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•╰◣ 07 ◢╯•

Si indagaba en sus recuerdos, Hyungwon no podía pensar en una situación que lo hubiera agobiado a tal extremo como la que tenía delante. En realidad había tenido una vida pacífica y ordinaria como cualquier ser humano, nunca había destacado en algún sitio, tampoco le gustaba meterse con nadie y generalmente se quedaba fuera de cualquier polémica, no le causó problemas grandes a sus padres ni a nadie a su alrededor, pero en ese momento estaba literalmente a punto de presenciar la muerte de la persona que amaba, en manos de un ser sobrenatural que no sabía por qué estaba ahí.

Su cuerpo estaba temblando como una gelatina y luchaba por respirar mientras sentía los escalofríos recorrerle cada milímetro, sus piernas parecían pesar toneladas y su garganta ardía por querer expulsar palabras que no salían, sin embargo se las arregló para reunir todas sus fuerzas y gritar.

—¡No lo lastimes! —dijo hiriendo su garganta en el proceso. —¡Por Dios, no lo lastimes! —susurró antes de caer de rodillas frente a Wonho, pegando la frente en el suelo. —Haré lo que quieras, pero déjalo ir. Él no... Tú no puedes... Y-yo...

Su voz se quebró en medio del llanto, el dolor de su pecho y los suspiros que amenazaban con ahogarlo en agonía.

Wonho miró al humano arrodillado frente a él, y la mano que estaba a punto de asesinar a HyunBae aflojó su fuerza hasta que la daga de fuego azul desapareció. Entonces el desmayado HyunBae fue dejado en libertad, y el cuerpo inerte se deslizó por la encimera de la cocina y cayó al suelo provocando un estruendoso sonido que alertó a Hyungwon y lo obligó a levantar la mirada.

Tan pronto como vio a HyunBae en el suelo, se levantó y se apresuró a acercarse para revisar sus signos vitales, pero todo parecía estar bien. Aparte del golpe por caer de la encimera, no había ni un sólo rasguño que lamentar y de alguna manera eso alivió el corazón de Hyungwon.

Su corazón había sufrido estragos por culpa de HyunBae, estaba tan dolido que podía decir que incluso lo odiaba, sin embargo él fue una persona importante para Hyungwon durante años, además pronto tendría una boda, una familia y muchas cosas que, aunque no se cumplieron a su lado, quería que HyunBae las alcanzara.

Por mucho que su corazón estuviera dolido, él no podía ser la causa de que alguien más le pusiera fin a una vida que no era la suya. Si algo le pasaba a HyunBae por él y en su casa, ¿cómo podría vivir tranquilo después de eso?

¿Qué clase de ser humano sería si dejara que alguien muriera de esa manera en su propia casa?

Mientras Hyungwon trataba de poner en orden sus pensamientos, sosteniendo a HyunBae, recordó a Wonho y volteó para mirarlo. No esperó que el mayor también lo estuviera viendo, con una cara inexpresiva.

Las llamas azules de sus ojos todavía eran un poco visibles pero en menor cantidad, y cuando sus miradas chocaron, las llamas simplemente se extinguieron como si nunca hubieran estado ahí.

—Wonho... —susurró tratando de ponerse de pie, y extendiendo sus manos en señal de rendición. —Por favor, no hagas algo como esto enfrente de mí, nunca más. —suplicó. —Esto...

—Quería hacerte daño. —dijo su voz ronca y firme.

Hyungwon suspiró agobiado. Claro que entendía esa parte, pero él no era un asesino como para estar de acuerdo en acabar con HyunBae.

—Sé que me estaba haciendo daño, pero matarlo no iba a solucionar mis problemas. —respondió frustrado. —Sólo iba a crear problemas peores para mí, ¿lo entiendes? ¿También vas a reaccionar así conmigo? —cuestionó abrazándose a sí mismo. —¿Por qué no me dices lo que quieres y te vas?

Wonho miró a HyunBae en el suelo y luego a Hyungwon, para finalmente apartar la mirada.

—Si él te mataba, ¿no sería un problema más grande? —cuestionó ignorando sus preguntas. —Si eres capaz de interferir en los asuntos de un inmortal y detenerlo, ¿por qué no eres capaz de alejar gente como él de tu vida?

Hyungwon se atragantó con su saliva. Ese había sido un comentario muy duro pero muy certero, ya que reconocía en su interior que había tenido muchas oportunidades para detener a su amigo con derecho y había perdido cada una de ellas a propósito.

—Ese es mi problema. —dijo con el orgullo y el corazón heridos. —¿por qué actúas como si mi vida fuera algo que te concierne? Ya te dije, sólo dime lo que quieres... ¡Y déjame en paz! Quiero estar solo, no quiero a ninguno de los dos en mi vida.

Wonho lo miró durante varios segundos y finalmente se rió con ironía.

—Bien. —susurró antes de darse la vuelta. —Me iré.

Hyungwon se sorprendió porque una vez más Wonho se iría sin decir nada, así que por inercia extendió su mano tratando de tomar su brazo pero cuando quiso detenerlo, el cuerpo que había visto se desvaneció en niebla negra que eventualmente desapareció y lo dejó solo.

