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—Espere señor...-Sebastián corrió detrás de Héctor. La conferencia de prensa había terminado.
Pero el no estaba convencido de que Itzé había muerto. Había visto la ropa y unos cuantos metros más profundo sus botas habían aparecido. Y la extraña muerte de los buzos.
Algo no cuadraba y él lo sabía.

—Dígame qué pasó realmente?—le dijo una vez que Héctor se detuvo.

—De que hablas niño?

—Usted y yo sabemos qué hay algo raro en esa gruta. Dígame la verdad.

El sudor escurría por su frente lo limpió poco antes de llegar a sus ojos,miró a ambos lados del pasillo de las oficinas de los Lugo y tomó a Sebastián de los hombros.

—Lo que vive en esa gruta no desea ser molestado.

—Los vio cierto?

—Ahí estas!!—escucharon al señor Lugo.—Interrumpo algo?

—Nada señor. El muchacho solo quería a alguien con quien hablar.—

—Okey. Los homenajes comienzan en dos días y realizáremos una pequeña ceremonia la próxima semana.

—Itzé no está muerta.—respondió Sebastian.

El señor Lugo miró a Héctor.
—Negación,Las cinco fases del duelo. Me paso con la muerte de mis hombres. Ven muchacho tomemos un trago.—Héctor se lo llevo antes de que arruinara más las cosas.
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—Dos wiskys...—pidió Héctor al sentarse en una mesa de un bar que frecuentaba.

—Yo no bebo. Gracias.

—Bueno más para mi.—respondió Héctor cuando el mesero llegó con los vasos.

—Por que mentir de ese modo?

Héctor bebió un trago del vaso y sonrió triste.— Si tuvieras lo que yo tengo. Y supieras lo que ahora se también lo harías. Me gustaba más el mundo cuando solo pensábamos que no existía más vida que aquí. Mira ahora,hay súper-personas por todas partes. Escuchaste del hombre que se prende en llamas?

—No entiendo?

—Lo que se llevó a tu amiga,también mato a mis hombres. Salió del agua,volaba y tenía piedras y metales preciosos como ropa. Ves esto?—dijo mostrándole su mano envuelta en vendas.—No fueron los caracoles. Fue ese hombre. Me dijo que si no hacía lo que me indicaba me mataría a mi y todos los que volvieran después.

—Pudo haber dicho la verdad. No creo que las noticias lleguen a la gruta.

—Ese hombre era un dios. Has visto a Thor?—Sebastián asintió.— Y los videos de lo que ocurrió en Egipto?

—Que tiene que ver eso?

—Que los dioses caminan entre nosotros y me temo. Que molestamos a uno y no es alguien muy amigable que digamos.

—Entonces cree,que Itzé esté viva.

—A menos que respire bajo el agua.—respondió terminándose el segundo vaso.

Sebastián se quedó en silencio unos segundos.

—Qué?

—Nada. Gracias por decirme esto.—Sebastián saco su cartera.

—No niño. Te lo debía,se lo debía a ella y a mis hombres. Al menos existe alguien más que conoce la verdad.

Sebastián salió del bar a toda prisa. Necesitaba leer el diario de Itzé.