¿Cita?
Ese día, Eris me pidió hablar con ella, en privado.
—¿Qué quieres? — le pregunté, cruzandome de brazos y suspirando un poco. Mi corazón seguía latiendo como loco por lo que solo podía disimularlo frunciendo el ceño.
Eris, que hasta hace poco estaba sentada en el comedor de la cocina, se levantó con una sonrisa - una bella sonrisa a la que pronto me acostumbraria - y se acercó a mi.
—¿Qué te parece salir conmigo un rato...? — su voz sonaba algo lejana, preocupada por algo
—¿S-Salir...? — repetí, con la cara algo roja — Esta bien, solo debo decirle a Lucy y...
—¡No! — me interrumpió rápidamente, levantando las manos. Sonrió nerviosa y luego se acercó más a mi — Solo tu y yo, a solas en una cita
—¿Cita? — esta vez mi corazón no pudo y comenzó a latir como loco. ¡Me había pedido una cita!
—Si, quiero hablar contigo a solas. Y no creo que Lucy quiera interrumpirnos, ¿verdad? — miró por encima de mi hombro, yo me di media vuelta y vi a la niña detrás del marco de la puerta
Ella estaba escuchando nuestra conversación con una sonrisa maliciosa
—¡Por supuesto! Ustedes pueden ir a donde quieran, ¡yo me quedaré aquí! — respondió. Se acercó a nosotros y me empujó hacia Eris — ¡por favor tío Saeran, ve!
—B-Bien... Lo haré porque no dejaran de insistir — miré a otro lado con la cara roja y frunciendo el ceño.
Ambas chocaron los cinco, contentas de su cometido. Mientras que yo pensaba en que se hacía durante las citas; la única que había tenido era una con "ella" pero claro, tenerla atada en contra de su voluntad no era una cita del todo...
Mientras esperaba a que Eris se vistiera para la ocasión, yo me fui a "arreglar". Subí las escaleras a mi habitación y busqué entre la poca ropa que tenía, ¿que podía usar para una "cita"? Poco después me decidí por una camiseta cualquiera y me vi al espejo. Estaba nervioso, ansioso, con miedo.
Pero.. Una sonrisa estaba en mi rostro, junto a eso, un brillo en mis ojos que me hacía dudar si ese en verdad era mi reflejo. También, el color natural de mi cabello se podía ver a cachos. Era como si volviera a ser aquel niño que había dejado atrás hace mucho tiempo.
Una hora después, ambos salimos de la casa, dejando a Lucy sola en la casa. Eris ya estaba arreglada y lista para la ocasión, mientras que yo vestía solo una camiseta blanca que cubría mis tatuajes.
En cambio Eris, vestía de un vestido que le llegaba hasta los muslos y zapatos cómodos. También se había maquillado y arreglado el cabello; se veía hermosa.
—¿A dónde iremos? — pregunté, metiendo las manos en mis bolsillos.
—Por ahí — acercó sus manos a mi mano derecha y me obligó a sacarla. Luego tomó mi mano, y caminamos tomados de la mano, como una pareja.
—¿Por ahí? Esa no es una respuesta — intenté fruncir el ceño pero igual estaba sonrojado por su acción
No me resistí mucho, así que solo le tomé la mano con firmeza y miré hacia delante, evitando ver su sonrisa burlona
—Es divertido ir por la vida sin pensarlo mucho, sin preocuparse de nada...
—Es absurdo — ella me volteó a ver algo sorprendida
—¿Porqué? ¿No crees que la vida debería ser así?
—Es absurdo pensar que alguna vez debió haber sido así, nada funcionaria. Debes hacerlo por ti misma, no esperar nada de los demás...
—Así es como he vivido toda mi vida, preocupada. Solo quiero descansar...
—Hm.. Podrías descansar conmigo — ¿Porqué dije eso?
—¿Contigo? Eso suena lindo, me gusta.. — la miré, ella estaba sonriendo
—Descansar.... También sería bueno para mi
—Si, quizás así dejes esas ojeras y cara de emo
—¿¡Qué!? — solté su mano y frunci el ceño
—Ups — se alejó un poco de mi y se dio media vuelta mientras seguía avanzando hacia atrás —. Perdón, niño emo
—Maldita loca... — gruñi con una sonrisa en mis labios
¿Esto era una cita?
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