025
Al parecer, desde que estoy aquí he adquirido la tendencia de buscar el peligro o de ignorarlo. Mi teoría es que, al crecer en un país que está en "paz", mi cerebro no se ha hecho a la idea de que estoy en un mundo donde el asesinato no es un crimen... No en todos los casos al menos.
Por ello, abrí mi boca y dije de forma imprudente:
— Pero usted no tiene aroma.
El silencio se abrió ante nosotros como si hubiese entrado por la puerta y se instaló con comodidad cerca de nosotros por un par de minutos en los que los ojos del emperador no me soltaron.
— Y por ello es la mejor opción.
Esa fue la voz de Hoseok hablando, a quien decidí mirar con confusión ante sus palabras.
— Mi hermano no posee aroma, pero sigue siendo un alfa: al morderte generará un lazo "falso", que será suficiente para activar a tu lobo. O, en este caso, intentar encontrarlo de nuevo.
— Pero yo no quiero que él me muerda —solté con cierta frustración, luego me di cuenta que quizá mis palabras serían ofensivas así que miré al emperador—. Espero no haberlo ofendido, solo no quiero que nadie me muerda. Y usted también está prometido al príncipe Kunwoo, ¿no sería esto faltar a su palabra?
— Taehyung... —Hoseok dijo con cierta preocupación, quizá por la expresión neutra del emperador.
La cual no podía dejar de ver. Comprensible que estuviera asustado: no podía descifrar sus pensamientos o emociones.
— Mi prometido entenderá la decisión que he tomado —fue la elección de sus palabras—. Sobre todo si se trata de salvar inocentes: te necesito vivo, pero también cuerdo.
— Esto es lo mejor que podemos hacer, Taehyung —Hoseok intervino de nuevo y, ahora, sí lo miré—. Por ahora, tú tampoco tienes aroma, así que mi hermano tampoco formará un vínculo real contigo.
— ¿Eso significa que él no podrá entrar en mi cabeza ni yo en la suya?
— ¿Qué ocultas que te aterra que yo pueda averiguarlo, Kim Taehyung? —Jungkook se acercó a mí con pasos decididos, con un aura fuerte, pero yo no bajé mi mirada.
Me sorprendía esta acción, no me reconocía porque yo nunca podría sostenerle la mirada a mi padre. Estoy seguro que es porque no tengo sentimientos hacia este hombre; si se decepciona de mí, si me odia o si deseara matarme, me da igual. Mi padre, por otro lado....
— ¿Usted estaría tranquilo sabiendo que yo podría saber todo sobre usted? —cuestioné.
— Jungkook —Hoseok murmuró—. Creo que la preocupación de Taehyung es por completo válida, no creo que esté ocultando algo oscuro. Es solo un joven omega que ha pasado por mucho y recuerda que hace poco fue traicionado por esa mujer...
Algo brilló en la mirada del emperador, quizá compasión o comprensión. No lo sé, pero asintió antes de poner una mano sobre mi hombro derecho.
— No estarás en mi cabeza, ni yo en la tuya —me aseguró—. Inclina tu cuello.
Miré a Hoseok solo un segundo, para recibir un leve asentimiento de cabeza y miré al emperador de nuevo. ¿En realidad estoy haciendo esto? Sin embargo, recordé la pesadez en mi pecho y esa horrenda sensación de soledad que incluso ahora seguía presente, lo que fue suficiente para que yo inclinara mi cuello antes de seguir pensando en el resto de consecuencias tras esta decisión, solo buscando alivio.
Casi en cámara lenta, el emperador Jeon Jungkook inclinó su rostro hacia mi cuello. Mantuve mis ojos abiertos, porque si los cerraba, las sensaciones se ampliarían y yo no estaba dispuesto a ello. Muchas gracias.
Sentí su respiración cosquilleando en mi cuello, luego escuché sus labios abrirse y fijé mi mirada en Hoseok quien quizá estaba absorto en lo que su hermano me haría en lugar de mirarme a mí. La saliva llegó primero y di un pequeño brinco porque no esperaba la lengua de Jungkook ahí. Trazó una línea recta, yo estaba a un segundo de apartarme ante esa sensación cuando sentí sus colmillos rompiendo mi piel.
Putamente doloroso.
Solté un chillido muy raro, muy agudo. Cosa de omegas, supongo.
Cuando iba a dar un paso atrás, el emperador me sujetó por los brazos y me mantuvo en mi lugar. Solté otro chillido mientras el dolor se expandía por el resto de mi cuerpo, sintiendo la sangre salir de la herida, así que clavé mis uñas en sus hombros y apreté lo más fuerte que pude esperando que le doliera.
En cuanto sacó los dientes, su lengua otra vez salió al encuentro de mi herida. Estuve a punto de protestar ante aquello, pero luego me descubrí a mí mismo inclinando todo mi cuerpo hacia el emperador y frotando mi frente contra su mejilla. La fuerza en mis manos se calmó y rodeé su cuello.
