34
--Por que viniste realmente?--Namor se sorprendió al escuchar a Kabna.
Guardo la lanza que le había regalado Shuri pues habia estado entrenando y camino hacia él.
-Attuma envío a los comandos de la muerte por Itzé.
-La asesinaron?
--No pero faltó poco.
--Estas aquí por venganza.
-Si y no. Estoy aquí por que Chaac y Kukulkan me encomendaron cuidarlos y protegerlos. Estoy aquí por Itzé,para que pueda seguir viviendo.
--La amas.
--Con cada fibra de mi ser.--Kabna lo tomo de la barbilla, lo miro a los ojos y asintió.
--Tuve mis dudas desde aquella vez que la llevaste a verme. Pero ahora veo en tus ojos la verdad y la verdad es que amas a Itzé más que a ti.
-Se que a estas alturas no sirve de nada pedirte perdón. Pero... podrías perdonarme.
--Nunca pensé que Kukulkan se disculparia algún día y menos por algo como lo que me hiciste.
--Eh aprendido mucho este último año.--Kabna sólo asintió y sin decir ninguna palabra Kukulkan supo que de alguna forma lo había perdonado.
--Como piensas atacar?
--No atacare.
-Harás lo que estoy pensando?
-Si. Voy a retarlo a un combate por el trono.
--Estas seguro.
-Estoy seguro. No arriesgare a más talocanies.
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Namora observaba todo desde la cima de un risco cuando una voz conocida le hablo.
-Este siempre fue tu lugar favorito.
--Pensé que estarías con la humana.--Namor dio unos pasos y tomo asiento junto a ella.
--Para estar con ella necesito estar aquí.
--Me matarás?
--No.
-A que has venido entonces?
--Yo te crié, te vi domar a ballenas y orcas. Te enseñe a pelear,te...te encomende mis legiones. Dime que cambio?
--Ella.
--Namora...
--Se que me dirás lo mismo que aquélla vez que te bese. Y lo intente los dioses saben que lo intenté. Intente sacarte de mi mente,intenté verte como mi primo pero no pude. Y cuando te vi besandola en la mesa de tu alcoba. Supe que ya eras suyo.
--Dile a Attuma que eh regresado.
--El lo sabe. Al igual que sabe que sería la primera a la que visitarias.
Detrás de las rocas salieron cuatro soldados.
--Señor de verdad no queremos hacer esto.--dijo uno de ellos.
--Saben que no pueden dañarme.
--No son para usted.--dijo otro que apunto a Namora justo en la nuca.
--No quiero matarlos en verdad.
--Lo sabemos también señor. Pero si no lo obedecemos nuestras esposas e hijos alimentaran a la bestia.
--Y aunque usted es muy rápido no llegaría a tiempo para salvarlos.
--Que bestia?--pregunto Namor con temor a la respuesta.--Qué bestia?
--Cipactli.
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