Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5. 2/2

Antes de irme de vacaciones, quise dejarles un nuevo capítulo. ¡El 16 de enero habrá nueva actualización!

Por cierto, vi que muchas no entendieron que en este ''fanfic'' Deku, es mujer, esto se debe a que deje un poco (bastante) la esencia del libro en el cual me estoy basando, por si quieren leer el libro original, se llama ''Emmy & Oliver'' de Robin Benway.

Ni bien me encontré con Ochako en la entrada, la sujeté del brazo.

  —  Ay y hola —dijo retirando el brazo de mis manos.

— No vas a creer lo que acabo de hacer— comenté.

  — Es probable que lo crea, pero desafíame.

 — Vi a Oliver en la calle esta mañana...

  — ¿Por qué estaba en la calle?

— Empieza la escuela hoy. Estaba...

— ¿Hoy?— preguntó con sopresa y se aferró de mi brazo (tenía razón, dolía) —. Ay, dios ¿es una buena idea? ¡Todo el mundo sabe quién es!

— Ya lo sé— dije—. Le quise explicar eso a mi mamá, pero no lo entendió.

— Las madres nunca entienden—coincidió Ochako—. Bueno, así que lo viste en la calle viniendo directo hacia esta cámara de tortura, y...

— Y ambos bajamos la ventanilla

— ¿Y?

— Y él no dejaba de mirarme.

Uraraka abrió un poco más los ojos.

— ¿Él no dejaba de mirarte o tú no dejabas de mirarlo a él?

— Ochako, ese no es el punto. Estábamos los dos mirándonos, y fue muy raro, así que me puse bizca y le saqué la lengua.

Uraraka solo se encogió de hombros.

  — Muy tierna. Eres adorable cuando te pones bizca. ¿Qué hizo él?

— Sonrió — admití—. Y después subimos las ventanillas porque estaba lloviendo.

— Bueno, estabas equivocada, creo por completo tu anécdota—dijo cuando llegamos a su casillero—. ¿Por qué siempre huele a sándwiches vencidos aquí?— balbuceó mientras abría el candado.

>>Alguien está acumulando comida y es asqueroso. En fin, creo que tu reputación con la persona más famosa de la escuela todavía está intacta. Sonrió y esa es una buena señal— Ochako me lanzó una mirada significativa—. Tendrías que ponerte bizca más seguido. ¡Vas a conseguir una cita para el baile de graduación!

Le di un empujón en el hombro mientras me empezaba a reír.

  — Eres la peor mejor amiga del mundo.

— Con mucha honra— dijo, y estaba a punto de añadir algo más cuando Katsuki salió de la secretaría y empezó a caminar hacia su casillero.

No le resultó tan difícil encontrarlo. Era el que tenía incrustado cartones de leche.

— Ay, no— susurré.

— ¿Qué sucede?— preguntó Uraraka, y levantó la vista del celular y siguió mi mirada hacia el casillero de  Bakugō. Ya había algunas personas observándolo, tomándole fotos que estarían en Internet en los próximos treinta segundos, incluso antes de que Katsuki pudiera verlo por sí mismo.

  — ¿Leche?— preguntó Ochako en voz baja—. ¿Por qué leche?

Cartones de leche — respondí con un susurro—. Ya sabes, por las fotos de los niños perdidos. Ay, no, esto es horrible.

  — ¿Cómo sabían siquiera que ese era su casillero?— preguntó Uraraka mientras se pasaba la mano por el cabello, como hacía siempre que estaba enfadada.

— Algún obsecuente de los que trabajan en secretaría debe haber avisado— dije.

— ¿Qué es eso, hilo de pesca?— preguntó Ochako aguzando la mirada mientras trataba de dilucidar qué era lo que sostenía los cartones.

— Estúpidos— farfullé. Estaba a punto de acercarme con rapidez para quitarlos cuando Katsuki pasó por nuestro lado. Tenía la misma mirada que había tenido en el coche, sin expresión y cautelosa al mismo tiempo, y no cambió cuando vio su casillero.

>>Ay, no—susurré a Ochako, que me estaba sujetando el brazo de nuevo. Todavía me dolía, pero no le dije nada—. Esto es muy malo.

  — Es leche, Deku— me contestó—. No es arsénico. A menos que tenga un problema con la lactosa, va a vivir— hizo una pausa—. Ey, ¿recuerdas cuando  Shōto Todoroki estaba en la biblioteca y alguien abrió un paquete de M&M de maní? Ay, Dios, se infló como un globo. Casi le arrojan inyectores de adrenalina como si fuera una diana de dardos.

  — Sí— respondí sin escucharla.

