003
¿Acaba este chico decir omega así sin más? ¿Frente a una mujer mayor que seguramente no conoce el concepto?
No. Quizá el concepto sea diferente, quizá en este lugar -país, ciudad, lo que sea- la palabra signifique otra cosa. Sí, eso es.
La mujer tomó mi barbilla, analizando mis expresiones. Yo me quedé de piedra, esperando su veredicto final. Ella niega con suavidad y comenta que no hay indicios de que yo consuma o inhale drogas. El enfermero vuelve a mirarme, frunciendo el ceño, así que decido hablar:
— ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
Lo más seguro, un par de meses. Quiero decir, me estampé contra un muro. Recuerdo a la perfección la sensación de mi rostro impactar contra el volante y la bolsa de aire activándose. Mi frente dolía, como demasiado. Mi nariz también. Ni siquiera podía moverme, dudo mucho que haya pasado tan poco tiempo. Sin embargo, eso sigue sin explicar cómo salí de Corea del Sur. Y por qué.
— Toda la noche —la doctora responde.
¿Qué?
— ¿La noche? ¿Solo una? —cuestiono.
— Sí —ella dice—. Hyonu te encontró cerca del arroyo, fuera del poblado.
— Estaba buscando hierbas medicinales —Hyonu asegura—. Estabas en medio del campo. Por poco no te veo; la grama estaba muy alta, pero fue tu aroma lo que te salvó. Llevo muchos años viviendo aquí y conozco a la perfección todos los olores allá afuera, así que supe que tenía que checar el lugar.
A lo mejor sí que consumí drogas. A lo mejor esto sea un sueño producto de ello. O quizá ya estoy muerto y este sea el cielo.
— Estabas inconsciente e hirviendo en la fiebre —él añade, y sus siguientes palabras tardan un momento en salir, pero lo hacen—. No pude dejarte ahí: ibas a morir.
— Esto... —miro alrededor—. No es que no les crea, pero yo tuve un accidente de carro.
— Oh —la doctora dice—. Entonces vives en una granja; quizá los animales se volvieron locos y te accidentaron. No tenías ninguna herida, por suerte.
— No, no... Me refiero a un carro, de esos que usan gasolina.
— ¿Carros que usan gasolina? —ella mira a Hyonu, que la mira extrañado también y entonces, me siento estúpido sin razón alguna—. ¿Es ese el medio de transporte que usan en esa tal Corea del Sur?
— Es común en todo el mundo —argumento—. Incluso en las zonas rurales...
— Señora P'i, este omega es extranjero, pero habla nuestro mismo idioma y con nuestro mismo acento. ¿Estará hablando de alguna isla?
— Corea del Sur está en Asia —respondo en lugar de la señora P'i—. Cerca está Corea del Norte, China, Japón...
— Esos países no existen aquí, jovencito —ella me dice.
— Entonces, ¿en qué país me encuentro?
— Yathor.
Yathor.
¿Como Yathor en Not Cherry Blossoms? No, no podría ser...
Pero... Omega. Me ha llamado omega; él huele a chocolate, ella a naranja. Yo realmente no puedo estar en el cómic. Es ridículo, sin sentido, un mal chiste.
— ¡Espera! —la señora P'i dice.
No la escucho; estoy de pie, caminando hacia un espejo que he logrado divisar. Quizá morí y reencarné en el cómic, ¿eso es siquiera posible? Corro al espejo y, entonces, me quedo sin aire:
Soy yo.
En el espejo no hay nadie más que yo reflejado en él. El lunar en mi ojo, mi labio y mi nariz están ahí. Sin embargo, mi cabello ya no es castaño. Es un rosa como algodón de azúcar y se ve demasiado sedoso, demasiado fuerte y demasiado sano. Mi tez es la misma con el mismo tono, pero está muy limpia; cuidada, brillante y con pocas manchas. Y mis colmillos, oh, Dios. Este soy yo, pero me veo y me siento como...
Omega.
Al final, no me encuentro en un hospital. Si no en una residencia, la residencia de la señora P'i.
Luego del impacto del espejo, no pude hacer ni decir nada más con respecto a mi origen. Porque no tenía sentido. Por mucho que lo pensara, no encontraba una respuesta a por qué estoy aquí. Así que me rendí y me decanté por saber más acerca de, al parecer, mi nueva realidad.
Los aromas a flores que sentí al despertar no provienen del todo de los jarrones colocados en la residencia. La señora P'i es una mujer muy noble y amable: si puede ayudar a los de nuestra ¿especie? -omegas- ella lo hace de todo corazón. Según sus palabras, lleva más de una década haciéndolo. Por lo general, busca su lugar de origen y familiares, pero si no hay nada, entonces busca un nuevo lugar en el que puedan quedarse. Iniciar de nuevo. Hyonu fue el primero y ha estado con ella con cada omega que llegue a sus manos.
Hay cuatro omegas más, aparte de... Bueno, aparte de mi. Y ellos son los que huelen a flores, en su mayoría.
No sé cuál es mi aroma. Tampoco quiero saberlo.
Estoy sufriendo una crisis existencial, emocional y de identidad.
Mi cuerpo y mi rostro son míos, y, al mismo tiempo, no lo son.
Por un momento, pensé que esto se trataba de un sueño, pero todo es tan real. Lo que sea que toco, lo siento: su textura, el tamaño, la temperatura. Lo que sea que olfateo, llena mis pulmones. Ni siquiera he probado un bocado, pero sé que esto no es un sueño. No sé qué es lo que puede estar pasando y por qué.
— ¿Tienes hambre? —la señora P'i me pregunta en cuanto se acaba la respuesta a mi pregunta—. Puedo traerte té, y carnes. Estás muy delgado.
Eso es verdad.
Mi cuerpo, además de mi cabello, sufrió otro cambio: estoy más delgado. Hasta cierto punto, tiene sentido para mí. Quiero decir, Hyonu me encontró ayer, pero ¿y si estuviera más tiempo fuera?
— Sí, está bien.
Estamos en el comedor de mi habitación, porque ahora por supuesto que tengo una habitación en la residencia de la señora P'i. La habitación posee un baño personal cerca de la cama y el ropero, después de eso está otra pequeña estancia donde encuentras el comedor con un sofá posicionado en una esquina. También hay un librero. Curiosamente, puedo leer el idioma, a pesar de que no es coreano.
Hyonu, que está sentado al lado de la señora P'i, se pone de pie y desaparece, tal vez para ir por la comida.
— No voy a presionarte, Taehyung —ella dice y su mano se extiende por la mesa para tomar la mía—. No es necesario que pienses en nada ahorita más allá de sentirte mejor. Pero quisiera ayudarte; si me das tu apellido, podría investigar sobre ti, encontrar a tus padres... Lo que sea.
Mi corazón vuelve a sangrar al escuchar "padres". ¿Tengo padres aquí? ¿Habré hecho algo malo y me han echado de casa también? ¿Existe un pasado para mí en este mundo? No quiero saberlo.
Lo que quiero es...
¿Regresar? ¿A qué? ¿Qué voy a hacer en mi realidad?
Pero, ¿qué haré aquí?
— No lo recuerdo —respondí, sin mirarla.
Porque es más fácil para mí esconderme, no enfrentar la realidad. Y, aunque no entienda nada de este mundo, no voy a quedarme tanto tiempo. No lo creo, así que... ¿por qué no simplemente vivir el momento? Como si estuviera durmiendo. Eso es.
— Está bien —la señora P'i dice—. Vamos a ir poco a poco, ¿sí? Puedes quedarte aquí sin problema y por cuánto tiempo lo necesites.
— Muchas gracias, señora —y lo digo en serio.
La señora P'i se retira unos diez minutos después de que Hyonu regrese con una bandeja llena de comida para mí. Él la coloca frente a mí y veo lo que parece ser una tetera con unos pequeños vasos de cerámica. Al lado de la tetera, se encuentran cuatro platos: uno con verduras, otro con arroz, el tercero con carne en jugos y uno más pequeño con algo que se ve sencillo, pero que estará lleno de sabor dulce.
Hyonu toma un vaso y lo llena de un líquido que parece agua, pero estoy seguro que no lo es en lo más mínimo. Él mantiene el silencio mientras extrae unos palillos y me acerca el plato de arroz y carne, junto al vaso.
— Arroz blanco. Y aquí tienes carne de rizana; está fresca, te ayudará a recuperar energías y te alimentará.
Rizana...
— Te traje verduras hervidas para que aproveches todos los nutrientes y té de mango —él toma la tetera para llenar un vaso.
Rizana. Yathor.
Un momento...
— Gracias... Hyonu, uh. ¿Quién...? ¿Quién es el emperador de Yathor?
Hyonu detiene su mano, me mira a los ojos y aguarda. Yo retengo la respiración, porque en realidad no puedo estar en un cómic. Pero todo cuadra: Yathor es el país, soy un omega, no saben qué es Corea del Sur y la rizana es un animal con tres cuernos, sin ojos, grande como una vaca, un pelaje abundante y una larga cola de donde sé que sacan mil platillos más porque es muy deliciosa al parecer.
— El emperador es Jeon Jungkook.
Entonces, comienzo a reír.
En serio, me río a carcajadas. Tanto así que empieza a doler y a llorar, así que intenté detenerme, pero no pude. Por un momento, fui capaz de ver a Hyonu mirarme con vaso en mano, sin decir palabra. Ahora, sigue en silencio, pero soy incapaz de descubrir qué expresión posee porque mis ojos no lo permiten; está todo demasiado borroso.
Tengo que sujetarme la panza con una mano y con la otra la mesa. Comienzo a jadear en cuanto he terminado.
— ¿Qué es gracioso?
Alcé la mirada y tengo que apretar los labios porque mi vida no puede ser más que un chiste. Es una comedia. Es un show; hay cámaras en algún lado, estoy seguro. The Taehyung show.
Entonces, algo me golpea.
— ¡¿Se ha casado el emperador ya?!
No podría haberme perdido ese capítulo. En realidad, ¿cómo funciona el tiempo aquí? ¿Estamos en capítulos atrás o vamos al día?
— El emperador no parece tener intenciones de casarse.
No se han casado. Es un alivio.
El emperador y Kunwoo están comprometidos desde que son unos niños. Kunwoo es el segundo hijo del país Otristan. Eran muy amigos en aquel entonces, por lo que no se opusieron a la idea de contraer matrimonio. Sin embargo, un ataque a Otristan puso en peligro la vida de su hermana mayor: la alfa heredera. Al borde de la muerte, el emperador de Otristan pidió a su esposa y a su hijo, con 16 años, regresar en caso de que la heredera muriera y Kunwoo tuviera que tomar el mandato.
Diez años pasaron, y durante ese tiempo, Jungkook y Kunwoo perdieron comunicación, aunque el compromiso no se había roto por ninguno de los dos lados. Sin embargo, en cuanto la hermana de Kunwoo se repone, él puede regresar a Yathor, para reunirse con su prometido, quien ahora, descubre, es una persona completamente diferente.
Mis labios se fruncen porque, ahora que soy un simple pueblerino, no podré ser espectador de lo que está sucediendo entre ellos.
Así que llevo mi atención a la comida y tomo un poco de rizana para probarla. Ni siquiera tengo que morderla: se deshace en mi boca y es deliciosa.
— ¡Guau! —exclamo en cuanto termino el bocado—. Es sumamente deliciosa.
Y vuelvo a tomar más, y más. También como arroz y un poco de verduras que están blandas y jugosas.
— ¿Eres pobre?
— ¿Qué? —le digo a Hyonu.
— Parece que es la primera vez que pruebas la rizana, ¿eres pobre?
— No lo sé —digo acercando mi mano hacia el vaso.
El té de mango es extraño, pero es dulce y cálido, se siente como un abrazo.
— ¿Seguro que no recuerdas nada?
— En lo absoluto.
Guarda silencio, así que yo alzo la mirada. Él simplemente está ahí, vigilándome. Con certeza, piensa que soy el omega más extraño que han rescatado. Quizá hasta esté arrepintiéndose de haberme recogido.
Sin embargo, ¿qué puedo hacer? Si digo la verdad, serán incapaces de ayudarme a regresar o me creerán loco. Si miento, solo haré que busquen en vano. Prefiero... solo vivir. Tal vez esto sea un sueño, tal vez esté muerto, o tal vez sea mi nueva vida.
No importa, solo sé que no me queda de otra que hacerle frente.
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