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¿Rika?

Ya era hora de poner en marcha el plan, después de haberlo "preparado" una noche antes, pero era todo lo que había. Además, tras otra breve charla con mi hermano, logramos convencer al tipo millonario de cuidar a Lucy, así ella no correría ningún peligro.

En la mañana vino un auto junto a unos guardaespaldas que se llevaron a Lucy a un lugar seguro y únicamente la traerían de vuelta una vez todo esto pasara

—¿Seguro que no necesitan ayuda? — el hombre rico, que al parecer se llamaba Jumin, estaba dentro de aquel auto, vestido de un elegante traje — No me interesan los problemas familiares de Luciel, pero sigue siendo un miembro de la RFA

—No necesitamos su ayuda, puedo hacerlo solo — respondí de mala gana.

Lucy, quien aún seguía tomada de mi mano, levantó la mirada para verme a los ojos, luego tiró de mi abrigo. Se podía ver que no estaba muy segura de esto, que no quería irse con un "tipo extraño" pero era todo lo que había para tan poco tiempo

—Tío...

—Lucy — me incliné a su altura, luego le traté de sonreír de la manera más tierna que podía, aunque las sonrisas no se me daban bien — Eris y yo... Tenemos que arreglar unas cosas, tu tienes que irte con... — miré al hombre, que parecía cada vez más impaciente con cada segundo que pasaba — él... Todo estará bien, lo prometo. Volveremos pronto

—¿L-Lo prometen? — yo asentí y acaricié el cabello de Lucy — Esta bien, te creo, tío...

—Es hora de irnos. Debes subir al auto — acerqué a Lucy al auto donde con mi ayuda, subió y se sentó junto a ese hombre — Más te vale cuidarla bien

—¿Crees que tengo tiempo para eso? — esa frase me recordó mucho a lo que yo había dicho desde un principio, pero ahora yo había cambiado — Ah... Esta bien; se quedará conmigo todo el tiempo, estará protegida

—Gracias — alguien cerró la puerta del auto y se dirigió al asiento del conductor. Poco después, Lucy bajó el vidrio del auto y me miró

—Cuídate mucho, tío... — dijo, al borde de lagrimas

—Todo estará bien — sonreí una última vez y miré a Jumin

—Se que no nos conocemos — Jumin habló, lo cual me sorprendió — y aunque no conozco tu pasado del todo... Luciel te aprecia mucho, así que... Tu también eres un miembro de la RFA.

—Gracias, supongo — no sabía como tomar aquellas palabras, quizás porque ese hombre tenía la misma personalidad mía y no sabía cómo expresarse pero quizás... Quería decir algo como: "nos preocupas, aquí tienes una familia" o algo así...

El auto arrancó y poco después ya se encontraba lejos de ahí, dejándonos únicamente a mi y a Eris.

Aún era temprano y los refuerzos de Luciel llegarían en unas cuantas horas, así que teníamos que repasar el plan mientras tanto

—¿Lista? — le dije a Eris.

Ella estaba detrás mío, con una pequeña sonrisa y la mirada llena de determinación. Tomé su mano en un arranque de valor y le di un suave beso en esta

—Claro — dijo sonriendo. Sostuvo con fuerza mi mano y la acercó a su mejilla — Todo irá bien, tranquilo. Seguro solo tendrá unos cuantos refuerzos, nada de que preocuparse.

—Aún así... Tengo miedo — suspiré — ¿Qué si por alguna extraña razón vuelvo a ser ese "monstruo"?

—Unknow no era un monstruo, es solo una parte de ti... Una de todas tus partes que amo — soltó mi mano y me abrazó — Así que sonríe y piensa positivo

—Bien... Es hora de irnos.

×~×~×~×

La casa se veía muy tranquila a primera vista, pero ambos sabíamos perfectamente que había algo mal ahí; Rika seguramente debía estar esperando dentro, y no estaría sola.

—¿Listo? — esta vez fue Eris la que me preguntó eso. Yo asentí e inhale todo el aire que podía, como si eso fuera a llenarme de valor o si quiera tranquilizar mis nervios

—Si... Vamos.

Nos dirigimos a la entrada, tomé el picaporte de la puerta y lo giré lentamente, para mi sorpresa - o no - estaba abierta. Yo entré primero, con pasos sigilosos y viendo a nuestros lados por si me encontraba con alguien

La casa seguía como la última vez que la dejamos : echa un desastre, con la única diferencia de que había una peste dentro. Así que, con eso en mente, nuestra primera visita fue la cocina, donde Luciel nos había dicho que la pc estaba. Efectivamente estaba ahí, pero no era lo único, Rika también estaba ahí, sentada frente a esta, observándola con una sonrisa

—¡Saeran! Me alegra que hayas venido — se puso de pie, a pasos rápidos se acercó a mí con la intensión de abrázame, pero yo retrocedí

—Aquí nos tienes Rika — dije con un tono de voz frío, alzando los brazos —. Sabias que vendíamos por la computadora, ¿verdad?

—Claro — molesta por no haber aceptado su abrazo, retrocedió y miró de reojo a Eris — Para ser un hacker de gran intelecto, no pensaste muy bien en esto.

—No teníamos opción — me enfurecia que me tratara como un estúpido, era obvio que si había pensado en todo

—Lo sé, tu tampoco me dejaste con ninguna opción, ¿sabes? — su expresión cambió por completo a una de amargura y frialdad. Sus ojos se fueron directo a los de Eris y sonrió — Eris, también eres como una hija para mi, ¿por qué me traicionaste? Creí que era importante para ti...

—Por favor no te hagas la víctima, Rika — Eris dio un paso hacia adelante, encarando a Rika —. Al principio te consideré como mi salvadora, como una madre pero... Ambas sabíamos que era una mentira

—Oh, cariño, por favor no digas eso — Rika extendió sus manos hacia ella — Sabes que yo te amo, eres mi pequeña niña, justo como Saeran.

—¡Cállate! — gritó, furiosa — Tu ya no existes para mi, Saeran... Y Lucy son lo más importante para mi ahora

—Saeran...

—No digas nada Rika, sabes que diré lo mismo que ella

—Ah... — colocó su mano en su frente y soltó un suspiro — Ya acabaron con mi paciencia; se que Eris es importante para ti, Saeran y tu para ella, así que... ¿Si me llevo a uno, el otro vendrá por el?

Tres de los guardaespaldas de Rika aparecieron detrás nuestro, bloqueandonos la salida de la cocina; uno se acercó a mi pero enseguida Eris le dio una patada en las costillas, sacándole el aire y obligándolo a retroceder.

—Ya saben que hacer con ellos — dicho eso, Rika retrocedió unos pasos, dejandoles el campo libre para pelear

Yo trataba de esquivar todos los golpes posibles, la lucha no era lo mío y posiblemente mi fuerza no se compara en nada a la de esos hombres que miden el doble de mi. Por otro lado, Eris parecía defenderse bien, le costaba, pero estaba mejor que yo.

Tomé una de las sillas del comedor y con esa golpee la espalda del hombre con mucha fuerza, Eris tomó uno de los pedazos de la silla y golpeó al otro, pero el tercero me dio un puñetazo en el rostro, sacándome sangre y haciéndome soltar la silla. Al ver el problema en que me había metido, Eris se acercó a mí, se subió a la espalda del hombre y empezó a golpearlo en la cabeza con el pedazo de madera, yo estaba tan aturdido por los golpes que me había dado ese imbécil que no me di cuenta como uno de los hombres llegaba por la espalda y tomaba los brazos de Eris, impidiendo que se moviera y bajandola de la espalda de ese tipo.

—¡La tenemos! — gritó el que la había atrapado y miró a Rika

—¡Excelente! — Rika se acercó a Eris, quien forcejeaba.

Yo yacía en el suelo, con la cara llena de sangre y puñetazos, también me faltaba el aire y veía todo borroso, pero eso no me impedía enfurecerme por como tocaban a Eris

—¡Suel... Tala! — me puse de pie como pude, pero uno de los guardaespaldas golpeó mi pierna y me hizo caer otra vez.

—Oh, ¿y qué harás? — con una de sus miradas más aterradoras y una sonrisa que jamás olvidaré, sacó un arma, apuntando directamente a Eris — ¿impediras que la mate?

—¿Qué...? ¡No, no! ¡No te atrevas a hacer eso, Rika!

—Mierda, mierda — Eris volvió a forcejear, pero uno de los hombres colocó su mano en su hombro y la obligó a sentarse en el suelo

—¡Si te atreves a tocarla...! — el aturdimiento se empezaba a ir por la repentina ola de adrenalina y miedo que me había causado ver a Rika con una arma

—¿Si me atrevo? Oh Saeran, a este punto debes saber de lo que soy capaz — volvió a sonreír de oreja a oreja, luego volvió a apuntar a Eris con esa arma, presionando ligeramente el gatillo — Pero tienes una opción, una manera de evitar que ella muera. Ya sabes a que me refiero...

—Saeran, no, no lo hagas — Eris enseguida intervino — ¡Sabes que te quiere devuelta y te hará beber esa cosa, no quiero que te vuelva a hacer lo mismo de antes!

—¡Cállate! — en un ataque de ira, Rika disparó. El grito de Eris y la sangre saliendo de su pierna hizo que mis cinco sentidos volvieran en mi ; mi sangre comenzó a hervir y me levanté de golpe . Uno de los guardaespaldas me atrapó contra su pecho y por más fuerza que ejercía, no me podía liberar

—¡MALDITA LOCA, TE MATARÉ SI LA VUELVES A TOCAR!

—¿Tocar? Solo le disparé... ~ — su carcajada llenó la cocina, cada vez que reía, algo en mi se rompía y me desquiciaba, únicamente el que me mantenía al margen de no matarla en este momento era el estúpido guardaespaldas — Te dije que me obedecieras, si fueras un niño bueno esto no hubiera pasado.

—Agh.... S-Saeran... N-No le hagas caso — aún con la pierna desangrándose y un terrible dolor, Eris seguía preocupada por mi; no entiendo... No lo entiendo

—No puedo... ¡No puedo dejar que te siga haciendo daño! — golpee con fuerza el brazo del tipo, y aunque soltó un quejido, no me soltó — ¡Maldita sea!

¿Qué debería hacer? ¿Qué hago? Luciel aún no llega y esto se nos había salido de las manos, nunca espere que tuviera un arma con ella y que.. Me amenazaria así.

—Solo tengo que volver, ¿no?

—Sería lindo si fuera así de fácil, querido — Rika bajó su arma y soltó una risita — Podrías escapar como la última vez y no queremos eso, ¿verdad?

—¡S-Saeran, no... ! — Eris dejó de luchar, su piel estaba realmente pálida y apenas podía conservar los ojos abiertos

—Confía en mi, todo estará bien — le sonreí ligeramente a ella, quería calmarla, pero en el fondo, sabía que todo iba mal y que las opciones se me acababan

—Este elixir es más potente, el anterior que te di aun era una prueba, pero este es el correcto, no tienen ningún error... Es perfecto.

Se acercó a la mesa, tomó un frasco con el tan conocido líquido celeste y me lo puso frente al rostro. El líquido se mecía de un lado al otro, brillando por la luz del lugar y mareandome de solo pensar en que volvería a beber eso.

—Esta es tu única opción, Saeran — destapó el frasco y con su mano libre sujetó mi mentón — No tienes más salvación

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