024
Sentí que el tiempo transcurría como una oruga por la mañana. Nadie me había llamado, tampoco había recibido noticias y lo único que podía pensar era en la documentación que se debió conseguir de la mansión de Ro. Sin embargo, yo seguía aquí encerrado, dando vueltas como un león enjaulado.
Leí algunas anécdotas de Jeon Jungwoo, porque no pude seguir leyendo más acerca de Jungkook. Sentía que un frío sin origen se aferraba a mi cuerpo cada que pensaba en las trece muertes que el emperador había ejecutado en contra de su propia sangre. Y me sorprendía bastante como el reino y sus hermanos ahora confiaran en él.
Recordé lo que Payasín me dijo alguna vez: que no podía dormir tranquilo por las noches. ¿Acaso temía una traición? ¿De su gente? ¿De su familia? Con seguridad, su obsesión con el control debía estar relacionado con la culpabilidad de sus crímenes.
Porque no tenía nombre para ello que crímen.
Su padre, por otra parte, era un hombre fuerte y valiente, y su historia para tomar el reino había sido muy interesante. Resulta que él no era nada más y nada menos que un simple plebeyo, nacido en una familia pobre que sobrevivía, y no vivía.
La ambición, la avaricia o el deseo de superarse no fue lo que llevó a este pobre alfa a tomar un reino, si no el deseo de venganza. Su madre trabajaba como mesera en un burdel: la marca en su cuello era una clara señal para el resto de personas que ella no se acostaría voluntariamente o con deseo con nadie más que su alfa, el padre de Jungwoo.
Su madre era una mujer muy hermosa, los alfas libres soñaban con tenerla, pero por el fuerte aroma que la rodeaba (perteneciente a su compañero de vida) los mantenía a raya, golpeando sus egos.
Sin embargo, aquello no detuvo a un joven insolente, quien era el príncipe heredero de la familia que gobernaba Yathor en ese momento: la familia T'ak. Fue este príncipe T'ak Ilsun que, movido por la belleza de la madre de Jungwoo, forzó a la pobre mujer con su voz de mando y abusó de ella.
Inevitablemente, su semilla dio fruto.
Como mantenía la marca con su alfa, su lobo rechazó al bebé y le provocó un aborto espontáneo. No conforme con herir su dignidad, su integridad, su honor y dejarla embarazada, el príncipe Ilsung temió que sus padres y el pueblo descubrieran su pecado, así que acusó al padre de Jungwoo de traición y lo arrojó al mar con brazos y pies atados a piedras. A su madre, como esposa del traidor, la desnudó y la colgó desde una de las entradas de la fortaleza y ahí la dejó hasta pudrirse.
Jeon Jungwoo observó impotente cómo su familia era ultrajada y solo se había salvado porque su madre lo había empujado a huir en cuanto se llevaron a su padre. Jungwoo escapó hacia Bustoles, un país un poco más pequeño que Otristán y grande fue su suerte al caer en las manos de la princesa del reino Heebon.
Como era su amada, le habló acerca de su tragedia, y Heebon le prometió que ella le daría las armas para obtener su venganza. Heebon era la primera hija, pero al ser una omega no podía reclamar su derecho al trono. Sin embargo, cuando los reyes murieron de formas misteriosas después de un viaje, Heebon tomó a Jungwoo como esposo y le aseguró a su hermana Sunah, la heredera al trono, que si su esposo era aceptado en la familia, se les entregaría un ejército maravilloso a Bustoles.
Y así fue, el ejército entrenó durante diez años en manos de Jungwoo y luego partieron a Yathor, con el único objetivo de tomar la corona. La fortaleza Elden, después de tres años, y la corona cayó en manos de Jeon Jungwoo.
Lo único que pude pensar es que a la familia Jeon los movía la venganza y, posiblemente, el amor.
Pero Jungkook me asustaba más: una cosa es tomar un reino porque ultrajaron y difamaron a tu familia, otra asesinar a tus trece hermanos para tomar un puesto que no te corresponde.
Y si bien ambos eran hombres de armas tomar, Jungkook era alguien a quien no solo respetabas, si no temías. Antes de saber esto, creí que lo conocía por lo que leí del cómic. Ahora, en cambio, no puedo dejar de cuestionarme si ese desarrollo es verdadero. O si solo sucederá cuando el príncipe Kunwoo regrese.
Para ese momento, ¿qué habrá sido de mí?
— Joven Taehyung.
Alcé la vista del libro y miré a Momo entrar con otro par de libros antes de anunciar que el príncipe Hoseok me estaba llamando a su laboratorio.
Me puse de pie muy rápido y la seguí hasta que llegamos al consultorio. Nos abrieron la puerta, pero solo entré yo. Hoseok poseía unas gafas enormes que cubrían parte de su frente y nariz, con lentes oscuros y llevaba unas botas altas.
Se quitó la máscara y mi estómago se retorció cuando me di cuenta de los círculos oscuros y profundos en sus ojos. El príncipe se veía agotado. Su cabello se encontraba un poco grasoso y sus labios pálidos.
— Estoy buscando la cura aún —él me dijo de buenas a primeras—. Sin embargo, mi hermano me comentó algo terrible hoy acerca de la noche que escapaste. Decidí enfocarme en encontrar una forma de ralentizar los efectos de la píldora porque no podemos perder tu cordura, Taehyung.
Asentí ante ello. Dio un par de pasos y me miró.
— No quiero usar medicamentos porque no estoy seguro de que no reaccionen a la píldora y eso podría empeorar la situación.
— ¿Entonces?
— Tengo una hipótesis: cuando entramos en celo, es el momento donde conectamos en su totalidad con nuestro lobo —él me recordó—. Tanto así que les cedemos el control total de la situación. Por nuestra necesidad de aparearnos, buscamos alivio y consuelo en nuestras contrapartes.
Se quedó en silencio, se lamió los labios y torció la boca. Me sentí confundido, no entendiendo a qué quería llegar. Pero un segundo después, recordé la palabra "contraparte".
— Nosotros buscamos alfas... ¿Estás diciendo que necesito un alfa? —exclamé.
Cuando Hoseok no dijo nada, comencé a reírme aún si sabía que podía ofenderle y, por el historial familiar, podría mandar a cortar mi cabeza. Pero era absurdo. Por supuesto que no nací en este universo, pero entiendo a la perfección que para tener un alfa, necesito enamorarme de uno y que clave sus colmillos en mi cuello.
Y sé que la marca no es cualquier cosa.
De hecho, era lo que más me aterraba de este universo: ¿compartir pensamientos y emociones sin barreras con tu pareja? Podría escucharse romántico y todo lo que tú quieras, pero estamos hablando de perder la privacidad de tu mente hasta la muerte.
O, bueno, en la mayoría de los casos, porque el omegaverse podía ser cambiado al gusto del autor. Sin embargo, en mi caso, sé que la autora de Not Cherry Blossoms lo maneja como lo mencioné: abandonar con total voluntad la privacidad de tu mente sabiendo que, si tu pareja muere o te abandona, puedes morir por ello.
Eso significa, que si decides enlazarte con el amor de tu vida, tu salud mental y física dependen de ella y viceversa.
Aterrador.
— Hoseok... No puedo enlazarme con nadie... No hay nadie para ello...
— No, lo entiendo —él aseguró, con una mirada circunspecta—. Y no me refiero a ello. Estuve pensando en toda la situación y me di cuenta de que tu lobo tomó control de la situación por un alfa: Ro.
Oh...
La cagué.
Hoseok y yo no pudimos continuar nuestra charla porque Yubin interrumpió la escena con el anuncio que el emperador Jeon quería vernos a ambos. Ella dijo, y cito textualmente, que "es orden del emperador Jeon que él esté enterado de todo lo que esté relacionado con usted porque no sabemos aún si es una amenaza o un aliado para el país".
Como si yo pudiera matar a alguien. Ni siquiera podía matar una cucaracha voladora, son una asquerosidad total.
Sin embargo, es mi culpa toda esta situación: mi impulso por hacer algo obligó a Payasín a investigar sobre Ro y mi impulso por protegerlo me llevó a mentir acerca de mi lobo, dando entender que maté a un alfa sin saberlo. Ahora, el príncipe Hoseok parece tener una esperanza por mi falso testimonio.
Merezco que me encierren en la habitación, de verdad.
Creo, con firmeza, que estoy complicando el caso. Entorpeciendo todo por mis mentiras.
— ¿Supones que la píldora le generó algún tipo de dependencia hacia Ro? —el emperador Jeon dijo.
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo en cuanto dijo eso. ¿Dependencia hacia Ro? Mátame ahora mismo, mejor. Pero, de nuevo, mi culpa.
— Ro le dio la píldora y eso inició el cielo: el lobo de Taehyung debió sentirse muy confundido ante esa extraña y antinatural situación por lo que podría haber generado un pequeño lazo con Ro para calmarse.
— Y así encontró su mansión —el emperador concluyó, meditando las palabras.
Oh, Dios. ¿Qué hice?
Quiero decir, en parte esto me conviene: es una gran base para sustentar mi falso testimonio, pero aún así... Me sentía muy mal por estar engañando a Hoseok.
— Pero Ro no era el único alfa ahí —dijo de pronto.
Mi espalda se puso recta como una flecha y la angustia se apoderó de mi corazón. No podía ser que, después de todo mis esfuerzos y maromas, otra vez los pasos llevaran hacia Payasín. Buda tenía razón cuando dijo que tres cosas no se pueden esconder por mucho tiempo: el sol, la luna y la verdad.
— Es verdad: el asesino —Hoseok murmuró, y me miró—. Con más razón, necesita un alfa.
— Su Gracia, su Majestad —empecé—. No estoy cuestionando su capacidad de razonamiento ni tengo dudas de que desean lo mejor para mí y para el caso, pero no podría enlazarme con un alfa aunque eso implique salvar mi vida.
— Es que no es necesario que te enlaces con uno.
Tanto el emperador y yo lo miramos.
— Mi teoría es que quizá podamos recuperar el lobo de Taehyung, o anclarlo un poco a su mente, mediante el contacto con alfas. La píldora forzó un celo y en ese momento, Taehyung necesitaba aparearse con un alfa.
Mis mejillas ardieron. ¿Puedo regresar a la Tierra, por favor? Seré heterosexual, lo juro.
— No quiero forzarlo a copular con un alfa, pero tal vez sentir los aromas pueda ayudar a su lobo.
Iba a argumentar ante esa idea, pero luego recordé lo mucho que el aroma de Payasín me ayudaba a estabilizarme. Tal vez Hoseok tenía razón y necesitaba olfatear alfas por aquí y por allá.
Eso no quiere decir que la idea sea de mi agrado.
— Hablas de varios alfas, ¿estás seguro que es una buena idea?
— No van a relacionarse de forma íntima, tal vez en algún momento haya algún roce de manos accidental, pero...
— Que un alfa rodee a un omega con su aroma ya es demasiado íntimo, Hoseok —el emperador le recordó.
— Por eso tendrán que ser varios —él argumentó—. No estoy actuando como una celestina: no creo que sea necesario que Taehyung se enamore de un alfa. Ese no es mi asunto o el de la familia real. Lo que quiero decir es que si son varios alfas, Taehyung no generará un lazo hacia alguno y ellos hacia a él tampoco.
— ¿Cuántos alfas?
Genial, ahora tendré un harén.
— No lo sé —Hoseok lo meditó—. Podrían ser los guardias.
— Su Gracia —interrumpí, recibiendo la mirada de ambos—. Perdón por la interrupción y no es que quiera ser grosero o mal agradecido, pero... ¿Puedo hacer una pregunta?
— Claro.
— ¿No será confuso para mi lobo? ¿Tener tantos aromas?
Hoseok se masajeó las sienes luego de asentir. Sentí mucha culpa y compasión por él: yo era la razón por la que estaba tan estresado. Parecía no haber ninguna solución. Los tres meditamos en silencio en busca de alguna hasta que Hoseok volvió a hablar.
— ¿Una mordida?
¿Qué?
— ¿Qué dices? —el emperador frunció el ceño, confundido.
— Una mordida, de un alfa —Hoseok comentó—. No tan profunda, sólo un mordisco para compartir un poco del aroma. Y luego, podemos perfumar alguna prenda con ese mismo aroma y que Taehyung duerma con ello. Eso activará a su lobo, su instinto de anidar.
Guau. Se me había olvidado por completo lo de anidar.
Quise reírme mucho porque no podía imaginarme tomando las prendas de mi "alfa" para rodearme de ellas y retozar de felicidad mientras mi ano lubri-
¡OH POR DIOS!
MI ANO LUBRICA.
¿Cómo había pasado por alto ese insignificante detalle? ¿Se sentirá como la punta de mi pene? ¿O como cuando defeco? Bueno, en realidad, no creo que se sienta como defecar teniendo en cuenta que es materia sólida mientras que lo otro es un fluido corporal. A menos que sea como la diarrea, ¿cuándo fue la última vez que tuve diarrea? Supongo que no arderá como en ese caso, si no más bien...
— Taehyung.
Cierto. El emperador. Hoseok. Anidar. Mordida.
— ¿Sí?
— He dicho que te acerques —el emperador dijo—. Voy a morderte.
Sé que este capítulo se lee como relleno, pero es importante, lo juro. No sé si puedo traer mañana otro capítulo, pero voy a intentarlo, besos.
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