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¿Fiesta?

Como había dicho la mujer, le hicimos una fiesta a Lucy; una en la cual el tema principal eran las princesas . Todas las niñas les gustaba ese tema, uno muy cliché pero no podía hacer nada al respecto.

La fiesta se llevó a cabo en el jardín, y todos los gastos habían corrido por cuenta de Luciel y su magnífica tarjeta dorada; espero no se moleste si me excedí con los gastos.

Pero los peor de todo no era solo eso, si no que.. Debíamos vestirnos según la ocasión. Lucy, obviamente era una princesa, Eris era otra princesa y yo el "príncipe".

—¡Mira que hay aquí! — gritó Eris al ver un traje viejo en mi armario — Perfecto para la ocasión, ¿no crees?

Entre las cajas llenas de polvo, ella había encontrado un viejo traje; recuerdo perfectamente la historia de este. Ese traje lo solía usar cuando estaba en Magenta, un traje que a Rika le gustaba que usara pero después de mi cambio, dejé de usarlo.

Maldije, ¿enserio debía usarlo?

—Es muy lindo, ¿Acaso usabas esto antes ~? — la mujer me miró de reojo, con una sonrisa burlona a la que odie con toda mi alma.

Mis mejillas se sonrojaron y rápidamente frunci el ceño como una manera de auto defensa. Apreté los puños y luego me crucé de brazos

—¿Y q-que si lo hice? — mi voz tartamudeó, ¿¡porqué estar cerca de ella me hace sentirme así!?

—Seguro te verías muy lindo, ¿Puedes ponértelo por mi ~? — se levantó, se limpió la suciedad del pantalón y me entregó el traje.

—¡No lo haré! — grité, retrocediendo unos cuantos pasos.

—¡Eso fue una orden, no una pregunta! — volvió a reír de oreja a oreja. Se abalanzó sobre mí, intentando quitarme la chamarra y posteriormente la camiseta.

Estaba a punto de lograrlo, cuando la puerta de mi habitación se abrió; era Lucy que ya estaba vestida para la ocasión, con su brillante y chillón vestido rosa de princesa.

—¿Mh? ¿Qué están haciendo tío Saeran y Eris? — ella sostenía una varita con la cual nos señaló cuando hizo aquella pregunta

—¡S-Sal de aquí, Lucy! — le grité semi desnudo, la maldita mujer me había levantado la camiseta y ahora estaba encima mío

—¿Pero porqué? ¡Oh, están jugando como mamá y papá! ¿Verdad, verdad? — comenzó a dar saltitos de alegría

—¿J-Jugar...? — repitió la chica, con las mejillas rojas. Ella aflojó el agarre y aproveché esto para bajarla de mi y levantarme. Me acomodé la ropa y la miré de reojo

—¡Y-Ya me vestiré yo solo, pero deben irse de aquí, ahora! — la mujer y Lucy me hicieron caso, sin reproches y salieron de mi habitación.

Tras un minuto de silencio y tranquilidad, pensé en lo ocurrido. Maldición, mi corazón late a mil por hora por culpa de esa mujer.

No podía hacerlas esperar más, tenía que vestirme y salir rápido a la fiesta... Así podría terminar con este sufrimiento rápido.

Me vestí con aquel viejo atuendo, lo detestaba, detestaba aquellos recuerdos que tenía de aquellos tiempos. Al terminar, me vi al espejo; el reflejo de Ray apareció, ¿Enserio era así de débil? No... No puedo volver a ser eso.

—¡Tío Saeran! ¿Ya estás listo? — Lucy tocó la puerta, sentí un alivio al escuchar su voz y no seguir pensando en el pasado.

—¡Ya voy! — grité. Me acomodé el saco una última vez y salí de la habitación.

Lucy estaba ahí, esperando inquieta a que saliera. Al verme, ella sonrió y comenzó a dar saltitos, extendiendo sus brazos hacia mí para que la cargara

—¡Estás genial, te ves como un príncipe, Tío Saeran! —la cargué en mis brazos y la llevé escaleras abajo.

No quería decirle nada más, estaba muy avergonzado en ese momento. Pero al bajar, y ver a la otra princesa de la fiesta, me puse más rojo; desde aquel beso que me había dado ella, mi corazón parecía ser taquicardico, ya que no paraba de latir fuertemente cuando la veía, ¿era solo por el beso o algo más? La última vez que sentí mi corazón así fue con ella... Además, el familiar sabor de sus labios me tenía algo inquieto, aún no recordaba de dónde era.

—¿Eris? ¡Te ves hermosa! — gritó Lucy, queriendo bajarse de mis brazos. La bajé y ella enseguida corrió a la chica. Ella vestía de un vestido color  violeta-rosacio que hacía juego con mi ropa, ¿lo hizo apropósito?

—Muchas gracias, mi princesa — respondió con una suave voz. Poco después la cargó en sus brazos y se acercó a mí —. Nada mal, niño emo

Pese a que se veía como princesa, con un lindo vestido y tiara, seguía teniendo aquella lengua filosa. Yo frunci el ceño, quería quitarle a Lucy de los brazos pero no era buen momento, ya que ella estaba viendo y tocando el collar que ella llevaba

—Tu te ves igual de fea que siempre — respondí, mirando a otro lado y con los brazos cruzados.

Era mentira, se veía muy hermosa.

—Bien, ¿qué les parece ir a fuera? Los niños están llegando — respondió mientras reía un poco, como si hubiera visto a través de mi mentira.

Llevó a Lucy a fuera, y yo las seguí. Había un castillo inflable, una mesa de postre, globos, un show, etc. Y como había dicho la chica, los amigos de Lucy ya estaban llegando.

