las demás. La familia Loki, y la familia Freya.―, Contó subiendo dos dedos.

―Loki, Freya.―, repitió, recordando estás dos figuras divinas de sus mitologías. ―"Loki, según la mitología, no es una divinidad. Es un gigante puro, y fue adoptado por los dioses de la mitología nórdica. Pero en este mundo, si es considerado una divinidad."―, pensó, analizando ambos nombres de estos seres. ―"Freya por otro lado. Es conocida por ser la diosa del amor, la belleza, la fertilidad, la guerra y la muerte. También asociada con la magia, la profecía y la protección."

Era curioso que dos dioses de la mitología nórdica fueran las más poderosas, ¿donde estaban los dioses más reconocidos en su mundo?

Shiva, Hades, Zeus, Poseidon, Odin.

Ninguno resonó por estos lados.

―Si una batalla entre ambas facciones se desatará, ¿quién ganaría?―, preguntó.

―Bueno en un caso hipotético, sería una batalla devastadora, en mi opinión ganaría..

―Freya.―, Una nueva voz declaró, para sorpresa la pareja que se exalto, causando que la desconocida también se exaltara. ―Lamento mi interrupción y haberlos asustado, vengo a anotar sus pedidos.

Izuku sonrió muy nervioso, la mujer que anteriormente no dejó de verlo, le sonreía con una bonita sonrisa inocente.

Él, tocó la mano de su compañera para que se encargara de ordenar la comida según sus ganancias actuales. Y ella se encargo sin problemas para ordenar.

Eina que terminó de ordenar, vio a la camarera. ―Y por favor, si vas a ver a mi compañero, disimula un poco más, estamos incómodos.―, comentó con cierta seriedad. Para sorpresa y aparente vergüenza de la chica que asintió rápidamente.

―Si, si, lo siento mucho, no fue mi intención incomodar.―, Se disculpó. ―Traeré en seguida su pedido.―, Para evitar un incomodo silenció, se despidió con rapidez para buscar esos pedidos.

―Gracias Eina.―, suspiró agradecido, esa mujer era muy extraña. Su vista en él no era algo normal.

―Si te incomoda algo debes decirlo, no te quedes callado, reclama.―, comentó para un asentimiento del protagonista.

Soltó un nuevo suspiró. ―La anfitriona de la fertilidad, ¿no será en honor a la diosa Freya?―, Izuku pensó, realmente le incomodó aquella mujer, y no estaría muy calmado durante el resto de la cena.

La noche avanzó en un curso lentó.

Izuku tuvo en placer de conocer a una nueva amiga.

Este día había sido interesante.

Obtuvo un entrenamiento, una compañera, nueva arma, una nueva armadura.

Y una cena que le dejó un pequeño mal rato.

Fin del capítulo.

Espero que hayan disfrutado del capítulo.
Lamento la tardía, una semana muy ocupada, ahora con vacaciones, escribiré más calmado.

Gracias a todos por estar aqui. Lamentó cambio error ortográfico y espero contar con su estrella para llegar a los 900 votos. Y quien sabe, llegar los 1k en este capítulo.

Próximo capítulo - Entrenamiento parte 3.

Nos vemos pronto.

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