Era cosa de tiempo para darme cuenta que la actitud de Iwa-chan cambiaba. Tanto así, que aquel día de actividades del club, él no estaba.

Desde lo más profundo de mi ser, preferí ignorarlo, pensar que tenía cosas que hacer. Perro loco-chan se molestó un poco (mucho) conmigo, dijo que era inaceptable que aquellas faltas se le pasaran por alto a Iwa-chan y no a él. Así que mi deber como capitán (y como amigo) fue ir a buscar a Iwa-chan.

Aún con la ropa del club, recorrí toda la escuela, sin dar con el paradero de
Iwa-chan. "Debe haberse ido, es tarde", pensé, intentando convencerme una vez más, aunque no sirvió de mucho. En uno de los últimos salones, vi a una linda chica, muy (demasiado) cerca de Iwa-chan.

Yo le cuento toda mi vida amorosa, y el no dice nada. Buh.

Pensé que éramos amigos cercanos, Iwa-chan.