Ink miraba de reojo a Lust, quien se mantenía ocupado haciendo sabrá Core qué cosa, pero sus manos no dejaban de moverse en su labor. No sabía qué era; aunque no esperó mucho para descubrirlo.

Colocó sobre su cabeza una corona con flores de muchos colores. Miró hacia arriba, notando algunos de los pétalos sobre su cabeza. Enseguida volteó hacia el de chaleco morado quien sonreía tranquilo, rozando en lo coqueto; tan lindo...

Ink devolvió la sonrisa, pero enseguida se arrepintió y tuvo que echarse ligeramente hacia atrás al notar a Lust más cerca suyo, intentando besarlo. Ah, otra vez. Lo que el pintor menos quería era enamorarse de ese esqueleto, sólo le traería problemas... pero ver su expresión triste sólo le dejaba una salida.

Con cuidado, y asegurándose de que nadie los viera, besó la frente ajena, enseguida apartándose con un arcoíris decorando su rostro; si alguien se enteraba de ello, seguro acusarían a Lust de estarlo engatusando ahora que todos sus problemas se habían terminado hace apenas un año... Y nadie tenía derecho a hablar mal de Lust, menos ahora que la paz reinaba el multiverso.

— ¿Qué pasará con nosotros? —dijo, tomando su mano, el pintor se mantuvo callado acariciando débilmente con su pulgar los falanges ajenos.

— Viviremos eternamente... —sonrió, manchado de sangre. Lust, de igual modo esbozó una sonrisa, dándole un último beso, antes de que el mundo terminara para ellos.

Error miró el polvo en el suelo y se agachó, apretando su pecho.

— Ah, mierda, duele... —se quejó, glitchéandose más, hace tanto que no tenía un alma dentro suyo —¿Es normal que no sienta nada por verlos morir?

— ... con el alma corrupta de mi hermano, probablemente no. Error, ¿qué haremos ahora que Ink se fue...?

El destructor miró a Ccino, inconsciente desde hace rato y con su HP tan bajo que era milagro que siguiera vivo.

Luego, volvió su vista hacia el soñador que estaba sosteniendo su brazo herido.

— Ink se sacrificó por Lust, y yo hago lo mismo por ti... —musitó, desviando la mirada nuevamente y con esto no pudo contemplar el sonrojo del mayor.

— Error... tú... —no pudo terminar. Se quedó callado sonriendo levemente y con profunda melancolía —Sabes que... estaremos juntos en la siguiente vida, ¿verdad? —el contrario se alzó de hombros, viendo cómo todo se caía a pedazos —Error... te prometo, que pase lo que pase, voy a estar contigo...

— Lo sé —soltó cuando el universo fue destruido por el caprichoso ser que los mantenía atrapados, jugando con ellos cual si fueran títeres.

La vida es como un bote... tambalea en el oleaje, según el destino que elegimos...