Uno de ellos se acercó a Lucy, con un regalo en manos y una sonrisa en los labios. Ella se bajó de los brazos de Eris y se sonrojó al ver al chico.

—¡T-Toma! Espero te guste — murmuró con vergüenza el niño y le entregó el regalo.

Antes de que Lucy lo tomara, yo se lo arrebaté y miré furioso al niño.

—Luego se lo daré, ahora vete — lo fulmine con la mirada para que así se fuera lo más rápido posible

Él lo hizo, Lucy me miró furiosa, se cruzó de brazos y arrugó la nariz. Mientras tanto, Eris no paraba de reír.

—¡¿Porqué hiciste eso tío?! — gritó, furiosa

—¡No necesitaba darte el regalo aqui! Además ese niño no me cae bien

—¡Apenas lo conoces! — volvió a gritar. En ese momento, la mujer la levantó y cargó entre sus brazos.

—Vamos, tu tío está celoso. Cree que ese niño le quitará a su preciada Lucy — acarició el cabello de la niña y Lucy suspiró

—¡N-No debe estar celoso! Jamás cambiaría a mi tío — sus palabras me pusieron nervioso, a lo que me sonroje

—E-Esta bien — murmure soltando un suspiro. Poco después, Lucy se bajó de los brazos de ella y se fue a jugar con sus amigos

—Tu pareces más su padre — ella soltó una risita y se acercó a mi

—¡¿Y q-que?! Ese imbécil está de vacaciones con su... Esposa — me costaba decir esa palabra —. Así que debo cuidarla, ¿algún problema?

—No, para nada — respondió con una sonrisa —. Fue tierno de tu parte.

Dicho eso, tomó el regalo de mis manos y se dio media vuelta. Ella había ido por unas bebidas a la mesa de postres. Habíamos decidido servir ponche por lo que pronto ella volvió con dos vasos de esta bebida.

—Toma, un brindis por ser un buen "padre" — dijo, entregandome uno de estos.

—No era necesario hacer esto — respondí algo molesto pero igualmente tomé la bebida.

Poco después, ambos tomamos un sorbo de ponche. Ella sonrió y señaló a Lucy

—Iré a ver como está la niña, ¿si? — levantó el vestido con su mano libre para no arrastrarlo y se fue caminando
hacia Lucy

Una pequeña sonrisa escapó de mis labios, ¿Porqué? Es extraño, siento como si ya no estuviera tan molesto con ella...

Di otro sorbo a la bebida y me fui a sentar a una silla que estaba lejos de todo el bullicio. Suspire, pues me sentía algo fastidiado y mareado por todos los gritos de los niños.

—Agh... Mi cabeza... — odiaba el grito de los niños, era muy molesto y ruidoso —. Tengo que... Irme de aquí...

Dejé el vaso en el suelo y me adentré a la casa. Ahí, el ruido era menos, más tranquilo y donde podía descansar mi cabeza.

Era normal para mí tener dolores de cabeza, todo el día en la computadora era malo pero... Hace mucho no tenía un dolor tan fuerte como este; sentía que el cerebro se quería salir de mi cabeza, apenas podía tener abiertos los ojos ya que esta migraña era horrible.

—¿Estás bien..? — la chica estaba delante mio, con un vaso en su mano derecha y con la izquierda seguía sujetando el vestido para no arrastrarlo

—¿Crees que estoy bien? — frunci el ceño y me dejé caer en el suave y cómodo sofá

—Por eso pregunté — respondió mientras inflaba las mejillas y se sentaba a mi lado —. Ven, toma un poco, quizás te duela menos la cabeza — me entregó el vaso. No opuse resistencia así que rápidamente le di un sorbo.

—Agh.. — soltó un quejido al terminar se beber y puse mi mano en mi frente —. La cabeza me está matando..

—Saeran... Tranquilo, no me iré hasta que te sientas mejor, ¿si?

—¿Porqué? ¿Porqué quieres estar con una basura como yo...? — aquellas palabras habían salido de mi boca sin si quería pensarlo.

—¿Eh? Saeran, no te digas basura

—Tu eres de los pocos que se han preocupado por mi, ¿sabes? Había alguien a quien aprecié mucho... — ¿Porqué le contaba esto?

Ella se quedó en silencio, no se si era porque quería prestar atención a mi historia o porque no sabía que decir en ese momento.

—Pero ella decidió irse a lado de otra persona, ¿y donde me deja eso a mi? Como niñero de su hija...

—Saeran, yo...

—Y ahora debo soportar verlos feliz cada segundo de cada maldito día — las lágrimas salieron de mis ojos sin previo aviso, yo solo pude reír y cubrirme la cara —. Jamás podré ser feliz ¿verdad? Siempre... He estado solo, desde pequeño, mis padres... Mi hermano... Ahora ella..

—Saeran...

—No se porque te estoy contando esto, creo que estoy loco, ¿tu crees que estoy loco? — volví a reír, las lágrimas seguían cayendo

—No, yo te entiendo — respondió, apartando mis dos manos de mi rostro y tomándolas con firmeza —. Algo así he vivido también. Fui huérfana, una linda mujer me adoptó y me enseñó: el mundo de afuera es cruel, solo aquí estarás a salvo. Y fue así, es por eso que le soy fiel a ella, ella me salvó

—Yo... No tenía idea, lo lamento — respondí, viéndola con ojos llorosos aun —. Es muy... Triste, tu.. Yo... Todo.

—Somos muy tristes, ambos... — respondió con una pequeña sonrisa, una verdadera.

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