Ya no me sentía solo.
Entonces, solté un quejido de alivio al cerrar mis ojos.
Jungkook se separó con suavidad de mí, pero no me soltó los brazos o yo su cuello y cuando abrí los ojos, su mirada estaba líquida.
— ¿Cómo te sientes?
— Muy omega —respondí.
— Jamás he sido un omega, por lo que no sé a qué te refieres.
Yo no estaría tan seguro de la primera parte de esa oración: este hombre pertenece a un cómic gay y tiene un fandom detrás de él, estoy 100% seguro que habrá más de un fanfic donde sea un omega y su alfa sea o Kunwoo o T/N.
Tampoco culpo al fandom, ¿quién no quisiera preñar a este hombre?
— Me siento bien, ya no me siento solo. Nunca me dijeron que dolía tanto.
— Bueno, eso suele ignorarse —Hoseok dice, entrando a la conversación— porque la mordida suele ejecutarse durante el apareamiento, así que el orgasmo suele anestesiar el dolor.
Asentí ante ello y apoyé mi cabeza en el hombro del emperador.
Se sentía tan correcto.
— Vamos a curar la herida, ¿sí? —Hoseok dijo, acercándose a mí.
— No, por favor —me quejé, aferrándome más—. Estoy bien así, solo... Solo un ratito más... Solo...
¿Qué?
Me aparté del emperador en un brinco y los miré a ambos.
— ¿Qué es esto? —me quejé.
— Está bien, Taehyung —el príncipe me sonrió—. Es un lazo falso, pero lazo al fin y al cabo.
— Pero dijiste que no estaría en mi cabeza... —ataqué.
— Él no estaría en tu cabeza porque no puede decidir eso, pero tú sí.
Miré a mi al-. Al emperador. El emperador. El emperador estaba mirándome también, pero estaba sonriendo y pude observar como había un poco de sangre en uno de sus colmillos. Había diversión en sus ojos. Se estaba burlando de mí y de mi fuerza de voluntad.
— Vas a quedarte en este edificio y vas a seguir entrenando conmigo —de pronto dijo—. El lazo no durará más de un mes, por lo que, para evitar una segunda mordida y lograr que tu lobo regrese, pasarás tiempo conmigo.
— ¿Como su esclavo? —pregunté.
— Como mi omega, sin la parte placentera.
— ¡Hermano! —Hoseok chilló, y de pronto su piel pálida y cansada se tornó roja de vergüenza.
El emperador Jungkook lo ignoró –qué novedad— y dijo en cambio:
— Asegúrate que la herida esté limpia y que preparen una habitación para Taehyung en mi piso —me miró—. Cualquier cambio mínimo que sientas en tu cuerpo, deberás informarlo.
Las vendas estaban manchadas con sangre. Pero no era un color de rojo profundo ni nada por el estilo, era más como un rosa. Y la herida ya no dolía. Brinqué un par de veces en mi asiento mientras Hoseok se dedicaba a curar lo que el emperador me había provocado.
— Ya está —él dijo, y soltó un bostezo.
— Si esto me ayuda a mejorar, descansarás, ¿verdad?
— Aún no tenemos la cura para la píldora. Si esta mordida te ayuda, significa que tendré un margen de tiempo mayor —me miró con una sonrisa agradable—. No te preocupes, Taehyung. En cuanto esta pesadilla acabe, podré dormir todo lo que quiera.
— Pensé que los príncipes no tenían trabajos tan...
— ¿Importantes?
— Extenuantes —corregí—. Siempre pensé que estarían, no lo sé, aprendiendo modales y así...
— Podría haberlo hecho —él comentó—. Es lo que la tradición indicaba, pero en cuanto le dije a Jungkook que estaba aburrido, me apoyó en mi deseo. En cuanto mis hermanos notaron que estaba estudiando más allá de modales y vestir bonito, casi todos tomaron el mismo camino.
— ¿Fue el emperador?
— Sí. Te ves muy sorprendido.
— Es solo que... No creí que él fuera así después de lo que hizo...
— ¿De lo que hizo? —Hoseok frunció el ceño, confundido.
— Sí, ya sabes... El resto de sus hermanos.
Hoseok me miró con indiferencia, y cierta indignación. Se quitó los guantes con lentitud sin apartar su mirada de mí, se puso de pie e indicó la puerta de salida con una sola mano.
— Tu habitación ya está preparada — él dijo, con un tono que nunca le había escuchado—. Momo te llevará ahí.
— No quise...
— Ya sé que no quisiste ofenderme — me interrumpió de forma abrupta—. Pero preferiría que nunca volviéramos a tocar ese tema, ¿entendido?