Con el pecho lleno de frustración gritó, lanzó un par de cosas y finalmente se sentó en el suelo, al lado del inerte HyunBae para revisar que estuviera bien y que no tuviera que llevarlo al hospital. Encontró que tenía hinchada una zona lateral de la cabeza, seguramente del golpe al caer, así que fue a su refrigerador, sacó hielo, lo envolvió en una toalla de cocina y lo puso en esa zona.

En ese momento el adolorido chico abrió los ojos con aturdimiento, tratando de entender lo que ocurría, y para sorpresa de Hyungwon, no recordaba nada.

—Hyungwon... —susurró con calma mientras miraba a su alrededor. —¿Por qué estoy aquí? ¿Qué me pasó?

Hyungwon suspiró. Se suponía que debía sentirse aliviado de que no recordara nada de lo que había visto porque no sabría como explicarle pero sentía que era demasiado injusto que causara estragos en su corazón, en su vida y en su casa, y después simplemente lo olvidara, dejandole el pecho adolorido y sin derecho a reclamar nada.

—Viniste a decirme lo de tu compromiso. —respondió tranquilamente, cambiando el hielo de posición sobre la cabeza de HyunBae. —Me sentí mal por la noticia y exageré. Trataste de calmarme pero nos caímos por accidente y te golpeaste la cabeza.

HyunBae miró a Hyungwon con agobio.

No recordaba haberle dicho nada de su compromiso, pero era obvio que le había hecho. Además Hyungwon no parecía estar de buen humor, pues su expresión era amarga y ni siquiera lo miraba a la cara mientras hablaba.

—¿Estas herido? —cuestionó al darse cuenta de que la supuesta caída los había incluido a ambos.

Sin embargo Hyungwon negó.

—No. —dijo poniéndose de pie. —Aparte del corazón, no me duele nada. Puedes irte a casa. —susurró señalando la puerta mientras lo ayudaba a ponerse de pie. —Y por favor no me contactes más, ni me busques. Accede por las buenas o te pondré una orden de alejamiento. Tú decides.

El aturdido HyunBae no sabía que decir, sino que sólo asintió con obediencia y caminó hacia afuera del apartamento.

—Hyungwon... —dijo llamando su atención. —Creo que no puedo manejar. —susurró sintiéndose mareado. —Tú...

—Sí, no te preocupes. —contestó sin siquiera escuchar la pregunta. —Dame las llaves y yo te llevo, puedo pedir un taxi de regreso.

El mayor se sacó las llaves del bolsillo y se las dio para poder irse a casa. Y tal como lo prometió, Hyungwon lo llevó a casa donde su prometida lo recibió con angustia. Claramente tuvo que inventarse una excusa tonta para evadir la pregunta de por qué él estaba en la casa de un compañero de trabajo en un fin de semana, pero ella se lo creyó y HyunBae no se atrevió a mencionar ni un balbuceo.

Cuando el taxi lo dejó nuevamente en su edificio y entró de regreso a su apartamento, Hyungwon se sentó en el sofá y sin poder soportar más rompió en llanto. Cubrió su cara con uno de los cojines del sofá y gritó en medio del llanto hasta que su garganta ardió.

Daba gracias al cielo de que las paredes fueran insonorizadas porque de otra forma, los vecinos seguramente habrían llamado a la policía creyendo que estaban matando a alguien. Aunque la realidad es que no estaba tan erróneo decir que alguien estaba muriendo de dolor dentro de ese solitario apartamento y no había nadie que lo consolase.

Ese día lloró hasta el cansancio, no quiso probar comida o agua en el resto del día, y cuando sus lágrimas ya no podían fluir más, se acostó en el sofá en posición fetal mientras abrazaba el cojín.

Su gato se acercó a él un par de veces en busca de ser él quien fuera abrazado y no ese trozo de tela con relleno, sin embargo Hyungwon ni siquiera lo miraba por más que maullaba. Y después de muchas horas de llanto y dolor, Hyungwon se quedó dormido, y el gato que había sido ignorado todo el día, buscó el hueco entre sus piernas y sus brazos para echarse dándole un poco de calidez a ese chico que no encontraba la paz ni siquiera en sueños.

Después de todo, un corazón roto sólo es un corazón que amó de verdad, y está de luto.

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Resultados de la votación anterior.

Opción elegida: #1

Consecuencia:
Distanciamiento

Relación de los personajes:
Regular

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⚠️ Sección de votación ⚠️

Nuestro Hyungwon tiene el corazón roto y todavía no procesa lo que ocurrió con ambos hombres al mismo tiempo, así que necesita consuelo y descanso.

¿Cuál sería la mejor vía para mejorarse?

#1) Tomarse unas vacaciones y visitar a
sus padres a las afueras de la ciudad.

#2) Tomarse unas vacaciones en
solitario a un lugar random.

#3) Volver a su trabajo y
fingir que nada pasó.

¿Qué harían ustedes?

Gracias por votar
Nos leemos en el próximo
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