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—Quítate la ropa.—le ordenó Namor. La cara de Itzé debió expresar muchas cosas ya que Namor le dijo.— Nadie te tocará.Te doy mi palabra.
Con miedo de lo que podría pasar si no lo hacía Itzé comenzó a quitarse su camiseta y sus shorts. Todo bajo la atenta mirada de Namor. Tomó el vestido turquesa y lo pasó por su cuerpo. Y tal como lo pensó cuando lo vio era muy suave y parecía una segunda piel.
—Estás feliz.—le dijo al entregarle su ropa.
—También lo que esconde tus pies.—Namor señaló sus botas.
—Pero... no podré caminar.
—Le dire a Naab que te busque algo.
De mala gana Itzé le entrego sus botas para senderismo que uno de sus patrocinadores le había enviado.
—Espera qué haces?—el hombre se acercó y le tomó el brazo después con la punta de lo que parecía ser una flecha de obsidiana le hizo un corte.
Y con su ropa le limpio la herida.
Después dijo algo en su lengua y Naab y otra mujer azul entraron.
La soltó y la dejó en manos de las mujeres.
Un par de lagrimas se escurrieron por sus mejillas,el corte era profundo y dolía.
La mujer que no conocía le tomó el brazo lo limpio y vendo con una pasta naranja y después le dejó con Naab.
—Naab. Nib'oolal (Gracias)—Naab asintió y sonrió. La dejó sola después de eso.
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—Hay un grupo de personas explorando el cenote.—
—Bien.—respondió Namor a su prima Namora.
—La mataste?
—No.
—Porque?—Namor no contestó solo se levantó y caminó contrario a su prima.—Que haces?
—Resolver esto.—dijo antes de tirarse al agua.
—Donde está la mujer?—le preguntó a uno de los guardias. El cual la llevó a la cueva en la que la joven de la superficie estaba.
—Naab!!—La joven miró que la persona que había entrado no era Naab.
La mujer azul le miró atentamente después dijo algo que Itzé no entendió.
—No entiendo.—respondió señalándose.—Supongo que Namor te envío para terminar su trabajo.
La mujer azul dijo algo y de lo poco que comprendió Itzé solo entendió Kukulcán.
—Namor él es...—Itzé se dejó caer en la cama.— Es cierto los dioses caminan entre nosotros. Mi abuela tenía razón...tenía razón.
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