Asentí, me puse de pie, hice una reverencia y salí de la enfermería. Dicho y hecho, Momo se encontraba fuera esperando por mí y me sonrió con dulzura, lo que acepté con los brazos abiertos y alivio en el alma. No había hecho gran cosa, pero me sentía demasiado cansado. Solo quería echarme en la cama y dormir para siempre.
¿Por este tipo de situaciones pasan? ¿Es acaso una ley?
En todas las historias que he leído o visto de transmigración siempre sucede que el o la protagonista llegan al nuevo universo, mundo o tiempo para enfrentarse a grandes cosas y ser pieza clave en la solución. Un cliché total.
Por otro lado, tiene sentido: ¿qué tipo de historia contarías si tu personaje se fuera a un mundo totalmente distinto a su realidad? ¿Que se volvió oficinista? Por supuesto que se busca contar algo que sea muy extraordinario a la vida cotidiana de un ser humano. Pero yo esperaba ser la excepción al ser alguien real.
El universo solo me odia, supongo.
Cuando entramos a mi nueva habitación en el último piso, solté un suspiro agotado. La buena noticia es que la habitación era más grande, y tenía unas vistas espectaculares. La mala noticia es que no sabía si Payasín podría dar con ella y venir a verme.
Oh... Payasín...
Momo dijo algo antes de retirarse y cerrar la puerta, creo que algo relacionado a guardias, pero no pude escucharla por el martilleo de mi corazón. Corrí hacia el baño en cuanto tuve la oportunidad y arranqué la venda que Hoseok me había colocado.
Jadeé ante la vista.
Era... grotesco y hermoso a la vez. No sé si esa combinación es posible, pero es la única forma en que puedo describirlo. Como Hoseok había dicho: no era profunda, así que las perforaciones de los dientes eran superficiales, pero podía ver a la perfección la forma de cada diente en ella.
La piel había adquirido un tono rosado en medio de la mordida, mientras que cada perforación se encontraba tintada de rojo vino. Por inercia, mi mano se acercó y la acaricié con las puntas de mis dedos, solo para soltar un leve quejido. Dolía, como cuando tocas un moretón.
Los hombros se me hundieron en cuanto pensé de nuevo en Payasín. ¿Me odiaría en cuánto descubriera que permití esto? ¿Entendería que lo hice por mi bien y no intentaría asesinar al emperador?
Dejé caer mi mirada hacia el lavabo, y decidí que todas esas preguntas podría responderlas cuando nos encontraramos de nuevo. Por ahora, solo podía disfrutar de esta libertad: mi pecho ya no dolía, no me atormentaba esa agonizante sensación de soledad y sentía que podía respirar mejor. No me daba temor dormir solo esta noche.
Aunque tampoco hubiese estado mal dormir con el emperador.
Compartimos casi la misma estatura, él siendo con ligereza un poco más alto que yo. Sin embargo, la complexión de su cuerpo era diferente a la mía: yo era alto y delgado por mi vida sedentaria, mientras que él alto y esbelto porque, además de un emperador, es un guerrero.
Y un asesino.
Pero uno muy fuerte y atractivo. Ojalá me hubiese podido quedar entre sus brazos el resto del día, sintiendo la calidez de su figura, las cosquillas de su aliento contra mi cuello y los dientes dando mordiscos por aquí y por allá mientras pistonea dentro de...
— ¡No seas un imbécil! —solté en voz alta, encontrándome de nuevo en el espejo. Mi cara estaba casi al tono de mi cabello y abrí el grifo para echarme agua sobre ella—. No me digas que en serio pensaré en él de esa forma. Todo menos él...
Tomé la toalla más cercana y oculté mi rostro en ella mientras me tragaba la vergüenza.
— ¿Estará pensando él en mí así? —me miré con el ceño fruncido—. ¿O el único débil en esta situación soy yo? —agité mi cabeza en negación—. Ojalá esté soñando conmigo, teniendo las imágenes más sucias de nosotros antes de dormirse, ojalá le quite el poco sueño que logra conciliar, se lo merece.
Sí, que así sea. Ojalá su mente lo torture con una imagen de mí llamándolo por su nombre mientras lo espero de rodillas en su habitación. Ojalá piense que me vería bien debajo de él. ¿Debajo? ¿Qué digo? Mejor arriba para que le duela en el ego saber que un omega lo está usando a su antojo. Sí, eso es mejor.
...
...
Yo, ¿en serio estoy deseándole el mal a alguien con fantasías sexuales de las cuales yo seré la fuente?
Este lugar me está volviendo loco.
Luego de dos meses y un par de días sin actualizar, he vuelto.
En resumen, obtuve un trabajo que me encanta, es muy diferente a lo que me imaginé alguna vez. En plan, me imaginaba en cualquier cosa menos en eso, pero lo estoy disfrutando mucho. Intentaré publicar capitulos semanales pero no prometo nada, espero que hayan tenido bonitos meses en los que no estuve y que el resto del año sea maravilloso.
Los amo abejitas, y gracias por la espera. Espero verlos la otra semana.
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