— Fue un momento de mucha adrenalina. Lo digo en serio.

Me quité a Ochako de encima y fui hacia donde estaba Katsuki, que intentaba abrir su casillero siguiendo las instrucciones de un papel diminuto de la secretaría en el que tenía los horarios y otro tipo de información. Los cartones de leche literalmente le rozaban los nudillos mientras intentaba abrir el casillero, pero no les prestó atención, así como tampoco prestó atención a las personas que lo miraban y se reían.

Escuché que algunas chicas susurraban ''Qué maldad'' tapándose la boca, pero un grupo pequeño y escondían sus risas detrás de las manos. Seguro eran de primer año. Amaban el dramatismo, porque hacía que la escuela se pareciera a las películas que habían visto mientras crecían. Era el cumplimiento de la promesa: ¡La secundaria va a ser tan emocionante! En realidad, la mayoría del tiempo era superaburrida.

Miré con furia a las chicas mientras me acercaba a Katsuki. Yo tenía las mejillas como brasas calientes, pero las de él estaban pálidas como la luna.

  — Siento mucho esto— largué las palabras antes de que pudiera pensar qué iba a decir—. todos son unos estúpidos aquí. Deberías saberlo.

Katsuki bajó la mirada hacia mí, y pestañeó varias veces en cámara lenta, lo que me hizo acordar al señor Snuffleupagus de Plaza Sésamo.

  — ¿Por qué te estás disculpando?— preguntó—. ¿Fuiste

  — ¿Qué? ¡No! No, por supuesto que no— negué y me crucé de brazos—. No, yo solo... lamento que este sea tu primer día y te estén tratando así.

tomó una bolsa de papel con el almuerzo de la mochila (era tan nueva que su mamá, o quizás él mismo, había olvidado quitarle la etiqueta) y la arrojó en el casillero. Los cartones de leche todavía estaban golpeteando la puerta y llamaban cada vez más la atención. Detrás de mí, escuché el click de una cámara de celular.

— ¿Así cómo?— preguntó.

— Así...— hice un gesto hacia el casillero. ¿Así cómo, Izuku? ¿Como a un niño que estuvo desaparecido y regresó? ¿Como el chico nuevo al que hay que hostigar? Como había dicho Ochako, era leche, no arsénico.

Luego Katsuki volvió a pestañear y era como si un obturador se hubiese activado en sus propios ojos para que yo pudiera ver el enfado, el dolor, la vergüenza. Era una vista exclusiva para mí, que desapareció un segundo después, cuando volvió a pestañear y su rostro se ablandó y volvió a su forma normal y pasiva.

  — ¿Izuku, verdad?— preguntó.

Me tomó unos segundos darme cuenta de que se refería a mí. Nadie me llamaba así, a menos que fueran mis padres y estuvieran furiosos.

— Ehh, sí— respondí—. Deku, en realidad— me sentí muy rara al presentarme de nuevo frente a él.

— ¿Quieres un poco de leche?— preguntó. Arrancó un cartón del hilo para pescar y me lo dio antes de que pudiera responder—. Por si llegas a tener una deficiencia de vitamina D. Cortesía de nuestros compañeros.

— Pero... no tengo... bueno, gracias— el cartón estaba frío, lo que significaba que alguien lo había dejado justo antes de que empezara el día.

Pequeños favores. Después de todo, podría haber sido leche vencida.

Katsuki cerró su casillero con un golpe, tomó un cartón para él, abrió la tapa y bebió el contenido de un trago mientras caminaba por el corredor. Justo antes de doblar en una esquina arrojó el cartón al cesto de basura.

— ¿Qué dijo?— preguntó Uraraka, que estaba otra vez a mi lado.

— Me dio esto— contesté mostrándole el cartón. 

  — Sí, ya sé, genial, pero ¿qué te dijo? ¿Estaba enojado?

No pude evitar sonreír mientras negaba con la cabeza.

— Dijo que me daba este cartón en caso de que tuviera una deficiencia de vitaminas— le pasé el cartón a Ochako, que estaba frunciendo el ceño—. Y me llamó Izuku.

Ochako arrugó la nariz.

— ¿Piensas que está... ya sabes...?— se dio un golpecito en la sien con el dedo índice— ¿Desconcertado?

— No— me reí—. No, creo que está bastante despabilado.

— Bueno, eso espero, por tu bien.

— ¿Sí? ¿Por qué?

— Porque es miércoles.

Miércoles.

— Ay, no— dije girando hacia ella—. Es miércoles.

— Así es— sonrió y me devolvió el cartón de leche—. Noche de niñera. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro