26
Abracé a Iwa-chan por un rato, mientras dejaba caer mis lágrimas y re repetía una y otra vez lo estupido que eras. No hiciste nada más que abrazarme y agachar la mirada.
—Si, soy un estupido.
Ofreciste subir mis cosas al bus, mientras que yo terminaba de cambiarme. Al salir, vi a la misma chica de la otra vez, mientras que me sonreía victoriosa.
—Ah, querido Oikawa. Te tengo atrapado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro