¿Nueva Integrante?
—¡La cena esta lista! — escuche una irritante voz entrando a la habitación
—Lárgate, no quiero comer... — solté un jadeo y giré mi cuerpo, dándole la espalda a la niña
—Debes de comer, no tienes nada en el estómago — la niña colocó sus brazos en su cintura, formando una "jarra" y frunció el ceño — ¡Debo cuidarte Saeran!
—Agh... — volví a gruñir y rodé los ojos — Bien, pero si no me gusta me iré a dormir.
—¡Si! ¡Te prometo que te gustará! — gritó de alegría y esos gritos me obligaron a levantarme
—Solo cierra la boca, ¿si? — comenté y rodé los ojos.
Esa niña tenía un don para hacerme irritar; definitivamente lo sacó de Saeyoung.
—¿No tienes que dormir o algo así? — coloqué una mano en mi cabello y lo revolvi un poco, cerré un ojo y con el otro miré a la niña mientras caminaba hasta ella.
—¿Eh? ¡Apenas son las 7, mi papá se duerme muy tarde! Siempre está trabajando o jugando con mamá
—Si, pero es porque él es... ¿Jugando con tu mamá?
—¡Si! Siempre juegan pero nunca me dicen a que.. Parecen divertirse siempre — infló las mejillas y frunció el ceño ligeramente
Esta niña era muy inocente, será mejor no decir nada de eso. No soy tan malo...
—Ya... Vamos abajo — murmure y posteriormente bajé.
Aunque mi habitación era un asco, estaba llena de computadoras y tenía mucha ropa tirada por ahí, prefería estar en ella ya que me era más cómoda que estar con esa niña...
Yo, comencé a bajar la escalera de dos en dos, mientras que la niña bajaba una por una pues esta tenía piernas cortas, ¿Porqué son así de inútiles los niños?
Ambos bajamos al comedor y ahí se encontraba esa chica que ahora llevaba el pelo suelto y parecía admirar su comida con orgullo.
—¡Por fin bajas Dormilón! — dijo esta con demasiada alegría.
Eso causó un grito interno por mi parte - demasiada alegría para mi - provocando que pusiera una cara de asco.
—Espero que valga la pena — murmure molesto y me senté en el lado contrario a ella.
La niña y ella se sentaron juntas mientras que yo me senté solo. Me crucé de brazos y estiré mis piernas por debajo de la mesa, marcando mi "territorio " y abarcando todo ese espacio para mí solo.
—¡Coman! No quiero que se enfríe la comida — dijo y tomó un tenedor con el que dio el primer bocado a su comida
La niña hizo lo mismo y sus mejillas se inflaron, luego sonrió de oreja a oreja y asintió.
—¡Si, está riquísimo! — gritó y comenzó a dar saltitos en su asiento.
Yo volví a rodar los ojos y le di un bocado a este tras unos minutos. No podía negar que estaba rico, mis ojos habían brillado por un leve segundo por lo rico que que estaba pero no se los diría.
—¿Te gustó? — comentó la chica — Lo puedo ver en tu expresión
—¿Qué? — alcé una ceja y trague el bocado que tenía en la boca
—Soy buena leyendo las expresiones de las personas, se que te gustó; de nada — soltó una risita y volvió a lo suyo.
Que extraño... ¿Quizás me estoy volviendo malo en aparentar? Creo que ser de los buenos me está afectando.
—Eris, ahora eres como se la familia, ¿no? — la niña miró a la chica con una sonrisa esperanzadora, como si eso se pudiera hacer así de fácil
—¿Familia, eh? — murmuró aquella mujer con ojos perdidos y una pequeña sonrisa — Bueno, jamás he tenido una, pero suena lindo. ¿Qué opinas, Dormilón?
¿Familia? Yo jamás tuve una, no así de fácil. ¿Porqué una completa extraña tendría aquel derecho que yo no tuve?
Mi madre era una desquiciada que solo nos tenía por el dinero que conseguía de ese maldito corrupto. Aquel hombre nos quiso asesinar para ocultar todos sus actos sucios y Saeyoung... Me había abandonado; aún no lo perdono por eso, aunque ahora esté con él..
Me levanté de golpe y apreté los puños.
Ella no podía tener ese derecho, una persona normal que no conocía el dolor ni la tragedia.
—¡No, no puedes ni serás de aquí, ¿entiendes?! Además, ¿¡Qué con ese apodo!?
—Bueno, crei que te gustaría... — murmuró y se rascó la nuca.
—¡Claro que no me gusta, nada de ti me gusta! — respondí y encaje las uñas en el mantel de la mesa
¡No tenía derecho!
—¿Entonces... Viejo? — alzó una ceja y colocó la punta de su dedo en su barbilla, pensando.
—¡No! No me gusta, ¡nada me gusta!
—¿Y porqué? — me miró a los ojos. Ese gesto me enfureció más pero a la vez me puso nervioso, aquella mirada...
—¡No lo sé! — volví a gritar y solté un gruñido — ¡Lárgate!
—¿Qué? — por un momento, se puso seria — Era solo una broma, no quería que...
—¡Fuera! — le ordené y señalé la salida con mi dedo de manera ruda.
—Lo siento... No quise molestar. Me iré enseguida — dicho eso, tomó su bolso, se levantó y fue hacia la puerta.
La habitación quedó en silencio unos segundos, el único sonido que hubo fue el de la puerta cerrándose.
Mi ira fue bajando poco a poco, bajé la mirada lentamente.
—¿¡Qué hiciste Saeran!? — la voz de esa niña hizo que levantara la mirada ; yo lo miré confundido — ¿¡Porqué le dijiste esas cosas a Eris!? ¡Te... Te odio Saeran!
Sus lágrimas comenzaron a salir mientras ella fruncia el ceño. Esa expresión me recordó a su madre, la primera y única persona a la que había amado y ahora un sentimiento de culpa me revolvía el estómago
—Niña, hay cosas que... — mis labios se cerraron de golpe, ¿qué le podría decir en estos momentos?
—¡Te odio! —hizo una pausa y luego continuó — ¡Si tu no quieres a Eris, me iré con ella!
Hizo hacia atrás la silla y de un salto bajó de esta. Luego, con toda la ira del mundo, corrió hacia la puerta y salió por esta, dándole un fuerte golpe cuando cerró.
Había quedado solo...
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